Coordinación Democrática: Sí, pero... «Unió Democràtica de Catalunya» es el representante catalán en el Equipo Democratacristiano del Estado Español. Las dos organizaciones no estrictamente regionales o nacionales. de este colectivo - Izquierda Democrática y Federación Popular Democrática - se han adherido a Coordinación Democrática, el nuevo organismo unitario de la oposición resultado de la fusión entre la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia Democrática. «Convergencia Socialista de Catalunya» pertenece a la Federación de Partidos Socialistas, organismo éste próximo a su ingreso en Coordinación Democrática. Ademas, tanto «Unió Democràtica» como «Convergencia Socialista» pertenecen tanto al «Consell de Forces Polítiques de Catalunya» como a la «Assemblea de Catalunya», los organismos unitarios catalanes, cuyas relaciones con Coordinación Democrática aún no están definidas. Por ello nada mejor que dos representantes de estos grupos catalanes - Albert Vila, de «UDC» y Josep Mª Obiols, de «CSC» nos hablen en nuestro «Debate Político» de las posturas que han adoptado frente a la «Plata-Junta» y a las relaciones de ésta con el «Consell» y la «Assemblea». Nuestra primera pregunta es: ¿Qué representa, para Catalunya y para el resto del Estado español la constitución de Coordinación Democrática? Para el Estado español representa la consecución por primera vez de una instancia unitaria que, aunque no agrupa a toda la oposición, se acerca lo suficiente como para pensar y desear que en un término corto pueden entrar todas las fuerzas realmente democráticas. Es la realización, a nivel de Estado español, de una cosa a la cual Catalunya, por situación específica, ya había llegado desde hace tiempo. Catalunya ha mostrado de antiguo su vocación unitaria en la oposición, y por lo tanto forzosamente se ha de alegrar que a nivel de Estado se haya conseguido este principio de unidad, superando la dualidad que representaba la existencia de la Plataforma y la Junta. Por nuestra parte, «Unió Democràtica.de Catalunya» critica la poca consideración que se ha tenido con las instancias unitarias catalanas a la hora de constituir Coordinación. De tal forma que se ha repetido, aunque no con tanta intensidad, uno de los vicios de origen que tuvo la Junta. Muchos grupos, a nivel del Estado español, desconocen todavía, desgraciadamente, la real especificidad del hecho catalán, y aunque hemos de creer que no con mala voluntad a la hora de 1a práctica tienden a menospreciar este hecho. Nosotros, como democratacristianos catalanes, estamos muy satisfechos de que este hecho haya sido detectado por los grupos de igual significación «D.C.» a nivel del resto del Estado, los cuales han puesto como condición para su adhesión a Coordinación Democrática el que no se marginen los colectivos políticos. «Que en la Coordinación Democrática se acepte la presencia de organizaciones representativas de las regiones», señala textualmente Izquierda Democrática; «Que deben integrarse también los colectivos de regiones, de las regiones y países», dice la Federación Popular Democrática. Aunque nosotros matizaríamos este término de integración, creemos que es una sensibilidad política por el hecho catalán que convendría se hiciera extensiva al resto de las corrientes políticas. De otra parte, creemos que esto es un tanto más importante porque consideramos realmente que Coordinación ha de ser un instrumento, imprescindible, hasta el momento de la democratización real de las instituciones. UNA DIVISIÓN IMPOSIBLE A lo dicho anteriormente quisiera añadir lo siguiente: Es evidente que la constitución de Coordinación Democrática ha sido un golpe muy fuerte para el Régimen y la única respuesta de éste ha sido acusar a la oposición de radicalización, cuando en realidad la verdadera radicalización es la de las detenciones, multas y encarcelamientos subsiguientes a la presentación del nuevo organismo unitario. Me parece evidente que, todo en conjunto, responde al disgusto por el fracaso de la maniobra de la división. Esta división, sin embargo, era a la larga imposible de producir dada la naturaleza de las reivindicaciones: amnistía, derechos humanos, libertades sindicales y democráticas...; en definitiva, retorno de la soberanía al pueblo, lo que, dejando de lado cuestiones tecnológicas, es un período constituyente. La división era imposible, pues, porque no se trata de un pacto de Gobierno, ni de una coincidencia en un determinado proyecto de sociedad. cosas que habrán de ser ampliamente debatidas a partir del mismo momento de la democratización. Se trata, en definitiva, de una cosa más sencilla pero al mismo tiempo mucho más fundamental. En este sentido es forzoso admitir que la referencia que hace Coordinación a su propio programa como «única alternativa pacífica hacia la democracia» es absolutamente exacta. Nosotros, y como nosotros todas las fuerzas integradas en el «ConseIl», creemos que podríamos hacer íntegramente nuestras estas palabras si se añadiera la debida referencia a la plurinacionalidad del Estado español. En tanto en cuanto sea así, cualquier alternativa que no contemple los citados puntos será un continuismo más o menos disfrazado, pero de ninguna manera una democratización real. ¿PACTO O INTEGRACIÓN? Supuesta una superación de estas diferencias ¿qué relaciones orgánicas deberían establecerse entre Coordinación Democrática por un lado y el «Consell» y la «Assemblea» de otro? Creemos en «UDC» que las relaciones entre las instancias unitarias catalanas y las del resto del Estado español no han de ser de integración de las primeras dentro de la segunda, sino que han de ir más bien por el camino del pacto. Este pacto o, valga la redundancia, esta coordinación con Coordinación Democrática ha de contemplar la necesaria clarificación de funciones entre los organismos unitarios catalanes y, al mismo tiempo, sería muy importante que la Coordinación con la cual pudiesen pactar las instancias catalanas fuese ya realmente al menos tan amplia, en cuanto a espectro político, como lo son el «Consell» y la «Assemblea». En este sentido quisiera insistir en un aspecto señalado por la Izquierda Democrática y Federación Popular Democrática en el sentido de que «no se excluya a ningún partido o federación de partidos socialistas, socialdemócratas o liberales que lo deseen». Los lazos entre las instancias unitarias catalanas y Coordinación Democrática podrán ser tanto más profundos en la medida en que este organismo acepte lo que es reivindicación común a la «Assemblea» y el «Consell», es decir, el restablecimiento provisional de los principios en instituciones que informaban el Estatuto de 1932. CUESTIONES CLAVE Fraga Representaría un intento reformista pero dentro de un consustancial continuismo. Comisión Mixta para la Reforma Un posible dialogo de sordos entre dos formas continuismo. Amnistía Es necesario no confundir amnistía con indulto. Es inseparable de la reforma de las leyes y, por tanto, todavía una reivindicación prioritaria Legalización del PC Imprescindible. Sucursalismo político El mismo señor Sánchez Terán dijo que era inviable. No hacen falta más comentarios. Elecciones municipales Difícilmente representarán nada sustancial sino cambian bastante las reglas del juego. Viola Dimisión. Frente Nacional Un intento de perpetuar algo que no es perpetuable. Evasión de capitales Es una muestra de la poca confianza de algunos sectores oligárquicos en poder perpetuar sus escandalosos negocios. Lucha de clases Nosotros no creemos en la existencia de dos únicas clases. La realidad es mucho más compleja. Mundo Diario, 18.4.1976