Con kilos de más ¿y sanos? SOPESE LOS RIESGOS Cardiovasculares, de huesos, apnea de sueño, diabetes, rechazo social, baja autoestima... Unidos Frente al sobrepeso infantil A veces pasan años hasta que se empiezan a ver los kilos de más en los niños como un problema. La implicación de toda la familia y una ayuda profesional puede marcar la diferencia. A pesar de que es mucha la información sobre la obesidad, de las numerosas campañas y estrategias institucionales para combatirla, muchos progenitores restan importancia a los kilos de más de sus hijos. OCU lo comprobó en una encuesta reciente, que publicamos en OS nº 124, febrero 2016. Como nos comentaba la pediatra a la que hemos entrevistado (vea la página 24), Rosaura LeisTrabazo, muchos padres tienen la idea de que su hijo es un “niño grande”, “de hueso ancho como la familia”, “fuerte”... “Esperan que se resuelva a medida que crecen y no solicitan consulta médica, ni siguen correctamente las recomendaciones y consejos del pediatra.” Ese fue el caso de Macarena, una madre con la que hemos hablado. Pasaron años dando poca importancia a esos kilos de más de su hija Clara. El pediatra sí que les decía que vigilasen su peso, pero no pensaron que fuera necesario cambiar nada: la niña estaba sana, llevaba una vida activa, le gustaba el deporte, no tenía ningún tipo de complejo por su físico ni 20 ocusalud 127 entrevista “El ‘deseo bajar de peso’ debe nacer del niño” “No he encontrado ningún niño, en mis 12 años de experiencia, que no esté a favor de su salud” Macarena: “Cambié mi jornada laboral para poder comer con mi hija en casa” problemas en el colegio ni con los amigos. Y en su caso el pediatra no les habló de los riesgos ni les preguntó qué comían en casa ni les explicó cómo podían hacer una dieta más sana. Fue un simple detalle el que les hizo buscar la ayuda de un profesional: salir de compras y acabar en la sección de adultos para poder vestir a Clara, cuando tenía unos 10 u 11 años. Muchas dietas en el camino Macarena no puede evitarlo, y es un sentimiento común entre los padres de niños con exceso de peso. Ella, a pesar de compaginar el trabajo con gran parte de las tareas del hogar y del cuidado de sus dos hijos, se siente culpable. Como a Clara le costaba comer de pequeñita le daba muchos días por la > ¿Quién necesita más ayuda en estos casos? Pero a veces los niños no son conscientes La familia. Es deseable que los padres vean la obesidad como un todo, para tratar de detectar qué la está produciendo, que entiendan sus aspectos psicológicos además del resto de aspectos implicados. Para eso tienen que aprender a escuchar a su hijo para ayudarle a expresar lo que está sintiendo y las dificultades con las que se está encontrando o para que nos pida un abrazo si es lo que necesita. Por ejemplo: “sé que te apetece muchísimo comerte esto y que es muy difícil controlarse, pero ¿qué se te ocurre que podemos hacer?” Si actuamos así, el niño se sentirá comprendido y acompañado. Lo difícil es acompañar sin presionar o aceptar que a veces es mejor no hacer nada, que al niño hay que darle cada vez más poder. Y hay padres que tienden a presionar porque quieren que su hijo adelgace ya y no entienden que debe ser una responsabilidad compartida. Sí, claro, sobre todo cuando son pequeños. Pero el deseo real de adelgazar tiene que venir de los niños, no de los padres. Y no es un “tengo que”, es un deseo: “deseo bajar de peso porque eso a mí me parece bien, para sentirme mejor o para mostrarme de una manera que me gusta”. ¿Cómo construir ese deseo en el niño? Como padres, la mejor manera es confiar en que el niño va a querer lo mejor para sí mismo. Si el niño también entiende su problema, se le dan todas las herramientas, lo sorprendente es que también se hace cargo. No he conocido a ningún niño que al preguntarle qué prefieres o qué quieres, no haya tomado una decisión en favor de su salud. Otra cosa es que el deseo cueste llevarlo a cabo y sobrecoja lo que implica. ¿Y tu deseo final? Paula Sánchez Alarcón Psicólogapsicorerapeuta y directora de Rayces (www. raycespsicologos. com) Que los padres vean todo lo bonito y positivo que hay en su hijo. Que no hablen todo el día de la comida y el peso, porque respecto a eso es mejor actuar que hablar: ir haciendo lo que haya que hacer. Es mejor dar peso a las cosas bonitas, hacer actividades gratificantes y compartir algunas de ellas. A todos nos ha pasado: cuando estás absorto haciendo algo que te gusta, se te olvida hasta comer. Y sobre todo, pensar que hemos venido a vivir y a ser felices y no a sobrevivir. entrevista “El mejor deporte es el que le guste a cada uno” También es importante que los padres sean activos porque son un ejemplo. ¿Los niños con sobrepeso se mueven poco? Puede ser que algunos niños con sobrepeso hagan menos ejercicio porque se cansan más rápido, porque no se sienten a gusto consigo mismos y quizás influye que otros niños les excluyen de sus juegos y actividades. Lo malo es que si estos niños no se mueven no conseguirán combatir el sobrepeso. ¿Y si piensan que no sirven o no les gusta? No hay niños nulos en deporte. Hay padres que lo justifican porque a su vez a ellos no se les daba bien cuando eran pequeños. Error. Cualquier ejercicio mejora con la práctica. El problema es que tienes que practicar los ejercicios delante de tus compañeros y todos tienen la impresión de que el resto les está mirando, aunque no sea así. Si al niño no le gusta ningún deporte, no es fácil elegir. Pero si ya desde pequeños les acostumbramos a ir en triciclos, bici, patines, a jugar con pelotas u objetos voladores de varios tamaños y pesos, a dejarles subir por escaleras, saltar... Es decir les dejamos experimentar sin ponerles demasiados límites, vamos a favorecer de manera natural su aproximación al deporte y a crear unos hábitos para que no sean niños sedentarios. Si los niños son más mayores, es cuestión de ir probando. Siempre hay alguna actividad que se adecua a cada persona. Tampoco hay que agobiarse con la idea de hacer deporte, con Bárbara Lovaco Bellieres Profesora de Educación Física en el Liceo Francés de Madrid 22 ocusalud 127 solo caminar a una velocidad relativamente alta durante 40 minutos 2 veces a la semana es suficiente. Al final, el mejor deporte es aquel que le guste a cada uno. Es evidente que para una persona con sobrepeso hay que minimizar los deportes en los que haya impacto como la carrera, los saltos... o en los que se necesiten desplazamientos rápidos puesto que las articulaciones podrían sufrir. La bici, la natación, el zumba, el pilates o el senderismo son más recomendables. ¿Qué evitar? • Situaciones sedentarias como los juegos de ordenador, la televisión acompañada de comida “basura”... • Plantearse el deporte como algo agotador. Mejor verlo como una actividad para estar juntos, comunicarse. Y empezar por pequeños objetivos alcanzables para motivarnos, como paseos cortos que se irán alargando o haciendo más rápidos. Con el deporte, además, se liberan endorfinas que nos ayudan a sentirnos mejor. > noche arroz y pasta y poca fruta y verdura. También abundaban los dulces en casa. Pero Macarena reconoce que llegaba muy cansada del trabajo y no quería pelearse con su hija a la hora de la comida. Se lamenta de no haber sabido más sobre alimentación porque ella solo quiere lo mejor para sus hijos y no era consciente de estar haciéndolo mal. Desde entonces Macarena y Clara han pasado años probando todo tipo de dietas: primero la del endocrino (que la sacó de un cajón y parecía pensada para adultos y no para niños; reconocen que con él no hubo buen feeling), la de Weight Watcher, la del bocadillo, la que le recomendó una amiga, la que probó una conocida... Adelgazaban, pero luego volvían a engordar. Y eso que todos en la familia son aficionados a hacer deporte. Ahora están acudiendo a una Línea OCU Salud Asesoramiento nutricional y psicológico en el teléfono gratuito 900 101 851 Atención de L a V de 9 a 19 horas. entrevista Por los genes POCOS CASOS “Más que el peso nos interesan los hábitos” “Solo un 2 % de los casos de obesidad tienen una genética determinante” C. Casabona (vea OS nº 124, feb. 2016) Creo que a los dietistas-nutricionistas nos encantaría que desapareciera la frase de “ponerse a dieta”. El sobrepeso es... Un problema del grupo familiar completo. Pero como padres hay que mantener la calma y enfocarse en mejorar los propios hábitos, comprar alimentos de temporada, preparar y ofrecer platos saludables que se puedan disfrutar en familia, compaginar lo ofrecido en el menú escolar, evitar llevar a casa ciertos alimentos... Podrán existir ocasiones especiales o celebraciones en las que nuestros niños tomarán dulces o refrescos, pero si nuestro deseo es llevar una alimentación saludable sería recomendable que estos productos no entraran en casa. Y luego confiar en que los hijos están tomando nota de todo y eventualmente repetirán estas conductas. La familia además puede aportar la motivación necesaria y el refuerzo positivo que los niños necesitan: centrarse en los logros alcanzados por pequeños que puedan parecer. No hablas de poner a dieta a los niños, ¿por? Muchas personas tienen la falsa creencia de que el problema puede corregirse si seguimos un régimen durante un tiempo. Pero tras alcanzar el peso deseado retomamos nuestros antiguos hábitos malsanos, causantes del problema. No es usual realizar dietas de adelgazamiento en niños ni adolescentes ya que es importante favorecer el adecuado crecimiento y desarrollo Paula: “A veces se confunde el hambre con la ansiedad” además de evitar la aparición de posibles trastornos del comportamiento alimentario. En su lugar se trabaja para incorporar nuevos hábitos saludables que contribuyan a lograr un peso adecuado en los meses siguientes. ¿Qué papel juega la publicidad? Anima a consumir determinados productos repletos de azúcar porque en el anuncio o el empaque aparece un personaje de televisión. O alienta a los padres a ofrecer dichos productos porque presuntamente aportan un beneficio para la salud de sus hijos o favorecen su crecimiento cuando podrían resultar perjudiciales. Esos mensajes dan pie a muchos mitos. Y no resulta tarea fácil desterrarlos, por eso gran parte del trabajo que muchos dietistas-nutricionistas hacemos en redes sociales se centra precisamente en esta labor. Melisa Gómez Allué Dietistanutricionista en Nutrikids (nutrikids.com.es) nutricionista con la que están muy contentas. A Macarena le ha servido para cambiar su forma de comprar y de cocinar. Ha cambiado incluso su turno de trabajo para poder controlar las comidas en casa. Decidió sacar a sus hijos del comedor escolar e incluso les cambió de colegio, porque no le permitieron que Clara llevara su propia comida. A Macarena, la nueva dieta le encanta porque le ha permitido mantener algunos de sus platos favoritos, pero reconoce que no la está haciendo bien. Nos explica que tiene ansiedad, no se siente fuerte mentalmente y sigue picando dulces. Su hija Clara, por el contrario, está muy motivada, se ve mejor sin esos kilos que ha perdido y está aprendiendo a alimentarse mejor. Prepara incluso algún día su comida sin saltarse el régimen. Sabe que si sale con los amigos un día y come una hamburguesa luego lo tiene que compensar haciendo más deporte. La punta de un iceberg Ni Clara ni Macarena han acudido a la consulta de un psicólogo para abordar este problema. Es más fácil acordarse de estos profesionales cuando hay rechazo de los compañeros o si afecta a la autoestima, pero no era el caso. Sin embargo, Paula Sánchez, una psicóloga-psicoterapeuta a la que también hemos entrevistado, nos insistía en que el exceso de peso es solo la punta de un iceberg, la parte visible. Paula nos explicaba que al abordar este tipo de situaciones tendemos a centrar nuestra atención en los kilos de más y en la comida y no nos preguntamos > 127 ocusalud 23 entrevista No para de comer “El tratamiento debe ser multidisciplinar” Creo que es fundamental la existencia de Unidades Especializadas de referencia en los hospitales, que deben trabajar conjuntamente con el pediatra de primaria. ¿Cuál es el tratamiento ideal? El multidisciplinar y se establece en función del grado de adiposidad. Si este no es muy elevado, puede ser suficiente con conseguir mantener el peso, mientras el niño continúa creciendo. Si el grado de adiposidad es alto, puede ser necesaria la pérdida de peso. El objetivo principal debe ser el cambio en los estilos de vida. Las Unidades de referencia para el tratamiento de la obesidad infanto-juvenil deben estar integradas por un pediatra-nutricionista, uno o varios pediatras especialistas en las enfermedades acompañantes de la adiposidad, un nutricionista, un especialista en actividad física y un psicólogo. Las consultas deben ser frecuentes para conseguir el cambio en los hábitos de vida y controlar la pérdida de grasa corporal. El tratamiento debe ser dieta saludable, en algunas ocasiones hipocalórica, aumento de la actividad física y disminución de la inactividad. Si el niño presenta diabetes tipo 2, hipercolesterolemia, hipertensión, etc., podría ser necesario su tratamiento. En muchas ocasiones, solo con la reducción de la adiposidad, de la grasa corporal, estas patologías son controladas. ¿En la sanidad pública es factible? En los últimos años se están dando pasos en este sentido, pero todavía es necesaria la creación y consolidación de esas Unidades de referencia. Las familias deberían... Acudir a su pediatra. En España tenemos la fortuna de que todos los niños son asistidos por su pediatra, y tienen establecidas consultas de salud, en las que se realiza el consejo nutricional y de estilos de vida, la vacunación y la valoración de su crecimiento y desarrollo. 24 ocusalud 127 El niño debe hacer 5 comidas al día. El desayuno es una comida principal. Debe seguir las recomendaciones de la pirámide alimentaria saludable en cuanto al número de raciones y frecuencia diaria o semanal del consumo de alimentos. Debe consumir raciones adecuadas a sus requerimientos, incorporar la actividad física a su vida diaria, subir escaleras, hacer los recados, arreglar su habitación, recoger la mesa, ir caminando al colegio, practicar deporte y reducir el tiempo dedicado a las pantallas a menos de 1 hora al día. Rosaura Leis Trabazo Profesora Titular de Pediatría, Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela AUNQUE LE INSISTA Típico de muchos adolescentes con obesidad. Busque ayuda profesional > qué pasa en el cerebro. Nos olvidamos de que tenemos un inconsciente y unas emociones o deseos que nos impulsan a comer. Y se puede trabajar para canalizar esas emociones sin recurrir a la comida. Porque a veces se confunde el hambre con la ansiedad. Esta psicóloga señala que si además como padres no dejamos de repetir “no comas” la reacción puede ser la contraria: aparece la angustia, entran más ganas de comer... El resultado puede ser años y años pensando solo en la comida y en la báscula. Y al no conseguir el peso ideal, se acaban instalando en la mente ideas como “es muy complicado”, “no lo voy a conseguir” o “mi cuerpo es así”. Pero todos tenemos un cerebro con un poder enorme, al que podemos enseñar para que nos ayude a ir a nuestro favor, a cuidar de nosotros mismos. Una pena que no se controle el bombardeo publicitario que incita a consumir productos alimentarios que apenas necesitamos y que favorecen el sobrepeso. Que en la sanidad pública apenas haya dietistasnutricionistas o psicólogos. Que no se creen en ella equipos multidisciplinares para abodar el sobrepeso y la obesidad infantil, con profesionales bien preparados que pongan a disposición de las familias todos los recursos y la información para ayudarles a tomar las mejores decisiones para su salud.