Lo que deslumbra es la desigualdad Deivit Montealegre Trabajadoras del hogar pasan el domingo en un centro público, Hongkong. Foto: Peter Williams/CMI, 2009. Hay una riqueza financiera que está más allá de todo lo que pensamos, creemos e incluso entendemos, hay un sistema económico que devora vidas y las usa como materia prima de su insaciable apetito de crecimiento y desarrollo desmesurado. Hay un único planeta del que todos somos parte pero del que muy pocos son “dueños”; a decir verdad solamente el 1% de la población. Hay un 99% de nosotros que debemos a ese 1% la calidad de vida que tenemos. Hong Kong una ciudad conocida por su riqueza económica ha sido el lugar donde luego de dos semanas de trabajo intenso en la Ecumenical School on Governance Economics and Management he podido experimentar la mayor desigualdad que alguna vez vi. Esto ya es mucho decir dado que soy Latinoamericano y conozco profundamente las realidades de mi región. Hong Kong encandila con las luces del brillo de la riqueza de sus rascacielos y centros financieros, luces que además descubren doctrina de la desigualdad e inequidad del sistema capitalista y el modelo neoliberal. Aquí el extremo es el centro, no se trata de ricos y pobres, se trata de inequidad, de injusticia económica y de la enferma redistribución de la riqueza. Así, por ejemplo miles de trabajadoras del hogar no pueden permanecer en sus lugares de trabajo el domingo, todas acuden casi de manera simbólica, a los pasillos, calles y parques de los centros financieros que sólo ese día tiene lugar para ellas. Unas duermen, otras caminan, otras simplemente pasan el domingo como parte del mercado de oferta y demanda. El Tao Fong Shan Center y los 20 peregrinos ecuménicos de la justicia y la paz de este proyecto hemos sido parte del proceso de desmitificación de la actual arquitectura económica y financiera. 1 No hay un modelo económico único, no existe tal cosa como la autorregulación del mercado, o la lógica matemática sin error en el cálculo del PBI. La ética del actual sistema económico sigue siendo la misma corrupta maximización de la riqueza y de la utilidad, sin reparo alguno de las consecuencias que eso puede acarrear al equilibrio cultural, político, social, y medioambiental del planeta. Testimonio de lo dicho son las múltiples crisis económicas y sobre todo la última burbuja financiera que dejo millones de personas sin empleo y en la calle, mientras las arcas de los arquitectos de la misma no paraban de crecer. Urge a los teólogos y teólogas, a los y las biblistas y los y las economistas y a todo aquel que desee una vida justa acciones concretas que enfrenten la mutilante arquitectura financiera reinante. La dignidad de la vida no puede ser tomada por el mercado como insumo, por el contrario ésta es el límite de toda avaricia, codicia e inequidad a la que hoy nos expone el actual sistema económico y financiero. Esta entrada de blog en inglés: http://blog.oikoumene.org/posts/what-dazzles-is-inequality 2