¡Activando la lectura! El hábito de la lectura consiste en revisar

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¡Activando la lectura!
El hábito de la lectura consiste en revisar cotidianamente periódicos, revistas y libros con la
finalidad de alimentar la mente de ideas. Algunas ideas irán creciendo y haciéndose más
claras. Paulatinamente se va configurando una ideología personal. La lectura se comienza con
cualquier tipo de material que se tenga a la mano. Poquito a poco, el interés se irá enfocado a
ciertos tópicos más específicos y más profundos. Uno debe cultivar el gusto y la pasión por la
lectura, al grado de hacerse acompañar siempre por un libro. Lo habitual se hace cada vez más
fácil, más cotidiano y más edificante. Según Nietzsche “de lo que uno se da cuenta claramente
es que todas las costumbres aunque sean las más duras, se hacen con el tiempo más
agradables y dulces, y que el régimen más severo puede convertirse en hábito y, por tanto, en
placer.”
El encanto de la lectura produce un placer íntimo e intransferible. Precisamente se trata del
deleite de una idea escrita que probablemente está sintonizada con mi experiencia vital
personal. Uno se siente plenamente identificado con el personaje o contenido del libro. En este
contexto, la lectura ayuda muchísimo a mejorar la personalidad, el carácter y el temperamento
en el más profundo sentido del desarrollo personal. Conforme uno es más y más leído, la forma
de ser se torna más fina, más elegante, más prudente, más tolerante, más racional, más
educada, más inteligente...
La lectura agiliza la habilidad de pensar y generar ideas propias. Se aprende a reflexionar
sobre diversos tópicos tales como amor, felicidad, belleza, honestidad, prudencia,
responsabilidad, bondad, veracidad... de tal modo que se tenga una actividad intelectual
dinámica y continua. Naturalmente el pensamiento se mantiene activo, despierto e informado
con la posibilidad de hacer comentarios breves, específicos y relevantes. Así se incrementa
significativamente el desarrollo verbal de una persona para expresar ideas claras y precisas.
La delicia de la lectura es un alimento para la imaginación y fantasía del ser humano. Mediante
la lectura, dichas cualidades se hacen más flexibles, más activas, más brillantes, más
interesantes, más sensibles, más expresivas, más efervescentes, más infinitas, más creativas...
de tal manera que una persona tenga la potencialidad de realizar prácticamente cualquier cosa
en la vida. Por tanto, leyendo se afinan y perfeccionan las habilidades personales. Según Vinet
el verdadero progreso consiste en renovarse.
La lectura es vital porque ayuda significativamente a conocer a sí mismo. A través de la lectura,
uno comprende su forma de ser, sentir, pensar y actuar. Uno se hace más consciente de sí
mismo. También se favorece el crecimiento cognitivo y la riqueza interna. La lectura es un
nutriente para la interioridad de una persona. Por medio de la lectura se enriquece el
pensamiento y sentimiento del individuo precisamente para llegar a ser una mejor persona,
alcanzar la plenitud en la vida y lograr la satisfacción vital.
La búsqueda personal de formas de mejorar a sí mismo es un proceso permanente y la lectura
es un modo de facilitar el acceso a las potencialidades de crecimiento interno favoreciendo
nuestra visión orientada a la acción y dirigida a un objetivo, interaccionando continuamente con
el entorno y satisfaciendo la inmensa diversidad de necesidades humanas que favorezcan, a
su vez, el funcionamiento adecuado del individuo.
Activando la destreza de la lectura y escribiendo cotidianamente se aprende a escribir con
mayor eficiencia. La redacción es un aspecto fundamental en el desarrollo personal. Un
conjunto de ideas y emociones requieren o exigen un cierto orden y coherencia al momento de
ponerlas por escrito. La redacción es una habilidad verdaderamente difícil de aprender
eficientemente con la finalidad de llegar a ser un buen escritor.
El deleite de la lectura le da fortaleza, unidad y plenitud al espíritu humano. Efectivamente
mediante la lectura, la espiritualidad intrínseca de cada persona se hace más rica, más intensa,
más profunda, más amplia, más bella, más esplendorosa, más vigorosa, más sencilla, más
magnánima... derivando en excelentes frutos espirituales, un comportamiento más inteligente y
una actividad espiritual más elevada. No me alcanzan las palabras para describir la infinita
cantidad y variedad de beneficios espirituales que al ser humano le proporciona la lectura
cotidiana.
Naturalmente la lectura ayuda muchísimo a perfeccionar y purificar el lenguaje. Esa magnífica
cualidad inherente al cerebro del ser humano para manifestar las ideas, pensamientos,
sentimientos, emociones y todas las emanaciones que brotan de la interioridad. Simplemente
saber hablar con propiedad y conocimiento de causa utilizando un lenguaje educado y
adecuado. Deliberadamente uno debe empeñarse en desarrollar el lenguaje tanto como sea
posible hacerlo para pulir la comunicación, la oratoria y la escritura. Según Dale Carnegie
“Quien quiera enriquecer y acrecentar su vocabulario debe empapar y teñir constantemente su
espíritu en las tinas de la literatura.”
Cuanto más pronto se inicia el hábito de la lectura, mayor facilidad y habilidad para entender
ideas complejas y subjetivas. Espontáneamente la mentalidad se hace más variada, más
diversificada, más flexible, más evolucionada, más consciente, más brillante, más exitosa, más
vibrante... entonces la lectura se convierte en una savia que alimenta continuamente el espíritu
humano. Así como el cuerpo necesita alimento para vivir, así también la mente necesita
lectura y conocimiento para iluminarse.
La lectura es un magnífico recurso para la activación de la inteligencia. En todo ser humano
existe la inteligencia como una potencialidad y precisamente mediante la lectura se activa, se
despierta y se desarrolla la actividad cognitiva. La lectura en una forma sutil estimula al cerebro
activando el pensamiento, el conocimiento y toda una serie de procesos psíquicos que ayudan
al ser humano a estar más consciente de su propia realidad existencial. Para Jean Trealease
“Cuanto más lee una persona, se vuelve más inteligente. Cuanto más inteligente, más tiempo
dedica a la lectura.”
La lectura es el cimiento de la cultura de una persona. Un sujeto informado es más inteligente y
más ágil en sus decisiones. A mayor conocimiento, mayor flexibilidad mental y mejor habilidad
psicológica para manejar situaciones conflictivas. La cultura por sí misma ayuda muchísimo a
ampliar la visión de la vida interna y externa. Aldous Huxley dijo “Cualquier persona que sabe
leer tiene en su propio poder la solución para engrandecerse, para multiplicar su modo de vivir,
para hacer su vida más plena, significativa e interesante.”
La magia de la lectura es el fundamento para la activación del aprendizaje. El axioma del lector
establece el que no lee, no aprende; el que lee poco, aprende poco; el que lee medianamente,
aprende medianamente; el que lee en abundancia, aprende en abundancia. Cuanto más se
lee, más se aprende. Entonces yo tengo que hacerme la costumbre de leer, leer y seguir
leyendo toda la vida. La lectura favorece significativamente la evolución psicológica del ser
humano que da lugar al crecimiento interno, la expansión emocional, el desarrollo espiritual y la
diferenciación cognitiva que en un enfoque holístico genera la unidad última de la conciencia.
¡La magia de la lectura sublima el espíritu humano!
El hábito de la lectura genera el conocimiento. Todo ese bagaje de experiencias e ideas se
hacen conscientes e inconscientes en la estructura mental de cada uno de nosotros. Una
persona con conocimiento generalmente tiene más tranquilidad, más seguridad y más
prudencia en su actuación personal. La avidez de saber induce la búsqueda de conocimiento.
La lectura ha de ser un hábito de todos los días, todos los años y toda la vida. Fiodor
Dostoyevski dijo “La lectura es un medio poderoso para desarrollar la inteligencia.”
La lectura me permite llegar a ser un excelente padre – madre de familia. La paternidad y la
maternidad, por naturaleza propia, exigen abundante conocimiento acerca de todos los
aspectos de la vida. El hecho de ser padre o madre requiere de muchísimas ideas e
innumerables destrezas para favorecer la óptima convivencia y la temprana estimulación
intelectual, emocional y espiritual de ese hijo (a), de tal modo que llegue a convertirse en un
adulto educado, responsable y realizado. Los padres en el hogar y los maestros en la escuela
tienen que fomentar el gusto y la pasión por la lectura porque el hábito de leer profundiza y
amplía la visión de la vida. Según Rousseau un buen padre vale por cien maestros.
La lectura ayuda muchísimo a desarrollar la disciplina personal, autodominio, control de sí
mismo, ser dueño de uno mismo evitando arranques de ira, arrebatos de agresividad,
expresiones exageradas de molestia, violencia verbal, verborrea de groserías... ante el
comportamiento ridículo y absurdo del prójimo, se adopta una actitud inteligente, prudente y
callada. Sencillamente se evita el conflicto o la discusión. Y si se tiene que afrontar la situación,
se hace con mucha serenidad.
La estrategia de la lectura es una magnífica manera de aprovechar el tiempo libre para
informarse e ilustrarse con la intención de ser mejor persona. A más lectura, más conocimiento;
a mayor conocimiento, mejor comportamiento. El conocimiento profundo acerca de la vida
determina una conducta más racional, más prudente y más inteligente. Generalmente una
persona leída adopta actitudes más recatadas y sensatas. Sin duda, la lectura afina el
comportamiento de una persona.
Leyendo se aprende a escuchar y hablar correctamente. Es fundamental que uno realice la
activación de todos los sentidos para saber escuchar con los ojos abiertos, los oídos atentos, la
mente concentrada y el corazón sensible; tratar de percibir y entender los pensamientos, los
sentimientos y aun lo que no se dice favoreciendo una relación interpersonal positiva y
edificante. Deliberadamente apoyado en la lectura, uno debe desarrollar la sensibilidad para
escuchar receptiva e inteligentemente.
La magia de la lectura desarrolla la sensibilidad del ser humano a dimensiones inimaginables.
La sensibilidad para percibir y disfrutar intensamente las señales internas y externas de la vida,
específicamente la naturaleza y el universo entero que nos rodea. La sensibilidad para elevarse
a la maravillosa experiencia cumbre de la realización humana, la plenitud, el cenit de la vida.
La sensibilidad para disfrutar intensamente la belleza interna y externa de una persona. Todos
esos aspectos que enriquecen la vida espiritual, emocional y cognitiva del ser humano. Goethe
adujo dime qué lees y te diré quién eres.
El privilegio de la lectura es la forma más sencilla y elemental de conocer diversos géneros
literarios entrando en contacto íntimo con nuestros autores preferidos. La misma lectura activa
la sensibilidad para disfrutar intensamente un texto. Un texto es un conjunto de voces que hay
que saber escuchar con deleite. Tal es el descubrimiento de la estética y encanto de la
literatura. Hay que activar la pasión por la lectura de buenos libros precisamente para que haya
una inclinación libre y espontánea al crecimiento interno. Entonces la lectura se transforma en
una vocación y ocupación de todos los días.
La lectura fomenta el sentido analítico y activa la inquietud intelectual generando nuevas ideas
y conocimientos que estimulan el razonamiento y favorecen el desempeño académico.
Adicionalmente la lectura ayuda a que el estudio sea estimulante y el aprendizaje sea
gratificante. En tal contexto, la lectura favorece en el estudiante el propio conocimiento
aprendiendo a reflexionar en forma más integral y a decidir en forma más inteligente. El
conocimiento teórico complementa al aprendizaje obtenido a través de la experiencia.
Naturalmente se comprenden mejor los conceptos complejos, subjetivos y sofisticados.
El arte de leer es un camino que conduce al crecimiento interno de mi persona. El proceso de
desarrollo espiritual es un camino muy largo. Esa expansión intelectual, emocional y espiritual
me permite elevar mi nivel de conciencia. La lectura es un nutriente para mi espíritu. A medida
que mi mente se alimenta de más ideas, en esa misma medida tengo más conocimiento y
activo la potencialidad de generar todavía más ideas yendo desde las más elementales hasta
las más sofisticadas. Sobre todo para saber pensar con rapidez en un esfuerzo constante de
alcanzar mayor efectividad en la vida cotidiana; diversificando el abanico de los intereses
personales; desarrollando la capacidad de dar respuestas claras y honestas a preguntas
específicas; teniendo carácter para afrontar los problemas y encontrar soluciones bien
razonadas y utilizando la fortaleza interna para soportar el sufrimiento.
La lectura me hace consciente de la importancia y trascendencia del amor. Específicamente la
infinita variedad de concepciones que se pueden tener acerca del amor. El amor es algo muy
misterioso y demasiado profundo para definirlo de alguna manera. El amor es un aspecto
fundamental del pensamiento y el sentimiento consciente e inconsciente de mi persona que ha
de brotar espontáneamente en mi comportamiento cotidiano. Precisamente la lectura me
permite hacer más profundo y más extenso el pensamiento y el sentimiento de amor. Pensar
con amor, sentir con amor y actuar con amor. El amor es voluntad, vitalidad, ilusión,
entusiasmo, acción, emoción, entrega, pasión, éxtasis y muchas cosas más que enriquecen
significativamente la vida de mi persona. Yo como padre o madre tengo la enorme
responsabilidad de dar amor a manos llenas a mi hija (o). Además de sentirse, el amor tiene
que expresarse y demostrarse porque el amor es esencia de la vida.
Leer es un verbo activo y para ser un asiduo lector hay que adoptar una actitud despierta ante
la vida y las circunstancias para saber interpretar inteligente y apropiadamente mi propia
realidad existencial tanto interna como externa. Enigmáticamente resulta muy laborioso leer,
entender y superar la propia realidad existencial. Interpretar activa y conscientemente mis
actitudes, mis conductas, mis pensamientos, mis complejos, mis creencias y toda esa gama de
aspectos subjetivos que determinan mi forma de ser. La esencia de mi ser. Para decirlo en
forma más sencilla realizar un profundo y extenso autoanálisis, reflexionar sobre mí mismo,
meditar detenidamente en mi propio desarrollo interno con la intención de conocer a mí mismo.
Sin duda, vale la pena utilizar la lectura para lograr un profundo conocimiento de mí mismo. A
medida que yo me conozco mejor a mí mismo, en esa misma medida puedo entender mejor a
los demás.
Leyendo cotidianamente se aprende a leer con mayor efectividad. Simplemente hay que hacer
de la lectura una parte constante de la vida personal para progresar y avanzar en la fluidez de
la propia trayectoria existencial. Todo esto con la finalidad de ir creciendo en lo espiritual,
intelectual, social, cultural, emocional y demás dimensiones de la vida dinámica. Sin duda, la
lectura le produce muchísimos beneficios a una persona porque dicho hábito genera una
búsqueda continua de conocimiento para llegar a tener una percepción más específica y un
entendimiento más profundo acerca de la vida. “¡Qué lástima! -exclamó Menéndez y Pelayo¡Tener que morir con tanto que me falta por leer!
Hay que utilizar la lectura como una estrategia para adquirir conocimientos y habilidades que
incrementen el desempeño personal en el trabajo realizado todos los días. Una lectura que
permita comprender la complejidad y subjetividad de la vida cotidiana. Leyendo se aprende a
ser interna y externamente libre; saber vivir y disfrutar la libertad de pensamiento y movimiento.
En tal contexto, la magia, la fantasía y la imaginación alcanzan sus niveles más elevados y más
sublimes: una potencialidad que se ha convertido en una realidad.
La lectura, al momento de acostarse, es relajante, tranquilizante e inductora del sueño. Aquí
estamos hablando de una lectura somnífera y profundamente ilustrativa porque sucede que las
ideas quedan vivas y activas en el inconsciente cuando uno se ha quedado dormido; inclusive
sueña con ellas. Más aún, si uno padece insomnio, mediante la lectura se realiza un excelente
aprovechamiento del tiempo: se descansa y se aprende simultáneamente.
Ayer como ahora y ahora como mañana, la lectura es un aspecto fundamental en el desarrollo
existencial del ser humano. Hacerse el hábito de la lectura es un proceso lento y laborioso que
vale la pena llevar a cabo. Leyendo cotidianamente se magnifica y se enriquece la existencia
de una persona. Yo debo tener la iniciativa y la curiosidad de leer frecuentemente libros,
revistas y periódicos con la intención de mantenerme informado y actualizado porque el
conocimiento enriquece mi pensamiento, educa mi sentimiento y afina mi lenguaje. ¡Sentir una
fascinación por la lectura de libros!
¿Por qué leer? La lectura es una magnífica estrategia para la renovación personal. La
actualización continua es una poderosa necesidad en el desarrollo interno. La lectura favorece
precisamente la innovación y la creatividad de las ideas en su contexto más vivo y activo que
sea posible concebir. Por tanto, la lectura da lugar a una actitud más despierta, más eficiente y
más competitiva. La vida y las circunstancias exigen saber a profundidad y a detalle todo lo que
uno tiene que saber decir y hacer correctamente. Simplemente la lectura nos llena el espíritu
de energía y vitalidad porque satisface el ansia de conocimiento y nos ayuda a orientarnos
mejor en la vida. Esta breve síntesis nos ofrece un escueto panorama de un universo de
conocimiento que es infinito.
Si el lector está interesado en conocer un tópico de la vida. Entonces tiene toda la entereza
mental, la disposición emocional y la intensa motivación para generar un aprendizaje
intrínsecamente activo y efectivo. Con una extensa y excelente biblioteca personal, el ser
humano dispone de un magnífico manantial para lograr la riqueza interna. Todo esto con la
intención de reflexionar para mí mismo: ¿De dónde vengo? ¿Dónde estoy? ¿Hacia dónde voy?
Esta búsqueda interior ayuda muchísimo a ubicarme en mi propia realidad existencial.
Naturalmente la lectura favorece el descubrimiento de mí mismo. Sentir la fascinación por vivir
intensamente la vida y la satisfacción de alcanzar un objetivo. ¡La lectura es una maravilla!
Un lector inteligente exige pruebas y verificaciones de un conocimiento. La verificación ocurre
cuando varios científicos han explorado y evaluado un mismo tópico de investigación
obteniendo resultados sean convergentes o divergentes. De tal modo se asimila un
conocimiento sólido y bien fundamentado acerca de la complejidad de la vida. Generalmente la
verificación le da validez y credibilidad a un testimonio escrito. Un conocimiento sólido y
abundante da lugar a una formación superior.
¿Qué libros he leído? ¿Qué libro estoy leyendo ahora? ¿Qué libros leeré mañana? El
propósito de esta reflexión es hacerme consciente de la importancia fundamental que la lectura
tiene en mi formación personal. En tal contexto, la dimensión de mi propia creación y
recreación paulatinamente va evolucionando a un nivel más elevado de emanación o
paradigma trascendental. Espontáneamente uno va creciendo en la vida y la lectura ayuda
muchísimo a orientar favorablemente dicho crecimiento interno. La lectura cotidiana es tan
necesaria para una vida saludable como el ejercicio físico. “La lectura se encuentra en el
umbral de la vida espiritual” según Marcel Proust.
Leer en voz alta es una forma de aumentar el vocabulario, mejorar la pronunciación de las
palabras y enriquecer el lenguaje. Leyendo en voz alta aprendemos a darle claridad a las ideas
y precisión a los conceptos precisamente para expresar lo que uno siente y piensa. Por
supuesto, la lectura en voz alta mejora muchísimo la vocalización, esto es el timbre, el tono, el
ritmo, la pausa y el énfasis de la voz con la intención de llegar a ser mejor persona.
Yo sugiero la lectura cotidiana del diccionario porque es una forma efectiva de enriquecer el
vocabulario y conocer la ortografía correcta de las palabras. Sobre todo la lectura de
diccionario ayuda a identificar y utilizar con adecuación los artículos, pronombres, sustantivos,
adjetivos, adverbios y otros componentes de los enunciados con la finalidad de darle claridad y
especificidad a la expresión de las ideas y emociones. Cuando una persona tiene un riquísimo
vocabulario, se facilita el entendimiento y explicación de los aspectos complejos y subjetivos de
la vida discerniendo las relaciones e interacciones intrincadas de los fenómenos y
comportamientos: el placer de saber; conforme uno progresa en cultura, todo se vuelve más
interesante.
La lectura es una magnífica estrategia para aprovechar el tiempo libre. El ser humano tiene una
enorme diversidad de ocupaciones y actividades. Por ejemplo, si uno es recepcionista, entre la
atención de uno y otro cliente, aprovechar ese tiempo libre para leer unas páginas de un libro.
Si uno va a viajar, durante la espera y en el viaje, utilizar el tiempo para leer. Si uno va a ver al
médico, mientras espera para entrar a consulta, aprovechar el tiempo leyendo. Si uno es
profesionista, la lectura cotidiana es una exigencia para la actualización continua. De tal modo
siempre hay que hacerse acompañar por un libro para aprovechar el tiempo libre.
Las vicisitudes y los estados emocionales que vivencia el ser humano rayan en lo infinito;
precisamente la literatura enriquece muchísimo el pensamiento de una persona para
desarrollar todo un conjunto de mecanismos y habilidades psicológicas que le ayuden a
afrontar positiva y efectivamente sus problemas y circunstancias. Se puede decir
categóricamente que la lectura es un magnífico antídoto para el aburrimiento. Hay que tener
una sed insaciable de conocimiento; específicamente la lectura orientada a lograr un propósito.
Para Harold Bloom “La lectura es uno de los mayores placeres que la soledad proporciona. En
ese sentido no se trata de una soledad penosa ni melancólica ni pasiva sino profundamente
viva y activa. La literatura alivia la soledad.”
Dale carnegie escribió “Deténgase frecuentemente en la lectura para pensar en lo que está
leyendo. Pregúntese cómo y cuándo puede aplicar cada sugerencia. Lea con un lápiz rojo, un
bolígrafo resaltador o una pluma en la mano; y cuando encuentre una indicación que a su juicio
puede usar, trace una línea en el margen. Si es una indicación excelente, subraye cada frase.
Este método de marcar o subrayar frases de un libro lo hace más interesante y mucho más
fácil de revisar rápidamente. Aprender es un proceso activo. Aprendemos haciendo. De modo
que si usted quiere dominar los principios que estudia en este libro, haga algo con ellos.
Aplique estas reglas en todas las oportunidades. Si no procede así, las olvidará rápidamente.
Sólo el conocimiento que se practica persiste en nuestro espíritu. Recuerde que el uso de estos
principios sólo puede hacerse habitual y subconsciente mediante una constante y vigorosa
campaña de revisión y aplicación.”
Hablando de lectura, Gustavo Sainz expresó “Sin duda, te ayuda a hacer preguntas sobre ti
mismo. Te ayuda a incrementar tu lenguaje. Te ayuda a mirar otras experiencias. Te ayuda a
comprender el sentido de la vida, porque en las novelas siempre existe un principio y un final
(algo que no tiene la vida real). Es una grata forma de pasar el tiempo; además te enriquece y
te transforma. A final de cuentas, siempre te vuelves más tolerante y más comprensivo de lo
que está sucediendo alrededor.”
Guillermo Samperio comenta “Los acontecimientos extraños que mi padre nos leía, a mis
hermanos y a mí cuando éramos niños, de un libro en inglés, estaban enfatizados por la
gestualidad pícara y dramatizada de mi padre –al fin actor. Los hechos fantásticos se
instalaban en mi lado de maravillada credibilidad, algo de lo que escuchaba corría hacia mis
genitales y algo más hacia la duda. Los relatos que me fascinaban eran los que más horror me
producían. Supongo que cada uno de mis hermanos tuvo sus propios horrores; a mí me
intrigaba, por ejemplo, las razones por las cuales un viejo médico había dejado el puñal
encajado en el cuerpo de un vaquero, evitándole así la muerte. Aunque en el textito no venía la
respuesta, mi padre explicaba que el cuchillo se había recargado en el corazón en el instante
exacto en que el músculo se contraía; el médico no quiso echar a la suerte extraer el filo,
arriesgándose a que su acción coincidiera con la dilatación cardiaca. ‘Así evitó el matasanos el
destino mortal que el puñal llevaba acuñado en su viaje’, aseveraba mi padre. Mientras tanto,
mi madre simulaba un corazón con el puño y lo comprimía y lo dilataba según iban las frases
paternas. Las versiones de mi padre me parecían bastante convincentes y así intentaba yo
contarlo a mis amigos.”
Juan Domingo Argüelles opina “Daniel Pennac dice que ‘la lectura no depende de la
organización del tiempo social y que el problema no está en saber si tengo tiempo de leer o no
(tiempo que nadie, además, me dará), sino en si me regalo o no la dicha de ser lector.’ Releo
estas palabras y reflexiono sobre dicho asunto. El día que me hice una persona ocupadísima,
de esas que casi no tienen tiempo para leer pero que saben, y pregonan que leer es bueno,
comencé a leer y a escribir en los semáforos y en los lentos flujos de tránsito vehicular. Cuatro
viajes diarios acumulados, en tramos de 45 minutos cada vez, podía regalarme el placer de
algunas páginas que, de otro modo, habría perdido para siempre en la estupidez del trayecto
automovilístico.
“Largas son las distancias que todos los días he de recorrer, y aun así he comenzado a desear,
con gran fervor, que de manera más frecuente se nos obsequien las manifestaciones
perredistas-panistas-priistas y conexas y que el tráfico se congestione todavía más. Así de
exageradas pueden ser las necesidades de quien cada día pierde minutos, horas, días y
semanas que no recuperará jamás ni aunque los clásicos vuelvan a nacer, cosa también del
todo improbable. A veces, mientras leo, tomo notas o subrayo. Cierro por completo las
ventanillas del coche y me tienen sin cuidado todos los demás conductores. Ya incluso tengo
medido el tiempo en el que se pondrá en verde e instantes previos a que me apuren o me
mienten la madre, yo ya estoy reanudando mi camino.
“Experto en esto, puedo decirles que hay semáforos, que tardan muchísimo en ponerse en
verde; de modo que en lugar de estar mirando la eternidad, leer una página e incluso página y
media, no está mal. ¡Cómo va a estar mal! ¡De ningún modo está mal! Cuando llego a mi
destino he aprovechado esos tiempos muertos, que para otros son desesperantes, en la lectura
de siete u ocho páginas que me saben a gloria en medio de los claxonazos, la agresividad y la
estulticia de conductores que, por lo general, cuando van a pie son personas bien normales,
como usted y como yo, educadas, corteses, sensibles, buenos padres de familia, buenas
madres de familia, pero que sobre cuatro ruedas y con motor son monstruos de una idiotez
espeluznante: es decir, como usted y como yo.
“Para los que quieran ironizar -su derecho tendrán, y no le amargaré el insano placer-, todo
esto es lectura no de aeropuerto sino de automóvil o, para decirlo mucho más exactamente, de
semáforo. La soledad puede ofrecer algunas buenas alternativas cuando no hay más remedio.
Tiene razón Daniel Pennac: si no nos lo damos nosotros, nadie nos va a conceder el tiempo
que necesitamos para leer. Y he comprobado que no soy el único que lee en el automóvil, pero
ciertamente también somos muy pocos. Lo cierto es que la vida es infinitamente rica en
emociones dichosas y en desgracias como para perderla al frente de un volante mirando
siempre la nada.
“El fumar y el leer se parecen, en su naturaleza viciosa, porque, en la mayoría de los casos,
siempre hay alguien que nos inicia en ellos ya sea de manera directa o indirecta; ya sea que
nos ofrezca nuestro primer cigarrillo o nuestro primer libro, o bien porque la influencia del
medio nos brindó a cada momento la oportunidad de ver fumadores y lectores ocupados
deleitosamente en sus ocupaciones placenteras; a veces incluso ambas al mismo tiempo y con
parecida pasión. En las campañas de promoción de la lectura deberían ser tan importantes los
libros y los demás impresos que las oportunidades que nos brinde el medio para leer a
nuestras anchas. En otras palabras, lo importante no es únicamente la sustancia, por muy
adictiva que ésta sea, sino también las oportunidades de caer en tentación. Basta con
multiplicar las oportunidades de mediaciones, de encuentro con el libro, y de un hábito, de una
adicción, de un vicio o, por lo menos, de una afición.
”En el ámbito de la cultura no son pocos los especialistas, escritores, profesores, lectores,
editores, etcétera, que aspiran a que el leer, como el fumar y el beber alcohol o café, se
convierta si no en una adicción, que conduzca a una gran toxicomanía (o lectomanía), sí en un
pequeño hábito familiar imposible de abandonar, como imposibles de abandonar son
prácticamente (salvo por prescripción médica) el cigarrillo, la taza de café, la copa de alcohol.
Hay, por supuesto, un enorme grado de utopía en este deseo; un grado de utopía que a cada
momento se estrella contra las rocas de la realidad. La utopía, lo sabemos, es, por literal
definición etimológica, el lugar que no existe.
“Con todo, el punto contradictoriamente realizable de la utopía lectora no reside en la
desmesura de que todos y cada uno de los ciudadanos, sin excepción, nos volviésemos
adictos al libro y a los demás materiales impresos (revistas, periódicos, historietas, etcétera),
sino que viviéramos en una sociedad que fuese capaz de apreciar y necesitar estos objetos
del mismo modo que aprecia y necesita el tabaco, el café, el alcohol y los somníferos. Mucho
más utópico es creer que el mundo abandone su aprecio y necesidad por estas cuatros
sustancias. Que leer sea un paraíso artificial para muchos más sólo tiene posibilidades de
realización si se deja de moralizar en la lectura y se le presenta como uno más (y no el menor,
por cierto) de los múltiples placeres que nos ofrece la vida. Leer, como se fuma un cigarrillo,
como se toma una taza de café, como se bebe una copa de alcohol; sin culpa y sin obligación.
“El vicio de leer no se cura, sino que aumenta mientras más se lee. Es como el fumar. Y en
este sentido vuelve a tener razón Cristina Peri Rossi: sólo es posible dejar una adicción si se
puede sustituir por otra, y ‘toda adicción es, también, una compulsión, es decir un impulso
vehemente, una obsesión que nace de la ansiedad y de la necesidad. En este sentido, se
puede afirmar que todo fumador es un ansioso, un anhelante.’ La única lectura posible difícil de
abandonar es la que se propone como un vicio, como una droga y no como un deber. El poeta
mexicano Jaime Sabines lo supo para el caso de la poesía: ‘La poesía es una droga que se
tomó una vez, un cocimiento de brujas, un veneno vital que le puso otros ojos al hombre y
otras manos, y le quitó la piel para que sintiera el peso de una pluma.’ Cambie el lector, en esta
definición sabiniana, el término específico de ‘poesía’ por el más general de ‘lectura’, y tendrá
la exacta, verdadera y verificable descripción del vicio de leer. Y una cosa es segura: la
inmensa mayoría de los fumadores, cuando se iniciaron, no fueron nunca obligados a
succionar su primer cigarrillo, del mismo modo que la inmensa mayoría de la gran minoría
lectora del mundo proviene de la emulación y no del deber. Los vicios, las adicciones se dan
por imitación.
“Leer con el único fin práctico de que, a través de la lectura, logremos un producto que puede
ser una nueva persona (incluidos nosotros mismos pero más exitosos, con más habilidades,
con mayor erudición, con mejor adaptabilidad al ámbito social, con discursos verbales y con
actos más aceptados por la sociedad, etcétera), es exactamente lo mismo que realizar el acto
sexual con el único fin de procrear, como lo prescriben las más dogmáticas iglesias y los
grupos y oficiantes religiosos más conservadores. La lectura es, antes que nada, un placer,
pero también al mismo tiempo, y después, una forma práctica de procrear ideas y de estar
permanentemente felices de realizar el acto lector. Por eso la lectura, más que un hábito o una
costumbre, tiene que ser una gozosa afición y un placentero vicio. Su repetición exige antes
que nada la excitación.
”No son pocos los que entienden así la lectura: leer, con el único propósito puritano, para lograr
el éxito social; leer exclusivamente para lograr el dominio de habilidades; leer para mejorar
capacidades y para engendrar, de la lectura, así como lo prescribe el prelado auditor de la Rota
Romana, una nueva persona y un nuevo ser lleno de destrezas. Por eso el sermón cultural
que, al igual que el eclesiástico, privilegia el fin práctico de la lectura y pone después de todo
(si es que lo llega a considerar) el placer mismo, jamás conseguirá hacer lectores auténticos
sino procreadores de hábiles seres (entre los que se incluyen ellos mismos) que no han
encontrado jamás otra función en el libro y la lectura que no sea la utilidad para ascender en
los niveles profesionales y laborales y en los escalafones de una sociedad tan práctica que
está convencida de las eficiencias y las eficacias pero a cuenta de haber olvidado la alegría de
vivir. Porque, como pregunta, muy pertinentemente, Gabriel Zaid, si leer no sirve para ser más
reales, ¿para qué demonios sirve?
“La lectura como un fin o el fin de la lectura. He aquí el dilema que enfrenta actualmente el libro
y que no han podido resolver ni la escuela ni los programas desescolarizados para conseguir
que haya, en el mundo, más lectores. Porque cuando se habla de lectura se le da un carácter
tan sagrado al conocimiento que con ella se adquiere, y al objeto mismo que sirve para adquirir
ese conocimiento, que el acto de leer no ha dejado de ser, en el mejor de los casos, un dominio
escolástico y, en el peor, un poder eclesiástico. A muchos teóricos de la lectura les da miedo
aceptar y, por tanto, decirle a la gente que la lectura es un acto de felicidad más allá del
conocimiento que pueda obtenerse de ella, y que el mejoramiento social puede ser
imperceptible. Leer es placentero y puede ser excitante, como ningún deber lo es, aunque los
adictos al deber digan lo contrario. Lo que tiene que verse es el libro mismo, la alegría misma
de leer, gracias a que miramos la felicidad con la que leen los demás o el gusto con que
comparten esa alegría.
“El libro y la lectura tienen que ser cosas vivas que conduzcan también, y siempre, a la vida. La
lectura configura al hombre tolerante que es capaz de conversar con los no lectores y sacar
provecho de esa conversación. Hay tantas formas de lectura, y tantos libros, y tantos tipos de
lectores, que es imposible generalizar y dar en el blanco. Por eso el fomento a la lectura no es
ni podrá ser una ciencia, aunque se auxilie de las ciencias sociales, y por eso hay tantos
sociólogos de la lectura que no leen sino sociología de lectura, y tantos promotores del buen
leer que jamás abren un libro ajeno a la ficción, libro que sería capaz de abrir el atrofiado
tercer ojo en la frente para comprender que leer bien no es únicamente el ejercicio del que
cada quien se enorgullece despreciando todas las lecturas, amplias, reducidas, esporádicas y
diversas, de los demás. Lectura es necesidad. Y toda necesidad que se ‘inventa’ sin base ni
sustento está destinada al fracaso y la frustración. Leer es una forma de hacer más viva la
existencia.
“El hábito (y no la afición) de la lectura que se está proponiendo constantemente tiene su
sustento principal en la utilidad productiva como fin y como principio. La otra lectura, la de la
construcción y reconstrucción de intimidades, identidades y personalidades es una lectura muy
diferente de la que se plantea como ideal, entre otras cosas porque este tipo de lectura genera
más inconformes que aplicados, más rebeldes que subordinados. Que el papel de la lectura es
irremplazable en la vida social lo saben perfectamente todos los que leen libros con el único fin
de dominar destrezas. En otras palabras, no hay que confundir los propósitos, en el proceso de
la lectura como recomendación de hábito cotidiano y aun exigente con la lectura como afición
placentera.
“Los mandarines o los gurús de la lectura surgen cuando consideran que, por su experiencia
lectora o por su calidad de teóricos de las prácticas culturales (entre ellas, por supuesto, la de
la lectura), tienen más derechos y están mejor calificados, como dijera Chartier, para hablar
acerca de su presente fuera de su dominio de competencia; es decir, el intelectual que es
capaz de disertar y aun de pontificar sobre cualquier cosa. Y así, tratándose de la lectura, hay
historiadores e investigadores que estrictamente lo único que leen son estudios sobre su
especialidad y jamás lecturas literarias (novela, poesía, cuento, teatro, etcétera) y que, para su
propósito práctico, cuando hacen lecturas de obras literarias, siempre desembocan en
abstracciones, pues leen estas obras como si fueran documentos singulares que ilustran los
resultados o que corroboran lo que las fuentes y las técnicas clásicas de la historia han
mostrado a lo largo del tiempo. De tal forma, concluye Chartier, su lectura es reductiva,
puramente documental y destruye el interés mismo de confrontarse con la literatura. Louise M.
Rosenblatt advierte ‘no debemos enseñar sobre literatura, debemos en cambio hacer vivir la
literatura a nuestros estudiantes.’”
José Luis Escalera reflexiona “Leer por gusto, por curiosidad. Leer literatura como la manera
privilegiada de vivir todas las vidas que nos habitan y que nos resignan sólo a la que estamos
viviendo encerrados en este cuerpo siempre limitado. Leer como una manera de ‘escuchar con
los ojos’ las historias, los cantos y los cuentos que fascinaron a nuestros antepasados. Leer
como un acto de rebeldía ante el absurdo de la muerte, de nuestro fugaz paso por el mundo.
Leer contra la enfermedad y el dolor, aunque sean irremediables. Leer como acto de protesta
silenciosa y fructífera contra la banalidad y la tontería. Leer para evitar que nos arrase la
terrible realidad, en una graciosa huida hacia las ficciones (mentiras a fin de cuentas) que nos
muestran con toda verdad lo que somos. Leer como un remedio contra la injusticia, el abuso
del poder, la discriminación, el hambre y la miseria; como remedio contra todo lo odioso, Bush
incluido.
“Leer como una apuesta decidida por el conocimiento, la inteligencia y la emoción. Leer para
celebrar la vida, como conjuro contra el miedo y la sinrazón. Leer para recuperar la memoria.
Para saber quiénes somos, al menos por un momento. Quizá para reinventarnos. Leer para
confirmar que la humanidad no tiene remedio pero que no somos los únicos en saberlo. Leer
literatura como un acto de fe. Hacer de la lectura una práctica de la vida cotidiana, fuera de sus
obligaciones, como una actividad placentera y lúdica. Que se perciba la lectura como una
opción, como una posibilidad de entretenimiento. La lectura proporciona un placer enorme, nos
remite a mundos imposibles pero deseables, nos hace vivir nuestros deseos e imaginar los de
los otros. La literatura es un mundo rico y fascinante. ¡El mundo inagotable de la literatura!”
Michele Petit opina “A menudo uno se dedica a la lectura porque ha visto a una persona amada
sumergida en sus libros, inaccesible, y la lectura apareció como un medio para acercarse a ella
y de apropiarse de su mundo, de sus cualidades, de su encanto, de su misterio. Uno se dedica
a la lectura porque piensa que hay en los libros un secreto y lo va a buscar en un montón de
libros -o en algunos- a lo largo de su vida. Notemos de paso que muchas personas que no leen
creen también que hay en los libros un secreto del cual están excluidas, porque ninguna
persona les ha abierto el camino, y para ellas esto es un sufrimiento. Entonces la mejor manera
de contagiar el hábito de leer, en medios donde leer no es un hecho natural, es multiplicar las
oportunidades de mediaciones, de encuentros.”
José Felipe Coria considera “Lecturas sobre cine que confirman la necesidad de sumergirse en
el fenómeno de las imágenes dejando de lado las banalidades difundidas por todo tipo de
revistas. Lecturas que acaso insisten que la vanguardia sigue estando en la comprensión del
cine recurriendo, literalmente, a leerlo. 1) La lectura genérica. Ángeles y demonios (Paidós,
2003), de Celestino Deleyto, parte de asimilar las corrientes dominantes del Hollywood
contemporáneo para elaborar una completa maquinaria analítica sobre los procesos
ideológicos del cine. 2) La lectura clásica. La política de los autores (Paidós, 2003) no es un
clásico olvidado sino vigente; nunca un volumen de mera referencia sino uno esencial; jamás
un libro de relleno sino uno ineludible para comprender en su más diáfana pureza cuánto
significado tiene lo cinematográfico. 3) La lectura vanguardista. Jean-Godard: el pensamiento
del cine (Paidós, 2003), compilado por David Oubiña, es un ejercicio insólito de
contemplación... perfecta síntesis entre tradición y vanguardia, entre cine y video, entre
lenguaje visual y pensamiento crítico.”
Agustín Ramos comenta “Alguna vez gusté de llamarlos cómplices, tal vez seducido por la
resonancia transgresora de la palabra o porque otro vocablo más preciso estaba muy
desgastado. No lo sé. El caso es que ahora prefiero llamarlos amigos. Porque a los cómplices
los unen intereses. Buenos o malos; al fin y al cabo intereses, que pueden generar conflictos
irresolubles o bien limitar la complicidad al punto donde dejan de compartirse tales intereses.
En cambio la amistad es ilimitada, incondicional. Los intereses compartidos pueden o no existir,
pero no condicionan ni determinan los amigos. Y no creo que pueda ocurrir nada más
afortunado que constituir un círculo de amigos. En el círculo del que me honro en formar parte
compartimos algunos principios, otros tantos valores y el vicio de la lectura. A veces
enfrentamos problemas juntos, a veces podemos ayudar a resolverlos, a veces no.
“Lecturas: del espacio interno al espacio público, de Michele Petit. Ahí la autora, entre otras
cosas, señala que quien lee -sin importar cuánto ni qué, sino en la medida en que se entrega a
la lectura- bucea dentro de sí, y al hacerlo se conoce, y al conocerse amplía su personalidad
(más o menos es su idea del papel de la lectura en la construcción de la subjetividad). Así, el
lector, al crear su subjetividad, no se aparta de los demás, no se aísla, como parecería hacerlo
cuando lee. Cuando alguien abre un libro y aparenta encerrarse en una burbuja o transportarse
a un mundo que no es éste, sabiéndolo o sin saberlo toma una distancia que le ayuda a
insertarse en la sociedad de una manera diferente, más compleja, de mejor calidad.
“No cabe duda que, sin ser una condición imprescindible, la lectura ha ayudado a nuestro
círculo a mantenerse unido, cohesionado, organizado en última instancia en torno a la
literatura, pero a la literatura como tarea social, con un sentido final de colectividad. La idea de
Michele me reconforta y me corrige. El círculo más que bote salvavidas, es una nave de
creación, de creación de uno mismo, de autoconstrucción. Un grupo que no busca poder sino
respuestas y explicaciones que lo rescaten de la ignorancia. Somos una agrupación de
individuos, cada uno valioso, cada uno respetable y fortalecido por la lectura. ¿Cómo pagar a
esos amigos la deuda que se contrae en la subjetividad construida en la lectura y en la
objetividad que se disfruta en la convivencia?”
Gabriel Zaid sostiene “El problema del libro no está en los millones de pobres que apenas
saben leer y escribir, sino en los millones de universitarios que no quieren leer, sino escribir. Lo
cual implica (porque la lectura hace vicio, como fumar) que nunca le han dado el golpe a la
lectura: que nunca han llegado a saber lo que es leer. Hay millones de personas con estudios
universitarios. Por mal que estén económicamente, pertenecen a la capa superior de la
población. Pues bien, estos millones de personas superiores en educación y en ingresos no
dan mercado para más de dos mil o tres mil ejemplares por título. Y si las masas universitarias
compran pocos libros, ¿para qué hablar de masas pobres, analfabetismo, poder adquisitivo,
precios excesivos?”
Celina Yamashiro pregunta “¿Sabía usted que cada habitante de México lee en promedio dos
libros al año, y que lejos de aumentar el número de lectores éste disminuye? Si bien nuestro
país nunca se ha caracterizado por incentivar de manera agresiva la cultura de la lectura desde
la niñez, este hábito, que se impulsa principalmente en las escuelas públicas, ya hubiera
desaparecido si no existieran los libros de texto gratuitos. Constantino Lacallo estima que los
niños leen más que los adultos.”
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) considera “La
capacidad para leer, comprender y utilizar la información está en el centro del desarrollo
académico y personal. La comprensión de lectura es el fundamento para aprender a través de
los temas escolares y da a los individuos la capacidad para participar en sus comunidades y en
la sociedad. Es una de las capacidades más importantes que los alumnos adquieren y
desarrollan a medida que avanzan en sus años de escuela.”
Verónica Guerrero Mothelet: “La lectura, además de fundamento para el desarrollo de la
capacidad intelectual de niños y jóvenes, es también una fuente elemental de conocimiento.
Cuando a este doble beneficio se agrega la divulgación de la ciencia, el resultado es un
patrimonio invaluable para una sociedad como la de América Latina, ya que estimula la cultura
científica en los escolares, al margen del objetivo de atraer a más jóvenes hacia el quehacer
científico y tecnológico, no sólo alimenta la curiosidad natural y les aporta conceptos útiles para
comprender y transformar el mundo, sino despliega en ellos una actitud analítica y racional
frente a la vida.”
Arnoldo Kraus: “La vida es la suma de muchas historias. Unas reales, otras irreales. Algunas
de esas historias son propias, otras son ajenas, en ocasiones son de amigos y, con frecuencia,
a pesar de ser lejanas, son similares alas nuestras. Sí, la vida es la suma de muchas historias.
Vidas a veces parecidas como las que viven los jóvenes en la escuela, vidas tristes como las
de los niños y niñas de la calle, vidas difíciles como las de las niñas y los niños huérfanos,
vidas llenas de injusticia como las de la población indígena en Chiapas y vidas donde el dolor
es parte de la persona como sucede cuando uno enferma. Hay veces que la vida parece un
cuento y hay veces que los cuentos son más reales que la vida misma. ¿Qué tanto un cuento
es real y qué tanto la vida es un cuento. En ocasiones deseamos que el cuento sea una
realidad y en otras oportunidades sabemos que lo narrado ya ha sido parte de una vida.
“Los cuentos dejan de ser sólo historias cuando uno aprende de ellos o cuando quien lee
modifica su ser por lo ahí narrado. Lo mismo sucede con la enfermedad: deja de ser algo lejano
cuando el dolor y los miedos se contagian y nos obligan a pensar en el ser querido. En estos
cuentos el joven lector encontrará algunas razones para entender mejor al ser humano y no
pocos motivos para pensar acerca de la vida. Una de las virtudes de los cuentos es sembrar. Si
se siembra a partir del significado y la importancia que tiene la enfermedad es probable que la
cosecha sea buena. El premio nobel de literatura, Albert Camus, quien solía reflexionar acerca
de los dolores del corazón escribió: ‘Doctor, ¿quién le enseñó todo esto?’ La respuesta llegó
pronto: ‘El sufrimiento’. Camus tenía razón. El sufrimiento es magnífica escuela. Doloroso y
real. Crudo y palpable. Amigo y enemigo. Testigo y escucha. La enfermedad, propia o ajena,
individual o de la sociedad, es magnífica oportunidad para mirar, para tocar, para preguntar,
para pensar. La enfermedad es un abanico inmenso. A través de sus historias, el dolor abre las
puertas de la vida y nos recuerda la cercanía de la muerte.. quien padece, o quien acompaña a
un enfermo, entiende el valor del día y los significados de muchos sucesos que para la mayoría
de los sanos suelen pasar desapercibidos.
“Los cuentos son una vacuna contra los malos tiempos por los que ahora atravesamos. Tiempo
donde los valores morales han sido reemplazados por bienes materiales. Tiempos donde la
paz del silencio ha sido sepultada por el ruido del olvido. Estos cuentos invitan al lector a
pensar en el otro, en el desvalido, en el distinto, en quien sufre, en quien sufre, en quien es
menospreciado por ser enfermo. Estos cuentos son una profunda mirada de algunos rincones
de la vida herida. Mirada que cala hondo y que invita a reflexionar en uno mismo a partir del
dolor ajeno. Hay que leer para pensar.”
Vamos a cerrar este capítulo con estas elocuentes ideas de Mario Vargas Llosa “El mundo en
que vivimos es incapaz de satisfacer nuestras necesidades, sueños y anhelos. Esto hace de
los lectores de la buena literatura seres irremediablemente insatisfechos. Es lo que mantiene el
espíritu crítico. En la sociedad actual la literatura es, quizá, el último reducto de la contestación
de lo existente.” Según Rosa Montero “si para un escritor el dejar de escribir puede
desembocar en la locura, dejar de leer es la muerte instantánea.” Jorge Luis Borges adujo “la
lectura debe ser una de las formas de la felicidad.” Su vida era la lectura, más que la escritura
dijo María Kodama.
Bibliografía
1. Miguel A. Quemain. Enseñar, leer, escribir y gozar son una misma cosa: Bloom. El
Financiero. 10 de octubre de 2003. Página 55
2. María Clara de Greiff. Invitar al lector, pero también crearlo. El Financiero. 12 de diciembre
de 2003. Página 54
3. Guillermo Samperio. Mis primeras lecturas. El Financiero. 12 de diciembre de 2003. Página
55
4. Miguel Ángel Quemain. Supo anidar en su corazón el mundo de lo femenino. El Financiero.
Página 24
5. José David Cano. Demasiada entrega a la lectura cotidiana. El Financiero. 26 de diciembre
de 2003. Página 25.
6. Juan Domingo Argüelles. Tiempos de lectura. El Financiero. 31 de diciembre de 2003.
Página 26
7. Juan Domingo Argüelles. Leer: el vicio y el contagio I. El Financiero. 7 de enero de 2004.
Página 31
8. José Felipe Coria. Ángeles y demás. El Financiero. 12 de enero de 2004. Página 57
9. Agustín Ramos. No estar solos. El Financiero. 14 de enero de 2004. Página 39
10. Juan Domingo Argüelles. Leer: el vicio y el contagio II. El Financiero. 14 de enero de 2004.
Página 39
11. Juan Domingo Argüelles. Leer: el vicio y el contagio III. El Financiero. Página 43
12. Oscar Enrique Ornelas. Las predicciones cumplidas: sin PRI y universitarios que no leen. El
Financiero. 30 de enero de 2004. Página 50
13. Juan Domingo Argüelles. ¿Leer para procrear? El Financiero. 3 de marzo de 2004. Página
40
14. Juan Domingo Argüelles. La lectura en la escuela. El Financiero. 10 de marzo de 2004.
Página 44
15. Rossi Blengio. La poesía a través de la reflexión. El Financiero. 25 de marzo de 2004.
Página 37
16. Juan Domingo Argüelles. La lectura como un fin. El Financiero. 31 de marzo de 2004.
Página 45
17. Juan Domingo Argüelles. La lectura configura. El Financiero. 7 de abril de 2004. Página 28
18. Juan Domingo Argüelles. Mandarines de la lectura. El Financiero. 21 de abril de 2004.
Página 36
19. José nava. La extravagancia del sueño amarillo. El Financiero. 30 de abril de 2004. Página
66
20. Fabiola Palapa Quijas. Rescatan la memoria de artistas para interpretar la realidad. La
Jornada. 5 de octubre de 2004. Página 2ª
21. Verónica Guerrero Mothelet. Leamos la ciencia. La Jornada. 11 de noviembre de 2004.
Página 11
22. Arnoldo Kraus. Leer para pensar. La Jornada. 17 de noviembre de 2004. Página 22
23. Pablo Espinosa. Agradece Jelinek con cátedra de filosofía. La Jornada de enmedio. Página
6ª
¡SOS! ¡Necesitamos su ayuda! Visión San Luis = plan estratégico
Estamos promoviendo que se construya un Instituto de Ciencias Químicas (ICQ) en la
costa grande del Estado de Guerrero, México, con la finalidad de industrializar el coco,
mango, papaya, melón, sandía, limón, plátano, café y otros productos del campo
integrado por:
1. Diez edificios con diez aulas cada uno
2. Biblioteca con un área gigante, diez espacios grandes, diez salones y diez áreas de
lectura
3. Edificio con 50 oficinas administrativas y un espacio para radio
4. Auditorio para dos mil personas
5. Centro de cómputo e impresión
6. Cinco edificios con 100 habitaciones cada uno para estudiantes, asesores y
empleados
7. Área de lavandería, secado y planchado de ropa
8. Cocina, comedor, almacén, baños y oficina
a) área de ensaladas
b) área de frutas
c) área de bebidas: agua, té, café, leche, jugos, etc.
d) área de sopas y salsas
e) área de guisados
f) área de tortillas
g) área de atoles y tamales
h) área de panadería y pizzería
i)
área de crema, quesos y postres
j)
área de helados y paletas
k) área de lavado de trastes y desperdicios
9. Laboratorio de bebidas
10. Laboratorio de yogurts
11. Laboratorio de alimentos
12. Laboratorio de cremas
13. Laboratorio de shampoos
14. Laboratorio de cosméticos
15. Laboratorio de pulpa de coco
16. Laboratorio de pulpa de mango
17. Laboratorio de pulpa de tamarindo
18. Laboratorio de aceites
19. Laboratorio de saborizantes, aromatizantes y colorantes
20. Laboratorio de jabones y detergentes
21. Laboratorio de sal y sus derivados
22. Laboratorio de análisis de tierra y abono natural
23. Laboratorio de identificación y procesamiento de oro y otros minerales
24. Nave de cartón y papel
25. Nave de procesamiento de plástico
26. Nave de cristal y aluminio
27. Nave de procesamiento de botones y broches
28. Nave de cables y equivalentes
29. Almacén general y distribución de productos
30. Taller de tapicería y costura
31. Taller de carpintería artística
32. Taller de estructuras metálicas
33. Taller de electricidad y plomería
34. Taller de pintura y albañilería
35. Taller de ventanas y cristales
36. Taller de aire acondicionado y refrigeración
37. Taller de mecánica automotriz
38. Taller de artesanías y manualidades
39. Guardería y educación preescolar
40. Diez pozos artesianos, sistema de bombeo y depósito de agua
41. Proceso de purificación de agua
42. Una clínica médica, dental, psicológica y psiquiátrica
a) diez consultorios médicos
b) cinco consultorios de psicología
c) cinco consultorios dentales
d) área de urgencias
e) área de cirugía menor
f) dos salas de partos
g) cuatro quirófanos
h) área de enfermería y esterilización
i)
treinta cuartos de hospitalización
j)
área de rayos X
k) unidad de cuidados neonatales
l)
unidad de cuidados intensivos
m) unidad de hemodiálisis
n) almacén de materiales y medicamentos
o) dormitorio para el médico
p) dos ambulancias
q) laboratorio clínico
r) área de rehabilitación
s) área de adulto mayor
t) área de rehabilitación de drogadictos y pacientes psiquiátricos
43. Cuatro albercas de hidromasaje
44. Cuatro albercas olímpicas con trampolín de altura
45. Cuatro canchas de volibol
46. Cuatro canchas de básquetbol
47. Cuatro canchas de tenis
48. Cuatro canchas de fútbol rápido
49. Cuatro canchas de fútbol convencional
50. Cuatro canchas de béisbol y un frontenis
51. Campo de golf y jardines
52. Vivero – invernadero – plantas frutales y ornamentales
53. Edifico de cinco niveles para
a) gimnasio y aerobics
a) ballet y danza
b) música y vocalización
c) karate, judo y boxeo
d) Yoga y meditación
54. Granja de cerdos
55. Granja de pollos
56. Granja de camarones
57. Granja de perros guardianes
58. Granja de vacas lecheras
59. Veinte camiones volteos de 20 toneladas
60. Diez tractores para cargar volteos
61. Diez camiones de 20 toneladas
62. Diez trailers con remolque
63. Diez camiones con revolvedora (grava, arena y cemento)
64. Diez camiones cisternas de 20 toneladas para acarreo de agua
65. Diez camiones con sistema impulsor de mezcla de cemento
66. Diez autobuses de elevada comodidad para viajes largos
67. Diez autobuses de mediana comodidad para viajes cortos
68. Diez camionetas de cinco toneladas, diez camionetas de una tonelada y diez
automóviles
69. Una grúa para movilización e instalación de estructuras metálicas pesadas
70. Una franquicia para gasolinera
Ojalá usted pueda y quiera ayudarnos a llevar a feliz término este proyecto académico.
Blanchard y Bowles “El éxito se refiere a valor. La trascendencia se refiere a valer la
pena. El éxito es obtener. La trascendencia es dar… dar tiempo, talento, dinero y servicio
a otros. Eso es lo que realmente importa. La prosperidad perpetua les llega a aquellos
que ayudan a otros. La prosperidad perpetua se refiere a lo que uno puede dar, a cómo
uno puede servir y establecer relaciones de amor con los demás.” Kiyosaki “El poder de
dar dinero, sonrisa, amor, amistad.” Adagio “Dios no necesita recibir, pero los humanos
necesitan dar.” Refrán “El que da con una mano, recibe con las dos.” Og Mandino “Elige
dar en lugar de robar.” Adagio “Hay que darlo todo a cambio de nada.” Erich Fromm “No
es rico el tiene mucho, sino el que da mucho.” “Es más bienaventurado dar que recibir.”
Hch 20:35 “Da al sabio, será más sabio.” Pr 9:9 Anónimo “Da a los demás más de lo
que esperan.” Adrián Bourcart “La alegría de amar, el placer de dar, y nada más.” Henry
David Thoreau “De joven admiraba a las personas inteligentes. Ahora que soy viejo,
admiro a los bondadosos.” Anthony Robbins “El secreto de la vida es dar. La vida es un
regalo y todos debemos recordar que tenemos la responsabilidad de devolver algo. Sólo
aquellos que han aprendido el poder de la contribución sincera y desinteresada
experimentan la más profunda alegría en la vida: la verdadera autorrealización.” El
axioma de la bondad establece el que no da, no recibe nada; el que da escasamente,
recibe muy poco; el que da medianamente, recibe mediocremente; el que da en
abundancia, recibe en abundancia. La meta es reunir 7,000 millones de dólares para el 10
de agosto de 2040. La expectativa es que el 10 de agosto de 2012 hayamos logrado el
10% de nuestros objetivos. En tal fecha se iniciarán las actividades académicas del
instituto. Se reciben sus donativos en Bancomer 0151278282. Banamex 188005047. Por
razones de ley, por favor, haga sus donativos a través del banco. Para obtener el recibo
oficial, por favor, envíe la constancia de depósito al tel/fax (755) 554-9042 (lunes a
viernes 10 a 14 horas; [email protected] ) y por correo certificado le hacemos
llegar el recibo. Vamos a crear un centro académico donde sea un placer aprender y
trabajar. Un instituto del que nuestro equipo de fútbol se sienta muy orgulloso. ¡Gracias
por escuchar estas voces! ¡Gracias por su colaboración! ¡Gracias a los autores citados
por permitirme utilizar sus ideas! ¡Gracias por ser parte de este magnífico proyecto!
¡Gracias por leer este contenido!
Visión San Luis Asociación Civil
Secretaría de Relaciones Exteriores permiso 1021,595 expediente 200512001523
Notaría # 4 Distrito de Azueta, Volumen segundo, Tomo octavo, Escritura pública # 618
Registro Público de la Propiedad # 117 16 de enero de 2006
Secretaría de Hacienda RFC VSL051104LV5
Domicilio fiscal: Palmas # 40 Colonia Centro
Zihuatanejo, Estado de Guerrero, México. CP 40880
Página web: www.visionsanluis.com
Presidente David Franco García Núñez*
Secretario Blas Serna Holanda
Tesorero Edgar René Ríos Maciel
Primer vocal Miguel Antonio Flores Sahagún
Segundo vocal Armando Serna Holanda
Tercer vocal Selene Serna Contreras
Cuarto vocal Daniel Serna Contreras
Quinto vocal Diana Margarita Contreras Fernández
Sexto vocal Samuel Núñez González
Séptimo vocal Sergio Ayvar Serna
Octavo vocal Salvador Parra Espinosa
*Centenario # 60 Colonia El Alto
San Luis San Pedro, Estado de Guerrero, México. CP 40905
[email protected]
Blas Serna Holanda asume la responsabilidad del contenido de este escrito. Dale Carnegie
“Las ideas que defiendo no son mías. Las tomé prestadas de Sócrates, se las birlé a
Chesterfield, se las robé a Jesús. Y si no os gustan sus ideas, ¿las de quién hubierais preferido
utilizar?” Se agradece profundamente el diseño de portada a Selene Serna Contreras.
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