rase una vez una mariposa que nunca supo quienes eran

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E
rase una vez una mariposa que nunca supo
quienes eran sus padres, nació y no vio nada más
que lo que le rodeaba. Siempre creció en medio
de flores, chispitas, cucarrones, mariquitas y
árboles. Voló por todo el bosque pero un accidente
la hizo entender que los pájaros comen mariposas al
ver como se comían a otra igual a ella. Solo así
comprendió que a los pájaros hay que evitarlos,
pero comprendió también que hay que volar con
cuidado, los pájaros por más que vuelen más rápido
y sean más fuertes que ellas, no evitarán que
disfruten volar o no dejar de volar.
La mariposa siempre se mira en un espejo de agua y se deleita vanidosa con
sus colores y sus formas, identifica quien es ella misma y se empareja con
otra, no por su deseo, si no por sus colores, siempre enamorada de sí
misma.
Crea pareja y debe reproducirse en sí con otra mariposa, ser infinita y que
siempre existan muchas como ella que estén disfrutando de este paraíso.
Llega la magia y tienen la necesidad de procrear, pero distinguen que su
fruto no es una mariposa, es una linda y majestuosa oruga; lindas las orugas,
son premiadas las mariposas por albergar tan bella criatura.
Nunca la mariposa sabe de dónde viene, siempre muere sin saber porque su
descendencia no son mariposas sino orugas, pero toda su vida es feliz con
orugas como hijos y mariposas como parejas.
Colorín colorado este cuento se ha acabado, tan tan........................
Sergio Alberto Palomino Hernández.
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