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Palaces de París
PALACIOS sin crisis
Los palaces, hoteles por encima de las 5 estrellas de París, llenan.
Y de aquí a 2012 habrá por lo menos cuatro más.
Texto: Óscar Caballero
Ritz París
Meurice
risis? Alrov, inmobiliaria de Israel, pagó 150 millones por el centenario Lutetia, único palace de la orilla izquierda del Sena. Y dedicará una suma similar
a ponerlo al día. La operación refleja la bonanza de la hotelería de lujo parisina, que cerró julio con más de un 90% de
ocupación.
Ejemplo: la suite royale del Plaza Athénée, a 22.000 euros
la noche, plebiscitada como la flamante habitación Barbie
(1.600 euros), en tonos rosados, para que las niñitas estén
a gusto.
El Plaza, propiedad del Sultán de Brunei, como el histórico
Meurice, comparte categoría con el Crillon –del mismo fondo
que vendió el Lutetia–, el George V del príncipe saudí Al
Walid, el Bristol de los Oetker, familia alemana, y el alicaído
Ritz, descuidado por Mohamed Al Fayed desde que su hijo
salió de allí con Lady Di rumbo a la muerte. Y como si eso
fuera poco, este otoño abre, renovado, el Royal Monceau, inversión de Quatari Diar como el futuro Peninsula, previsto
para 2012.
Hacia final de año, el sector sumará un Shangri-La, de la familia Kuok, de Hong Kong. Y la primavera próxima, un Mandarín Oriental, de la Société Foncière Lyonnaise, con domicilio
en España.
C
Los palaces son hoteles que
sobrepasan, por servicio,
historia, marco y
prestaciones, el nivel más
alto de la hotelería
convencional
Alfonso XIII y el concepto palace
Otro toque hispánico: Alfonso XIII fue el primer monarca que
convirtió un hotel, el Meurice, en residencia secundaria. Eso sí:
con mobiliario del guarda muebles real de Madrid. Como le
imitaron el príncipe de Gales, los reyes de Italia, de Bélgica, de
Grecia, de Bulgaria, de Dinamarca, de Montenegro, el sha de
Persia y el bey de Túnez, el Meurice –invento de Louis-Augustin Meurice, en 1818– fue bautizado “el hotel de los reyes”.
De ahí viene también el ambiguo título de palace para hoteles que sobrepasan, por servicio, historia, marco y prestaciones, el nivel más alto de la hotelería convencional.
Hoy, a los reyes han sucedido jeques o sultanes –matiz, una
reina, Sofía: en París ocupa la suite Arman del Lutetia– y,
desde hace un par de años, elites del BRIC (Brasil, Rusia, India,
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Palaces de París
China); millonarios de los Estados Unidos; algunos de España,
Italia y Alemania; de México y Venezuela; de Japón.
Crillon food se escribe con Hache
¿Quién dará los 350 millones en los que Starwood tasó el Crillon, y cien más de obras? Para conseguir comprador, el hotel
–que había cerrado sus restaurantes cuando Jean-François
Piège partió– reabrió ahora Les Ambassadeurs, con el joven
chef Christopher Hache. Y conserva su excelente sumiller,
David Biraud. Nuevo director general: Luc Delafosse, un
cuarto de siglo de experiencia en hotelería de lujo (Londres,
Mónaco y Dubai).
En el Bristol, la ocasión la pintan Calvez
Más fuerte es el caso del Bristol, que compró la prestigiosa
esquina para sumar habitaciones y un restaurante, el 114.
Sobre todo, fichó a Didier Le Calvez, nuevo PDG: 35 años de
experiencia. Y mejor director del mundo en 2006. “La primavera próxima –explica Le Calvez– nuestro spa habrá duplicado su espacio; en la octava planta, una suite panorámica
se sumará a las 85 actuales, más que ningún otro palace
parisiense. Sin olvidar la cocina 3* del chef Eric Frechon”. Innovaciones: desayuno continental, americano, ruso y japonés;
menú a 46 €, para comidas y cenas. Otra novedad: pianista
en el bar.
Según Le Calvez, “lo más importante es que la familia Oetker
invierte 5 millones por año en el mantenimiento”.
Lo aprecian clientes fijos como Leonardo di Caprio y Robert
de Niro y, por lo menos hasta las elecciones del 2012, un importante vecino, el presidente de Francia, seducido por la cocina de Frechon.
El palace más joven y el único francés
Sarkozy promovió también el Fouquet’s Barrière: celebró allí
su elección. Es el primer establecimiento hotelero de Europa
–tercero del mundo– con etiqueta Leading Green, de lujo sostenible, por su “compromiso con el medio ambiente”, “respeto de los derechos del hombre” y “calidad de servicio”.
El grupo Barrière –hoteles y casinos– fue creado a pulso por
dos franceses, François André y su sobrino, Lucien Barrière.
Ambos soñaron un hotel junto a la brasserie Fouquet’s, parada y fonda de la gente de cine. Será el yerno de Barrière,
Dominique Desseigne, amigo personal de Sarkozy, quien en
2006 haga realidad el sueño.
El arquitecto Édouard François por su parte, rinde homenaje
al estilo que Haussmann impuso en las fachadas de los grandes bulevares parisinos.
Entre bastidores, los 350 empleados obedecen las consignas
de otro gran profesional, el director general Eric Boonstoppel.
Nieto de un humilde jardinero español, el hoy acaudalado in-
Bristol
Crillon
Christopher
Hache, nuevo
chef de Les
Ambassadeurs.
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teriorista Jacques García se ocupó de la decoración: contraste
entre la modernidad geométrica del suelo de mármol de Carrara y el increíble río de diamantes de la recepción. Las paredes se visten de cuero marrón bordado. Hay espejos gigantescos y lámparas de vidrio soplado de Murano. Y una escalera de mármol lleva al restaurante Diane, homenaje de
Desseigne a su mujer, fallecida en 2001, tras quedar parapléjica en un accidente aéreo. En 1998, Diane, ya postrada,
compró la brasserie Fouquet’s, y la marca que daría nombre
al hotel, para satisfacer póstumamente el deseo de su padre,
fallecido a su vez en 1991.
De las 107 llaves, el 40% corresponde a suites, con tres opciones para la vista: los Champs Elysées, la avenida George V
y el jardín. Satén, seda o lino para las sábanas. La modernidad
de la construcción, en fin, permite perfecto aislamiento sonoro
y tecnología de punta.
Concentración del lujo en la Grande Suite de Paris, 135 m2 y
terraza, bibliotecas de caoba, sillas de cuero de avestruz, sillones de terciopelo y damasco y vistas de 180º sobre los techos. Por supuesto, la tecnología interviene también en los
sistemas de seguridad, “con la preocupación de preservar la
intimidad del cliente”.
Detalles: chequeo en la habitación, mini bar gratuito, regalo
de acogida y despedida, registro de gustos, disgustos y preferencias. El mayordomo satisface las 24 horas los pedidos internos y el conserje las necesidades del cliente en París.
Christofle firma los cubiertos, vajilla Royal Limoges y cristal para
los 40 comensales del Diane, con los platos de un MOF, mejor
obrero de Francia, Jean-Yves Leuranguer y, tendencia, productos del mejor origen. En la carta de vinos, hay unas 500
DD.OO, 12 servidas a la copa. Para quemar calorías, 800 m2
de spa con un gimnasio de 50 m2 –entrenamiento cardiovascular, Powerplate, Technogym…–, piscina de 15x6 m, masaje a seis manos…
Comer en la mesa del chef
Además de su nombre, el Ritz se apoya en clientes fieles y
célebres (Woody Allen, Madonna, Plácido Domingo, Nicole
Kidman, Sharon Stone, Kate Moss, Dustin Hoffman), adeptos
de la excelente cocina de Michel Roth en l’Espadon: 2*; bodega muy importante; menú a 70 €, 105 € en fin de semana
o, en la mesa del chef, con champagne, 280 €.
A partir del verano, la prestigiosa escuela de cocina Ritz-Escoffier etiqueta productos: confitura de melocotón de viña y
So Ritzy). En
champagne Ritz o de higo, litchi y hoja de oro (S
el Ritz Bar, feudo del gran barman Colin Field, disc jockey los
Fouquet
Ritz
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Palaces de París
jueves. Y en su terraza, Ritz Full Tea: por 39 €, té orgánico,
miel maison, mantequilla y confitura para las tostadas y 5 mini
sandwiches.
Como Lady Gaga
No hay que olvidar al George V Four Season del príncipe Al
Walid que aunque golpeado por la crisis, que redujo su fortuna
a miserables 14.000 millones de dólares, acaba de inyectar
600 millones en el Kingdom Holding, propietario del George
V, para financiar nuevas inversiones.
El George, domicilio parisino de Lady Gaga, Russell Crowe o
Jennifer López, invertirá 20 millones durante 3 años en una renovación de habitaciones que acaba de comenzar. Y además,
desde la reapertura, en el 2000, el mantenimiento anual insume otros 5 millones, sin olvidar que cada 4 años hay que
cambiar todas las moquetas.
Se puede: una habitación deja en promedio 1.000 euros diarios; y el de estancia es de tres noches por cliente.
George V
Antes de finales de año verán
la luz nuevos palaces:
el Royal Monceau y
un Shangri-La; y en
primavera, un Mandarín
Oriental
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O más, como esa pareja de Arabia Saudí, con sus dos hijas,
que permaneció siete semanas de julio-agosto y sólo partieron porque comenzaba el ramadán y preferían seguirlo en
casa. En el V, platos del chef Eric Briffard, brillante discípulo de
Robuchon, en una sala perfecta, gracias al talento del director
Eric Baumard, también sabio en vinos.
3000 € una silla
“Invertir es fundamental”, reconoce François Delahaye, director de operaciones de la Dorchester Colection.
En 2009/10, invirtió 7 millones en el Meurice y 10 en el Plaza
Athénée. Y el Sultán de Brunei le compró tres inmuebles vecinos del Plaza, para sumar habitaciones y salones. Si en el
Meurice, el chef Yannick Alleno (3*) se ha orientado hacia una
cocina de productos parisinos, el Alain Ducasse-Plaza Athénée
renueva carta y chef, este mes, en un marco grandioso : cada
silla ha costado 3.000 euros. Minucias: en julio, el Plaza ostentó un 95,5% de ocupación en sus 191 habitaciones –promedio de rentabilidad: 1.050 € por habitación–, record que
Delahaye celebró con una fiesta para sus 530 empleados, el
10 de agosto pasado. Plaza Athénée
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