1 ¿ÉXITO A CUALQUIER COSTO?

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¿ÉXITO A CUALQUIER COSTO?
Con ocasión de las Graduaciones de las Maestrías MEDEX y SENIOR el jueves 19 y viernes 20 pasados, publicamos las
reflexiones del Ing. José Garrido-Lecca Arimana, Director General del PAD-Escuela de Dirección, sobre lo que debe ser
un verdadero líder:
Hoy es muy frecuente encontrar titulares tremendamente positivos referidos a nuestro país, como que economistas
nacionales e internacionales indican que la economía peruana tendrá este año el más alto crecimiento en la región.
Que tenemos 60 empresas transnacionales de capitales peruanos que ya se encuentran operando en unos 30 países
alrededor del mundo. Que en el 2013, Perú alcanzará el primer lugar en la región con respecto a las ventas del sector
retail. Que Astrid y Gastón es coronado como el mejor restaurante de Latinoamérica.
Si hay buenos resultados económicos en el país y en las empresas ¿es el entorno el que ha arrastrado a las
empresas? ¿O es que debemos tener buenos directivos, buenos líderes? Permítanme hacer una reflexión al respecto.
En un estudio realizado por Ipsos Perú este año a 295 gerentes y subgerentes, hombres y mujeres, líderes
empresariales, menores de 46 años que laboran en empresas que facturan más de 67 millones de soles anuales,
encontramos algunos datos interesantes:
PRIMERO
Que 9 de cada 10 entrevistados considera ser él bastante exitoso.
SEGUNDO
Que el 67% de profesionales exitosos no pasa el tiempo que quisiera con su familia, sin embargo, el 85% de
ellos, revisan sus mails de trabajo durante sus vacaciones, ¿qué contradicción verdad?
TERCERO
Que 6 de cada 10 profesionales exitosos en alguna ocasión ha dejado de salir a divertirse por sentirse muy
cansado, y sólo el 10% sigue practicando sus hobbies. ¿Es esa la calidad de vida a la que aspira, un
profesional exitoso?
CUARTO
Mencionan, además que:
 El éxito alcanzado es el resultado del propio esfuerzo: 54%
 y habilidades desarrolladas: 67%
o
o
Atención con estas respuestas:
Sólo el 10% atribuye su éxito al apoyo de su familia
Nadie lo atribuye a su equipo
¿Es que el término ‘líder', se interpreta como una especie de supermujer o superhombre, diligente y
comprometido principalmente con sus metas personales a cualquier costo?
Cuidado con una de las enfermedades más terribles que pueden atacar a una directiva o un directivo: el
llamado virus "de la inteligencia autodestructiva" causado por la mala consejera: la soberbia. Los griegos
conocían a este virus con el nombre de: Hybris (palabra que significa desmesura o confianza en sí mismo
muy exagerada especialmente cuando se ostenta poder). Implica que, cuando la persona empieza a subir
cada vez más alto, acumulando éxito tras éxito, piensa que es autosuficiente e inmune: que tiene todo
controlado y que nada malo podrá sucederle.
Hoy, el 21% de ejecutivos jóvenes (hasta 35 años) han cambiado de empresa en los últimos 18 meses. Los
líderes -sus jefes- tienen un tiempo muy limitado para vincularse con ellos, conocerlos y generar su
confianza. Sumemos a este hecho que el Perú, según el último informe de Latinobarómetro, es uno de los
países más desconfiados de la región. El 82% de los peruanos no confiamos en un tercero desconocido. Un
líder debe generar confianza.
Para, lo cual, hace falta disposición y tiempo. Parece que tiempo no hay, pero al menos, ¿tendremos
disposición? Pues parece que tampoco, lo cual, explica el gran éxito del coaching: un espacio de diálogo
franco y lleno de preguntas poderosas que permite en la práctica: revisar temas relacionados con el
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autoconocimiento, descubrir temores, puntos ciegos, debilidades y, por ende, oportunidades de crecimiento
personal. Pero, acaso ¿no es ésta la labor del líder? ¿La falta de tiempo, justifica tercerizar la construcción
del fuerte vínculo que el líder debe procurar, entre los miembros de un equipo?
Carlos Llano Cifuentes, fundador del IPADE Business School, destacaba dos características propias de un
buen líder: afecto y exigencia.
El líder es como ese buen maestro, que siempre combina ambos ingredientes.
Para Llano, un amigo que realmente quiere mi bien, tendrá que exigirme para que yo mismo lo obtenga. Si
como líder establezco lazos de amistad con quienes integran mi empresa, no es con el fin de pasar por alto
sus errores porque somos amigos.
En una amistad bien entendida siempre existe el compromiso de ayudar al otro a ser mejor, exigiéndole,
para que crezca y se desarrolle, para lo que debemos conocerlo bien.
El líder necesita, sobre todo, escuchar a las personas para conocerlas. El verdadero líder debe comprender
con profundidad cuál es el modo de ser y de pensar de las personas a su cargo en la empresa.
Para ello, requiere estar atento tanto a lo que dicen como a su conducta. De este modo se puede percatar
cómo son para mejorarlos y, así también, podrá cambiar su forma de dirigir.
"Vamos a decirlo de una manera lo más clara posible: el líder está mucho más preocupado por los hombres
que tienen que hacer las cosas, que por las cosas que tienen que hacer los hombres" diría Carlos Llano en un
entrevista.
En la presentación de uno de sus libros (Humildad y liderazgo) afirmaba: “Suele decirse que líder es el
primero, pero este término es vacío de sentido sino se especifica en qué debe serlo. El liderazgo, bien
entendido, no es tener el primer lugar en el mando, sino en dar ejemplo".
Por eso, a los padres, aquí presentes, debemos agradecerles que hayan sido educados fundamentalmente
con su conducta. Lo que les han entregado, no son sólo unos conocimientos más amplios o unos consejos,
más o menos acertados; sino algo de mayor trascendencia: un testimonio del valor y del sentido de la vida
plasmado en una existencia concreta, confirmado en las más diversas y adversas circunstancias a lo largo de
su vida.
El líder, es parte integrante del equipo, es "uno más", con facultades distintas (de gobierno) es cierto, pero
siempre reconociendo que los logros no son suyos, sino del equipo.
En el triunfo, el líder tiene que darse cuenta que cuando lo felicitan, solo a él, por el éxito, se está
cometiendo una injusticia; porque las metas las logra, no sólo el líder, sino sobre todo, las personas que han
trabajado por conseguirla; o dicho de otra manera, el liderazgo no es de una persona, sino de un equipo. El
líder es el que dirige, el guía, el que aconseja, el que contribuye, el que se pone a disposición del grupo, el
que cree en los equipos, el que se pone al servicio de los demás y, en consecuencia: manda.
El buen líder empieza por serlo, de sí mismo. Dice el adagio: "Para saber mandar, hay que saber obedecer",
y se refiere a obedecerse a sí mismo, en primer lugar.
El líder se transforma adquiriendo habilidades, haciéndose de recursos, inculcándose hábitos operativos
buenos -virtudes- para hacerse, no más instruido -con más conocimientos-, sino más capaz, más hábil para
servir mejor a su equipo.
La palabra ‘sabio', proviene del latín sapere, o sea, no solamente de saber, sino también gustar. Es como un
entendimiento que gusta; el sapere significa: tener buen juicio, sensatez. Tener dominio de sí mismo.
O sea que la verdadera sabiduría, tal como la filosofía clásica lo entiende, la ejerce quien tiene inteligencia y
voluntad suficiente para dominar sus pasiones, y para hacer que sus pasiones contribuyan al éxito de la
persona.
Eso es el dominio de sí mismo: darse cuenta de las facultades superiores que nosotros, como seres
humanos, tenemos: el entendimiento y la voluntad.
Y, saber también que, las otras tendencias del hombre, al no ser superiores, tienen que estar dirigidas por
el entendimiento y la voluntad.
La fortaleza y la templanza son fundamentales para ser sabio, es decir, para poder ser líder de sí mismo.
Un diferenciador del buen liderazgo, del liderazgo auténtico que pregonaba Carlos Llano Cifuentes, era
tomar al liderazgo como algo necesario (y útil) para llevar a cabo una misión, y no como un vehículo para
amasar poder: el liderazgo es una manera de mandar.
"Podríamos asegurar que el líder, no es aquella persona que tiene gusto en el mandar; sino que manda
porque tiene una misión y esto lo dice muy bien en su poema del Cid, Manuel Machado, no Antonio, que es
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más conocido: "Por necesidad batallo / y una vez puesto en la silla, / se va ensanchando Castilla, / al paso
de mi caballo".
No es que le gustara pelear al Cid, pero las circunstancias le pedían que lo hiciera, tenía esa misión, y ya en
el caballo, le tomaba gusto y lo hacía bien.
La prudencia es, sin duda la virtud de los líderes. Para Aristóteles, la prudencia es la virtud madre de la cual
emanan todas las demás.
La prudencia es una virtud escasa, en medio de tanta superficialidad, de tanto activismo, de tanta
competencia, de tanta manipulación, de tanto faltar a la verdad, por no decir mentir. La prudencia, es una
virtud que se debe exigir a los líderes, pues de otra manera ¿cómo nos conducirán?, ¿hacia dónde nos
llevarán? El líder prudente es el que reflexiona sobre las eventuales consecuencias que pueden tener sus
acciones y decisiones, se adelanta a los efectos. Es vital que el líder tenga prudencia, pues tal virtud le
permitirá determinar su fin y elegir los medios más éticamente adecuados para conseguirlo; pues es sabido,
que sin fines claros o determinados, no podrían existir medios que se deseen.
Ahora que hemos podido hacer una reflexión sobre el verdadero liderazgo que necesita nuestro país, les
pido que lleven a nuestra nación, a nuestro querido Perú, al primer mundo, pero a un primer mundo más
humano. Un primer mundo donde se respete la vida, un primer mundo donde todos los niños entiendan lo
que leen, un primer mundo donde se respeten las reglas y las normas, un primer mundo donde la
generosidad sea nuestra prioridad, un primer mundo donde hombres y mujeres íntegros sean capaces de
llevar su fe donde se encuentren, a toda la sociedad.
Si vemos cómo estábamos hace veinte años, y lo comparamos con cómo estamos ahora, debemos sentirnos
orgullosos y agradecidos. Somos otro país. Ya no estamos en el sótano. Pero si se indaga por indicadores de
desarrollo, debemos reconocer que tenemos un rendimiento mediocre. Crecer no es lo mismo que
desarrollarse. Por eso, al orgullo por lo obtenido debemos sumarle preocupación por todo lo que nos falta
en educación, ciudadanía e innovación. Somos un país aún con problemas, pero con grandes oportunidades
que sólo líderes como ustedes sabrán aprovecharlas y ponerlas al servicio de las siguientes generaciones.
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