Situación en el mundo occidental de la psiquiatría forense en el

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AN.
0213-0599/93/09.051220
ANALES
Copyrighl
Vol.
DE PSIQUIATRIA
©
1993 ARAN
9.
PSIQUIATRIA
(Madrid)
N.o 5. pp. 220-225.
1993
EDICIONES. S A.
Situación en el mundo occidental de la psiquiatría forense
en el ámbito penal del derecho
M.R LOPEZ GARCIA, R. HINOJAL FONSECA,
E.M. SUAREZ RETUERTA*, 1. BOBES GARCIA*
Area de Toxicología y Legislación Sanitaria. 'Mrea de Psiquiatría y Psicología Médica. Departamento de Medicina.
de Medicina. Universidad de Oviedo. Oviedo
Facultad
RESUMEN
SUMMARY
Se realiza un análisis comparado del tratamiento otorgado por lajusticia penal, al sujeto que presenta trastornos mentales, desde que es
detenido, hasta que una vez procesado, y condenado o no, es puesto
en libertad. También se valora la situación de la pericia psiquiátrica,
en los países estudiados.
La medotología ha consistido en la revisión bibliográfica de artículos y manuales específicos sobre la materia. El ámbito del trabajo es,
los países europeos y los Estados Unidos de América.
Los resultados, muestran un panorama heterogéneo y en constante
revisión, mediante reformas legislativas. También existen problemas
básicos que son comunes.
Las conclusiones más importantes se refieren a la necesidad de hallar soluciones prácticas, que eviten la reiteración de costosos errores
nacionales y abrevien la toma de decisiones a los gobiernos.
A comparative analysis about the treatment done by the penal justice to the mental ill subjects since they are arrested until they become
free was made. As well as, a valoration of the international situation
of the psychiatric expertise was made.
The methodology followed was the bibliographic review about the
matter. The two analysis were made taking data from some european
countries and the U.S.A.
The results show a heterogeneous and changing panorama. There
are basic cornmon problems that point up to the need for finding international practical solutions.
PALABRAS CLAVE: Imputabilidad. Pericia psiquiátrica.
Forense.
KEY WORDS: Criminal responsability.
sic psychiatry.
LA SITUACION COMPARADA
DE LA PSIQUIATRIA
Psiquiatría
FORENSE PENAL
Las instituciones jurídicas previstas en los distintos códigos
penales y en las normas procesales de la pericia psiquiátrica
sobre la imputabilidad de los enfermos mentales, o presuntamente tales, varían sensiblemente de un país a otro, aunque se
observa una base uniforme en el examen comparado de las normas y procedimientos. El problema de la imputabilidad (o "responsabilidad criminal" según la terminología anglosajona
-ambos términos serán utilizados como sinónimos, aunque en
el sistema español se trata de concepciones levementes diversas y complementarias-),
se entrelaza por otra parte, con el
tratamiento otorgado en los distintos sistemas de política sanitaria y penitenciaria, al presunto criminal o al ya condenado,
con enfermedad mental. Sin aspiración de ser completa, recogeremos varios tipos de sistemas en distintos países de nuestro
entorno cultural.
El tema del que tratamos es muy discutido, y está en revisión en muchos países, como el nuestro, siendo imposible anticipar cuáles serán los procedimientos y la evolución, de las
normativas futuras. No obstante, se pretende aportar una imagen de los problemas y de la complejidad de los mismos. Las
Correspondencia: M.a Beatriz López García. Area de Toxicología y Legislación Sanitaria. Departamento de Medicina. Facultad de Medicina. CI Julián
Clavería. sIn. 33006 Oviedo.
Expertise psychiatric. Foren-
posibles soluciones están lejos de ser unívocas, ya que las tendencias prevalentes son múltiples y conflictivas, contribuyendo a ello, el progreso científico de la psiquiatría, las variaciones
de la doctrina penal, y las de la política criminal y de la salud
mental, que son numerosas.
Seguidamente, se procede a reflejar sintéticamente, la situación en distintos países occidentales.
ALEMANIA
La peligrosidad potencial del sujeto es independientemente
valorada de la imputabilidad. La peligrosidad se toma en consideración para la planificación del tratamiento. El sujeto puede rechazar ser examinado psiquiátricamente, pero puede ser
transferido a un hospital psiquiátrico para someterlo a observación (este ingreso psiquiátrico, puede ser apelado por el sujeto). La puesta en libertad, una vez que el enfermo ha respondido
adecuadamente al tratamiento, está regulada en el código penal, y está previsto un periodo de supervisión después de la
libertad. Han sido autorizadas varias instituciones psiquiátricas penitenciarias en los distintos Landers. El tipo de tratamiento
psiquiátrico, viene determinado por la consideración médica.
Se han dispuesto medidas especiales para delincuentes "peligrosos". Los resultados del tratamiento se valoran primero del
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Vol. 9, N.o S, 1993
SITUACION EN EL MUNDO OCCIDENTAL DE LA PSIQUIATRIA FORENSE
alta médica y de la puesta en libertad. Los psiquiatras colaboran voluntariamente con los Tribunales y se enseña Psiquiatría
Forense en varias Universidades.
CHIPRE
La imputabilidad y la enfermedad mental son consideradas
de manera conjunta, en el momento del juicio. El sujeto es examinado por expertos en salud mental, que proponen y deciden
su eventual puesta en libertad (no ingreso en prisión), por falta
de responsabilidad penal de causalidad mental. La pericia psiquiátrica es considerada prueba y se aceptan en el 90 % de los
casos. los informes periciales psiquiátricos, por parte de los tribunales. El sujeto no puede ser examinado sin su consentimiento.
DINAMARCA
La peligrosidad se evalúa independientemente de la imputabilidad del sujeto. La pericia está limitada a valorar la presencia o inexistencia de enfermedad mental, aceptándose
normalmente por los tribunales, la valoración psiquiátrica realizada durante el examen médico. El sujeto no puede rechazar
su estudio psiquiátrico. Todas las instituciones psiquiátricopenitenciarias, con una sola excepción, están bajo el control del
Ministerio del Interior. La transferencia hacia la cárcel, desde
la institución psiquiátrica, debe contar con el consentimiento
del sujeto, que tiene el derecho de rechazar el tratamiento psiquiátrico. Está previsto un sistema de seguimiento del sujeto,
una vez que es dado de alta, y todos los efectos del tratamiento
son evaluados antes de su puesta en libertad. Las clínicas
psiquiátrico-forenses y los hospitales estatales, han sido siempre las instituciones encargadas de la pericia psiquiátrica, siendo
los peritos, miembros del personal de estas instituciones. Un
Consejo médico-legal armoniza las decisiones sobre el futuro
de los enfermos mentales, con problemas jurídico-penales.
ESTADOS UNIDOS
En EE.UU., como en el resto del mundo anglosajón, las leyes sobre imputabilidad por enfermedad mental, tienen su origen en la ley "no escrita" inglesa o COmInonlaw. Debido a estas
diferencias en el sistema jurídico, con la justicia penal denominada "continental", haremos una recopilación más detallada que
en el resto de los países estudiados, con la finalidad de comprender la situación actual en que se encuentran los EE.UU.,
que presenta profundas raíces históricas, que pueden ser formuladas ante sus tribunales, en cualquier momento.
El origen, lo encontramos en las decisiones de tribunales eclesiásticos durante la Edad Media, donde se eximía de responsabilidad por delitos cometidos, a las personas idiotas o enfermas
mentales. Los primeros criterios de enfermedad mental son del
siglo XIII: "Un individuo enfermo mental es una persona que
no sabe lo que está haciendo, y deficiente desde el punto de
vista de la capacidad intelectual y del razonamiento, sin llegar
a la condición de bruto". En el sigo XVII, el criterio se mejoró
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221
de la siguiente forma: "Una persona ... que funciona en condiciones patológicas de melancolía, ordinariamente, tiene una capacidad de comprensión, equivalente a la de un adolescente de
14 años". Este criterio, se ve reformado en 1724, con el caso
Arnold, cuando el juez Tracy decide que "un hombre que no
está en paz, debe ser exonerado de la pena (si) ... está totalmente privado de la capacidad de comprender, de su memoria,
y no sabía lo que estaba haciendo, más que un recién nacido,
un bruto, o un animal salvaje". Tendría que transcurrir casi un
siglo (1812), para que el concepto de "déficit en la comprensión" se limitase a "la comprensión para distinguir entre el bien
y el mal, entre lo justo y lo injusto, y la capacidad de captar
que el homicidio es un delito ... contra la ley de Dios y del (su)
país" en el caso Bellingham. Algunos años antes (1800), en el
caso Hadfield, el magistrado lord Kenyon, admitió la alucinación como elemento de enfermedad mental afirmando: "Por enfermedad mental entiendo que es el estado en que se encuentra
la mente bajo la influencia de alucinaciones, por lo que el razonamiento se basa sobre una cosa que no es verdad, pero que
se forma falsamente en una imaginación perturbada".
Este proceso de definición de la enfermedad mental, ha culminado con la decisión McNaghten en 1843, que la considera
"prueba del justo y del injusto", y que fue presentada por el
juez Tindal a la Cámara de los Lores, como ley en vigor que
contemplaba la irresponsabilidad por un crimen a causa de enfermedad mental: ''para sostener una defensa sobre la base de
enfermedad mental, deberá ser claramente probado que, en el
momento de la ejecución del acto, la parte acusada estaba en
condiciones de racionalidad defectuosa a causa de enfermedad
mental, por lo que no comprendía la naturaleza y la cualidad
de la acción que estaba cometiendo, o si lo comprendía, no sabía hacer otra cosa no injusta':
Esta prueba se adopta rápidamente en los tribunales de los
EE.UU., y es la regla guía en muchas jurisdicciones desde 1844.
Si bien fue criticada durante el siglo XIX, por Isaac Ray (el
psiquiatra forense americano más notable) y por otros muchos
en Inglaterra, tal regla fue adoptada por los 50 estados, a excepción de New Hampshire. En 1869 en New Hampshire, se
sostiene que la regla McNaghten no es válida jurídicamente,
porque la enfermedad mental es un problema sobre el que debe pronunciarse la justicia, y no una cuestión que ampare el
derecho. Otra objeción notable fue la ya mencionada crítica de
Ray, de que en la regla McNaghten se venían amparando otros
aspectos de la enfermedad mental, p.ej. los "impulsos irresistibles momentáneos", o las "percepciones morales patológicas".
Por otra parte, muchos han sido los estados que presentaron
objeciones sobre la existencia del concepto de distinción entre
"justo o injusto" como único criterio de irresponsabilidad penal. En el proceso a Guiteau (1882), que había disparado al Presidente James Garfield hiriéndolo, se defiende el problema de
la enfermedad moral como forma válida de enfermedad mental, pero es rechazado por la justicia.
Se ha insertado nuevamente en las leyes californianas (1981),
aunque de forma ligeramente distinta, la idea originaria de Ray,
de que algunos delincuentes son "llamados irresistiblemente a
cometer actos criminales, plenamente conscientes de su naturaleza y de sus consecuencias" (impulso irresistible), y el principio de enfermedad moral y de impulso irresistible, continúa
estando vigente también en 17 Estados.
222
Modificaciones
M. B. LOPEZ GARCIA. ET AL.
de la regla McNaghten
La primera modificación de la regla McNaghten se verificó
en California en el caso Wolff (1964), cuando el Tribunal Supremo de California declaró, con una leve mejora, que los factores psiquiátricos como la frialdad emotiva en los criminales
esquizofrénicos, incluenciaba materialmente "el conocimiento
del justo y del injusto", en el acusado Wolff. Este, un joven que
había matado a su madre, en el momento del arresto, había respondido a los policías que "sabía que no era justo" matar. Tal
admisión, obviamente, no habría impedido la defensa por enfermedad mental según la regla McNaghten. El juez Schauer,
sostuvo que "el conocimiento debe tener un significado afectivo", mientras que el testimonio indicaba que Wolff era emotivamente frío.
Otra tentativa de ampliar la prueba jurídica referente a la responsabilidad penal, ha sido la adaptación a los modernos conocimientos psiquiátricos, aplicados en la decisión Durham
(1954). En este caso el juez Bazelon de Washington, decidió
que un acusado puede ser exonerado de responsabilidad, por
un crimen en que "su acto antisocial haya sido el producto de
una enfermedad mental o de un déficit mental". Esto permite
al perito presentar todo el material psiquiátrico relevante para
el fin adecuado del proceso. Esto es jurídicamente controvertido, porque concede al testimonio de los peritos un predominio
que para los juristas no deben tener, y por ello, se viene aplicando sustitutoriamente el American Law Institute's Model Test
(1972).
En 1958 el Instituto Americano de Derecho, encargó a expertos notables en derecho y en psiquiatría, que elaborasen un
proyecto de ley para la inimputabilidad por enfermedad mental, que reuniese los requisitos psiquiátricos y jurídicos, para
este tipo de exoneración de la responsabilidad penal. El test
"modelo" resultante ha sido ampliamente usado, y se ha insertado en las leyes de los Estados de New York, Kentucky, Illinois, Massachusetts, ete., durante los años 60. Sostiene que una
persona no es responsable de un crimen si, en el momento de
cometerlo, estaba privada de una sustancial capacidad de valorar el aspecto criminal de su conducta o de adecuar ésta a los
requisitos de la ley. El estado de New York, en 1964, ha modificado su ley de inimputabilidad por enfermedad mental, adoptando el principio descrito, según el cual "un conocimiento
superficial de lo que es justo o injusto no es suficiente". Se da
de este modo, una nueva dimensión, más realista, al término
"evaluar" o "valorar".
Controversias sobre el test "modelo"
Han surgido objeciones a este "test", ampliadoras de la irresponsabilidad penal. Estudiosos del derecho, han subrayado el
hecho de que la regla McNaghten era adecuada, porque "formaba prueba relativa al conocimiento, a la voluntad y a la capacidad de controlar el comportamiento" (Minnesota, 1972).
Si bien, los peritos llamados a los tribunales, estaban satisfechos porque pudieron describir la enfermedad mental más en
detalle, los jueces objetaron que, en el caso Drew (California,
1978), existía una posibilidad de introducir la teoría del impulso irresistible p.ej., la frase "... incapaz de adecuar la propia
AN. PSIQUIATRlA (Madrid)
conducta a los requisitos de la ley... " es interpretada como compresiva de la posibilidad de un "impulso irresistible", interferente con la capacidad del criminal para "adecuarse",
permitiendo en casos graves, la absolución. Los expertos que
deben peritar, tienen libertad de desarrollar teorías sobre la anormalidad emotiva, como en el caso de los psicópatas, aunque
la ley, en todas las jurisdicciones, sostiene que: "una declaración de enfermedad mental no comprende una propensión patológica a cometer acciones prohibidas", con referencia a los
criminales habituales o personalidades antisociales.
Este punto de vista dinámico, ha sido minimizado en muchas
ocasiones por juristas y por psiquiatras (Guttmacher, Menninger, Allen ... ), que expresan que la contribución de la psiquiatría puede ser mayor, después de haber resuelto el problema
de la inculpabilidad o de la inocencia. Por parte del público,
se observa un difuso deseo de comprender el "porqué" de un
delito. De este modo para el criminólogo y para el psiquiatra
forense, el deseo de captar la motivación del asesino es importante, en el deseo de desarrollar un programa terapéutico o preventivo.
La prueba jurídica de la inimputabilidad en caso de delitos
graves, ha sido objeto de discusión continuada. El intento de
asesinato del Presidente Regan en 1981, ha llevado a la atención del ciudadano, la cuestión de la declaración de enfermedad mental, provocando un intento de modificación de la prueba
de la responsabilidad penal.
Se ha impuesto la declaración de "culpable pero enfermo mental", para evitar la posibilidad de que un individuo acusado,
pero "no culpable a causa de declaración de enfermedad mental", pudiera ser liberado y reinsertado en la sociedad sin un
tratamiento adecuado de su enfermedad mental.
Michigan, entre otros Estados, ha adoptado la declaración
de "culpable, pero enfermo mental". La Asociación Americana de Psiquiatría (A.P.A.) se ha opuesto a este concepto, igual
que la American Bar Association.
Se ha propuesto otro criterio, la considerada mens rea, según el cual, la cuestión principal es la "incapacidad de tener
la intención de cometer un delito". Un comité de la American
Medical Association (1983), ha votado a favor del concepto de
mens rea, intentando dejar sin efectividad el actual criterio y
la regla McNaghten, pero tal maniobra ha sido rápidamente rechazada por la American Psychiatric Association. El Prof. Bonnie, sostiene que la explicación racional de tal cambio ha sido
"ideológico, resultante de un reforzamiento de la base moral
de la punición ... (porque) la rehabilitación, es actualmente vista
como improbable, y no es una convinción real". Esto según el
Prof. Bonnie, ha influido en los estratos sociales hacia la inimputabilidad por enfermedad mental, reduciendo la importancia
de la "incapacidad sustancial", en la valoración de las acciones
antisociales.
Halpern entre otros, ha intentado que se eliminase la enfermedad mental como defensa, en el interés de un verdadero tratamiento "del acusado enfermo mentaL.. en una dirección de
verdadera y significativa compasión". Esto le da a la inimputabilidad por enfermedad mental una "función jurídica para evitar aplicar la pena de muerte a los criminales enfermos
mentales". Esta idea ha recibido un apoyo mínimo por parte
de los juristas y de los psiquiatras forenses.
Si bien la prueba "modelo" ha sido considerada de modo fa46
Vol. 9. N° 5. 1993
SITUACION EN EL MUNDO OCCIDENTAL DE LA PSIQUIATRIA FORENSE
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vorable por muchos Estados, han aparecido críticas a causa de
la introducción de la considerada "fuerza de voluntad", por la
que una "persona irresponsable de una conducta criminal. .. no
posee la capacidad sustancial de ... adecuar su propia conducta
a los requisitos de la ley". Esto ha sido interpretado como un
acto de voluntad de "adecuarse" a la ley, y por ello ha sido invocada nuevamente la posibilidad de una declaración de "impulso irresistible" tal, que sea capaz de impedir el acto de
voluntad. En California la prueba "modelo", aprobada en 1978,
ha sido anulada en 1982, por medio de un acto legislativo.
Por otra parte, está prohibido a los expertos peritar sobre la
capacidad disminuida para cometer un delito, a causa de enfermedad mental o situación equivalente, de un acusado. El expt'rto debe esgrimir una opinión acerca de la cuestión
fundamental de si el imputado tenía efectivamente la intención
de cometer el delito de que se trate. El experto deberá sobretodo, discutir la enfermedad mental del criminal en términos psiquiátricos.
El Congreso de los EE.UU., a través de su comité, se ha empeñado en modificar las leyes sobre enfermedad mental y delito. En realidad, el contexto público se ha opuesto, a lo que
consideraba una intrusión de la opinión psiquiátrica, en el proceso penal. Actualmente, es posible que la regla McNaghten,
de 141 años, se esgrima nuevamente en los tribunales amerIcanos.
sean recusados. No hay enseñanza formal de la psiquiatría forense. La armonización del procedimiento psiquiátrico-penal,
la realiza el Ministerio de Sanidad. Se utilizan varios tipos de
tratamiento psiquiátrico y de alta médica, valorando el efecto
del tratamiento en los criminales enfermos mentales. La ley está
en proceso de reforma.
FRANCIA
ISLANDIA
La posible peligrosidad social del sujeto, no está prevista en
el código penal, pero es relevante en asuntos civiles. Todas las
instituciones de tratamiento psiquiátrico-penitenciario,
depende del Ministerio de Justicia, pero la supervisión de su actividad y la puesta en libertad del sujeto, dependen de la autoridad
judicial. El tipo de tratamiento no es específico. Esta previsto
un sistema para seguir al sujeto dado de alta, pero no una valoración sistemática del tratamiento efectuado. Están en discu-
La peligrosidad es rara (1-2 homicidios al año), pero puede
ser discutida por el perito psiquiátrico, en sus relaciones con
la justicia penal. Las conclusiones de los expertos en salud mental, son normalmente aceptadas por los tribunales sentenciadores. Habitualmente los sujetos aceptan la realización de la
pericia. La puesta en libertad, es ordenada por el Tribunal, sobre la base de un informe médico favorable a la "curación" del
sión proyectos de reforma que proponen secciones hospitalarias
especiales, para las personas con trastornos mentales y responsabilidad penal. Los psiquiatras, no tienen centros de instrucción especial en Psiquiátria Forense. Un gran número de
expertos en salud mental, están a disposición de los tribunales.
HOLANDA
La peligrosidad es considerada según la clase de delincuentes y el psiquiatra participa en la decisión del carácter "peligroso" del sujeto. En el 83 % de los casos son aceptadas las
conclusiones del perito a cerca de la imputabilidad del sujeto,
y del tratamiento adecuado que necesita, según un estudio realizado en 1984. El sujeto no puede rechazar el examen psiquiátrico, pero puede oponerse a la adjudicación previa de etiquetas
clínicas. El alta definitiva, es decidida por la autoridad médica, o por el tribunal, según el tipo de institución que custodie
al enfermo con responsabilidad penal. Se aplica psicoterapia
y terapia farmacológica. Recientemente se han valorado los programas psiquiátrico-penitenciarios,
y está siendo discutido un
proyecto de reforma. Todos los psiquiatras pueden ser llamados para actuar como peritos. No existen proyectos para realizar una instrucción especializada en Psiquiatría Forense.
sujeto. El encarcelamiento por motivos de seguridad de un sujeto con trastornos mentales, es muy raro cuantitativamente, y
los sujetos suelen estar en estos casos, en anexos carcelarios
dependientes del Ministerio de Justicia. La supervisión de la
efectividad del tratamiento, es ejercitada por los médicos. Todos los psiquiatras colaboran con los tribunales como peritos.
No hay centros de instrucción especial en Psiquiatría Forense.
GRECIA
ITALIA
La peligrosidad se evalúa conjuntamente con la imputabilidad penal. Pueden ser ordenados periodos indeterminados de
permanencia en instituciones psiquiátricas. El sujeto no puede
rechazar el examen mental, pero sí recusar a un determinado
perito. Las conclusiones de la pericia son aceptadas por la mayoría de los tribunales. El sujeto es puesto en libertad mediante
decisión del tribunal sentenciador, que puede reconsiderar su
decisión durante un periodo de 3 años. Las instituciones de tratamiento mental, dependen del Ministerio de Justicia y los tipos de tratamiento no están definidos. No existe un sistema de
supervisión después de la puesta en libertad. Actualmente están en discusión varias propuestas de reforma del sistema psiquiátrico. Los psiquiatras actúan como peritos, a menos que
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La peligrosidad se valora de manera independiente por el perito. El sujeto es retenido si es inimputable o parcialmente imputable. En el caso de que sea reconocido como imputable, se
valora por el magistrado esta decisión. En la mayor parte de
los casos los resultados de la pericia mental, se aceptan por los
tribunales. Los sujetos no pueden rechazar ser examinados psiquiátricamente. Todas las instituciones psiquiátricas penitenciarias dependen del Ministerio de Justicia. La puesta en libertad
del sujeto, es ordenada por el magistrado que verifica el alta
médica, y que el sujeto no sea ya "peligroso" socialmente. El
tratamiento es prevalentemente
farmacológico
y socioterapéutico. No están previstos procedimientos de controlo su-
224
M. B. LOPEZ GARCIA, ET AL.
pervisión del sujeto, después del alta. Existen regímenes de
semi-libertad. Comisiones de expertos jurídico-psiquiátricos,
están estudiando proyectos de reforma. El perito normalmente
colabora con la justicia penal. Existen escuelas de perfeccionamiento en Psiquiatría Forense, con duración de 3 años académicos, en las Universidades de Milán, Génova, Modena,
Chieti y Bari. El futuro es incierto, pues todas las escuelas de
especialización están incursas en un proceso de revisión y de
armonización europea. Hay un proyecto de creación de una subespecialización en Psiquiatría Forense dentro del ámbito de
la Medicina Legal.
AN PSIQVIATRIA (Madrid)
REINO UNIDO
La peligrosidad es valorada conjuntamente con la imputabilidad penal. El tribunal normalmente acepta la valoración médica. La defensa puede nombrar su propio perito. Todas las
instituciones de tratamiento psiquiátrico, depende del Ministerio de Sanidad y Seguridad. Se utilizan varios tipos de tratamiento, algunos de ellos con cautelas. El alta médica y la puesta
en libertad, necesita del consenso del Ministerio y de un tribunal especial de Apelación en Salud Mental. No hay previstas
reformas, pero están en curso proyectos de investigación. Los
psiquiatras forenses son poco numerosos. No hay programas
especiales de instrucción en Psiquiatría Forense.
NORUEGA
La peligrosidad no se valora separadamente de la imputabilidad, ni es indicación para el tratamiento psiquiátrico. No se permiten peritos de parte, pero el sujeto es consultado en la elección
del perito. Cuando la persona con trastornos mentales y aparente responsabilidad penal, es retenida de un modo jurídicamente oportuno, se le ingresa en hospitales psiquiátricos bajo
la tutela del Ministerio de Justicia, normalmente por un periodo de 5 años, que puede ser prolongado. Todas las instituciones psiquiátricas penitenciarias, dependen del Ministerio de
Sanidad. Es utilizada toda una gama de tratamientos psiquiátricos, con prevalencia de la "comunidad terapéutica". Existen
procedimientos de control y terapia después de la puesta en libertad del sujeto. La libertad del sujeto, no se basa en una valoración de la efectividad del tratamiento. Actualmente existen
propuestas de revisión del sistema psiquiátrico-penitenciario que
están siendo discutidas, y estudios de reforma en curso. Todos
los psiquiatras se ocupan de la psiquiatría forense a causa de
la escasez de este personal especializado. No hay centros de
adiestramiento especial en Psiquiatría Forense.
PORTUGAL
El tribunal valora la peligrosidad de modo independiente de
la imputabilidad del sujeto, pero consulta al perito previamente. Si la valoración mental se realiza en juicio, la conclusión
del perito debe ser aceptada. Si el juicio lo lleva a cabo un magistrado, éste no está vinculado a la conclusión pericial del experto, si bien casi todos los tribunales, la aceptan (en el 80 %
de los casos aproximadamente). El examen mental, no puede
ser rechazado por el sujeto. El alta definitiva y puesta en libertad del sujeto, es decidida por un tribunal especial, que debe
comprobar que se cumplen los requisitos mínimos prefijados
en la ley. Debe tener un pronóstico favorable a cerca de la nopeligrosidad. Todas las instituciones psiquiátrico-penitenciarias,
dependen del Ministerio de Justicia. El tratamiento preferido
es normalmente la psicoterapia o la terapia farmacológica. El
tratamiento no es obligatorio y no es posible imponerlo al sujeto. Existen estructuras de seguimiento del sujeto después del
alta médica. Esta en proceso de revisión el Código de Procedimiento Penal. Todos los psiquiatras pueden ser peritos y se intenta establecer un "cuerpo" de Psiquiatras Forenses. Programas
de instrucción a nivel especializado, han sido ofertados irregularmente por Consejos de Medicina Legal, en 3 universidades.
SUECIA
La peligrosidad puede ser evaluada por el psiquiatra, pero
como parte de la valoración del estado mental general. Es posible una reevaluación por parte de una comisión médico-legal.
El perito no presenta conclusiones acerca de la imputabilidad.
Las conclusiones acerca de la peligrosidad normalmente son
aceptadas por los tribunales. Es posible recusar al perito. Hay
previstos distintos tipos de tratamiento. Antes del alta definitiva, se da un alta provisional, con medidas de apoyo social. Están en estudio algunas reformas. Todas las instituciones
psiquiátricas, dependen del Comité para la Sanidad y Bienestar Social. El reclutamiento de los psiquiatras, para las labores
forenses y periciales, es difícil. Se vienen ofertando 3 cursos
al año de Psiquiatría Forense, por la Clínica Regional Psiquiátrica.
SUIZA
La peligrosidad no es evaluada separadamente de la imputabilidad. Las conclusiones del perito no son vinculantes para el
tribunal, pero el magistrado debe explicar las razones de su eventual disentimiento de la valoración psiquiátrica. El sujeto no
puede rechazar ser examinado mentalmente, pero puede recusar un perito específico. El alta definitiva, se otorga por orden
del tribunal después de revisiones periódicas, que comprueben
la sanidad mental del sujeto. Todas las instituciones psiquiátricopenitenciarias, dependen o del Ministerio de Justicia, o del Ministerio de Sanidad, dependiendo del cantón de que se trate.
Varios tipos de tratamiento psiquiátrico están disponibles. Hay
formada una comisión (Patronage) para el seguimiento del detenido dado de alta, con intervención de médicos. Hay algunos
proyectos de reforma y de investigación en curso. Todos los psiquiatras colaboran voluntariamente, y particularmente las sedes universitarias, en las pericias psiquiátricas. No hay cursos
de instrucción formal en Psiquiatría Forense.
CONCLUSIONES
Como se desprende de la reseña precedente, el impacto que
la pericia psiquiátrica tiene sobre el tratamiento jurídico-penal
otorgado al sujeto tras ella, cambia de país a país. El trato que
50
~~
Vol. 9. N.o 5. 1993
SITUACION
EN EL MUNDO
recibe el sujeto con trastornos mentales y responsabilidad pena\, salvo raras excepciones, depende de una valoración previa
de su peligrosidad. El resultado de la pericia psiquiátrica, es
aceptada en la mayor parte de los países. Psiquiatras y psicólogos suelen ser los llamados como peritos. La armonización de
la decisión judicial y del procedimiento psiquiátrico-forense,
se sigue en pocos países (Chipre, Islandia, Noruega, Portugal
y Suecia). La higiene mental integrada en el sistema de justicia
penal, en la que el continuum diagnóstico-tratamiento, y el control recíproco (sanidad-justicia) sean posibles, no existen en la
mayoría de los países. Aunque la instrucción especializada con
nivel universitario es en general inexistente, a excepción de Italia. su futuro es incierto.
Algunos de los problemas más importantes que se encuentran en la revisión del estado actual de la materia de estudio,
son los siguientes: 1. La escasez de estudios comparados, de
legislaciones distintas y de sistemas de justicia penal nacionales. 2. Las diferencias entre conceptos legales y entre políticas
legislativas, de un país a otro, que reducen las posibilidades de
estudios comparativos con utilidad práctica. 3. El concepto de
"culpable pero enfermo mental", existente en muchos sistemas
de justicia penal, es fundamento para flexibilizar la sanción penal
a imponer, pero la discrecionalidad en la imposición de penas
resultantes, no favorece el tratamiento "criminológica" adecuada. 4. La revisión seguida en muchos países del sistema de
OCCIDENTAL
DE LA PSIQUIATRIA
FORENSE
225
salud mental, con desinstitucionalización de los psiquiátricos,
en favor de mayores "derechos civiles" de los enfermos, y su
correlativa eliminación de la inimputabilidad por enfermedad
mental, -aunque en muchos de estos países tiende a ser sustituida por el concepto de "incapacidad para ser juzgado" (equivalente al constructo de disminución de la imputabilidad)-,
lo
que introduce aún mayor confusión en un área en que la definición semántica es ya difícil y controvertida.
Las soluciones a los problemas, pasan por la necesidad de
aceptar un presupuesto de base: el sistema de justicia penal debe ser considerado un continuo, desde la intervención de la policía en el momento de la detención, hasta un seguimiento
posterior a la puesta en libertad del imputado, condenado o no,
que presenta trastornos mentales. Además, la emergencia de un
nuevo tipo de profesionales (experto en salud mental, conocedor de los principios y terminología jurídica; o un magistrado
capacitado para examinar y contribuir a la valoración y decisiones concernientes a las ciencias comportamentales), ya existente en sistemas jurisdicionales de menores, sería un paso
importante. Por último, sería conveniente la colaboración interdisciplinar de psiquiatras, psicólogos, asistentes sociales, terapeutas ocupacionales, etc., en la atención forense del enfermo
mental con posible responsabilidad penal, en el marco de un
plan general de integración de la higiene mental y de la justicia
penal, como partes intercolegiadas y complementarias.
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