CONTINUACIÓN DE LA SAGA DE ANTOINE DOINEL

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de menores infractores, a las cuáles
Antoine no será ajeno.
Con Los cuatrocientos golpes
(Les quatro cents coups, 1959), inicia
el errático periplo de Antoine Doinel,
el personaje construido por François
Truffaut como su propio álter ego y
quien protagonizará siete de sus películas, en todas ellas interpretado
por el actor Jean-Pierre Léaud (París,
1944). En la cinta, cargada de crítica
y realismo, el personaje encarna el
drama rousseauniano de la bondad innata corrompida por las instituciones
de la sociedad, en este caso: la familia
y la escuela. Y es que para evadir los
castigos de un profesor autoritario
que no toma en cuenta a los alumnos,
Antoine y su amigo René se saltan
constantemente las clases para entrar
a las funciones matutinas de los cines
y de paso robarse afiches y fotografías
de actrices exuberantes. En una de
esas escapadas, el muchacho descubre que su madre tiene un amante e
inicia así una hipócrita complicidad en
la que ambos se solapan mutuamente
frente a Julien, el padrastro bonachón
que intenta a su vez aparentar una
vida doméstica despreocupada. No
es de sorprender que en tales entornos viciados, Antoine, el chico que
anhela ver el mar y que plagia versos
de Balzac para sus tareas, haga de la
irresponsabilidad, el cinismo y la delincuencia su estilo de vida.
El filme, planteado en origen
como un cortometraje que se titularía
La fuga de Antoine y que estaría ambientado durante la ocupación nazi en
París, se modificó por razones estéticas y de ambición cinematográfica
de parte de Truffaut, convirtiéndose,
tras las pertinentes modificaciones
de trama y contexto, no sólo en su primer largometraje, sino, como lo definió después el actor y crítico italiano
Morando Morandini, en “una de las
películas más tiernas y lúcidas sobre
la infancia incomprendida”. Los cuatrocientos golpes fue filmada entre
noviembre de 1958 y enero de 1959
y obtuvo, entre otros galardones, el
premio a la mejor dirección en el Festival de Cannes. Hasta ese momento,
la filmografía del joven Truffaut, de
apenas 27 años, se reducía sólo a los
cortometrajes Une visite (1955), Les
mistons (1957) y Une histoire d’eau
(1958), codirigido con otro emblema
de la Nouvelle vague: Jean-Luc Godard, con quien mantuvo un intenso
vínculo de admiración y dura rivalidad a lo largo de los años.
Los cuatrocientos golpes, 1959. Foto: Archivo Siglo Nuevo
Jules y Jim, 1962. Foto:The Red List
La noche americana, 1973.
Foto:Archivo Siglo Nuevo
CONTINUACIÓN DE LA
SAGA DE ANTOINE DOINEL
Los cuatrocientos golpes no sólo
significó el primer largometraje de
Truffaut y, por ende, su incursión en
la corriente de la Nouvelle vague, sino
que representó el primer proyecto
serio del joven Jean-Pierre Léaud,
por entonces de 15 años, quien se convertiría no sólo en el actor fetiche de
Truffaut y el inamovible intérprete
de su álter ego, sino en un habitual
histrión en la filmografía de grandes
directores como el propio Godard
(que lo incluyó en nueve de sus filmes),
Bertolucci, Pasolini y Kaurismaki.
Los andares de Antoine Doinel
continuaron en el mediometraje Antoine y Colette, uno de los capítulos del
filme conjunto titulado Amor a los 20
años (L’Amour à 20 ans, 1962), conformado también por historias de los
SIGLO NUE V O
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