, RELACION DE LA HEROINA POLICARPA SA\LAVARRIETA, SU PRISION y SU MUERTE La relación que va en segUida es un valio~o documento de los O!: :;Ul'OS días de la Independenda, bajo el tétrico viejo Sámano; y es, por su ¡ encillez, ingenuidad ~ frescura, una página preciosa de la fu gaz y bella vida de Policarpa Salavanieta, cuyo 140 v aniversario Sl cumplió el 26 del presente mes. Señores M. Leonidas Scarp'ctta i Saturnino Vergara. Remito a ustedes la relación que nú madre me ha hecho de los acontecimientos que se verüícBron con relación a la heroina policarpa Salabarrieta, su prición i su muerte; i cuyo principio está en contacto con la humilde vida privada de mi madre i alglmos de sus parientes ya muertos, por lo que se resistió por muchos años a trasmitirh a t.erceras personas. Su afmo. i ato. servidor. LORENZO M" LOZANO Bogctá, 20 de Abril de 1875. En setienbr del año de 1809 me casé en Bogotá con Judas Tadeo Lozano, tenía padres i hermano!';, sus parientes i los mios eran TIltmcrosos i todos patriotas. En esa época la idea de emancipación jerl11inaba en muchos de los habitantes de esta ciudad. A pareció el sol radiante i vivificador del glol'Íoso 20 de Julio i una disputa sucitada en la Calle Real entre 10H señores Francisco Morales i el español Llorente dio por resultado que el pueblo se amotinara i concurriera en gran número esa noche a la plaza principal dando por resultado la caída del Virrey. A este movimiento revolucionario concurrieron en su totalidad todos los patriotas notables de la ciudad y los de la clase media del pueblo. Allí estaban mi marido, hermanos i mi suegro don •José Lozano hombre de mayór edad. Vinieron los acontecimientos de los años de ] 812 a 1814 en que se sucito la cuestion Federación i Centralüm1o, i las batallas dadas por los jenerales Nariño i Baraya, la entrada del jeneral Bolívar por tratados desplle de un sangl jento combate en la ciudad. En estoR como bates ocupaba un puesto mi marido, hermano ' i suegro como artilleros voluntarios. Llego la noticia que el jeneral Pablo arribaba 11 la Costa con un ejército i que Sámano in vadía por el Sur. Enllrendieron marcha para este punto los jenerales Nariño i Leiva, los Col'oneles Cansino i José Ignacio Rodriguez con muchos de los comprometidos del año de 1810. El jeneral Bolívar marchó para la Costa. Los primeros emprendieron con éxito la campañ:l. pero el querer tornar a Pasto con una parte del ejército que lleva\"an fueron rechazados i perdidos quedando en los suburbios de esa ciudad muchos muertos cntre ellos mi suegro. LOR que pudieron cscapar llegaron a esta ciudad teniendo unos que salir para los montes i olros ocultan;e, pues yá la ciudad estaba ocupada por el ejército del jeneral Morillo i sus tenientes. Los fusilamientos habían empesado y las per!:lecuciones eran diarias, y el terror tenía sumerjidos a los habitantes de la ciudad en luto i lágrimas. Los patriotas ocultos en los montes resueltos a trabajar por la libertad de la Patria, se pusieron en comunicacion con los que estaban escondidos en la ciudad para formar guerrillas. Entre tantos recuerdo a los Almeidas, Gutiérrez, Morales, Barayas, Rodriguez, Ricaurtes, Arces, Juancho Molano, Vega, Galiano, maestro Liz, Tomás Quevedo, mi comadre Carmen Rodrigues, mi marido i sus hermanos . Por el Norte el coronel Juan José Neira i Rodrigues de Guachetá, en el Sur los Coroneles 390 ©Biblioteca Nacional de Colombia Senderos 19nacio Rodrigues i Olaya, en Tunja los Ruises, los Dulcei en el Socorro, Calvos Salasares en Veles. Los Almeidas formaron su guerrilla después de haberse fugado de las prisiones de San Bal'tolomé ganandose la guardia. Se necesitaba un centro de operaciones que se entendiera con las juntas que se reunían en la ciudad i poderse comunicar con las guerrillas, elijieron mi casa que quedaba en la 511- cuadra de la Carrera de Antioquia, de allí se mandaban las comunicaciones, noticias, recursos i jente para las guerrillas, lo mismo que para Casanare en donde lo jenerales Bolívar i Santander estaban formando el ejército lib ~rtador. Era el año de 1817. Un día recibi cartas de mis compadre Ambrocio Almeida i José Ignacio Rodriguez, el primero se hallaba en Tocai ma enfermo i el segundo en la Meza. Su conte¡Iido era recomendándome a Policarpa Salabanieta, para que la tuviera en c~: ' a que venia de Guaduas donde la perseguían, ésta tenía dos hermanos frailes Agustinos José y José María con quienes yo tenía amistad. me recomendaron a su hermano lo mismo que a un hermanito llamado Bibiano que venía con ella. Poli carpa era joven, i bien parecida, viva, intelijente, su color aperlado; el jóven Bibiano se le parecía, pero era tardon para hacer las cosas. Con la llegada de Policarpa, los trabajos políticos se aceleraron i como ella no era conocida en la ciudad salia i andaba con libertad, facilitaba la correspondencia con las juntas i con las guerrillas. Apareció como auciliar Sabaraín i otros que estaban de soldados por insurjéntes, los po tas eran mas frecuentes, pero las pezquisas i los patíbulos se aumentaban. Al fin supieron que los patriotas tenían juntas i que ausiliaban las guerrillas. Cojieron a Juancho Molano i lo fusilaron porque le descubrieron que era uno de los ausiliadores, fu ·· silaron también a Vega porque le dio una peseta a un desertor para que se fuera. Alarmados los patriotas resolvieron que variaran de casas, distante i de humilde apariencia, me trasladé a otra en la esquina de la calle 6' de la Carrera de Bolivar, dos cuadras abajo de Ejipto. Como las averiguaciones para saber quienes eran los principales ajéntes de los patriotas eran tan activas, al fin descubrieron que era Poli carpa, entonces tomaron todo interés para descubrir su habitación. Sabedores de esto los patriotas que se reunian en casa dejaron de ir, i los unicos que volvieron eran los R.R. P.P. Salabarrieta a llevarles recursos a sus hermano , mi conutdre Cármen Rodrigues una vez que otra i mi compadre J ose Ignacio Rodrigues cuando llegaba ele la Meza que siempre lo hacia de noche. En el ejército de los españoles había un Sarjento de toda su confianza, hombre sagaz, atrevido, sanguinario y constante perseguidor d .~ los patriotas, este era Iglesias á quien habían comisionado para descubrir el escondite ele Policarpa i la prendiera ofreciendole hacerlo oficial. Redoblaron los trabajos por todas partes, pasaron algunos dias sin lograr su objeto sino babel' que Poli carpa tenía un pequeño qu e la acompañaba i que deceaban conocer. Frente a la puerta del Colejio de San Bartolomé habia una tienda especie de Fonda, allí concurría Iglesias con otros Sarjentos sus camaradas. En uno de los días que iban a fu ilar estaba Iglesias en la tienda con sus compañeros hablando de los fusilados, la ventera los estaba oyendo, se le dirijió el Sarjento Iglesias, i le dijo: que deceaba conocer al hermano de Policarpa Salabarrieta, la ventera le contestó que por allí lo había visto pasar, Iglesias le encarga que cuando 10 vea se lo muestre, la mujer se lo ofreció. Pasaron unos pocos días cuan· do Bibiano subía para casa con algunos vivereses de la plaza, lo ve la ventera, llama a Iglesias que estaba allí con otros i le avisa, este ·ale haciendole seña á uno de sus compañeros i sigen á Bibiano á distancia hasta verle entrar a casa. Llego la noche que estaba muy clara, serian las once o las doce, mi marido hacia poco que se habia retirado á la casa materna con su muchacho Eusebio. Estábamos en la sala, Policarpa Bibiano i yo que estaba criando, pensando en retirarnos a nuestras camas, cuando oímos un estrepitoso ruido por la cosina como que habian tumbado la puerta, quedamos asustadas j en silencio esperando el resultado. Salen soldados al patio, se dirijen a la sala, comprendemos 10 que era, entra Iglesias dirijiéndonos in- 391 ©Biblioteca Nacional de Colombia Senderos sulto i amenazas. Policarpa le contesta con enerjía, yo permanecí sentada junto a ella, calladas, me toca con un pié uno de los mios, 1'" comprendo, me entro a la alcoba levanto el colchon de la cama de Policarpa recojo los papeles que habia, salgo por la puerta del cuarto qU e estaba al lado opuesto de la sala al patio por entre los centinelas a quienes di plata, entre a la cosina, el fogon estaba con mucho fuego porque se estaba cosinando una olla de maiz, hago que atizo el fuego i arrojo los papeles que se volvieron ceniza. Como todo lo hice con rapidez no se apercibió Iglesias que yo hubiera salido á la cosina i menos cuando el no conocb la casa. Regreso á la sala, Iglesias me trata de insUl'jente, le contesto, no se que es insurjente, me dice que porqué tengo alli á esa mujer (A Policarpa), le dije que en esos días habia llegado de tierra caliente con su hermanito que estaba enfermo. Poli carpa sostuvo lo mismo. Me preguntó qu~ jente visitaba á Policarpa o se reunian en la casa le dije que nadie. Nos dejó en la sala con centinela, rondó toda la casa i no halló nada. Quiso llevarnos á todos presos, pero la circunstancia de estar yo criando, la creencia de que no conocia antes á Poli carpa, mi disimulo i la oposición de esta a que me llevaran porque le habia dado hospitalidad me favorecio. Lleva- l·on a Poli carpa i á Bibiano a éste lo azotaron i a los tres dias lo pusieron en libertad el que volvio á casa. Como a los tres dias por la noche volvió Iglesias á rondar la casa, habia llegado mi compadre Ignacio Rodrigues i se había acostade, cuando senti a Iglesias, cubrí a mi compadre con un poco de ropa sucia, el Re quejaba, me pregunto Iglesias quién estaba ahi; le conteste que un hombre que habia llegado de Chuachí i se habia enfermado de tabardillo, concluyo la ronda i se fue. Los papeles quemados contenían cartas de muchos patriotas la lista de los que daban recursos para uusiliar á los que se iban á las guerrillas, comunicaciones de los Jefes de estas i borrador del estado de las fuerzas de los españoles. Como al mes fusilaron á PoJicarpa, salió al banquillo con camison i mantellina azul con un valOl extraordinario diciendoles godos, tiranos, i'1un ¡ninarios i retandolos con los patriotas que pronto serían despedazados por ellos. Policarpa era pobre, no conoci ni llegue á aber que su:"! padres vivieran ni mas hermal10g que los R.R. P. P. Agustinos i Bibiano que después de ser soldado tomó el estado de sacerdote murió hace algunos años en esta ciudad. (Fda.) ANDREA RICAURTE Bogotá, 20 de Abril de 1875. 392 ©Biblioteca Nacional de Colombia