Siguiendo un camino espiritual en un mundo materialista

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Siguiendo un camino espiritual en un mundo materialista
Por Ángela Onorato, M.A., F.R.C.
Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.
Pueda yo vivir de manera sencilla para que otros sencillamente puedan vivir. Gandhi
Buda decía que la vida es sufrimiento. Nuestra naturaleza anhelante crea sufrimiento y esto
a su vez hace que regresemos a la rueda de la reencarnación. Según Buda, la manera de
eliminar el sufrimiento es eliminar el apego a la naturaleza anhelante. El sendero óctuple
nos dice cómo lograr esto.
La filosofía oriental considera la eliminación de la naturaleza anhelante o el apego a los
deseos como uno de sus objetivos primarios para alcanzar la iluminación. ¿Porqué nuestra
naturaleza es anhelante? ¿Es posible eliminar nuestra naturaleza anhelante? Y, si podemos
hacerlo, ¿debemos hacerlo?
La filosofía rosacruz sostiene que no deberíamos negar nuestras legítimas necesidades
físicas, económicas y emocionales. Esto sugiere mesura en todas las cosas, encontrar el
llamado “justo medio”. La filosofía rosacruz también sostiene que la abundancia es nuestro
estado natural si aplicamos adecuadamente las leyes cósmicas.
Para aquellos de nosotros que vivimos en sociedades industrializadas, occidentales,
urbanas, abundan los resultados de nuestro bienestar material. Surge entonces la cuestión:
¿Como mantenemos nuestra integridad espiritual mientras vivimos en una cultura que
constantemente hace alarde del materialismo como respuesta a los problemas de la vida?
Comencé a interesarme en este tópico debido a mis propias luchas con mi fuerte naturaleza
anhelante. Me encontré deseando constantemente todos los placeres materiales de la vida
mientras me preguntaba si estos verdaderamente satisfarían mis más profundos anhelos.
En el transcurso de los años, voluntaria o involuntariamente, he pasado por épocas de
relativo bienestar y abundancia así como por periodos de suma frugalidad. Sin embargo, en
verdad me ha sorprendido ver cuán poco necesito durante las situaciones de escasez.
Me parece que aquellos de nosotros que vivimos en una sociedad tecnológicamente
avanzada “necesitamos” más en el sentido de bienes materiales, que aquellos que viven en
el llamado tercer mundo o naciones en vías de desarrollo. Los avances tecnológicos del siglo
XX, el automóvil, el teléfono, la televisión y el horno de microondas, por mencionar algunos,
más que los lujos de algunos pocos privilegiados, han llegado a ser ahora elementos
esenciales en la vida de la persona promedio. Ciertamente uno podría resolver vivir sin
ellos, sin embargo evidentemente quedaría relegado del resto de la sociedad.
He conocido cierto número de personas que han “abandonado sus deberes sociales” total o
parcialmente durante algún periodo de tiempo. Cuando decidieron retirarse, muchos
pudieron apreciar un nivel de vida más simple. Sin embargo, la mayoría regresó a la
corriente principal de la cultura y no eligió este reducido estilo de vida como una forma de
vida permanente. Antes bien, han seleccionado elementos de ésta para adecuarse a sus
personalidades y estilos de vida.
Los medios de comunicación masiva crean “necesidades”
Las infinitas opciones y posibilidades de una sociedad materialista hacen casi imposible
para cualquiera que no sea un consagrado asceta seguir un estilo de vida sencillo.
Demasiadas diversiones en nuestra cultura occidental nos distraen de buscar un significado
mayor a nuestra vida. Deseamos cada vez más aquello que primeramente no queríamos. En
una cultura guiada en forma materialista se nos hace sentir que somos deficientes si no
podemos satisfacer plenamente todas nuestras necesidades materiales. Esto crea lo que
prefiero denominar sufrimiento falso.
Sufrir legítimamente es la respuesta normal a sucesos trágicos en la vida, tales como la
pobreza, la guerra y los desastres naturales. El falso sufrimiento, por otro lado, es el
resultado de creer que somos deficientes porque carecemos de algo que pensamos
deberíamos tener. Los medios de comunicación masiva, con sus refinadas imágenes y la
dependencia de la publicidad para fines lucrativos, están dirigidos, por su propia
naturaleza, a crear sufrimiento falso y descontento. Cuando nuestra identidad externa se
define por lo que poseemos y no por lo que somos, perpetuamos un eterno ciclo de compra
de cosas para aliviar nuestro sufrimiento y enajenación.
Los occidentales ahora se están percatando de que no puede continuar indefinidamente
nuestro asombroso grado de consumo de recursos del mundo. Además, a pesar de nuestro
gran bienestar material, no nos sentimos satisfechos en los niveles más profundos de
nuestro ser. Como místicos, ¿cómo podemos pasar por alto las distracciones de la vida
cotidiana? ¿Cómo podemos incorporar más satisfacción a nuestra vida? Esta es una
cuestión compleja y la solución será diferente para cada individuo. A continuación se
presentan algunas sugerencias para empezar:
* Identifique sus prioridades y objetivos en la vida y entonces búsquelos. Hacer una lista es una
buena forma para concentrarse. Establezca objetivos a seis meses, un año y cinco años.
Después, vuelva a evaluar estos objetivos periódicamente para ver si aún vale la pena su
prosecución. La reevaluación ayuda a suprimir cualesquiera objetivos que en algún momento
parecían loables, pero que ahora son inadecuados. Ésta también es una forma de concentrarse
en las cosas verdaderamente importantes en la vida. La clave es hacer del establecimiento de
objetivos, un proceso en evolución constante más que un procedimiento estático
* Desarrolle un pasatiempo o una actividad que le proporcione un grado considerable de
satisfacción interna. Obviamente, servir a la Orden es una forma. Otros pueden incluir dedicar
tiempo a lo que consideran causas meritorias o comprometerse en una actividad física o una
ocupación artística. Lo importante es participar en una actividad u ocupación en la que usted
esté tanto dando, como recibiendo, de tal forma que la vida parezca más gratificante y amena.
* Aprenda a estar contento con lo que tiene y en el lugar donde se encuentra. Haga un
inventario de su vida. Analice todo lo bueno que usted ha dado y recibido hasta este momento.
Dé gracias por lo que usted tiene y por lo que hasta ahora ha logrado. Nuestras monografías
sugieren que reflexionemos cada tarde sobre lo que ha acontecido durante el día. Despierte
cada mañana dando gracias por tener otro día para seguir el sendero de su vida.
* Finalmente, cultive una práctica espiritual, preferiblemente sobre una base diaria, que le
permita entonarse con el Cósmico, con Dios, su Ser Supremo, de tal forma que pueda
apartarse de la vida cotidiana por un momento y pueda conectarse con una fuerza superior a
usted mismo.
Respecto a la reflexión, vino a mi mente que nuestros deseos son el resultado, en parte, de
nuestra imaginación. Nuestras fantasías son infinitas y por lo tanto nuestros deseos son así
mismo probablemente infinitos. ¿Cómo resolvemos la paradoja de tener una naturaleza
anhelante infinita y al mismo tiempo disfrutar el regalo de la vida?
La solución parece ser dual. Primero, no es malo desear las cosas buenas que ofrece la vida,
sean materiales, como un auto nuevo; o efímeras, como un hogar o un ambiente de trabajo
armoniosos. Quizá lo que necesitamos hacer es ejercer mayor discernimiento sobre lo que
son nuestros deseos y anhelos y, una vez que tenemos claro lo que debemos hacer para
alcanzarlos, proceder a hacerlo. También puede ser un proceso de desarrollo. En ocasiones
necesitamos lograr un objetivo particular para comprender que no necesariamente nos
brinda la satisfacción que nosotros pensábamos. Podemos de esta forma, movernos
entonces hacia la siguiente etapa de progreso.
En segundo lugar, debemos aprender a no estar demasiado apegados a un resultado
particular o a un medio particular para alcanzarlo. Una vez que hemos hecho lo que está
dentro de nuestras posibilidades, debemos mostrar buena voluntad para que el Cósmico
determine tanto el resultado, como los medios para lograrlo.
Así, mediante una actitud discernidora y un saludable desprendimiento de resultados
predeterminados, permitimos que el Cósmico nos muestre un camino a lo largo de la vida
en esta cultura materialista.
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