El eterno juego de espejos Florencia Olivero * Resumen En el siguiente trabajo se intentará establecer la conexión que existe entre el “Angelus Novus” de Paul Klee, el postimpresionismo y la hermenéutica que plantea Foucault en el texto “Freud, Nietzsche, Marx”. Asimismo, se utilizará bibliografía complementaria que se cita posteriormente. Es preciso aclarar que este escrito también se propone contraponer brevemente el pensamiento moderno y posmoderno, teniendo en cuenta la noción de realidad que se plantea desde el postimpresionismo. Se plantea como hipótesis que la hermenéutica moderna encuentra su lugar en el postimpresionismo y el expresionismo que plantean lo irrepresentable de la realidad y el cuestionamiento a una visión univoca y objetiva de ésta. Se ha planteado como objetivos, reconocer el acercamiento entre la interpretación como puerta de acceso a un conocimiento que varía y no posee un significado único, y el análisis del lenguaje visual y sus múltiples valorizaciones. Palabras clave: postimpresionismo – hermenéutica Resulta interesante analizar a partir del cuadro “Angelus Novus” de Klee, pero también de lo que Benjamin dice acerca de este cuadro, las interpretaciones que surgen de la consideración de la filosofía del arte. Al mismo tiempo la interpretación de la interpretación. Benjamin, que denomina al cuadro “el ángel de la historia” propone la siguiente mirada sobre la obra: el ángel se ve empujado hacia un futuro que no encuentra pero mirando hacia un pasado que significan sólo ruinas1. El cuadro de Klee no remite a esta visión específicamente, pero sí observamos un “movimiento” en la pintura dado por los trazos. En este movimiento Benjamin lee lo que podemos llamar el fracaso de la Modernidad, es decir, el futuro prometedor que no llega y el pasado que se ha dejado de lado en función de la idea de progreso. Resulta muy interesante esto porque nos encontramos frente a una doble lectura: la de la obra de arte por un lado, y la del pasado por el otro. Por otro lado, es evidente que el cuadro de Klee pretende dejar sentada la subjetividad antes que la representación “objetiva” de la realidad. Sin embargo, esta idea surge previamente a él, con el postimpresionismo. Este movimiento retoma aspectos del Impresionismo, tales como el uso de los colores y de los paisajes, pero a su vez genera una ruptura, se busca una nueva visión de la pintura y del artista. El movimiento intenta mostrar una postura diferente frente a aquello que lo rodea. La interpretación de la realidad es concebida como el conocimiento (ya no en un sentido objetivo o único del mismo), es aquello que puede representar asimismo un mundo, tal como afirma Gauguin (Gualdoni, 2008, 17). Podríamos incluso decir que nos Ángelus Novus. Paul Klee (1897-1940).- 1 Benjamin se refiere al cuadro con una interpretación que ha repercutido por su densidad. Dice: “Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se representa a un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y este deberá ser el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso”. (Benjamin, 1971, 9). encontramos frente a una nueva mirada sobre el artista y sobre la realidad. La realidad se presenta como una construcción subjetiva, y esta es la gran ruptura del movimiento 2. Comienzan a surgir nuevos pensadores y motivos por los cuales cambia esta visión de lo real. Asumir los conflictos irresolubles Como señala Díaz (1999, 37), parte de la respuesta a la interpretación termina surgiendo de asumir aquellos conflictos irresolubles. Entonces, y desde las lecturas realizadas: ¿Podemos finalmente pensar que el postimpresionismo es un ejemplo de la hermenéutica moderna? Es posible. Siguiendo a Foucault, él plantea que la hermenéutica moderna se funda con los tres pensadores que instalaron la sospecha: Freud, Marx y Nietzsche. Sospecha frente al lenguaje, en su más amplio sentido pero también frente a los signos y a su significación, (Foucault, 1970). Sin embargo, Foucault plantea que no han inventado nada, sólo cambiaron la interpretación, se movieron del espacio heredado desde el cual se generaban los discursos. No inventaron nada nuevo, afirma el autor, porque el signo como tal no existe, sólo existen las interpretaciones que de él se realizan. Resulta sumamente interesante esta visión, y principalmente porque teniendo en cuenta esto, Foucault afirma que el tiempo de la interpretación no es lineal ni progresivo, sino cíclico e infinito, es un “perpetuo juego de espejos”. Ya no hay nada que interpretar, sino que como afirma el autor, la interpretación está obligada a interpretarse a sí misma, en un movimiento circular. Este movimiento circular es el que Benjamin le atribuye al ángel de la historia (aquel empujado por un remolino buscándose hacia atrás y hacia delante), pero también el que Benjamin realiza en su lectura: una vuelta hacia el pasado, no para anclarse en él, sino para resignificarlo y retomar el presente desde allí. Todo lo opuesto a lo que realizó la ideología del progreso, que intentó trazar una línea infinita hacia un ideal que siempre se espera. Benjamin desmitifica esa idea realizando él mismo un viaje hacia el pasado. Pero este viaje cíclico también lo realizó el postimpresionismo y el expresionismo. Es el circulo que envuelve la supuesta objetividad de la realidad con la subjetividad de 2 La modernidad se basó en la razón para buscar la objetividad. El método científico, supuestamente objetivo, trazo una mirada sobre lo circundante. Por lo tanto, la unidireccionalidad en la visión propuso un sujeto que conoce y domina lo que lo rodea. La posmodernidad acepta los enigmas de un mundo que no podremos conocer en su totalidad: “En arte, la voluntad y la energía tomaron el lugar de la representación y la abstracción. Ya no se pretende representar la realidad, como en los clásicos de la modernidad naciente, ni captar el concepto puro. Se tiende a una coexistencia en la que bullen las mas disímiles posibilidades” (Díaz, 1999, 32). quien la percibe, de quien se enfrenta con esa realidad para hacerla propia. Encontramos la imposibilidad de representarla pero también la necesidad de resignificarla3. Como plantea Foucault, siempre nos interpretamos e interpretamos al mundo desde las interpretaciones de otros. ¿O acaso no es eso el procedimiento de Benjamin con el ángel de la historia? Posiblemente. Pero también es cierto que a partir de allí Benjamin realiza una crítica a todo un sistema de pensamiento que dejó de lado el pasado. Desde la perspectiva del pensamiento moderno, lo que acontecía es la idea del futuro prometedor, aquel que otorgaría la salvación4. Pero el futuro no devino salvador, por lo tanto se busca unificar la realidad con aquel pasado de alguna manera inconcluso, o con aquel presente que no fui vivido en pos de un futuro idealizado5. El alejamiento de los ideales de objetividad propios de la Modernidad permite al artista abrir nuevos mundos en la obra de arte, ya que se libera de la presión de representar la realidad “tal cual es”. “Hasta el objeto más concreto será una abstracción” (Gualdoni, 2008, 12) plantean los postimpresionistas, porque justamente se abre la perspectiva de la subjetividad, que enriquece lo que la obra representa. Desde esta visión entonces podemos pensar que se realiza una crítica a la idea de la verdad como algo duradero e indiscutido. Si la perspectiva es que la realidad se construye, por lo tanto la verdad que emerge de dicha realidad también se construye. En las obras se demuestra el conflicto que presenta la realidad. Los artistas resignifican sus creaciones desde lo heredado, desde una visión crítica y constructiva, que intenta cuestionar y transformar la idea de arte y de artista en sí mismas6. Podemos entender la noción de resignificar lo heredado no sólo desde una concepción lineal del pasado sino como desde la percepción de todos aquellos discursos que definieron determinados momentos específicos. El discurso visual anterior al impresionismo es al que pretenden cuestionar y recrear los postimpresionistas, así como también los expresionistas. Es preciso interactuar con los que nos fue legado para transformar un presente, y lo que en el suceda. El presente y las innovaciones se realizarán desde la visión de lo que 3 Imposibilidad y necesidad que plantearon de manera explícita las vanguardias históricas, el surrealismo y el dadaísmo específicamente. La realidad es inconmensurable y no es lógica, dijeron los vanguardistas, por lo tanto el azar y el arte le darán una cierta significación, que por supuesto excede la que pretenden otorgarle el pensamiento tradicional 4 Señala Díaz al respecto que “el proyecto de la Modernidad apostaba al progreso. Se creía que la ciencia avanzaba hacia la verdad, que el progreso se expandiría como forma de vida total y que la ética encontraría la universalidad a partir de normas fundamentadas racionalmente”, (Díaz, 1999, p.17). 5 Resulta interesante tener en cuenta la noción de tiempo que se plantea planteada en “Estética de los trabajadores” (Enrici y Ciselli, 2009). Aquí se plantea que en el centenario el tiempo era considerado como un progreso hacia el futuro. El pasado carecía de duración. 6 Para Díaz. “el artista moderno apuntaba al futuro y se esforzaba por omitir o negar el pasado. El artista posmoderno, a semejanza del medieval, se fusiona con el pasado. El pasado puede tener futuro, ahora se trata de actualizarlo, de leer el pasado desde la ironía y la recreación. Pero ya no se cree únicamente en una continuidad progresiva”, (Díaz, 1999, 25). sucedió7. Pero podemos decir que lo que sucedió, es decir, el pasado, siempre es visto desde lo que otros vieron e interpretaron en él. Es muy interesante este planteo, retomado de Foucault, porque permite enriquecer diferentes perspectivas, en un proceso infinito. Interpretamos el lenguaje visual del postimpresionismo desde la interpretación de ellos de su presente y su pasado. Como dijimos antes, en un juego de espejos, cuya significación profunda Benjamin la interpreto de manera clara con el Ángelus Novus. Conclusiones Es muy amplio el espectro que se abre cuando intentamos analizar la hermenéutica moderna planteada por Foucault y los movimientos que inauguraron visiones nuevas y perspectivas críticas sobre lo que en algún momento resultó inalterable como el concepto de realidad. Es preciso aclarar que se ha analizado el postimpresionismo desde sus generalidades y posiblemente resultaría más fructífero reparar en sus particularidades y las de sus artistas para lograr un mejor acercamiento al movimiento y sus rupturas o inauguraciones en términos de lenguaje. Sin embargo, es sumamente enriquecedor hacer consciente el proceso al que se refiere Foucault cuando presenta su concepto de interpretación. Se da por sentado que también nos encontramos inmersos en el juego de espejos del que habla el autor. Resultaría muy interesante realizar un análisis de este tipo con las vanguardias históricas del siglo XX que resignificaron el pasado de manera explícita, siendo sumamente críticos con los conceptos propios del pensamiento moderno. Las vanguardias retomaron los que otros habían dejado de lado, y sería de sumo interés reconsiderar esta visión de lo pasado. Bibliografía Entrada “Impresionismo” en Breve Historia del Arte. Consultado en: http://www.spanisharts.com/history/del_impres_s.XX/impresionismo/impresionism o.html Benjamin, W. (1971) “Tesis de Filosofía de la Historia”, en Discursos interrumpidos I. Madrid: Taurus. Díaz, E. (1999) Posmodernidad. Buenos Aires: Biblos. Enrici, A. y Ciselli, G. (2009) “Estética de los trabajadores”, consultado en http://hermeneuticaaplicada.blogspot.com/ Foucault, M. (1970) Nietzsche, Freud, Marx. Barcelona: Cuadernos Anagrama. 7 Resulta muy interesante lo que plantea Ester Díaz al respecto, al retomar a Derrida y afirmar que nada funciona como signo sin referirse a algo que no esté presente –según el tiempo que se tome de referencia-. El resultado es lo diferido y la huella. La autora afirma “la huella es la marca de lo ausente en lo presente” -en nuestro caso: el pasado-, (Díaz, 1999, 36). Francastel, P. (1979) El Impresionismo. Buenos Aires: Emece. Gombrich, E. (1982) Historia del Arte. Madrid: Alianza Forma. Gualdoni, F. (2008) Art Todos los movimientos del siglo XX. Desde el postimpresionismo hasta los New Media. Milan: Skira. Longoni, A. y Santoni, R. (1998) De los poetas malditos al videoclip. Arte y literatura de vanguardia. Buenos Aires: Cántaro. *** * Florencia Olivero: alumna de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.