¡Activando la lectura! El hábito de la lectura consiste en revisar cotidianamente periódicos, revistas y libros con la finalidad de alimentar la mente de ideas. Algunas ideas irán creciendo y haciéndose más claras. Paulatinamente se va configurando una ideología personal. La lectura se comienza con cualquier tipo de material que se tenga a la mano. Poquito a poco, el interés se irá enfocado a ciertos tópicos más específicos y más profundos. Uno debe cultivar el gusto y la pasión por la lectura, al grado de hacerse acompañar siempre por un libro. Lo habitual se hace cada vez más fácil, más cotidiano y más edificante. Según Nietzsche “de lo que uno se da cuenta claramente es que todas las costumbres aunque sean las más duras, se hacen con el tiempo más agradables y dulces, y que el régimen más severo puede convertirse en hábito y, por tanto, en placer.” El encanto de la lectura produce un placer íntimo e intransferible. Precisamente se trata del deleite de una idea escrita que probablemente está sintonizada con mi experiencia vital personal. Uno se siente plenamente identificado con el personaje o contenido del libro. En este contexto, la lectura ayuda muchísimo a mejorar la personalidad, el carácter y el temperamento en el más profundo sentido del desarrollo personal. Conforme uno es más y más leído, la forma de ser se torna más fina, más elegante, más prudente, más tolerante, más racional, más educada, más inteligente... La lectura agiliza la habilidad de pensar y generar ideas propias. Se aprende a reflexionar sobre diversos tópicos tales como amor, felicidad, belleza, honestidad, prudencia, responsabilidad, bondad, veracidad... de tal modo que se tenga una actividad intelectual dinámica y continua. Naturalmente el pensamiento se mantiene activo, despierto e informado con la posibilidad de hacer comentarios breves, específicos y relevantes. Así se incrementa significativamente el desarrollo verbal de una persona para expresar ideas claras y precisas. La delicia de la lectura es un alimento para la imaginación y fantasía del ser humano. Mediante la lectura, dichas cualidades se hacen más flexibles, más activas, más brillantes, más interesantes, más sensibles, más expresivas, más efervescentes, más infinitas, más creativas... de tal manera que una persona tenga la potencialidad de realizar prácticamente cualquier cosa en la vida. Por tanto, leyendo se afinan y perfeccionan las habilidades personales. Según Vinet el verdadero progreso consiste en renovarse. La lectura es vital porque ayuda significativamente a conocer a sí mismo. A través de la lectura, uno comprende su forma de ser, sentir, pensar y actuar. Uno se hace más consciente de sí mismo. También se favorece el crecimiento cognitivo y la riqueza interna. La lectura es un nutriente para la interioridad de una persona. Por medio de la lectura se enriquece el pensamiento y sentimiento del individuo precisamente para llegar a ser una mejor persona, alcanzar la plenitud en la vida y lograr la satisfacción vital. La búsqueda personal de formas de mejorar a sí mismo es un proceso permanente y la lectura es un modo de facilitar el acceso a las potencialidades de crecimiento interno favoreciendo nuestra visión orientada a la acción y dirigida a un objetivo, interaccionando continuamente con el entorno y satisfaciendo la inmensa diversidad de necesidades humanas que favorezcan, a su vez, el funcionamiento adecuado del individuo. Activando la destreza de la lectura y escribiendo cotidianamente se aprende a escribir con mayor eficiencia. La redacción es un aspecto fundamental en el desarrollo personal. Un conjunto de ideas y emociones requieren o exigen un cierto orden y coherencia al momento de ponerlas por escrito. La redacción es una habilidad verdaderamente difícil de aprender eficientemente con la finalidad de llegar a ser un buen escritor. El deleite de la lectura le da fortaleza, unidad y plenitud al espíritu humano. Efectivamente mediante la lectura, la espiritualidad intrínseca de cada persona se hace más rica, más intensa, más profunda, más amplia, más bella, más esplendorosa, más vigorosa, más sencilla, más magnánima... derivando en excelentes frutos espirituales, un comportamiento más inteligente y una actividad espiritual más elevada. No me alcanzan las palabras para describir la infinita cantidad y variedad de beneficios espirituales que al ser humano le proporciona la lectura cotidiana. Naturalmente la lectura ayuda muchísimo a perfeccionar y purificar el lenguaje. Esa magnífica cualidad inherente al cerebro del ser humano para manifestar las ideas, pensamientos, sentimientos, emociones y todas las emanaciones que brotan de la interioridad. Simplemente saber hablar con propiedad y conocimiento de causa utilizando un lenguaje educado y adecuado. Deliberadamente uno debe empeñarse en desarrollar el lenguaje tanto como sea posible hacerlo para pulir la comunicación, la oratoria y la escritura. Según Dale Carnegie “Quien quiera enriquecer y acrecentar su vocabulario debe empapar y teñir constantemente su espíritu en las tinas de la literatura.” Cuanto más pronto se inicia el hábito de la lectura, mayor facilidad y habilidad para entender ideas complejas y subjetivas. Espontáneamente la mentalidad se hace más variada, más diversificada, más flexible, más evolucionada, más consciente, más brillante, más exitosa, más vibrante... entonces la lectura se convierte en una savia que alimenta continuamente el espíritu humano. Así como el cuerpo necesita alimento para vivir, así también la mente necesita lectura y conocimiento para iluminarse. La lectura es un magnífico recurso para la activación de la inteligencia. En todo ser humano existe la inteligencia como una potencialidad y precisamente mediante la lectura se activa, se despierta y se desarrolla la actividad cognitiva. La lectura en una forma sutil estimula al cerebro activando el pensamiento, el conocimiento y toda una serie de procesos psíquicos que ayudan al ser humano a estar más consciente de su propia realidad existencial. Para Jean Trealease “Cuanto más lee una persona, se vuelve más inteligente. Cuanto más inteligente, más tiempo dedica a la lectura.” La lectura es el cimiento de la cultura de una persona. Un sujeto informado es más inteligente y más ágil en sus decisiones. A mayor conocimiento, mayor flexibilidad mental y mejor habilidad psicológica para manejar situaciones conflictivas. La cultura por sí misma ayuda muchísimo a ampliar la visión de la vida interna y externa. Aldous Huxley dijo “Cualquier persona que sabe leer tiene en su propio poder la solución para engrandecerse, para multiplicar su modo de vivir, para hacer su vida más plena, significativa e interesante.” La magia de la lectura es el fundamento para la activación del aprendizaje. El axioma del lector establece el que no lee, no aprende; el que lee poco, aprende poco; el que lee medianamente, aprende medianamente; el que lee en abundancia, aprende en abundancia. Cuanto más se lee, más se aprende. Entonces yo tengo que hacerme la costumbre de leer, leer y seguir leyendo toda la vida. La lectura favorece significativamente la evolución psicológica del ser humano que da lugar al crecimiento interno, la expansión emocional, el desarrollo espiritual y la diferenciación cognitiva que en un enfoque holístico genera la unidad última de la conciencia. ¡La magia de la lectura sublima el espíritu humano! El hábito de la lectura genera el conocimiento. Todo ese bagaje de experiencias e ideas se hacen conscientes e inconscientes en la estructura mental de cada uno de nosotros. Una persona con conocimiento generalmente tiene más tranquilidad, más seguridad y más prudencia en su actuación personal. La avidez de saber induce la búsqueda de conocimiento. La lectura ha de ser un hábito de todos los días, todos los años y toda la vida. Fiodor Dostoyevski dijo “La lectura es un medio poderoso para desarrollar la inteligencia.” La lectura me permite llegar a ser un excelente padre – madre de familia. La paternidad y la maternidad, por naturaleza propia, exigen abundante conocimiento acerca de todos los aspectos de la vida. El hecho de ser padre o madre requiere de muchísimas ideas e innumerables destrezas para favorecer la óptima convivencia y la temprana estimulación intelectual, emocional y espiritual de ese hijo (a), de tal modo que llegue a convertirse en un adulto educado, responsable y realizado. Los padres en el hogar y los maestros en la escuela tienen que fomentar el gusto y la pasión por la lectura porque el hábito de leer profundiza y amplía la visión de la vida. Según Rousseau un buen padre vale por cien maestros. La lectura ayuda muchísimo a desarrollar la disciplina personal, autodominio, control de sí mismo, ser dueño de uno mismo evitando arranques de ira, arrebatos de agresividad, expresiones exageradas de molestia, violencia verbal, verborrea de groserías... ante el comportamiento ridículo y absurdo del prójimo, se adopta una actitud inteligente, prudente y callada. Sencillamente se evita el conflicto o la discusión. Y si se tiene que afrontar la situación, se hace con mucha serenidad. La estrategia de la lectura es una magnífica manera de aprovechar el tiempo libre para informarse e ilustrarse con la intención de ser mejor persona. A más lectura, más conocimiento; a mayor conocimiento, mejor comportamiento. El conocimiento profundo acerca de la vida determina una conducta más racional, más prudente y más inteligente. Generalmente una persona leída adopta actitudes más recatadas y sensatas. Sin duda, la lectura afina el comportamiento de una persona. Leyendo se aprende a escuchar y hablar correctamente. Es fundamental que uno realice la activación de todos los sentidos para saber escuchar con los ojos abiertos, los oídos atentos, la mente concentrada y el corazón sensible; tratar de percibir y entender los pensamientos, los sentimientos y aun lo que no se dice favoreciendo una relación interpersonal positiva y edificante. Deliberadamente apoyado en la lectura, uno debe desarrollar la sensibilidad para escuchar receptiva e inteligentemente. La magia de la lectura desarrolla la sensibilidad del ser humano a dimensiones inimaginables. La sensibilidad para percibir y disfrutar intensamente las señales internas y externas de la vida, específicamente la naturaleza y el universo entero que nos rodea. La sensibilidad para elevarse a la maravillosa experiencia cumbre de la realización humana, la plenitud, el cenit de la vida. La sensibilidad para disfrutar intensamente la belleza interna y externa de una persona. Todos esos aspectos que enriquecen la vida espiritual, emocional y cognitiva del ser humano. Goethe adujo dime qué lees y te diré quién eres. El privilegio de la lectura es la forma más sencilla y elemental de conocer diversos géneros literarios entrando en contacto íntimo con nuestros autores preferidos. La misma lectura activa la sensibilidad para disfrutar intensamente un texto. Un texto es un conjunto de voces que hay que saber escuchar con deleite. Tal es el descubrimiento de la estética y encanto de la literatura. Hay que activar la pasión por la lectura de buenos libros precisamente para que haya una inclinación libre y espontánea al crecimiento interno. Entonces la lectura se transforma en una vocación y ocupación de todos los días. La lectura fomenta el sentido analítico y activa la inquietud intelectual generando nuevas ideas y conocimientos que estimulan el razonamiento y favorecen el desempeño académico. Adicionalmente la lectura ayuda a que el estudio sea estimulante y el aprendizaje sea gratificante. En tal contexto, la lectura favorece en el estudiante el propio conocimiento aprendiendo a reflexionar en forma más integral y a decidir en forma más inteligente. El conocimiento teórico complementa al aprendizaje obtenido a través de la experiencia. Naturalmente se comprenden mejor los conceptos complejos, subjetivos y sofisticados. El arte de leer es un camino que conduce al crecimiento interno de mi persona. El proceso de desarrollo espiritual es un camino muy largo. Esa expansión intelectual, emocional y espiritual me permite elevar mi nivel de conciencia. La lectura es un nutriente para mi espíritu. A medida que mi mente se alimenta de más ideas, en esa misma medida tengo más conocimiento y activo la potencialidad de generar todavía más ideas yendo desde las más elementales hasta las más sofisticadas. Sobre todo para saber pensar con rapidez en un esfuerzo constante de alcanzar mayor efectividad en la vida cotidiana; diversificando el abanico de los intereses personales; desarrollando la capacidad de dar respuestas claras y honestas a preguntas específicas; teniendo carácter para afrontar los problemas y encontrar soluciones bien razonadas y utilizando la fortaleza interna para soportar el sufrimiento. La lectura me hace consciente de la importancia y trascendencia del amor. Específicamente la infinita variedad de concepciones que se pueden tener acerca del amor. El amor es algo muy misterioso y demasiado profundo para definirlo de alguna manera. El amor es un aspecto fundamental del pensamiento y el sentimiento consciente e inconsciente de mi persona que ha de brotar espontáneamente en mi comportamiento cotidiano. Precisamente la lectura me permite hacer más profundo y más extenso el pensamiento y el sentimiento de amor. Pensar con amor, sentir con amor y actuar con amor. El amor es voluntad, vitalidad, ilusión, entusiasmo, acción, emoción, entrega, pasión, éxtasis y muchas cosas más que enriquecen significativamente la vida de mi persona. Yo como padre o madre tengo la enorme responsabilidad de dar amor a manos llenas a mi hija (o). Además de sentirse, el amor tiene que expresarse y demostrarse porque el amor es esencia de la vida. Leer es un verbo activo y para ser un asiduo lector hay que adoptar una actitud despierta ante la vida y las circunstancias para saber interpretar inteligente y apropiadamente mi propia realidad existencial tanto interna como externa. Enigmáticamente resulta muy laborioso leer, entender y superar la propia realidad existencial. Interpretar activa y conscientemente mis actitudes, mis conductas, mis pensamientos, mis complejos, mis creencias y toda esa gama de aspectos subjetivos que determinan mi forma de ser. La esencia de mi ser. Para decirlo en forma más sencilla realizar un profundo y extenso autoanálisis, reflexionar sobre mí mismo, meditar detenidamente en mi propio desarrollo interno con la intención de conocer a mí mismo. Sin duda, vale la pena utilizar la lectura para lograr un profundo conocimiento de mí mismo. A medida que yo me conozco mejor a mí mismo, en esa misma medida puedo entender mejor a los demás. Leyendo cotidianamente se aprende a leer con mayor efectividad. Simplemente hay que hacer de la lectura una parte constante de la vida personal para progresar y avanzar en la fluidez de la propia trayectoria existencial. Todo esto con la finalidad de ir creciendo en lo espiritual, intelectual, social, cultural, emocional y demás dimensiones de la vida dinámica. Sin duda, la lectura le produce muchísimos beneficios a una persona porque dicho hábito genera una búsqueda continua de conocimiento para llegar a tener una percepción más específica y un entendimiento más profundo acerca de la vida. “¡Qué lástima! -exclamó Menéndez y Pelayo¡Tener que morir con tanto que me falta por leer! Hay que utilizar la lectura como una estrategia para adquirir conocimientos y habilidades que incrementen el desempeño personal en el trabajo realizado todos los días. Una lectura que permita comprender la complejidad y subjetividad de la vida cotidiana. Leyendo se aprende a ser interna y externamente libre; saber vivir y disfrutar la libertad de pensamiento y movimiento. En tal contexto, la magia, la fantasía y la imaginación alcanzan sus niveles más elevados y más sublimes: una potencialidad que se ha convertido en una realidad. La lectura, al momento de acostarse, es relajante, tranquilizante e inductora del sueño. Aquí estamos hablando de una lectura somnífera y profundamente ilustrativa porque sucede que las ideas quedan vivas y activas en el inconsciente cuando uno se ha quedado dormido; inclusive sueña con ellas. Más aún, si uno padece insomnio, mediante la lectura se realiza un excelente aprovechamiento del tiempo: se descansa y se aprende simultáneamente. Ayer como ahora y ahora como mañana, la lectura es un aspecto fundamental en el desarrollo existencial del ser humano. Hacerse el hábito de la lectura es un proceso lento y laborioso que vale la pena llevar a cabo. Leyendo cotidianamente se magnifica y se enriquece la existencia de una persona. Yo debo tener la iniciativa y la curiosidad de leer frecuentemente libros, revistas y periódicos con la intención de mantenerme informado y actualizado porque el conocimiento enriquece mi pensamiento, educa mi sentimiento y afina mi lenguaje. ¡Sentir una fascinación por la lectura de libros! ¿Por qué leer? La lectura es una magnífica estrategia para la renovación personal. La actualización continua es una poderosa necesidad en el desarrollo interno. La lectura favorece precisamente la innovación y la creatividad de las ideas en su contexto más vivo y activo que sea posible concebir. Por tanto, la lectura da lugar a una actitud más despierta, más eficiente y más competitiva. La vida y las circunstancias exigen saber a profundidad y a detalle todo lo que uno tiene que saber decir y hacer correctamente. Simplemente la lectura nos llena el espíritu de energía y vitalidad porque satisface el ansia de conocimiento y nos ayuda a orientarnos mejor en la vida. Esta breve síntesis nos ofrece un escueto panorama de un universo de conocimiento que es infinito. Si el lector está interesado en conocer un tópico de la vida. Entonces tiene toda la entereza mental, la disposición emocional y la intensa motivación para generar un aprendizaje intrínsecamente activo y efectivo. Con una extensa y excelente biblioteca personal, el ser humano dispone de un magnífico manantial para lograr la riqueza interna. Todo esto con la intención de reflexionar para mí mismo: ¿De dónde vengo? ¿Dónde estoy? ¿Hacia dónde voy? Esta búsqueda interior ayuda muchísimo a ubicarme en mi propia realidad existencial. Naturalmente la lectura favorece el descubrimiento de mí mismo. Sentir la fascinación por vivir intensamente la vida y la satisfacción de alcanzar un objetivo. ¡La lectura es una maravilla! Un lector inteligente exige pruebas y verificaciones de un conocimiento. La verificación ocurre cuando varios científicos han explorado y evaluado un mismo tópico de investigación obteniendo resultados sean convergentes o divergentes. De tal modo se asimila un conocimiento sólido y bien fundamentado acerca de la complejidad de la vida. Generalmente la verificación le da validez y credibilidad a un testimonio escrito. Un conocimiento sólido y abundante da lugar a una formación superior. ¿Qué libros he leído? ¿Qué libro estoy leyendo ahora? ¿Qué libros leeré mañana? El propósito de esta reflexión es hacerme consciente de la importancia fundamental que la lectura tiene en mi formación personal. En tal contexto, la dimensión de mi propia creación y recreación paulatinamente va evolucionando a un nivel más elevado de emanación o paradigma trascendental. Espontáneamente uno va creciendo en la vida y la lectura ayuda muchísimo a orientar favorablemente dicho crecimiento interno. La lectura cotidiana es tan necesaria para una vida saludable como el ejercicio físico. “La lectura se encuentra en el umbral de la vida espiritual” según Marcel Proust. Leer en voz alta es una forma de aumentar el vocabulario, mejorar la pronunciación de las palabras y enriquecer el lenguaje. Leyendo en voz alta aprendemos a darle claridad a las ideas y precisión a los conceptos precisamente para expresar lo que uno siente y piensa. Por supuesto, la lectura en voz alta mejora muchísimo la vocalización, esto es el timbre, el tono, el ritmo, la pausa y el énfasis de la voz con la intención de llegar a ser mejor persona. Yo sugiero la lectura cotidiana del diccionario porque es una forma efectiva de enriquecer el vocabulario y conocer la ortografía correcta de las palabras. Sobre todo la lectura de diccionario ayuda a identificar y utilizar con adecuación los artículos, pronombres, sustantivos, adjetivos, adverbios y otros componentes de los enunciados con la finalidad de darle claridad y especificidad a la expresión de las ideas y emociones. Cuando una persona tiene un riquísimo vocabulario, se facilita el entendimiento y explicación de los aspectos complejos y subjetivos de la vida discerniendo las relaciones e interacciones intrincadas de los fenómenos y comportamientos: el placer de saber; conforme uno progresa en cultura, todo se vuelve más interesante. La lectura es una magnífica estrategia para aprovechar el tiempo libre. El ser humano tiene una enorme diversidad de ocupaciones y actividades. Por ejemplo, si uno es recepcionista, entre la atención de uno y otro cliente, aprovechar ese tiempo libre para leer unas páginas de un libro. Si uno va a viajar, durante la espera y en el viaje, utilizar el tiempo para leer. Si uno va a ver al médico, mientras espera para entrar a consulta, aprovechar el tiempo leyendo. Si uno es profesionista, la lectura cotidiana es una exigencia para la actualización continua. De tal modo siempre hay que hacerse acompañar por un libro para aprovechar el tiempo libre. Las vicisitudes y los estados emocionales que vivencia el ser humano rayan en lo infinito; precisamente la literatura enriquece muchísimo el pensamiento de una persona para desarrollar todo un conjunto de mecanismos y habilidades psicológicas que le ayuden a afrontar positiva y efectivamente sus problemas y circunstancias. Se puede decir categóricamente que la lectura es un magnífico antídoto para el aburrimiento. Hay que tener una sed insaciable de conocimiento; específicamente la lectura orientada a lograr un propósito. Para Harold Bloom “La lectura es uno de los mayores placeres que la soledad proporciona. En ese sentido no se trata de una soledad penosa ni melancólica ni pasiva sino profundamente viva y activa. La literatura alivia la soledad.” Dale carnegie escribió “Deténgase frecuentemente en la lectura para pensar en lo que está leyendo. Pregúntese cómo y cuándo puede aplicar cada sugerencia. Lea con un lápiz rojo, un bolígrafo resaltador o una pluma en la mano; y cuando encuentre una indicación que a su juicio puede usar, trace una línea en el margen. Si es una indicación excelente, subraye cada frase. Este método de marcar o subrayar frases de un libro lo hace más interesante y mucho más fácil de revisar rápidamente. Aprender es un proceso activo. Aprendemos haciendo. De modo que si usted quiere dominar los principios que estudia en este libro, haga algo con ellos. Aplique estas reglas en todas las oportunidades. Si no procede así, las olvidará rápidamente. Sólo el conocimiento que se practica persiste en nuestro espíritu. Recuerde que el uso de estos principios sólo puede hacerse habitual y subconsciente mediante una constante y vigorosa campaña de revisión y aplicación.” Hablando de lectura, Gustavo Sainz expresó “Sin duda, te ayuda a hacer preguntas sobre ti mismo. Te ayuda a incrementar tu lenguaje. Te ayuda a mirar otras experiencias. Te ayuda a comprender el sentido de la vida, porque en las novelas siempre existe un principio y un final (algo que no tiene la vida real). Es una grata forma de pasar el tiempo; además te enriquece y te transforma. A final de cuentas, siempre te vuelves más tolerante y más comprensivo de lo que está sucediendo alrededor.” Guillermo Samperio comenta “Los acontecimientos extraños que mi padre nos leía, a mis hermanos y a mí cuando éramos niños, de un libro en inglés, estaban enfatizados por la gestualidad pícara y dramatizada de mi padre –al fin actor. Los hechos fantásticos se instalaban en mi lado de maravillada credibilidad, algo de lo que escuchaba corría hacia mis genitales y algo más hacia la duda. Los relatos que me fascinaban eran los que más horror me producían. Supongo que cada uno de mis hermanos tuvo sus propios horrores; a mí me intrigaba, por ejemplo, las razones por las cuales un viejo médico había dejado el puñal encajado en el cuerpo de un vaquero, evitándole así la muerte. Aunque en el textito no venía la respuesta, mi padre explicaba que el cuchillo se había recargado en el corazón en el instante exacto en que el músculo se contraía; el médico no quiso echar a la suerte extraer el filo, arriesgándose a que su acción coincidiera con la dilatación cardiaca. ‘Así evitó el matasanos el destino mortal que el puñal llevaba acuñado en su viaje’, aseveraba mi padre. Mientras tanto, mi madre simulaba un corazón con el puño y lo comprimía y lo dilataba según iban las frases paternas. Las versiones de mi padre me parecían bastante convincentes y así intentaba yo contarlo a mis amigos.” Juan Domingo Argüelles opina “Daniel Pennac dice que ‘la lectura no depende de la organización del tiempo social y que el problema no está en saber si tengo tiempo de leer o no (tiempo que nadie, además, me dará), sino en si me regalo o no la dicha de ser lector.’ Releo estas palabras y reflexiono sobre dicho asunto. El día que me hice una persona ocupadísima, de esas que casi no tienen tiempo para leer pero que saben, y pregonan que leer es bueno, comencé a leer y a escribir en los semáforos y en los lentos flujos de tránsito vehicular. Cuatro viajes diarios acumulados, en tramos de 45 minutos cada vez, podía regalarme el placer de algunas páginas que, de otro modo, habría perdido para siempre en la estupidez del trayecto automovilístico. “Largas son las distancias que todos los días he de recorrer, y aun así he comenzado a desear, con gran fervor, que de manera más frecuente se nos obsequien las manifestaciones perredistas-panistas-priistas y conexas y que el tráfico se congestione todavía más. Así de exageradas pueden ser las necesidades de quien cada día pierde minutos, horas, días y semanas que no recuperará jamás ni aunque los clásicos vuelvan a nacer, cosa también del todo improbable. A veces, mientras leo, tomo notas o subrayo. Cierro por completo las ventanillas del coche y me tienen sin cuidado todos los demás conductores. Ya incluso tengo medido el tiempo en el que se pondrá en verde e instantes previos a que me apuren o me mienten la madre, yo ya estoy reanudando mi camino. “Experto en esto, puedo decirles que hay semáforos, que tardan muchísimo en ponerse en verde; de modo que en lugar de estar mirando la eternidad, leer una página e incluso página y media, no está mal. ¡Cómo va a estar mal! ¡De ningún modo está mal! Cuando llego a mi destino he aprovechado esos tiempos muertos, que para otros son desesperantes, en la lectura de siete u ocho páginas que me saben a gloria en medio de los claxonazos, la agresividad y la estulticia de conductores que, por lo general, cuando van a pie son personas bien normales, como usted y como yo, educadas, corteses, sensibles, buenos padres de familia, buenas madres de familia, pero que sobre cuatro ruedas y con motor son monstruos de una idiotez espeluznante: es decir, como usted y como yo. “Para los que quieran ironizar -su derecho tendrán, y no le amargaré el insano placer-, todo esto es lectura no de aeropuerto sino de automóvil o, para decirlo mucho más exactamente, de semáforo. La soledad puede ofrecer algunas buenas alternativas cuando no hay más remedio. Tiene razón Daniel Pennac: si no nos lo damos nosotros, nadie nos va a conceder el tiempo que necesitamos para leer. Y he comprobado que no soy el único que lee en el automóvil, pero ciertamente también somos muy pocos. Lo cierto es que la vida es infinitamente rica en emociones dichosas y en desgracias como para perderla al frente de un volante mirando siempre la nada. “El fumar y el leer se parecen, en su naturaleza viciosa, porque, en la mayoría de los casos, siempre hay alguien que nos inicia en ellos ya sea de manera directa o indirecta; ya sea que nos ofrezca nuestro primer cigarrillo o nuestro primer libro, o bien porque la influencia del medio nos brindó a cada momento la oportunidad de ver fumadores y lectores ocupados deleitosamente en sus ocupaciones placenteras; a veces incluso ambas al mismo tiempo y con parecida pasión. En las campañas de promoción de la lectura deberían ser tan importantes los libros y los demás impresos que las oportunidades que nos brinde el medio para leer a nuestras anchas. En otras palabras, lo importante no es únicamente la sustancia, por muy adictiva que ésta sea, sino también las oportunidades de caer en tentación. Basta con multiplicar las oportunidades de mediaciones, de encuentro con el libro, y de un hábito, de una adicción, de un vicio o, por lo menos, de una afición. ”En el ámbito de la cultura no son pocos los especialistas, escritores, profesores, lectores, editores, etcétera, que aspiran a que el leer, como el fumar y el beber alcohol o café, se convierta si no en una adicción, que conduzca a una gran toxicomanía (o lectomanía), sí en un pequeño hábito familiar imposible de abandonar, como imposibles de abandonar son prácticamente (salvo por prescripción médica) el cigarrillo, la taza de café, la copa de alcohol. Hay, por supuesto, un enorme grado de utopía en este deseo; un grado de utopía que a cada momento se estrella contra las rocas de la realidad. La utopía, lo sabemos, es, por literal definición etimológica, el lugar que no existe. “Con todo, el punto contradictoriamente realizable de la utopía lectora no reside en la desmesura de que todos y cada uno de los ciudadanos, sin excepción, nos volviésemos adictos al libro y a los demás materiales impresos (revistas, periódicos, historietas, etcétera), sino que viviéramos en una sociedad que fuese capaz de apreciar y necesitar estos objetos del mismo modo que aprecia y necesita el tabaco, el café, el alcohol y los somníferos. Mucho más utópico es creer que el mundo abandone su aprecio y necesidad por estas cuatros sustancias. Que leer sea un paraíso artificial para muchos más sólo tiene posibilidades de realización si se deja de moralizar en la lectura y se le presenta como uno más (y no el menor, por cierto) de los múltiples placeres que nos ofrece la vida. Leer, como se fuma un cigarrillo, como se toma una taza de café, como se bebe una copa de alcohol; sin culpa y sin obligación. “El vicio de leer no se cura, sino que aumenta mientras más se lee. Es como el fumar. Y en este sentido vuelve a tener razón Cristina Peri Rossi: sólo es posible dejar una adicción si se puede sustituir por otra, y ‘toda adicción es, también, una compulsión, es decir un impulso vehemente, una obsesión que nace de la ansiedad y de la necesidad. En este sentido, se puede afirmar que todo fumador es un ansioso, un anhelante.’ La única lectura posible difícil de abandonar es la que se propone como un vicio, como una droga y no como un deber. El poeta mexicano Jaime Sabines lo supo para el caso de la poesía: ‘La poesía es una droga que se tomó una vez, un cocimiento de brujas, un veneno vital que le puso otros ojos al hombre y otras manos, y le quitó la piel para que sintiera el peso de una pluma.’ Cambie el lector, en esta definición sabiniana, el término específico de ‘poesía’ por el más general de ‘lectura’, y tendrá la exacta, verdadera y verificable descripción del vicio de leer. Y una cosa es segura: la inmensa mayoría de los fumadores, cuando se iniciaron, no fueron nunca obligados a succionar su primer cigarrillo, del mismo modo que la inmensa mayoría de la gran minoría lectora del mundo proviene de la emulación y no del deber. Los vicios, las adicciones se dan por imitación. “Leer con el único fin práctico de que, a través de la lectura, logremos un producto que puede ser una nueva persona (incluidos nosotros mismos pero más exitosos, con más habilidades, con mayor erudición, con mejor adaptabilidad al ámbito social, con discursos verbales y con actos más aceptados por la sociedad, etcétera), es exactamente lo mismo que realizar el acto sexual con el único fin de procrear, como lo prescriben las más dogmáticas iglesias y los grupos y oficiantes religiosos más conservadores. La lectura es, antes que nada, un placer, pero también al mismo tiempo, y después, una forma práctica de procrear ideas y de estar permanentemente felices de realizar el acto lector. Por eso la lectura, más que un hábito o una costumbre, tiene que ser una gozosa afición y un placentero vicio. Su repetición exige antes que nada la excitación. ”No son pocos los que entienden así la lectura: leer, con el único propósito puritano, para lograr el éxito social; leer exclusivamente para lograr el dominio de habilidades; leer para mejorar capacidades y para engendrar, de la lectura, así como lo prescribe el prelado auditor de la Rota Romana, una nueva persona y un nuevo ser lleno de destrezas. Por eso el sermón cultural que, al igual que el eclesiástico, privilegia el fin práctico de la lectura y pone después de todo (si es que lo llega a considerar) el placer mismo, jamás conseguirá hacer lectores auténticos sino procreadores de hábiles seres (entre los que se incluyen ellos mismos) que no han encontrado jamás otra función en el libro y la lectura que no sea la utilidad para ascender en los niveles profesionales y laborales y en los escalafones de una sociedad tan práctica que está convencida de las eficiencias y las eficacias pero a cuenta de haber olvidado la alegría de vivir. Porque, como pregunta, muy pertinentemente, Gabriel Zaid, si leer no sirve para ser más reales, ¿para qué demonios sirve? “La lectura como un fin o el fin de la lectura. He aquí el dilema que enfrenta actualmente el libro y que no han podido resolver ni la escuela ni los programas desescolarizados para conseguir que haya, en el mundo, más lectores. Porque cuando se habla de lectura se le da un carácter tan sagrado al conocimiento que con ella se adquiere, y al objeto mismo que sirve para adquirir ese conocimiento, que el acto de leer no ha dejado de ser, en el mejor de los casos, un dominio escolástico y, en el peor, un poder eclesiástico. A muchos teóricos de la lectura les da miedo aceptar y, por tanto, decirle a la gente que la lectura es un acto de felicidad más allá del conocimiento que pueda obtenerse de ella, y que el mejoramiento social puede ser imperceptible. Leer es placentero y puede ser excitante, como ningún deber lo es, aunque los adictos al deber digan lo contrario. Lo que tiene que verse es el libro mismo, la alegría misma de leer, gracias a que miramos la felicidad con la que leen los demás o el gusto con que comparten esa alegría. “El libro y la lectura tienen que ser cosas vivas que conduzcan también, y siempre, a la vida. La lectura configura al hombre tolerante que es capaz de conversar con los no lectores y sacar provecho de esa conversación. Hay tantas formas de lectura, y tantos libros, y tantos tipos de lectores, que es imposible generalizar y dar en el blanco. Por eso el fomento a la lectura no es ni podrá ser una ciencia, aunque se auxilie de las ciencias sociales, y por eso hay tantos sociólogos de la lectura que no leen sino sociología de lectura, y tantos promotores del buen leer que jamás abren un libro ajeno a la ficción, libro que sería capaz de abrir el atrofiado tercer ojo en la frente para comprender que leer bien no es únicamente el ejercicio del que cada quien se enorgullece despreciando todas las lecturas, amplias, reducidas, esporádicas y diversas, de los demás. Lectura es necesidad. Y toda necesidad que se ‘inventa’ sin base ni sustento está destinada al fracaso y la frustración. Leer es una forma de hacer más viva la existencia. “El hábito (y no la afición) de la lectura que se está proponiendo constantemente tiene su sustento principal en la utilidad productiva como fin y como principio. La otra lectura, la de la construcción y reconstrucción de intimidades, identidades y personalidades es una lectura muy diferente de la que se plantea como ideal, entre otras cosas porque este tipo de lectura genera más inconformes que aplicados, más rebeldes que subordinados. Que el papel de la lectura es irremplazable en la vida social lo saben perfectamente todos los que leen libros con el único fin de dominar destrezas. En otras palabras, no hay que confundir los propósitos, en el proceso de la lectura como recomendación de hábito cotidiano y aun exigente con la lectura como afición placentera. “Los mandarines o los gurús de la lectura surgen cuando consideran que, por su experiencia lectora o por su calidad de teóricos de las prácticas culturales (entre ellas, por supuesto, la de la lectura), tienen más derechos y están mejor calificados, como dijera Chartier, para hablar acerca de su presente fuera de su dominio de competencia; es decir, el intelectual que es capaz de disertar y aun de pontificar sobre cualquier cosa. Y así, tratándose de la lectura, hay historiadores e investigadores que estrictamente lo único que leen son estudios sobre su especialidad y jamás lecturas literarias (novela, poesía, cuento, teatro, etcétera) y que, para su propósito práctico, cuando hacen lecturas de obras literarias, siempre desembocan en abstracciones, pues leen estas obras como si fueran documentos singulares que ilustran los resultados o que corroboran lo que las fuentes y las técnicas clásicas de la historia han mostrado a lo largo del tiempo. De tal forma, concluye Chartier, su lectura es reductiva, puramente documental y destruye el interés mismo de confrontarse con la literatura. Louise M. Rosenblatt advierte ‘no debemos enseñar sobre literatura, debemos en cambio hacer vivir la literatura a nuestros estudiantes.’” José Luis Escalera reflexiona “Leer por gusto, por curiosidad. Leer literatura como la manera privilegiada de vivir todas las vidas que nos habitan y que nos resignan sólo a la que estamos viviendo encerrados en este cuerpo siempre limitado. Leer como una manera de ‘escuchar con los ojos’ las historias, los cantos y los cuentos que fascinaron a nuestros antepasados. Leer como un acto de rebeldía ante el absurdo de la muerte, de nuestro fugaz paso por el mundo. Leer contra la enfermedad y el dolor, aunque sean irremediables. Leer como acto de protesta silenciosa y fructífera contra la banalidad y la tontería. Leer para evitar que nos arrase la terrible realidad, en una graciosa huida hacia las ficciones (mentiras a fin de cuentas) que nos muestran con toda verdad lo que somos. Leer como un remedio contra la injusticia, el abuso del poder, la discriminación, el hambre y la miseria; como remedio contra todo lo odioso, Bush incluido. “Leer como una apuesta decidida por el conocimiento, la inteligencia y la emoción. Leer para celebrar la vida, como conjuro contra el miedo y la sinrazón. Leer para recuperar la memoria. Para saber quiénes somos, al menos por un momento. Quizá para reinventarnos. Leer para confirmar que la humanidad no tiene remedio pero que no somos los únicos en saberlo. Leer literatura como un acto de fe. Hacer de la lectura una práctica de la vida cotidiana, fuera de sus obligaciones, como una actividad placentera y lúdica. Que se perciba la lectura como una opción, como una posibilidad de entretenimiento. La lectura proporciona un placer enorme, nos remite a mundos imposibles pero deseables, nos hace vivir nuestros deseos e imaginar los de los otros. La literatura es un mundo rico y fascinante. ¡El mundo inagotable de la literatura!” Michele Petit opina “A menudo uno se dedica a la lectura porque ha visto a una persona amada sumergida en sus libros, inaccesible, y la lectura apareció como un medio para acercarse a ella y de apropiarse de su mundo, de sus cualidades, de su encanto, de su misterio. Uno se dedica a la lectura porque piensa que hay en los libros un secreto y lo va a buscar en un montón de libros -o en algunos- a lo largo de su vida. Notemos de paso que muchas personas que no leen creen también que hay en los libros un secreto del cual están excluidas, porque ninguna persona les ha abierto el camino, y para ellas esto es un sufrimiento. Entonces la mejor manera de contagiar el hábito de leer, en medios donde leer no es un hecho natural, es multiplicar las oportunidades de mediaciones, de encuentros.” José Felipe Coria considera “Lecturas sobre cine que confirman la necesidad de sumergirse en el fenómeno de las imágenes dejando de lado las banalidades difundidas por todo tipo de revistas. Lecturas que acaso insisten que la vanguardia sigue estando en la comprensión del cine recurriendo, literalmente, a leerlo. 1) La lectura genérica. Ángeles y demonios (Paidós, 2003), de Celestino Deleyto, parte de asimilar las corrientes dominantes del Hollywood contemporáneo para elaborar una completa maquinaria analítica sobre los procesos ideológicos del cine. 2) La lectura clásica. La política de los autores (Paidós, 2003) no es un clásico olvidado sino vigente; nunca un volumen de mera referencia sino uno esencial; jamás un libro de relleno sino uno ineludible para comprender en su más diáfana pureza cuánto significado tiene lo cinematográfico. 3) La lectura vanguardista. Jean-Godard: el pensamiento del cine (Paidós, 2003), compilado por David Oubiña, es un ejercicio insólito de contemplación... perfecta síntesis entre tradición y vanguardia, entre cine y video, entre lenguaje visual y pensamiento crítico.” Agustín Ramos comenta “Alguna vez gusté de llamarlos cómplices, tal vez seducido por la resonancia transgresora de la palabra o porque otro vocablo más preciso estaba muy desgastado. No lo sé. El caso es que ahora prefiero llamarlos amigos. Porque a los cómplices los unen intereses. Buenos o malos; al fin y al cabo intereses, que pueden generar conflictos irresolubles o bien limitar la complicidad al punto donde dejan de compartirse tales intereses. En cambio la amistad es ilimitada, incondicional. Los intereses compartidos pueden o no existir, pero no condicionan ni determinan los amigos. Y no creo que pueda ocurrir nada más afortunado que constituir un círculo de amigos. En el círculo del que me honro en formar parte compartimos algunos principios, otros tantos valores y el vicio de la lectura. A veces enfrentamos problemas juntos, a veces podemos ayudar a resolverlos, a veces no. “Lecturas: del espacio interno al espacio público, de Michele Petit. Ahí la autora, entre otras cosas, señala que quien lee -sin importar cuánto ni qué, sino en la medida en que se entrega a la lectura- bucea dentro de sí, y al hacerlo se conoce, y al conocerse amplía su personalidad (más o menos es su idea del papel de la lectura en la construcción de la subjetividad). Así, el lector, al crear su subjetividad, no se aparta de los demás, no se aísla, como parecería hacerlo cuando lee. Cuando alguien abre un libro y aparenta encerrarse en una burbuja o transportarse a un mundo que no es éste, sabiéndolo o sin saberlo toma una distancia que le ayuda a insertarse en la sociedad de una manera diferente, más compleja, de mejor calidad. “No cabe duda que, sin ser una condición imprescindible, la lectura ha ayudado a nuestro círculo a mantenerse unido, cohesionado, organizado en última instancia en torno a la literatura, pero a la literatura como tarea social, con un sentido final de colectividad. La idea de Michele me reconforta y me corrige. El círculo más que bote salvavidas, es una nave de creación, de creación de uno mismo, de autoconstrucción. Un grupo que no busca poder sino respuestas y explicaciones que lo rescaten de la ignorancia. Somos una agrupación de individuos, cada uno valioso, cada uno respetable y fortalecido por la lectura. ¿Cómo pagar a esos amigos la deuda que se contrae en la subjetividad construida en la lectura y en la objetividad que se disfruta en la convivencia?” Gabriel Zaid sostiene “El problema del libro no está en los millones de pobres que apenas saben leer y escribir, sino en los millones de universitarios que no quieren leer, sino escribir. Lo cual implica (porque la lectura hace vicio, como fumar) que nunca le han dado el golpe a la lectura: que nunca han llegado a saber lo que es leer. Hay millones de personas con estudios universitarios. Por mal que estén económicamente, pertenecen a la capa superior de la población. Pues bien, estos millones de personas superiores en educación y en ingresos no dan mercado para más de dos mil o tres mil ejemplares por título. Y si las masas universitarias compran pocos libros, ¿para qué hablar de masas pobres, analfabetismo, poder adquisitivo, precios excesivos?” Celina Yamashiro pregunta “¿Sabía usted que cada habitante de México lee en promedio dos libros al año, y que lejos de aumentar el número de lectores éste disminuye? Si bien nuestro país nunca se ha caracterizado por incentivar de manera agresiva la cultura de la lectura desde la niñez, este hábito, que se impulsa principalmente en las escuelas públicas, ya hubiera desaparecido si no existieran los libros de texto gratuitos. Constantino Lacallo estima que los niños leen más que los adultos.” La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) considera “La capacidad para leer, comprender y utilizar la información está en el centro del desarrollo académico y personal. La comprensión de lectura es el fundamento para aprender a través de los temas escolares y da a los individuos la capacidad para participar en sus comunidades y en la sociedad. Es una de las capacidades más importantes que los alumnos adquieren y desarrollan a medida que avanzan en sus años de escuela.” Verónica Guerrero Mothelet: “La lectura, además de fundamento para el desarrollo de la capacidad intelectual de niños y jóvenes, es también una fuente elemental de conocimiento. Cuando a este doble beneficio se agrega la divulgación de la ciencia, el resultado es un patrimonio invaluable para una sociedad como la de América Latina, ya que estimula la cultura científica en los escolares, al margen del objetivo de atraer a más jóvenes hacia el quehacer científico y tecnológico, no sólo alimenta la curiosidad natural y les aporta conceptos útiles para comprender y transformar el mundo, sino despliega en ellos una actitud analítica y racional frente a la vida.” Arnoldo Kraus: “La vida es la suma de muchas historias. Unas reales, otras irreales. Algunas de esas historias son propias, otras son ajenas, en ocasiones son de amigos y, con frecuencia, a pesar de ser lejanas, son similares alas nuestras. Sí, la vida es la suma de muchas historias. Vidas a veces parecidas como las que viven los jóvenes en la escuela, vidas tristes como las de los niños y niñas de la calle, vidas difíciles como las de las niñas y los niños huérfanos, vidas llenas de injusticia como las de la población indígena en Chiapas y vidas donde el dolor es parte de la persona como sucede cuando uno enferma. Hay veces que la vida parece un cuento y hay veces que los cuentos son más reales que la vida misma. ¿Qué tanto un cuento es real y qué tanto la vida es un cuento. En ocasiones deseamos que el cuento sea una realidad y en otras oportunidades sabemos que lo narrado ya ha sido parte de una vida. “Los cuentos dejan de ser sólo historias cuando uno aprende de ellos o cuando quien lee modifica su ser por lo ahí narrado. Lo mismo sucede con la enfermedad: deja de ser algo lejano cuando el dolor y los miedos se contagian y nos obligan a pensar en el ser querido. En estos cuentos el joven lector encontrará algunas razones para entender mejor al ser humano y no pocos motivos para pensar acerca de la vida. Una de las virtudes de los cuentos es sembrar. Si se siembra a partir del significado y la importancia que tiene la enfermedad es probable que la cosecha sea buena. El premio nobel de literatura, Albert Camus, quien solía reflexionar acerca de los dolores del corazón escribió: ‘Doctor, ¿quién le enseñó todo esto?’ La respuesta llegó pronto: ‘El sufrimiento’. Camus tenía razón. El sufrimiento es magnífica escuela. Doloroso y real. Crudo y palpable. Amigo y enemigo. Testigo y escucha. La enfermedad, propia o ajena, individual o de la sociedad, es magnífica oportunidad para mirar, para tocar, para preguntar, para pensar. La enfermedad es un abanico inmenso. A través de sus historias, el dolor abre las puertas de la vida y nos recuerda la cercanía de la muerte.. quien padece, o quien acompaña a un enfermo, entiende el valor del día y los significados de muchos sucesos que para la mayoría de los sanos suelen pasar desapercibidos. “Los cuentos son una vacuna contra los malos tiempos por los que ahora atravesamos. Tiempo donde los valores morales han sido reemplazados por bienes materiales. Tiempos donde la paz del silencio ha sido sepultada por el ruido del olvido. Estos cuentos invitan al lector a pensar en el otro, en el desvalido, en el distinto, en quien sufre, en quien sufre, en quien es menospreciado por ser enfermo. Estos cuentos son una profunda mirada de algunos rincones de la vida herida. Mirada que cala hondo y que invita a reflexionar en uno mismo a partir del dolor ajeno. Hay que leer para pensar.” Vamos a cerrar este capítulo con estas elocuentes ideas de Mario Vargas Llosa “El mundo en que vivimos es incapaz de satisfacer nuestras necesidades, sueños y anhelos. Esto hace de los lectores de la buena literatura seres irremediablemente insatisfechos. Es lo que mantiene el espíritu crítico. En la sociedad actual la literatura es, quizá, el último reducto de la contestación de lo existente.” Según Rosa Montero “si para un escritor el dejar de escribir puede desembocar en la locura, dejar de leer es la muerte instantánea.” Jorge Luis Borges adujo “la lectura debe ser una de las formas de la felicidad.” Su vida era la lectura, más que la escritura dijo María Kodama. Bibliografía 1. Miguel A. Quemain. Enseñar, leer, escribir y gozar son una misma cosa: Bloom. El Financiero. 10 de octubre de 2003. Página 55 2. María Clara de Greiff. Invitar al lector, pero también crearlo. El Financiero. 12 de diciembre de 2003. Página 54 3. Guillermo Samperio. Mis primeras lecturas. El Financiero. 12 de diciembre de 2003. Página 55 4. Miguel Ángel Quemain. Supo anidar en su corazón el mundo de lo femenino. El Financiero. Página 24 5. José David Cano. Demasiada entrega a la lectura cotidiana. El Financiero. 26 de diciembre de 2003. Página 25. 6. Juan Domingo Argüelles. Tiempos de lectura. El Financiero. 31 de diciembre de 2003. Página 26 7. Juan Domingo Argüelles. Leer: el vicio y el contagio I. El Financiero. 7 de enero de 2004. Página 31 8. José Felipe Coria. Ángeles y demás. El Financiero. 12 de enero de 2004. Página 57 9. Agustín Ramos. No estar solos. El Financiero. 14 de enero de 2004. Página 39 10. Juan Domingo Argüelles. Leer: el vicio y el contagio II. El Financiero. 14 de enero de 2004. Página 39 11. Juan Domingo Argüelles. Leer: el vicio y el contagio III. El Financiero. Página 43 12. Oscar Enrique Ornelas. Las predicciones cumplidas: sin PRI y universitarios que no leen. El Financiero. 30 de enero de 2004. Página 50 13. Juan Domingo Argüelles. ¿Leer para procrear? El Financiero. 3 de marzo de 2004. Página 40 14. Juan Domingo Argüelles. La lectura en la escuela. El Financiero. 10 de marzo de 2004. Página 44 15. Rossi Blengio. La poesía a través de la reflexión. El Financiero. 25 de marzo de 2004. Página 37 16. Juan Domingo Argüelles. La lectura como un fin. El Financiero. 31 de marzo de 2004. Página 45 17. Juan Domingo Argüelles. La lectura configura. El Financiero. 7 de abril de 2004. Página 28 18. Juan Domingo Argüelles. Mandarines de la lectura. El Financiero. 21 de abril de 2004. Página 36 19. José nava. La extravagancia del sueño amarillo. El Financiero. 30 de abril de 2004. Página 66 20. Fabiola Palapa Quijas. Rescatan la memoria de artistas para interpretar la realidad. La Jornada. 5 de octubre de 2004. Página 2ª 21. Verónica Guerrero Mothelet. Leamos la ciencia. La Jornada. 11 de noviembre de 2004. Página 11 22. Arnoldo Kraus. Leer para pensar. La Jornada. 17 de noviembre de 2004. Página 22 23. Pablo Espinosa. Agradece Jelinek con cátedra de filosofía. La Jornada de enmedio. Página 6ª ¡SOS! ¡Necesitamos su ayuda! Visión San Luis = plan estratégico Estamos promoviendo que se construya un Instituto de Ciencias Químicas (ICQ) en la costa grande del Estado de Guerrero, México, con la finalidad de industrializar el coco, mango, papaya, melón, sandía, limón, plátano, café y otros productos del campo integrado por: 1. Diez edificios con diez aulas cada uno 2. Biblioteca con un área gigante, diez espacios grandes, diez salones y diez áreas de lectura 3. Edificio con 50 oficinas administrativas y un espacio para radio 4. Auditorio para dos mil personas 5. Centro de cómputo e impresión 6. Cinco edificios con 100 habitaciones cada uno para estudiantes, asesores y empleados 7. Área de lavandería, secado y planchado de ropa 8. Cocina, comedor, almacén, baños y oficina a) área de ensaladas b) área de frutas c) área de bebidas: agua, té, café, leche, jugos, etc. d) área de sopas y salsas e) área de guisados f) área de tortillas g) área de atoles y tamales h) área de panadería y pizzería i) área de crema, quesos y postres j) área de helados y paletas k) área de lavado de trastes y desperdicios 9. Laboratorio de bebidas 10. Laboratorio de yogurts 11. Laboratorio de alimentos 12. Laboratorio de cremas 13. Laboratorio de shampoos 14. Laboratorio de cosméticos 15. Laboratorio de pulpa de coco 16. Laboratorio de pulpa de mango 17. Laboratorio de pulpa de tamarindo 18. Laboratorio de aceites 19. Laboratorio de saborizantes, aromatizantes y colorantes 20. Laboratorio de jabones y detergentes 21. Laboratorio de sal y sus derivados 22. Laboratorio de análisis de tierra y abono natural 23. Laboratorio de identificación y procesamiento de oro y otros minerales 24. Nave de cartón y papel 25. Nave de procesamiento de plástico 26. Nave de cristal y aluminio 27. Nave de procesamiento de botones y broches 28. Nave de cables y equivalentes 29. Almacén general y distribución de productos 30. Taller de tapicería y costura 31. Taller de carpintería artística 32. Taller de estructuras metálicas 33. Taller de electricidad y plomería 34. Taller de pintura y albañilería 35. Taller de ventanas y cristales 36. Taller de aire acondicionado y refrigeración 37. Taller de mecánica automotriz 38. Taller de artesanías y manualidades 39. Guardería y educación preescolar 40. Diez pozos artesianos, sistema de bombeo y depósito de agua 41. Proceso de purificación de agua 42. Una clínica médica, dental, psicológica y psiquiátrica a) diez consultorios médicos b) cinco consultorios de psicología c) cinco consultorios dentales d) área de urgencias e) área de cirugía menor f) dos salas de partos g) cuatro quirófanos h) área de enfermería y esterilización i) treinta cuartos de hospitalización j) área de rayos X k) unidad de cuidados neonatales l) unidad de cuidados intensivos m) unidad de hemodiálisis n) almacén de materiales y medicamentos o) dormitorio para el médico p) dos ambulancias q) laboratorio clínico r) área de rehabilitación s) área de adulto mayor t) área de rehabilitación de drogadictos y pacientes psiquiátricos 43. Cuatro albercas de hidromasaje 44. Cuatro albercas olímpicas con trampolín de altura 45. Cuatro canchas de volibol 46. Cuatro canchas de básquetbol 47. Cuatro canchas de tenis 48. Cuatro canchas de fútbol rápido 49. Cuatro canchas de fútbol convencional 50. Cuatro canchas de béisbol y un frontenis 51. Campo de golf y jardines 52. Vivero – invernadero – plantas frutales y ornamentales 53. Edifico de cinco niveles para a) gimnasio y aerobics a) ballet y danza b) música y vocalización c) karate, judo y boxeo d) Yoga y meditación 54. Granja de cerdos 55. Granja de pollos 56. Granja de camarones 57. Granja de perros guardianes 58. Granja de vacas lecheras 59. Veinte camiones volteos de 20 toneladas 60. Diez tractores para cargar volteos 61. Diez camiones de 20 toneladas 62. Diez trailers con remolque 63. Diez camiones con revolvedora (grava, arena y cemento) 64. Diez camiones cisternas de 20 toneladas para acarreo de agua 65. Diez camiones con sistema impulsor de mezcla de cemento 66. Diez autobuses de elevada comodidad para viajes largos 67. Diez autobuses de mediana comodidad para viajes cortos 68. Diez camionetas de cinco toneladas, diez camionetas de una tonelada y diez automóviles 69. Una grúa para movilización e instalación de estructuras metálicas pesadas 70. Una franquicia para gasolinera Ojalá usted pueda y quiera ayudarnos a llevar a feliz término este proyecto académico. Blanchard y Bowles “El éxito se refiere a valor. La trascendencia se refiere a valer la pena. El éxito es obtener. La trascendencia es dar… dar tiempo, talento, dinero y servicio a otros. Eso es lo que realmente importa. La prosperidad perpetua les llega a aquellos que ayudan a otros. La prosperidad perpetua se refiere a lo que uno puede dar, a cómo uno puede servir y establecer relaciones de amor con los demás.” Kiyosaki “El poder de dar dinero, sonrisa, amor, amistad.” Adagio “Dios no necesita recibir, pero los humanos necesitan dar.” Refrán “El que da con una mano, recibe con las dos.” Og Mandino “Elige dar en lugar de robar.” Adagio “Hay que darlo todo a cambio de nada.” Erich Fromm “No es rico el tiene mucho, sino el que da mucho.” “Es más bienaventurado dar que recibir.” Hch 20:35 “Da al sabio, será más sabio.” Pr 9:9 Anónimo “Da a los demás más de lo que esperan.” Adrián Bourcart “La alegría de amar, el placer de dar, y nada más.” Henry David Thoreau “De joven admiraba a las personas inteligentes. Ahora que soy viejo, admiro a los bondadosos.” Anthony Robbins “El secreto de la vida es dar. La vida es un regalo y todos debemos recordar que tenemos la responsabilidad de devolver algo. Sólo aquellos que han aprendido el poder de la contribución sincera y desinteresada experimentan la más profunda alegría en la vida: la verdadera autorrealización.” El axioma de la bondad establece el que no da, no recibe nada; el que da escasamente, recibe muy poco; el que da medianamente, recibe mediocremente; el que da en abundancia, recibe en abundancia. La meta es reunir 7,000 millones de dólares para el 10 de agosto de 2040. La expectativa es que el 10 de agosto de 2012 hayamos logrado el 10% de nuestros objetivos. En tal fecha se iniciarán las actividades académicas del instituto. Se reciben sus donativos en Bancomer 0151278282. Banamex 188005047. Por razones de ley, por favor, haga sus donativos a través del banco. Para obtener el recibo oficial, por favor, envíe la constancia de depósito al tel/fax (755) 554-9042 (lunes a viernes 10 a 14 horas; [email protected] ) y por correo certificado le hacemos llegar el recibo. Vamos a crear un centro académico donde sea un placer aprender y trabajar. Un instituto del que nuestro equipo de fútbol se sienta muy orgulloso. ¡Gracias por escuchar estas voces! ¡Gracias por su colaboración! ¡Gracias a los autores citados por permitirme utilizar sus ideas! ¡Gracias por ser parte de este magnífico proyecto! ¡Gracias por leer este contenido! Visión San Luis Asociación Civil Secretaría de Relaciones Exteriores permiso 1021,595 expediente 200512001523 Notaría # 4 Distrito de Azueta, Volumen segundo, Tomo octavo, Escritura pública # 618 Registro Público de la Propiedad # 117 16 de enero de 2006 Secretaría de Hacienda RFC VSL051104LV5 Domicilio fiscal: Palmas # 40 Colonia Centro Zihuatanejo, Estado de Guerrero, México. CP 40880 Página web: www.visionsanluis.com Presidente David Franco García Núñez* Secretario Blas Serna Holanda Tesorero Edgar René Ríos Maciel Primer vocal Miguel Antonio Flores Sahagún Segundo vocal Armando Serna Holanda Tercer vocal Selene Serna Contreras Cuarto vocal Daniel Serna Contreras Quinto vocal Diana Margarita Contreras Fernández Sexto vocal Samuel Núñez González Séptimo vocal Sergio Ayvar Serna Octavo vocal Salvador Parra Espinosa *Centenario # 60 Colonia El Alto San Luis San Pedro, Estado de Guerrero, México. CP 40905 [email protected] Blas Serna Holanda asume la responsabilidad del contenido de este escrito. Dale Carnegie “Las ideas que defiendo no son mías. Las tomé prestadas de Sócrates, se las birlé a Chesterfield, se las robé a Jesús. Y si no os gustan sus ideas, ¿las de quién hubierais preferido utilizar?” Se agradece profundamente el diseño de portada a Selene Serna Contreras. [email protected] [email protected] [email protected] [email protected] [email protected] Derechos de autor 03-2004-080613441600-01 Derechos de autor 03-200-112811383700-01