Vorlesung SpanEpochen - Präsentation (ältere Epochen)

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5. Lyrik
•  Garcilaso de la Vega: Canción quinta > Text
Renaissance-Lyrik, poesía italianizante
Juan Boscán (um 1490–1542) – Andrea Navagero
Garcilaso de la Vega (1501–36)
Francisco Sánchez de las Brozas (»El Brocense«)
– Fernando de Herrera – Sebastián de Córdoba
(Garcilaso a-lo-divino: Las obras de Boscán y
Garcilaso trasladadas en materias christianas y
religiosas, 1575)
– Rafael Alberti (1902–1999): »Si Garcilaso
volviera, yo sería su escudero«
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•  Garcilaso: Soneto XIII
•  Garcilaso: Soneto XXIII
A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu’el oro escurecían;
En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;
de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo ’staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.
y en tanto que el cabello que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello, blanco, enhiesto
el viento mueve, esparce y desordena:
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
Gianlorenzo Bernini
(1598–1680), Apollo
e Dafne
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coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
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•  Gutierre de Cetina: Madrigal
•  Luis de León (1527-91): Vida solitaria
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal
[ ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el
[ mundo han sido!
[…]
A mí una pobrecilla
mesa, de amable paz bien
[ abastada
me baste, y la vajilla
de fino oro labrada,
sea de quien la mar no teme
[ airada.
Y mientras miserablemente se están los otros
[ abrasando
en sed insaciable
del no durable mando,
tendido yo a la sombra esté
[ cantando.
A la sombra tendido
de yedra y lauro eterno
[ coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente
[ meneado.
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•  Luis de León: Noche serena
¿Qué mortal desatino
de la verdad aleja ansí el sentido,
que de tu bien divino
olvidado, perdido,
sigue la vana sombra, el bien fingido?
Cuando contemplo el cielo
de innumerables luces adornado,
y miro hacia el suelo,
de noche rodeado,
en sueño y en olvido sepultado,
El hombre está entregado
al sueño, de su suerte no cuidando,
y con paso callado
el cielo, vueltas dando,
las horas del vivir le va hurtando.
el amor y la pena
despiertan en mi pecho un ansia ardiente;
despiden larga vena
los ojos hechos fuente;
la lengua dice al fin con voz doliente:
“Morada de grandeza,
templo de claridad y de hermosura:
mi alma que a tu alteza
nació, ¿qué desventura
la tiene en esta cárcel, baja, oscura?
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•  Sebastián de Córdoba, Las obras de Boscán y
Garcilaso trasladadas en materias christianas y
religiosas, 1575
¡Ay!, despertad, mortales!
Mirad con atención en vuestro daño.
¿Las almas inmortales,
hechas a bien tamaño,
podrán vivir de sombra y sólo engaño?
A Mida las orejas le crecían
y de bestial figura se tornavan;
y el tierno pan, sus manos transformavan
en oro, y los manjares que traýan;
en hambre y en dolor se convertían
el oro y los thesoros que pujavan;
de hambre se moría, y no acabavan
las ansias que los huesos le roýan.
¡O bestial avaricia, o grave daño,
cómo tu calidad vela y resfria
toda virtud, con yelo y fuerça brava!
¡O ceguedad, o miserable engaño,
que al abariento le redobla y cría
la hambre lo que hambre le causava!
¡Ay!, levantad los ojos
a aquella celestial eterna esfera:
burlaréis los antojos
de aquesta lisonjera
vida, con cuanto teme y cuanto espera.” […]
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