Técnicas en A.P. 1/3 Administración parenteral de medicamentos: la vía intradérmica Autores: Carolina Botella Dorta Médico de Familia. C. S. La Laguna-Mercedes. Servicio Canario de la Salud. Actualizada el 20/10/2004. Introducción La vía intradérmica es una de las cuatro vías parenterales que existen para la administración de medicamentos, generalmente anestésicos locales. Es también el acceso que se emplea para la realización de algunas pruebas diagnósticas, como la de Mantoux o las pruebas cutáneas para dirimir si se es alérgico o no a determinadas sustancias. A la hora de administrar una medicación se debe de actuar sistemáticamente, cumpliendo una serie de pasos: • • • • Preparar el material necesario. Preparar la sustancia. Elegir el lugar de inyección. Administrar el medicamento. Preparación del material necesario para la administración intradérmica de sustancias El material que se precisa es el siguiente (para más detalles ver “Administración parenteral de medicamentos: conceptos generales”): • • • • • Antiséptico. Jeringuilla. Se emplean las de 1 ml, pues el volumen que hay que administrar no supera normalmente los 0’3 ml. Agujas. Emplearemos una aguja para cargar la sustancia y otra para inyectarla intradérmicamente (longitud de 9’5-16 mm, calibre de 25-26G y bisel corto). Gasas o algodón. Guantes (no es necesario que sean estériles). Preparación de la sustancia a administrar intradérmicamente Antes de realizar cualquier procedimiento hay que lavarse las manos y enfundarse unos guantes, que en este caso no es preciso que sean estériles. En cuanto a las instrucciones para cargar en la jeringuilla la sustancia que vamos a inyectar, quedan explicadas en “Administración parenteral de medicamentos: conceptos generales”. Elección del lugar de la inyección para la administración intradérmica de sustancias Las zonas en las que se pueden administrar sustancias intradérmicamente son las siguientes: • • • Cara anterior del antebrazo, cuatro traveses de dedo por encima de la flexura de la muñeca y dos traveses de dedo por debajo de la flexura del codo. Es el lugar que se elige con más frecuencia. Cara anterior y superior del tórax, por debajo de las clavículas. Parte superior de la espalda, a la altura de las escápulas. www.fisterra.com Atención Primaria en la Red Técnicas en A.P. 2/3 Fig. 1 Aplicación intradérmica de la sustancia Los pasos a seguir a la hora de ejecutar la inyección intradérmica son los siguientes: • • • • Antes de inyectar el medicamento hay que desinfectar la piel. Para ello se aplica una torunda impregnada de antiséptico en el centro de la zona elegida. Posteriormente y con un movimiento que dibuje una espiral hacia fuera, se abarca un diámetro de unos 5 cm. Con ello “se barre” hacia el exterior los gérmenes de esa zona de la piel, cosa que no conseguiremos si el movimiento que le imprimimos a la torunda es de derecha a izquierda o de arriba abajo. Con la mano no dominante, sujetar la zona de inyección estirando la piel. Coger la jeringa con el pulgar y el índice de la otra mano. Colocar la jeringa de forma que la aguja quede paralela a la piel y con el bisel hacia arriba. Levantar la aguja unos 15-20 grados e insertarla en la piel. Avanzar despacio y paralelamente al tejido cutáneo, de modo que a través de éste podamos ver el bisel (si no es así, es que hemos traspasado la piel y estamos en la zona subcutánea). No hay que introducir toda la aguja, sino solo el bisel y algunos milímetros más. Fig. 2 www.fisterra.com Atención Primaria en la Red Técnicas en A.P. 3/3 Fig. 3 • • • Aspirar muy suavemente (con el fin de no romper la piel) para ver si hemos conectado con un vaso. En caso afirmativo, debemos extraer la aguja y pinchar nuevamente en otro lugar. Inyectar lentamente la sustancia. A medida que la vamos introduciendo, observaremos que la piel se va elevando, formándose una pápula blanquecina. Una vez inyectada toda la sustancia, retirar lentamente la aguja. No se debe masajear la zona. Se puede dejar una gasa en el lugar de punción (que no en la pápula), por si refluye algo de líquido. Para evitar el posible reflujo, a la hora de cargar la sustancia en la jeringuilla podemos añadir 0,1 ml de aire y asegurarnos de que éste queda posterior al líquido a administrar. Así, a la hora de realizar la inyección, el aire forma una burbuja-tapón que impide que salga la sustancia. AGRADECIMIENTOS Por las ilustraciones y su revisión crítica del texto, a Mónica Botella Dorta (Licenciada en Medicina y Cirugía. Profesora de Enseñanza Secundaria del Instituto Los Gladiolos de Santa Cruz de Tenerife). Bibliografía 1. 2. 3. Artieda MC. Inyecciones: intradérmica, intramuscular y subcutánea. En: Arribas JM, Caballero F. Manual de Cirugía Menor y otros Procedimientos en la Consulta del Médico de Familia. Madrid: Merck Sharp & Dohme; 1993. Esteve J, Mitjans J. Enfermería. Técnicas clínicas. Madrid: McGraww-Hill Interamericana; 2002. Perry A, Potter PA. Guía clínica de enfermería. Técnicas y procedimientos básicos. 4ª ed. Madrid: Harcourt Brace; 1998. www.fisterra.com Atención Primaria en la Red