REBELD˝A-37.qxp 01/02/2006 04:50 p.m. PÆgina 23 Explotación, jubilación y rebeldía Francisco Pineda I La Sexta Declaración de la Selva Lacandona inscribe la explotación en la raíz de la insurgencia zapatista: “nuestra pequeña historia es que nos cansamos de la explotación que nos hacían los poderosos y pues nos organizamos para defendernos y para luchar por la justicia”. En esta proclama, destinada a extender una nueva página de la historia, la explotación es la clave desde el primer apartado, “De lo que somos”. 23 A continuación, “De cómo vemos el mundo”, los zapatistas nos dicen: el capitalismo es el que está más fuerte ahorita, se basa en la explotación de los trabajadores y también hace su riqueza con despojo. Además de servir para comprar y vender, el mercado también sirve para esconder la explotación de los trabajadores. En el mercado vemos mercancías, pero no vemos la explotación con las que se hicieron. La globalización neoliberal es una guerra de conquista de todo el mundo, elimina y desprecia a los que no le REBELD˝A-37.qxp 01/02/2006 04:50 p.m. PÆgina 24 sirven y quita las leyes que no lo dejan hacer muchas explotaciones. Igualmente, los zapatistas observan que los explotados de cada país no se conforman sino que se rebelan, resisten y no se dejan ser eliminados. Hay también una globalización de la rebeldía. todos ellos y en todo el país. Y cuando decimos que todos los explotados de México también estamos hablando de los hermanos y hermanas que se han tenido que ir a Estados Unidos a buscar trabajo para poder sobrevivir”. En este sentido, podemos asumir que la lucha contra la explotación es la raíz y la razón de “De cómo vemos a nuestro país que es México”: el salario que se paga es una miseria, no importa el precio de los productos que necesita el pueblo trabajador. La gran explotación se impone a los niños y muchos mexicanos tienen que dejar su patria para buscar trabajo en Estados Unidos, donde los explotan, los persiguen, los desprecian y matan. En nuestro país hay luchadores sociales, hombres y mujeres que toda su vida se la han pasado luchando por el pueblo explotado. “Vamos a seguir luchando por los pueblos indios de México —expone el EZLN—, pero ya no sólo por ellos ni sólo con ellos, sino que por todos los explotados y desposeídos de México, con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y le da contenido anticapitalista a la Otra Campaña. “Cualquier palabra que esté inscrita en un movimiento anticapitalista en contra de la explotación es la que queremos escuchar”, explicó el Subcomandante Insurgente Marcos, el 9 de agosto pasado, durante la primera reunión preparatoria de la Otra Campaña. La Sexta plantea una concepción de la realidad —explicó posteriormente—, una idea de lo que es el mundo y el país. Esta idea es también una toma de posición: esto soy en este lugar, en este tiempo, con esta experiencia. Compañeros, los zapatistas nos han convocado a una gran movilización con estas palabras: 24 REBELD˝A-37.qxp 01/02/2006 04:50 p.m. PÆgina 25 “Suponemos que comparten parte o la totalidad de esa idea sobre el mundo, el continente y el país, y agregan la de su respectivo horizonte... el reconocimiento de la explotación, el desprecio y la represión, así como el reconocimiento de otras resistencias y rebeldías”. La marcha de los explotados se empieza a organizar, se forman ya los primeros contingentes y se escucha el rumor de la otra tormenta... “Y a fuerza de sumar nuestras debilidades, seremos los más fuertes del mundo, de la historia y de las luchas de la razón”, arenga el EZLN, recuperando palabras del poeta salvadoreño Roque Dalton. Recordemos también que la rebeldía de los trabajadores del Seguro Social, la dignidad de una lucha por las generaciones venideras de trabajadores, fue el contexto del comunicado zapatista, Después de la tormenta viene... la “otra” tormenta, difundido en octubre pasado. Desde ahí, en seguida expondré algunas consideraciones acerca de la importancia que tiene asumir plenamente las ideas zapatistas y tomar posición ante la explotación y el despojo de las jubilaciones y pensiones. II Si queremos obtener un litro de agua en el mercado, primero pagamos y luego lo consumimos. Así sucede también, por ejemplo, si queremos obtener un servicio de salud. Primero cotizamos al IMSS o al ISSSTE y luego recibimos la atención médica. Pero el capitalista, primero explota al trabajador y después de una semana, de quince días o un mes, paga el salario. Primero consume la fuerza de trabajo, después la paga. Ese es un mecanismo conocido por todos y, también, sabemos que el consumo anticipado de la fuerza de trabajo no funciona como crédito. En el sistema salarial, el capitalista no paga intereses por consumir la fuerza de trabajo anticipadamente. Si, por el contrario, alguno de nosotros quiere consumir un producto pagando después el precio correspondiente, entonces debe pagar un costo adicional, los intereses del crédito. El explotador, no. 25 En este sistema, el trabajador es un vendedor de su fuerza de trabajo en desventaja. Tal situación —que el trabajador vive diariamente— será más desfavorable con los años. En la edad mayor, es tratado como mercancía de desecho; en este sistema, sólo cuenta en tanto se consume en el proceso de trabajo. Y, debido a ese mecanismo de salario diferido, el capitalista desprecia y deprecia al trabajador de mayor edad. En el capitalismo, la fuerza de trabajo es una mercancía especial. Pero esta helada realidad, sin embargo, tiene consecuencias candentes, pues la explotación se ejerce sobre personas, no sobre una determinada capacidad del trabajador. Quienes padecen la explotación son los trabajadores, hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos, ancianos y sus familiares. Así, la explotación invade todos los ámbitos de la vida. La fuerza de trabajo es la única mercancía que tiene la capacidad de generar un nuevo valor, un valor excedente, en el proceso de trabajo. Necesita, a su vez, un tiempo para formarse o habilitarse; un tiempo de descanso para reponer su desgaste; un tiempo para reproducirse a sí misma y, por lo común, vive un periodo mayor, la vejez. Todos esos tiempos diversos, con sus necesidades propias incluyendo a su familia, son indispensables para que exista la fuerza de trabajo en el mercado. Lo que determina la magnitud de su valor como mercancía es, por tanto, la cantidad de trabajo necesario para su producción y su reproducción, desde que se forma en el vientre, hasta que vive sus últimos días. Si consideramos, entonces, lo que los explotadores deben pagar como salario es la magnitud de valor necesario para la producción y reproducción del trabajador y su familia, desde la gestación hasta los últimos días. Ese sería el salario si correspondiese al valor de la mercancía fuerza de trabajo. Pero sabemos que el explotador viola permanentemente el valor de la fuerza de trabajo, la consume pagando después y menos de lo que vale1. Es más, en el sistema jurídico capitalista, una parte de la remuneración del trabajador ni siquiera se reconoce como salario, sino que se le llama de manera especial, no salario sino “prestación”. REBELD˝A-37.qxp 01/02/2006 04:50 p.m. PÆgina 26 Así —como por arte de magia— las personas y las cosas aparecen exactamente al revés. El explotador, quien primero consume y luego paga sin intereses, aparece como “prestador”. Y el explotado, quien primero dio a consumir su fuerza de trabajo sin recibir los intereses correspondientes al anticipo, aparece como receptor de una “prestación”. Luego se dirá —como bien sabemos— que por recibir esa “prestación”, el trabajador, el explotado, es un “privilegiado”. En este sistema capitalista, el explotador es presentado como dador y el explotado es presentado como “privilegiado”, con el fin de dividir, aislar y reprimir su lucha de resistencia El mecanismo, que permite realizar cotidianamente de ese movimiento de dominación, reside en la forma del salario. La forma del salario borra toda huella de la división de la jornada laboral entre trabajo necesario y plustrabajo, entre trabajo pagado y trabajo no pagado. Bajo la forma del salario, escribió Marx, todo trabajo aparece como trabajo pagado y “sobre esta forma de manifestación, que vuelve invisible la relación efectiva y precisamente muestra lo opuesto de dicha relación, se fundan todas las nociones jurídicas tanto del obrero como del capitalista, todas las mistificaciones del modo capitalista de producción y todas sus ilusiones de libertad” 2. Esa forma salarial oculta también el pago diferido. ¿Qué sucede si consideramos las jubilaciones y pensiones no como “prestación” sino como salario diferido? Puesto que el patrón es quien consume la fuerza de trabajo, es el patrón quien debe pagar el valor íntegro de la fuerza de trabajo. El explotado no tiene porqué poner ni un centavo, todo el valor de esa mercancía debe pagarlo quien la consume. El sistema de pago diferido de salarios tiene otras agravantes. 1. Establece diferencias entre los explotados, puesto que la inmensa mayoría de los trabajadores del campo y la ciudad no recibe el pago de la parte del salario que corresponde a jubilaciones y pensiones. En esta medida, el sistema de explotación capitalista se funda en el despojo de 26 una masa enorme de salarios no retribuidos, que se quedan en el bolsillo de los patrones como ganancia. 2. Una parte del salario diferido, la que va a parar a los fondos de jubilaciones y pensiones, funciona como capital especulativo en las cuentas bancarias que operan los estafadores públicos y privados. El salario así retenido rinde beneficios, pero no al trabajador sino a los explotadores, y luego de un tiempo simplemente desaparecen los fondos. El despojo, la estafa financiera, multiplica los efectos de la explotación. 3. Con las políticas neoliberales, adicionalmente, se está produciendo un movimiento capitalista mundial para incrementar la edad de jubilación. Si consideramos esta medida desde el punto de vista del trabajador, globalmente, equivale al incremento de la jornada de trabajo sin retribución. Al aumentarse la edad de jubilación se reduce en años el tiempo de descanso. Esto significa que se reduce el tiempo de vida que el trabajador tiene y debe tener para sí y para su familia, en la edad mayor. Tengamos presente, también, que el valor de la fuerza de trabajo, su desgaste, aumenta al aumentar el tiempo durante el cual funciona y en proporción mayor que éste. Pero, además, que ese consumo mayor por el aumento de la edad de jubilación no se paga como tiempo extraordinario, como años extra. El capitalista sólo paga con el desprecio a la edad y la muerte prematura debida al desgaste excesivo de la fuerza de trabajo. Asimismo, al aumentarse la edad de jubilación artificialmente, por decreto, se incrementa la oferta de mano de obra y, por consiguiente, el salario real tiende a bajar todavía más. La competencia que se genera de ese modo entre los trabajadores, pone al capitalista en condiciones de reducir el precio de la fuerza de trabajo, y la baja de este precio le permite, a su vez, prolongar aún más el tiempo de explotación. “De esta suerte se constituye, primero esporádicamente y luego, poco a poco, de manera fija, un precio de venta de la mercancía anormalmente bajo, precio que a partir de ahora se convierte en fundamento constante de un salario mísero y de REBELD˝A-37.qxp 01/02/2006 04:50 p.m. PÆgina 27 una jornada laboral desmesurada”3. La persecución y la violencia complementan este dispositivo capitalista. En todos esos aspectos el capitalismo opera conjuntamente como un sólo mecanismo de explotación, despojo, desprecio y violencia, destruyendo la vida de millones de trabajadores y sus familias. Del desastre y de la muerte, que el neoliberalismo exacerba, los explotadores hacen un negocio. En la actualidad, la catástrofe neoliberal se ha “naturalizado” a tal grado que difícilmente podemos recordar que la jubilación debiera significar júbilo. Al fin de cuentas, como dijera un viejo en el siglo XIX, las canas representan la dignidad de la vida. Compañeros: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional nos convoca a engrosar las filas de la rebeldía en la Otra Campaña. Asumamos el reto que significa reconocer la explotación, el despojo, el desprecio y la represión. La Sexta Declaración de la Selva Lacandona nos emplaza a que hagamos nuestra historia en la resistencia y, pues, a organizarnos para defendernos y para luchar por la justicia. 27 Notas: 1. La intensificación del trabajo, la prolongación de la jornada y la expropiación de parte del trabajo necesario para reponer el desgaste configuran un modo de producción fundado exclusivamente en la mayor explotación del trabajador. En los tres mecanismos la característica esencial está dada por el hecho de que se le niega al trabajador las condiciones necesarias para reponer el desgaste de su fuerza. En términos capitalistas, estos mecanismos significan que el trabajo se remunera por debajo de su valor, y corresponden, pues, a una superexplotación del trabajo. Al respecto: Ruy Mauro Marini, Dialéctica de la dependencia. (www.marini-escritos.unam.mx) 2. Carlos Marx, El Capital, t. I, Capítulo XVII “Transformación del valor (o, en su caso, del precio) de la fuerza de trabajo en salario”. 3. Carlos Marx, El Capital, t. I, Capítulo XVIII, “El salario por tiempo”.