Año XI, núm. 125 septiembre, 2015 ¿Quién es Jean-Marie Muller? | La incesante cuestión del NO de la No-violencia | Algunas frases que intentan legitimar la violencia | Actuar éticamente es la expresión práctica de la benevolencia | La intervención civil de paz La ahimsa es, pues, la toma de conciencia, la interpretación, el dominio, el control y la transmutación del deseo de violencia que está en la persona y le lleva a desear, rechazar, presionar, expulsar, excluir, eliminar y herir a otro ser. JEAN-MARIE MULLER Número de autorización del Comité Editorial: CE/PP/21/15. Y en realidad lo que ocurre es que se muestra el disfraz que encubre las propias inseguridades, miedos y frustraciones. Por eso es importante aprender a trabajar las lesiones internas, aquellas que se convierten en los gigantes incontrolables cuando no son tratadas en su oportunidad. La paz exterior es el reflejo de la paz interior, como lo han afirmado escritores y activistas no-violentos. ¿Quién es Jean-Marie Muller? Es un filósofo, escritor y activista francés (1939) que trabaja a favor de la No-violencia. Es miembro fundador del Mouvement pour une Alternative Non-violente, director de investigación en el Institut de Recherche sur la Résolution Non-violente des Conflits. Ha publicado Le principe de la non-violence (Marabout), Gandhi l’insurgé (Albin Michel) y Vers une culture de la non-violence (Dangles); en español destacan sus obras: El coraje de la no violencia, editada por Sal Terrae y Gandhi. La sabiduría de la no-violencia, editada por Desclée De Brouwer. En este número particular del boletín Ahimsa se lo hemos dedicado a Muller como un reconocimiento a las múltiples aportaciones que ha realizado tanto en la fundamentación de la filosofía de la No-violencia como de su activismo. El autor es una fuente indispensable de consulta para cualquiera que desee investigar o practicar sobre la ahimsa. El buscador de la verdad debe convencerse de que siempre está en camino y de que nunca alcanzará el final del mismo. La verdad que percibe es siempre fragmentaria, relativa, parcial y, por consiguiente, imperfecta. Por esta razón el hombre no debe querer imponer nunca su verdad a los otros. “La regla de oro de nuestra conducta, afirma Gandhi, es, en consecuencia, la tolerancia mutua”. Actuar éticamente es la expresión práctica de la benevolencia La benevolencia es un principio universal de la No-violencia, expresada verbal y corporalmente con los demás, sean éstos personas, plantas, animales no-humanos, cualquier ser que se cruce en nuestro camino. La benevolencia es una oportunidad para regalar un instante amoroso al otro: un relato alegre a alguien triste; una ayuda física a alguien en desventaja momentánea, situacional o permanente; una asesoría sin altanería o soberbia; tiempo y espacio al abrumado; un momento de escucha activa; un reconocimiento a los muchos aspectos de su vida que de varias formas nos han beneficiado. Pequeñas acciones que pueden abrir más puertas, que sólo andar los caminos viendo con lupa los errores ajenos. El deber de obrar bien: “Consiste en el deber de hacer míos los fines de los demás hombres (en la medida en que, sencillamente, no sean inmorales)” JEAN-MARIE MULLER Kant, Métaphysique des moeurs, Doctrine de la vertu La incesante cuestión del NO de la No-violencia La intervención civil de paz Desde la visión del filósofo y activista no-violento de origen francés, Jean-Marie Muller, tenemos: La intervención civil de paz es una acción no armada directa en el sitio de un conflicto local o extranjero, de donde se desprenden diversas acciones no-violentas como la misma observación del conflicto, la difusión de información, la interposición, o tareas más activas como la mediación y la cooperación enfocada en la prevención o detención de la violencia, que permita la validación de los derechos humanos. Igualmente, busca la creación de “las condiciones para una solución política del conflicto que reconozca y garantice los derechos fundamentales de cada una de las partes y permita que se definan las normas de convivencia pacífica”.3 Se ha dicho a menudo que la expresión “no violencia”, al ser negativa, no ha sido bien elegida y que incluye numerosas ambigüedades. En realidad son nuestras relaciones con la violencia las que son ambiguas. La expresión “no violencia”, en efecto, plantea una cuestión, pero plantea precisamente la cuestión debida, es decir, la de la violencia. Rechazar la expresión “no violencia” es eludir la cuestión de la violencia; cuestión que, sin embargo, es esencial, porque afecta al sentido mismo de nuestra existencia… En realidad, la expresión “no violencia” es decisiva por su negatividad misma, porque ella y sólo ella permite deslegitimar la violencia. Es la expresión más justa, exacta y rigurosa para expresar lo que quiere significar: el rechazo de todos los procesos de legitimación y 1 justificación que concurren a transformar la violencia en un derecho humano. Algunas frases que intentan legitimar la violencia: • • • “Porque yo no soy de los que toleran las mentiras”. La persona propensa “a la violencia se presenta siempre como el policía del otro y se convence a sí mismo de que, haga lo que haga al otro, éste ‘se lo ha merecido’”.2 “Es la única forma en que entienden las personas”. 1 Jean-Marie Muller, El coraje de la no violencia, Cantabria, Sal Terrae, 2004, p. 128. 2 Erik H. Erikson, La vérité de Gandhi, Les origines de la non-violence, París, Flarnmarion, 1974, p. 393. 3 Jean-Marie Muller, “L’Intervention Civile de Paix, une pratique de terrain“, Institut de recherche sur la Résolution Non-violente des Conflits, disponible en: http://www.irnc.org/Diaporamas/Items/intervention_civile_de_paix_1.pdf, consultado en julio de 2015.