TRES VERDADES SOBRE “EL MUNDO” Juan 17:1-7 En la Biblia la palabra “mundo” puede tener tres significados distintos: 1. Cosmos, Universo, Creación, Tierra (Hechos 17:24). 2. Todas las personas sin excepción (Juan 3:16). 3. Sistema corrupto o reino de satanás (1 Juan 5:19). Según la Biblia, nuestra responsabilidad con el mundo como creación es la de mayordomos o administradores; ante el mundo cuando éste se refiere a todas las personas, es la de anunciar la buena noticia del Cristo resucitado; y ante el mundo en tanto se refiera al sistema corrupto o reino de satanás, es la de resistirlo para vivir como a Dios le agrada. ¿Cuál debería ser nuestra actitud frente al “mundo dominado por satanás”? Sobre esto la Biblia enseña que:: ESTAMOS EN EL MUNDO PERO NO SOMOS DEL MUNDO Existe una gran diferencia entre “ser del mundo” y “estar en el mundo”. Ser del mundo significa que pensamos y actuamos según su sistema de valores y modelo. Estar en el mundo quiere decir que no somos ajenos a las problemáticas de nuestras sociedades. Los cristianos debemos vivir conscientes de que el mundo es imperfeto; hay injusticias, violencia y conflictos de todo tipo, pero eso no implica que debamos acoplarnos a ese estilo de vida. No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien. Romanos 12:21. 1 El cristiano se sentirá tentado a adaptarse a un estilo de vida pecaminoso e indiferente al amor, pero el éxito radicará en su esfuerzo de identificarse con Cristo, rechazando todo tipo de influencias destructivas. Satanás intentará hacernos creer que mientras vivamos en la tierra será imposible resistir la maldad o vivir en santidad, pero no es así. Jesús oró al Padre diciendo: No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo. Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad. Juan 17:15-17. Es posible ser diferentes.. Meditemos: ¿Comenten algunas diferencias entre “ser” del mundo y “estar” en el mundo? 2 NO DEBEMOS AMAR AL MUNDO CON SUS PLACERES El mundo es un mercado de placeres. A los ojos humanos, estos placeres resultan atractivos y satisfactorios, pero siempre dejaran en la conciencia un sentido de vaciedad constante o culpa, afectando no solo su relación con Dios, sino también su dignidad y autoestima. La “carne” tal cual lo menciona el apóstol Pablo, constantemente intentará deleitarse en el pecado, convirtiéndose en un vicio que opaca el entendimiento y entenebrece los sentidos. Ante esta condición del Hombre las Escrituras declaran: No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre sino del mundo. El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan 2:15-17. 3 EN EL MUNDO TENDREMOS AFLICCIÓN Jesús, poco antes de su muerte, alentó a sus discípulos preparándolos para su partida. En ellos ya se percibía un sentimiento de incertidumbre e inseguridad a causa de la partida del maestro. Este mismo sentimiento suele visitar al cristiano despertando en él desánimo o fatiga. La fatiga espiritual es un devastador ataque contra la esperanza, que anula el deseo de conquistar lo desconocido. Las pruebas o las dificultades en éste mundo son inevitables pero estas fueron las palabras de Jesús: Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. Juan 16:33. Jesús venció en la cruz el poder que éste sistema corrupto tenía sobre nosotros. Solo a través del sacrificio de Cristo, resplandecería la luz y las tinieblas serían disipadas. Por tanto, hoy somos libres del pecado que asedia, no cedemos a los deseos carnales sino que confiados en el poder de la cruz podemos experimentar la victoria sobre las tinieblas, la aflicción y el pecado. Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37. Aplicación práctica del tema 1. Identifica qué hábitos, costumbres y/o pensamientos influencian tus decisiones o comportamientos. “mundanos” 2. Ora constantemente al Señor por tu santificación y confía en su acción purificadora. Para concluir la reunión Santiago afirmó que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios. Santiago 4:4. Medita en los compromisos que tienes con el mundo y que no honran a Dios.