II. LA INFLUENCIA INDIGENA

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II. LA INFLUENCIA INDIGENA
a) LA HISPANlZACI0N DE AMERICA
MARCOS A. MORfNIGO" ha hecho ver que el proceso de pe·
netracion de los indigenismos en el espanol ha sido muy
complejo, mas que oLros de la misma especie, tanto porque
;s el resultado del choque de dos mundos muy diferentee
(deede eI punto de vista cultural y desde la naturaleza del
mundo fisico), cuanto porque fue un choque de gran vio.
lencia, para curopcos y americanos, puesto que Hambos vi·
vian sin la menor sospecha de la existencia del otro, sin el
menor vislumbre de 10 que el mundo del citro podia ser"
(217) .
Para poder explicar mejor esta complejidad del proceso,
asi como tambien el peculiar tipo de influjo que las lenguas
indigenas han tenido sobre el espanol (general y americano),
_c~mviene detenerse un poco en analizar los mecanismos por
,medio de los euales se llevo a cabo la hiepanizacion de Arne·
rica. Para ello me valdre de las ideas expuestas por Angel
Rosenblat en el celebre congreso sobre el presente y el futuro
de la lengua espanola."
Para la necesaria intercomunicaci6n, los descubridores,
conquistadores y colonizadores se valieron de diversos pro·
cedimientos. El primero consistio en tomar indios cautiv09
que servirfan de intcrpretes y aun de intermediarios. E8to
hizo Cristobal Colon en sus cuatro viajes. De heeho las Or.
denanzas Reales de 1526, relativas altrato de los indios, per­
mitian tomar cautivos en cada descubrimiento a uno 0 dos
indios para que sirvieran de "]enguas". Olro procedimiento
36
"La penetmcion de los indigenismos americano!'! en el e"ipaiiol", en PFLE,
II, 217.226.
Angel Rosenblatt HLa hispllnmcion de Am~rica. El Cflstellano y las len­
187·216.
goas indigensa dcsde 1492'\ en PFLE
42
aT
n.
LA INFLUENCIA INDIGENA
43
puede definirse como la inmersi6n completa de espanoles en
la vida indigena. En todas partes los hubo que ingresaran
en la vida y costumbres de los indios y aprendieron sus len­
guas, entre ellos los cautivos 0 naufrag-o&, que--en ocasiones
vi.ieran entre los naturales, de manera integra, duranle lar­
gos periodos. Este praceso de indianizaci6n de los espanoles
es sin duda uno de los aspectos mas novelescos en la historia
de la conquista y colonizaci6n de America.
\
EI indio inierprete viene a ser ullaprimera etapa de apro­
nmacion. Establece una convivencia estable que se manifies·
!a predominantemente de tres maneras; eI !rabajo, eI mesti:
zaje y Ia catequizacion.
Rosenblat (195 y 'S.) se detiene en particular en esta ul·
tima. Las Instruccion';s Reales de toda la primera epoca in­
vo]ucran en la eatequizaci6n la ensenanza del espanal, pq~s
esle era el instrumento general
par el que se practicaba. La
Instruccion Real de 1503 ordenaba que se agrupara a los
indios en pueblos, "para ser doctrinados como personas Iibres
que son, y no como siervos'\ y asimismo que se construyer.a
en cada uno de ellos una Iglesia y se designara capellan para
que este instruyera a los ninos, les ensefiara a leer y,escribir
y las diversas oraciones, que normalmellte :;e rezaban en
latin. Tambien las Instrucciones de los Padres Jeronimos
(1516) especificaban, en relacion can los hijos de los eaci­
ques y personajes, "que les muestren hablar romance caste·
llano, y que Be trabaje can todos los caciques y indio., cuan·
to fuere posible, que hablen castellano", Diversos fueron los earninos que condujeron a unn ~erda­
dera mezcla de espanol y lenguas indigenas, sabre todo de­
bido a I. influencia de los hijos de los caciques y principa.
les, que aprendian eI espanol en casa de los conquistadores
y,.oolonizadores. En las Antillas la hispanizaeion fue cierta·
mente rapida, quiza demasiado. EI indio de esas islas se ex·
tinguio roipidamente, ,ineapaz d" saportar las nuevas condi·
ciones sociale.. La hispallizacioll signific6 la desaparici6n
del indio antillano y alga analogo sucedio en casi toda I.
LA INFLUENCIA -INDIGENA
~o~
America y en parte del interior. Aunque Rosenblat
(195) seiiala con aeierto que
Is imprcsionaDte diversidad de lenguas -Is )lamada atomizacion
lingiiistica de America- favorecia la impDsicion del espano), iini·
ca lengu8 realmente general. Pe:ro aUi donde pequefios n\ideas de
conquistadores y pohladores espafiolell ~ encontraron con pobla.
dones indigenas dcns8s de cohesi6n cultural, soeial y politics, ]8
relaci6n entre e) espano} y las lenguas indigenas fue mas compte_
ja, y los problemas 8urgidos en 18 primera bora ae prolongaron
hasta hoy, Piensese en la meseta de Mexico y America Central, 0
en 18 del Peru, Ecuador y Bolivia 0, en circunstaneias muy espe­
dales, 18 convivencia entre el espanal y d guarani en las tierras
del Paraguay y en las viejas misiones jesuiticas del Rio de 18
Plata.
Hay necesidad de recordar, por otra parte, que "Ia lengua
e~ compaiiera del imperio", esto es que la conquista 8uponia
de hecho la hispanizacion. Desde un punto de vista entera­
mente burocratico (a traves de las instituciones politicas, eco~
nornicas y jurldicas del Estado) debia ser necesariamente
lenta. Pero es conveniente tener en cuenta que c1 fin supremo
de 1a conquista era religioso: la conversion de los indios al
cristianismo. Esla empresa no podia ser lenta, sino radical
e inmediata. Conquista y cristianizacion eran una sola y
misma empresa. Fueron precisamente los misioneros quienes
se percataron de que no cr a posible cnsenar con violencia el
espanol a los indios, ni tarnpoco de que fuera conveniente
~sperar con paciencia que esto sucediera con el transcurso
--~de los siglos. Para cristianizarlos habia que hacerlo en sus
propias lenguas, era necesario por ende apreodedas para po­
der predicarles el evangelio, pues la conversion de los indios
se ofrecia a sus ajos como una tarea cuya importaneia era
comparable con la que afronlaron los primeros aposlDles.
Fue aSI como el pOdP.T e%piritual Be desentcndi6, 0 ca~i, de
la lengua espanola en America, ya que los misioneros se en·
tregaron con verdadera pasion a aprender 1.5 lcnguas indio
genas, entendiendo esto como un verdadero aspecto de su
LA INFLUENCIA INDIGENA
laI>or apo,lolica. A la difusion de la palabra de Dio' vino a
cOlllribuir de manera imporlanllsima la imprenla que, Iraida
a Mexico por Fray Juan de Zumanaga en 1539, respondia a
e,a mi'ma necesidad de evangelizacion. En el afan de apren·
der lengua, abodgenes debe verse eI enorme deseo de los
rlailes de identifiearse lotalmenle con los pobladores de es·
tes tierras para ensefiarles su verdad.
Un serio ob.taculo • la labor de catequesis era la enorme
diversidad de lenguas. Asi, los misioneros se pelcal.ron de
que era necesario adopIal de enlle ella, una que les sirviera
Jk lingua franca. En Mexico fue e1 nahu.11. Abund.n las Ie­
ferencias bib1iogriificas a e,l. decision: Ricard Iranscribe 10
que Fray Rodrigo de la Cruz escribia a Carlos V:
A rot pareceme que V.M. debe mandar que todo!! deprendan Ia
lengua mexicana, porque ya no hay pueblos que no haya mucho8
indios que no la sepan, y la deprendan !;in ninglin trabajo, sino de
uso, y muy muchos se confiesan en ella [ .... ] y hay {railes [en
ell.] muy grandes Jenguas.
Tan decidido fue el apoyo y 1a difusion a esla lengua gene­
ral, que los monjes hieieron que el nahuall se hablara desde
Zacatecas hasta Centroamerica, esto es una mayor extension
d. la que habia IDgrado duranle eI maximo esplendor del
imperio azteca.
Algo semejanle puede decirse de I~ olra gran lengua del
sur, el quechua, que alcanzo su mayor gloria duranle eI do·
minio espanDI, aun a cosla del aimar it, que fue perdiendo
paulalinamenle su caracler de leng\la general en favor del
quechua. En Colombia rue eI chibcha eI idioma general y, en
~araguay, ellupiguarani, que servia lambien en buena parte
de la region del Rio de la PlaIa y en areas imporlantcs de
Brasil.
Es necesario destacar que los misioneros pusieron particu­
lar enfasis en adoclrinar primeramenle a IDS "principales",
a l08 hijOB de los reyes y senores, a quienes Be atendia como
internD! en los cDnvenlos para que despues pudieran conver·
LA INnUENQA INDIGENA
tirse en utilisimos auxiliares en las labores de catequesis. A
ella se debe que, en Ia Nueva Espafia, sea par cas 0, se fun·
dara el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, en 1536, can
una inscripci6n de sesenta estudiantes, todoe eUos indigenas
de noble abolengo. Par esos afios no habia alli colegio algu.
no para espafioles. En la gran ciudad del Cuzco fue fundado,
inmediatamente despues de su conquista, el celebre Colegio
de San Francisco de Borja, tambien para indios nobles.
En eslos colegios, entre otras disciplinas, no podia faltar
el latin, sabre todo porque ella permitia la fidelidad en la
transmisi6n de los principios de la fe. Hay empero Uustres
defensores de la lengua indigena como vehiculo de cristia·
nizacion, entre elias el padre Pedro de Quiroga 0 Santo
Toribio de Mogrovejo, Arzobispo de Lima. Lo que intere·
sa sefialar es que
el latin se ensefiaba porque, ademas, Ia
grarruitica (esto es, lengua y literatura latin as ) hacia mucho
era la primera de las artes libcralcs. La cnsefianza en la
Colonia no tenia, como podda suponerse, una base en la his·
taria de Ia cultura espanola, sino en Ia clasica grecorro­
mana; se trataba de una cultura cristianorromana. Es im­
porlante destacar, como dice Rosenblat (201,) que "Ia len'
gua espaiiola, a pesar de Nebrija, no se aprendia atin por
arte, sino por usa". Evidentemente, ella no obstante, desde
un principia hubo indios eminentes que quedaron plenamen.
te incorporados a la cultura hispanica (Hernando de Alvara·
do Tezozomoc, Huaman Puma d~ Ayala, entre varios Olros),
pero la mayoria de la poblacion solo hahlaba su lengua aha­
rigen. Mas aun, los frailes defendian la idea de que a los
indios les era imposible adquirir la lengua espafiola.
Por olra parle, debe t~nerse en cuenta que los fraile? mi·
sioneros eran muy pocos frente a la multitud indigena y
siempre pareci6 una carga excesiva e innecesaria -el ensenar
caslellano. Los indios vivian en sus propias aldeas donde
eran catequizados y donde en cierta medida pucdc decirse
que gozaban de a1guna proteccion, y donde se les ensefiaban
los rudimentos de la agricultura y artesania6 y donde, fi.
LA INFLUENCIA INDIGENA
47
nalmente, tenian ademas atenclones sanitarias y de salud. De
manera tal que la ignorancia del caslellano venia a consti.
tnirse, a juicio de los monjes, en una defensa que los pre·
aervaba de una. serie de peligros, y los misioneros se eon­
vertian asi en los jefes de estos asentamientos. Habia una
easi infranqueable harrera entre los indios y los espanoles.
Ciertamente par parle de la Corona no habia un total des·
entendimiento del asunto de la lengua espaiiola en las colo·
nias. En 1533 se irnprimieron 12000 cartillas destinadas -.a
la instruecion de los indios mexioanos_ EI 7 de junio de 1550
escribfa Carlos Val Virrey de Nueva E'paiia:
como una de las principales coons que Nos dcseamos para el
bien de esa tierra es Ia salvaei6n e instrucci6n y conversion a
nuestra Santa Fe Cat6lica de 105 naturales della [ ... 1 y asi, tra­
tando de los rnedio~ que para este fin se pOdTJan tener, ha pare­
cido que uno de ellos y cl mas principal 5eria dar orden como a
e8as gentes se les enseiiase nuesUa lengua castellana.
En la Real Cedula del 3 de julio de 1596, en que se atiende
a los ordenamientos de Felipe IT, se anota:
mando que con 18 mejor orden que se pudiere y que a los
indios sea de menos molestia, y sin costa suya, hagais poner mnes­
·tros para los que voluntariamente quisieren aprender la len gun
castellana, que esto parece podrian haecr bien los saeristanes, 851
como en est05 Reinos. en las aldeas, ensefian a leer y escribir y
Ia doetrina.
08
Olras medidas se tomaron, como la de exigir que ningun in­
dio pudiera desempeiiarse como alcalde sin que supiera eo­
paiiol y se concedia un periodo de cuatro aiios para que 10
a'pr~.ndieran. Las escuelas donde se enseiiaba, hay que reco­
nacerlo, eran escasas. Ademas los ninos y joveDes que eran
enseiiado5 por 105 curas, cuando volvian a casa olvidahan 10
poco que hahian aprendido al teDer que volver a usar su
propia leDgua can sus familias.
Enel siglo XVIII irrumpe un espiritu nuevo, que considera
48
LA INFLUENCIA INDlGENA
renovaciones de la ensefianza y cultivo de la lengua espafio,
la. En ] 767 poco menos de Ires mil jesuitas son expulsados
de America. Quiza pueda inlerpretarse esLa como la primera
gran medida contra las lenguas indigenas, si se considera
que en sus reducciones y colegios la catequesis y ensefianza
se hacia predominantemente en lenguas indigenas.
Carlos III, en 1770, expide su celebre Cedula de Aran·
juez, en la que se ordena que "de una vez se llegue a can·
seguir el que se extingan los diferentes idiomas de que se
usa en los mismos dominios America y Filipinos] y sOia
se huble el castellano". SegUn la atinada expresion de Ro­
senblat, se trata del triunfo de los juristas sabre los te610­
gas; se imponian a los indios, de acuerdo can los ideales de
la Ilustraci6n, las luces de la lengua espafio[a. Sabemos em·
pero que e... CeduJa fue tan ilusoria como las otras, debido
suhre Ludo a qu~ se carecia de elementos para una hispalli­
zacion de esa naturaleza.
Cuando lleg6 la liberaci6n de [as dominios americanos,
las republicas independientes consistian, demogrHicamente
hahlando, de una enorme pohlacion marginal, que ni hahla·
ba espafiol ni 10 entendia. EI factor que verdaderamente can:
trihuy6, desde la conquista, a la hispanizacion fue el mesti­
zaje. Fueron los mestizos los que mejor desempefiaban e1
papel de interpretes y no pocos llegaron a ser estudiosos de
la gram';tica. Recuerdese que tanto los frailes como las au·
toridades civiles prefirieron siempre tener separadas las aI·
deas de indios, can sus propias comunidades, en las cuales
no ingresaban ni e1 espafiol ni el negro. Asi a principios del
siglo xx, los nuevas paises independientes, a al menos los
r
mas importantes en cminto a la poblaci6n, como Mexico. Gua­
temala, Peru, Ecuador, Bolivia, tenian, en inrnensa mayoria,
habitantes indigenas.
La hispanizacion se produjo, se est'; produciendo .(pues
no se olvide que todavia ahara, finalizando ya el siglo xx,
son malones los indios monolingiies que ignoran totalmenle
el espafiol) no par obra de las escuelas sino par la ".ccion
LA INFLUENCIA lNOIGENA
arrol1adora del desarrollo demografico y social" (Rosenhlal,
212). Cada vez se produce un mas acelerado proceso de
hispanizaci6n, al que sin duda tamhien colahora la escuela,
pero quiza sohre lodo en una etapa en la que 10 que se pre­
tende no es lanto adquirir el espanol sino perfeccionarlo. Hay
que anadir ademas que contra la pervivenda de las lenguas
indigenas alenta su propia excesiva fragmentadOn. En el
solo eolado mexicano de Oaxaca hay no menos de quince
lenguas, con muchos dialectos cada una de ellas, que resultan
incomprensihles enlre si. Comparese eslo con la gran unidad
de la Iengua espanola y se enlendera por que desaparecen
las lengua. indigenas de America. La hispanizacion que du­
rante la Colonia fue sumamenle lenla, hoy es vertiginosa.
Las lenguas indigenas que suhsislen suiren, como es natural,
una crecienle influenda del espanol, aunque eslo se viene
dando cierlamente desde el siglo XVI.
b)
PENETRACION DE INDlCENISMOS L11xICOS EN EL ESPANOL
Y el espanol americano, lpuede decirse que lamhien Be
ha indianizado? A Iratar de responder esla pregunla se de­
dic,ran I,s siguienles paginas.
Anles de reIerirme a la posible influenda de las lenguas
indigenas en el espanol americano, conviene que me delenga
llll poco para ohservar el fenomeno de la penelracion de los
indigenismos lexicos en el espanol general y. particularmen­
te, en la lileralura. Marcos A. Morinigo (cf. nola 36) ha
resumido con acierlo esle asunlo y en el me baso para las
reflexiones que siguen.
Las lenguas aborigenes de America, como es obvio, solo
pudieron intluir en el espanol general en el nivellexico. pues
Be trala del mas superficial de la eslruclura lingiiistics. Nin.
gUn fenomeno fonologico 0 fonelico, morfologico 0 sinlactico
del espanol peninsular puede atribuirse a las lenguus amerin­
!pas. si en cambio cierta cantidad de voces que 10 vinieroD ,
50
LA INFLUENCIA INDIGENA
enriquecer.'S Segun Morinigo, csle proceso de penetracion ae
inicio en 1492, con el primer viaje de Colon y. estriclamenle,
no ha concluido aun.
Los primeros descubridores y los indios del Caribe que
con ellos se loparon suirieron inmediatamente la necesidad
de una mutua comunicaci6n. Para lograrla fue preciso aten·
der con esmero, rcpclir reiteradamente y asi aprender las
raras palabras del interlocutor." Vocablos espanoles debie·
ron irse naturalizando en esas lenguas caribes y voces de
ellas faeron ingresando desde entonces al castellano. Ya en
el Diario de CoMn aparece mas de una docena de vocablos
indigenas: crmoa," nU{ay (oro), hamaca, canibal, ager (plan.
ts), cacique, nitaino (noble), cazabi, caribe, tuob (oro hajo to
caona (oro bajo) , aii y guanin (oro bajo)." Desde este primer
. contacto, las lenguas amerindias seran en adelante fuentes.
lexicas inevitables.
Ala lista anterior Alvar 1975 auade bohio y tiburon (83).
Hace ver asimismo que uno de los procedimientos mas co·
munes en Colon para precisiones lexicas consiste en "ir ana4
diendo connotaciones" (asi, canoa viene 8. ser aJmodia mas
'hecha de un arbol', mas 'como un barco luengo', mas 'todo
de un pedazo', mas 'Iabrado muy a maravilla', mas 'con ca·
pacidad para 40 0 50 hombres') (74 y SJ.).
En las Decades de Arte Novo de Pedro Martyr, escritas en
38 Cantidad no tnn impnrtante como algunos investigadores creen ~ "Aunque
eelS en eJ vocabulnrio la influencill mas Regum e importante de las lengua9
indigenos sabre el habla hispantlSmeric8DJl, los indigeniSJD(l§ 80n POCO!! en el
ca~tellano de Ameriell, limillldos en general a Ia flora, la fauna, la configura.
cion del terreno, la indumentnrill, los en seres" (Sanchi's GuaTIler 1960, 157).
38 Los vocablos introducid08 en el espanol de los eolonizadoTes por adqui.
l;iciuJI indispeJl58:ble "mcrecen lle.me.r!le american~mos historicos, pues los traa
al idioma, paSllda la epoca prt:columLina large. y sin eronologia ni precisio­
nes, eI ingreso de America en ]a hiHoria" (Baltasar Isa:z.a Calderon, El espa­
nol en America: enloques '1 perspedivas de eSludio, Panarmi, 1976, 28).
10 "La palabra conca es [ ... 1 el primer americanismo que se incorporo al
espaiiol: en 1493, Nebrija h incluy6 en su Diccionario castellano" (Alvar 1975,
75).
'iI1 Sobre errores de comprensiiin, por parte de Colon, de algunas voces
americsnas, c/. Alvsr 1975 (79 y .u.) y tambien para adaptaciones de voces arne­
ricaDaB y fluctuaciones foneticas (134 Y JS.).
LA INFLUENCIA INDIGENA
51
latin, se leen, ademas de las transcrilas en Colon: areykJ,
batata, boola, copey, guazabara, guanabana, higuera, hobo!,
Dehe desta.
iguana, yuca, maguey, marney, ma" y
carse eI hecho de que muchas de estas voces se ven, par asi de.
cirlo, oficializadas, al formar partc, entre 1492 y 1520, del
Iexico propio de la secrelada real.
La importancia de las Antillas en 10 que respecta allexico
indigena incorporado aI espanol es facilmente explicable, pue.
realmenle ahi se configuro el destino americana del espaiiol
y Jas voces pasaron de abi a constituirse en elementos del
espanol general en el momenta cn que se cxtendio par Arne·
rica (c/. Alvar 1975, 177). Zamora encontro en una inves.
tigacion sohre este asunto" que 63 de fB prestamos lexicos
tainos se usan fuera de las Antillas, mientras que de 95
voc~ mihuas solo 39 se oyen fuera de su territorio y de
24 palabras de origen quechua no mas de oebo son usadas
fuera de su area (165). Para explicar este fenomeno, Za·
mora busen razones distintas de las tradicionalmente esgri.
midas (cuhura, cantidad 0 vitalidad de la lengua indigena):
"one reason, only recently discussed, is the special type of
'prestige' which it enjoyed for several decades: the prestige
of experience" (166). Asi, maS del 23 par ciento de los pres.
tamos tainos documentados par Zamora para el propio si.
glo XVI no puede explicarse como una respuesta a la nece·
.idad de designar casas desconocidas: "loanwords were not
only signs, hut also symbols" y de esta forma, el 'conquista·
dar' en Mexico a Peru mostraha que verdadcramente era un
velerano en la experiencia americana por el hecho de conser·
var sus palahras tainas (167).
Es evidente que muchas voces indigenas pasaron de las
isISs del Carihe a tierra firme, primero a Castilla del Oro,
despues a Mexico y, seguramente desde Panama, al sur del
, continente. Tamhien las ferias de Portohelo y de Acapulco
contrihuyeron a difundir estos vocahlos par todo el mundo
manat"
C
Juan Clemente Zamora, "AmerindiaD loan words in general and local va·
(1982). 159·172.
rieties 01 American Spanish", W,
xxxm
52
LA INFLUENCIA INDIGENA
(cf. D. Granada, "El americanismo en 108 vocahularios es­
pafiol y porIUgueS", BRAE, VI [1919],13.21).
Ejemplos de eslos vocablos, de am plio arraigo, vienen s
ser sabana, canoa, bejuco, iguana, yuca, maLz, jejen, bohio,
maguey, aji, que, segim Granada (ibidem), "los primeros
descuhridores lomaron de hoca de los indios de Haili, en
Sanlo Domingo, en La Espanola que dijo Colon".
Ell e1 Sumario de la natural hi.storia de las /ndias, de
1525, Gonzalo Fernandez de Oviedo (1478·1557), cahallero
plenamenle corlesano que ademas se dirigia al rey, induye
selenla voces de origen indoamerieano, y eslo 10 hace s610
cuando 10 juzga indispensahle para la precision y claridad
de 10 que esla descrihiendo. Puede penssrse, por ende, que
eran mucho mas abundantes los indigenismos que por enlon·
ces se daban en ellenguaje eoloquial y colidiano en America.
EI propio Fernandez de Oviedo da a conocer su General y
natural hislaria de las lrulias, en su primera parle, en 1535.
En esla ohra es ya Ian ahuhado el numero de vocahlos indio
genas que usa que se ve precisado a huscar una disculpa:
si algWlos .,,·ocahlos extraDOS e harbaroe aqui se hallasen la causa
es la novedlld de que se tractan, y no se pongall a Ia cnenta de
mi romance, que en Madrid nasci' y en la Casa Real me erie y con
gente noble be conversado e algo he leido para que se sospcche
que habre aprendido mi lengua castellana, en Is: cual de las vul.
gares Be tiene por Is mejor de lodas, y 10 quP. aviene en este vo­
lumen que con ella no consuenen, seran nomhres 0 palabras pue5­
tos para dar a enlender las cosas que por ellas quieren los indios
significar.
Algunos afios despues, ya hacia la milad del siglo XVI, Fer.
nandez de Oviedo conduye su hisloria, que no sera publica·
<!a..sino hasla 1851.1855 por Amador de los Rios. En ella
pueden enconlrarse mas de quinienlos indigenisIDos, de los
cuales el mayor numero corresponde a designaciones de ani­
males y planlas, al mundo peculiar de la flora y la fauna
LA INFLUENCIA INDIGENA
americanas. Sin embargo en este cronism se ,,"e una aetitnd
propia en general de todos los espanoles en 10 tocante al
lexica de las nuevas lieTras: empeiiarse en designar con.noJl].­
bus espaiiole. las realidades americanas. Asl, es Crecuente
que Ile Harne lagarto al cainuin, tigre .1 jaguar, leOn al puma,
pavo al guajoioce, cuervo al zopiiote, zorro al aguara, pimien.­
eo al aji, elcetera. U
En I. ~ liter.ria peninsular de los siglos XVI y XVII,
sin eontar la historia y croniea americanas, aparecen los p~i~
meros y raros indigenismos. £810 suredi6 en escritores como
CristObal de Castillejo (1490?-1550), Alonso de Villegas Sel.
vajo (1534-1615), Lope de Rueda (1505?-1565). En Cer·
vantes pueden leerse los vocablos cacao, cainuin, bejueo, hJJ­
ractin, caribe y chacona, sill alusi6n alguna a 8U origen y
sin asociaciones con 10 amcricano. Lope de Vega es caso es·
pecial, pues se trata sin duda del escritor que realiza el
eeJuerzo mas significativo por incorporar en su obra voca­
blOB americanos en gran numero, esto es, no menos de ochen~
tao Es interesante 10 seiialado por Morinigo (1964, 220) en
..I sentido de que de estas voces solo treinta .parecen en co­
medias de tema americano, en boca de indios, y que las res­
tantes son vocablos incorporados al espaiiol general 0 al me·
nos al de amplias regiones de America.
La Academia publico, entre 1726 y 1739, e1 celebre Die.
cionario de autoridades, en el cual se incorpora un aprecia­
ble numera de indigenismos, aunque sOlo son considerados
aquellos que se recogen de la lengua escrita y no los usadoB
en la bablada. Por atra parte parte Ca!tan palabras indigenas
que habian sida ya incorporadas en la literatura peninsular:
,I!
01r08 importantes e9Critores
de Is epoca han Ilido estudiados tambien
de~
d~ eI punto de vista de los indigenismos que UBBn. Por ejemplo, para una am·
,Iia expIicac:ioD. de voces indigena8 en Juan de Cutellanos, cj. Alvar 1975
(2S7 'J' J..l'.). Ahi misrno (116 y u.) puede JeeJ1le un resumeD. de 8ll excelente
libro Ameri.;~.f m la 'Jlerdadcro Hutoria· de Bernal Duu del Castillo
(Madrid, 1970); "m un inventario de poco mas de ocbenta ameri.canlsmos
Ibi~os, Diu del Casdllo emplea no menos de trciDta antillanos" (116); "una
cincuentena de YOCat atlf'.C8S D09 ha transmitido, mientras que de todo el rico
Yebero maya 11610 unas &eis ... " (120).
54
LA INFLUENCIA INDIGENA
eJ dncuenta par ciento de las usadaB par Colon, el mismo
porcentaje de Pedro Martyr, el ochenta por ciento de los in.
digenismos registrados en Fermindez de Oviedo. Quiza sea
el Diccionarw geognifico-kiswrico de las Indias OccideTlla·
les 0 America (1786-1789) de Antonio de Alcedo el que
mejor reHejc el proceso de incorporacion de indigenismos.
Inclure no menos de cuatrocientos vocablos de origen indio
gena. EI Dwciorwrio de autoridade,. a partir de su segunda
edician, deja de anotar las citas de autores y 50 convirti6 en
el Diccionario academico y en sus sucesivas ediciones fue
incorporando cada vez un mayor numero de indigenismos.
A pesar de que en Americ. se produce, a partir del si·
glo XVII, un notable afianzamiento y desarrollo de Ia expre·
sian regional, debido sabre todo a los criollos. que tenian ya
como patria Ia tierra americana, en Ia !iteratura colonial
n<> se percibe este proceso, pues siempre estuvo plasmada en
cLmoide de I. espanola. No sera hasta los movimientos inde·
pendentistas del siglo XIX cuando puedan encontrar,e. en la
poesia eultu, referencias al contexto americano que se expre~
sen en VQcablos aut6ctonos, y esto en muy pequeiias dosis: el
usa de voces americanas en Bello, par ejemplo. es solamente
como !icencia poetica.
A mediados del siglo XIX. en pleno auge del romanticismo.
empiezan a aparecer, con cierta frecuencia, indigenismos.
Es sin embargo notable que los que repudian la lengua "cas.
liza" (Sarmiento, Mitre, Juan Ma. Gutierrez, Alberdi) no
useD en sUS escritos voces
de origen americano.
En 1836 ve la luz una obra lexicologica de gran impor.
tancia, el Diccionarw provincial de voce, cubanas de Esteban
Pichardo, que ,-ina a ser el primero de una larga serie de
Iexicones regionales que proliferanin en tada America, aun·
que, desafortunadamente, no todos tienen su magnifica tec·
nica. Estas obras, necesario es decirlo. no persegufan la
difusi6n de las voces americanas, sino mas bien las combo­
lian, pretendiendo volver la lengua a cauces de correcci6n y
supuesta casticidad. Igualmente paradojico resuIta el que los
LA INFLUENCIA INDICENA
55
romanticos jamss consideraron que a la renovaci6n literaria
que prelendian podia contribuir la admisi6n de los indige.
nismos en la lengua escrita. Hobo empero muy importantes
excepciones: Tabar. de Juan Zorrilla de San Martin, el Mar·
. .Fierra de Jose Hernandez, Los bandidos de Rio Frio -de
PlJDo, Astucia de Inclan, eteCtera, son obras que manifies­
tlQ,Jma forma muy americana de transmitir 10 americano, y
eocontraron por ende un publico receptor, que entendia a la
perfecei6n el mensaje porque estaba dicho en la forma misma
como el se expresaba.
El realismo, el naturalismo y el modernismo vinieron a
des';:.inecer todo el empeno casticista que caracteriz6 al roo
manticismo, pues es evidente que la mejor literatura ameri.
cana menosprecia el dogma de que s610 deben usarse loa
voeahlos que hayan sido aceptados en el Diccionario acade­
mico. Esta manera de entender la litcratura favoreci6, obvia·
mente, la_apa~ici6n de indigenismoa.
,Cuando ooka el siglo xx, las literaturas regionales com·
piten entre si por llevar al plano de la lengua universal
los nombres tipicos de la fauna, la flora. los instrumentos, las_
iDatituciones. Aparer",n asimismo los vocabularios regiona­
les. u. Academia misma incorpor. a su Diccionario infinidad
d. indigenismos.
Ins diccionarios actuales de americanismos rivalizan por
induir el mayor nu.mero posible, sin parar mientes en que
Be usen 0 no en el- espanol americano, 10 que evidentemente
distorsiona la realidad lingiiistica y confunde a todo el que
los consulta. Ciertamente Ia contribuci6n de las lenguas indio
8M" puede, en eiertas regioncs, ser importante pero defi·
nitivamente mucho menor de 10 que permite pensar el volu·
meo de indigenismos que aparecen en los diccionarios. En
algunos lexicone. aparecen voces guaranies como wyuyu,
bin., iciga, !sopo, abati y mucha. mas que naclie conoce ni
usa, asl como en ciertos vocabularios de mexicanjsmos ..
presentan nahuatlismos (tetlachicue, tet/alia, etcetera) que,
con excepci6n de los nahuatlatos, nadie sabe en Mexico que
;a­
LA INFLUENCIA INDIGENA
56
significan. Se proporcionan estos nombres por razones eru­
ditas, a pesar de que carezcan en e£ecto de vitalidad entre los
hahlanles. A ello contribuye tambien la falsa literatura fol­
klorica, cuando a sus personajes se les hace hablar una lengua
mezclada de sintaxis esp.nola y lexico indigena."
En resumen puede decirse que las lenguas indias fueron
y son una fuente importante de lexico; que los indigenismos
se mezclaron con el esp"nol general en el esp.nol habl.do en
America; que se d.n en I. liter.tura como p.rte del proceso
de formacion de las literaturas n.cionales; y que los diccio­
narios no pueden en general eer consideradoB como un reo
flejo fiel del estado actual del proceso de I. coloniz.cion lin­
giifstica.
Vale la pena abora pasar a una prueba confiable de esta
hip6lesis de Morinigo, consistente en que los diccionarios de
americ.nismo no pueden considerarse como fiel reflejo del
estado actual del lexico en determinadas zonas del continen­
teo En 1969 se publico un sistematico estudio que pretende
dar • conocer la efeetiva vit.lidad de los indigcnismos en
el espanol que se hahla en la ciudad de Mexico." Un grupo
de investigadores, coordinados por Juan M. Lope BI.nch, se
dio a la tarea de revisar el uso de voces indigenas en la
lengua h.bl.da y escrita de Mexico.
50 hicieron 343 encuestas, grahadas magnetofonicamente,
a todo tipo de informantes, radicados cn la ciudad de Me­
xico al menos descle los ocho anos de edad. Se trataba de
conversaciones espontancas y de ellas extrajeron los investiU E9 por tanto muy importante que liD clicc.ionario distinga con cIaridad
eJ amhitc geogd.£ico de cadi'!. voz: "then~ arc American lOi'l.nwords which are
known and used throughout Spanish Ameriea. and are a1E'O common in Spain,
lind beyond: canoa [ ... J, cJrocowte [ ... J. Olher borrowed troms are charac­
teristic of General American Spanish. not having spread to Penin.sular varie­
ties, nor to other Janguage9 [mani ... papa .. . J. A large Dllmber of indi~e·
110118 terms do not go beyond areas which ean be large or small. but are not
CtIntinenta.1 in extent (aguaetJle •.. ) Many of the indigenous terms have an
eyeD. more restricted ditdbution (batr1Y, mucura ... )" (Zamora 1982, 161-162) .
• oil! Juan M. Lope Blanch, El lexico indigena en el ejpaiioI de Mixico. Me.
XlCO, 1969.
LA INFLUENCIA INDIGENA
57
g.do.... tod08 los indigenismos, con los que formaron un
fichero. Por 10 que a la lellgua escrita corresponde, se eJ:·
parg6 a,imi8Dlo un buen mimero de obras de todD genero."
Se di.tinguen, primero que nada, indigeni,mo, comune. y
voces indigenae que pueden caracterizarse como patronimi.
w, tOpOnimas
y gentilicias (tod.s elIas, 'no comunes').
Loa
resultados, en resumen, f ueron los siguientes. De un corpU8
lexico de 4 600 000 voces, se obtuvo un total de 21 938 in·
digeni.moa (es decir, el 0.47 par ciento del corpu,). 5i de
aquiae eliminan los indigenismos 'no comunes' quedan sOlo
3384 palabras (0.07 por ciento), que corresponden, sin ....
petidone!!, a nada mas 313 vocablos y a 238 lexemas. Debe
aeiialar,e que en 125 encuestas (mas dc la tercera parte del
total) y en 50is de los documentos escritos, no hubo apari.
cion .lguna de voz indigena.
Se determino de.pues conocer la vitalidad del leDco in·
digen. p..ivo. Para ello se someti6 a encue,ta eI total de
indigenism08 registrado. a cien informantes cuidadosamenlll
seleccionados, que eran representativos de los diversos nive­
Ie. socioculturale., edades y sexos. De conformidad con los
resultados,
Be
clasificaron las voces indigenas en eeis grupos:
I) de conocimiento general: 95 vocablos correspondientes a
74lexemas; II) de conocimiento ca,i general: 61, 47; III)
de conocimiento medio: 62,47; IV) vocablos poco conOO·
<los: 27,18; V) voces muy poco conocidas: 38, 31; VI) vo·
vahlos practicamente desconocido.: 30, 21.
De las voces registradas, 60 parecen especializarse como
propias de cierta cla.e sociocultural: 35 como propia. del
hahl. de personas culta, y 15 caracteristicas de informantea
mcultos. Entre las primeras destacan algunas que refieren a
concepto. historico. (chimal, teponastle, teocali, malinchu­
rna), a conocimientos cientificos (mezcalina, nahuatlato). Al
segundo grupo pertenecen voces que de.ignan objetos prOpi08
de la cultura popular (tlacuiJ, meclapiJ), la agricultura (ji­
EDllJO, poaia. DOvela, cuento, t~, revitta. populll"lll,
........
oil
ditno..
II·
58
LA INFLUENCIA INDtGENA
lote, quintonil) , la alimentacion popular (tlacoyo, meme·
la). Algunos illdigenismos, evidentemente mas vigorosos, dan
lugar a toda una familia lexica (chile, chocolate, petale, ji­
torrwte, etcetera). Otra muestra de vitalidad puede ser que
se empleen mas alia del territorio mexicano, en Centro y Sud·
america (camate, tarnal, jicama, Olole, milpa, que/ite, entre
muchas otras).
De la misma investigaeion se deduce que hay vocablos in·
digenas qlle ceden ante el termino castellano mas a menos
equivalente (itacate frente a almu£rzo, co/ate frente a ce.to,
aguale frellte a e.pina, talache frente a zapapico, mecapalero
{rente a cargador, etcetera) sin que falten indigenismos que
se imponell al hispanismo (cempasuchil a flor de muerto,
jacal a c1wza, tec%te a buho, zacate a hierba, entre otros
varios). Se produce tambien eI fenomeno de la especializa.
cion semantica: en la pareja mercado/tianguis, el indigenis.
mo designa en especial al mercado indigena, aI aire libre: en
leoeali/templo, teocali hace referencia al templo de los pue.
bIos indigenas, anteriores a la conquista.
Por 10 que respecta al origen de los indigenismos, como eo
de esperarse, la gran mayoria procede del nlihuatI. Solo Be
documentaron nueve vocablos mayas, cinco tarascos, un oto­
mi, uno zapoteca y un cahita." La casi totalidad de voces
designa casas concretas, particularmente pertenecientes a la
flora, fauna, alimentacion y utensilio' domesticos. Aunque
la mayoria de palabras indigenas se documento en lengua
hablada y escrita, hubo 83 que 6010 aparecieron en lengua ha·
blada (sabre todo terminos referentes a la a1imentaci6n y
voces coloquiales y familiares) y tambien 66 que se rcgistra.
ron solo en lengua e'crita (predominan derivados par sufi·
jael6n y palabras. como jaeal, de usa estillstico) ."
4.' wrhe local indigenous substrata aDd, even more, situations of languap
contact and prestige of the IOCIll Amerindian languages, explain thelr major
contributions to regional dialects of Spanish" (Zamora 1982, 165).
"8 Para una e:r.plicaci6n mBa detaltada del sentldo 0 valeT sem8Dtieo de
los nahuatlismo!l mas oomunes, puede vene: Blrgha Leander, Herencia cultural
del muMo nahuatl, Mellico, 1980. Para ejemploB de posiblee jDfluencias del
LA INFLUENCIA INDIGENA
59
0) INFLUENCIA FQNETICA Y GRAMATICAL DE LAS
LENGUAS INDiGENAS
Si los diccionarios de regionalismos, de americanismos en
genera~ suelen pecar de inescrupulosos cuando se trata de
incIuir como lales (como americanismos) voces indigenas aJ>.
solutamenle desconocidas por los hablanles americanos, es 16.
gico que haya mayor desinformacion 0 imprecisi6n por 10 que
toea a la influencia indigena en otros niveles de la lengua
menos moviles que el vocabulario, como pueden ser la fonD­
logfa (y la fonelica) aBi como la morfosinlaxis. Me delemlre
a examinar con cuidado uno de los primeros casos que se
dieron de 10 que puede llamarse tendencia a la exageracion
de la influencia de las lenguas indigenas sohre el espaiiol
americana. Me refiero a la leorla indigeni.la de Rodolfo
Lenz, dada a conoeer en 1892 y 1893 en aleman (Chileni­
seM Studien) y traducido. a1 espaiiol y publicados, en 1940,
bajo eI lilulo de El espanol de Chile en e1 volumen IV de
laBDH.
'
Tendre necesidaa de reeurrir nuevamenle a Amado Alon­
ao y re.umir aqui sus ideas, pues cuanao hace una puntual
critica ae las posiciones de Lenz, fija lambien algunos prin­
cipios le6ricos que resullan hoy indispensables en cualquier
estudio sohre 5ustrato.'"
Es necesario anle lodo adarar que Rodolfo Lenz eS uno
de los poco. lingUislas que, en e1 siglo XIX, estudi6 con rigor
la lonetiea ae los dialectos del espanol, en delalladas descrip·
ciones. Su tesis, en poca. palahra" ern esla: d espanol que
eI vulgo hahla en Chile "es princip.lmenle espaiiol con so­
nidos .r.ucanos". Esl. lesis fue rechaz.da par Americo Cas­
tro, pero aceplada por Meyer·Llihke; Cuervo y Menendez
• •01 en lenguas indigenas de Mhico y "i~"6f88.
c/. Jimenez
Moreno, Lo
IrruJJcpjtu.raoon lingiiiJtKa hispanoindigena. Santander, 1965.
.., En las pigin8s que signen resumo, pot 10 tanto. su esp]h1dido articulo
(""Esamen de ]a teorfa indigeni~la de Rodolfo Lenz") publicado primeramenle
.. eI voIum"" 1 de I. 8FH (1939, 313-350) , d",pue, en FLTH (2611-:121).
Citare por est08 ultimos.
LA INFLUENClA INDIGENA
Pidal .e mo.lraron eoceptico. y Leopold Wagner la aeepto
parciahnente.
Ante. de referirse al material fonetico, Aloma analiza y
discule el doble camino, filologico y cultural, por el cual Lenz
explica la araucanizacion del espana] chileno. Por 10 que al
primero toca, Lenz afirma que el chileno es un pueblo de
mezcla intima de dos razas (espanola y araucana). Hubo
adernas una guerra secular de exterminio que hizo a Espana
enviar muchos mas soldados que a otras colonias. Datos, se­
gun Alonso, equivocados, pues en 1570, mientra. habla
10000 espanole. en Chile, habia 140 000 en las dem'" colo.
nias. EI mestizaje, par oua parLe, era normal, el habilual, que
se dehia casl siempre a aetos ocasionales y no a una convi.
vencia establecida, ya que los espanoles tenian a los indio.
explolados, mas que en ouas partes, y sin instruccion ni dig.
nidad, al reves de 10 que paso en olns colonias. En 1650
lodavia era escaso el mestizaje. Alonso, can datos de Rosen·
blat," afirma que mientra. en Mexico habia, hacia 1650,
150000 mestizos, en Chile habia solo 8 000 (y 15 000 blan.
co., 5000 negros, 2000 rnulalo. y 520000 indio.). No fue
sino hasla el siglo XVIll, ya acabada la guerra can los indios,
cuando ocudio una fuerte cantidad de espanoles a Chile y,
mayor inmigracion aun, en el siglo XIX. Asi, el fonda espanol
primitivo, reforzado en los siglos
XVIII y XIX,
Y la inmigra.
cion creciente durante el XIX y xx han dado como resultado
un numeroso y homogt\neo pueblo blanco, sobre todo en San.
tiago y Valparaiso. En conelu.ion sobre este punta, aparle
de que el nueleo inicial no era 'aindiado', no debe razonarse
sabre la constitucion actual del e.panol de Chile contando
exelusivarnente con la situacion inicial del siglo XVI, pues 10.
siglos siguiente. lambien son historia.
En 10 que corresponde a la explicacion cultural, Lenz se
basa en dos fenomenos: segun el, el aprendizaje infantil de
la lengua se hacia por medio de las madres, y, segundo, la
~o
Angel Rosenblatt Lo
poblaciQ~
Ia aclualidad, Bueno! Aires. 1945.
iNli,ena de America dude 1492 hMID
'JA
INFLUENCIA INDIGENA
61
colonia carecio de instruccion escolar. Por su parte Alonso
recuerda con acierto que toda generalizaci6n es nociva. En
medios lingiiisticos asentados, los ninos hablan a 10 paterno
mienlras las ninas 10 bacen a 10 materno. Por otra parte, 10
llCiialado en relacion con la vida secular de la Colonia puede
igualmente ser .plicado a la vida individual: es ciertamente
importante el aprendizaje pero no es decisivo si este trae con·
sigo h"bitos que repugnan a la indole de la lengua, pues los
aDos 'iguientes pondran las peculiaridades propias en el idio.
mao Asi, 10. nino. chilenos atendian al espafiol del ambiente,
que estaba conformado por el habla de los hombres y de las
mujere. blancas, contando ademas con que en .eguida fun·
ciona en el niDo la conciencia de 10 que es propio de su len.
@Wl y de 10 que resulta extraiio. Por 10 que respecta al se­
gundo fenomeno, a Alonso Ie parece claro que la opinion de
Lenz sobre 1a falta de educacion escolar en America, durante
la Colonia, es ahsolutamente injustificada. Justamente su·
cedi6 10 contrario, ya que uno de los rasgos que caracterizan
a la castellanizacion de America frente a la latinizacian de la
Romania es precisamente el hecho de que la lengu, trasplan­
tada se enseiio ,qui por arte. Par' comprob,cion de esto,
bastaria a su juicio revisar la abundantisima bibliografia
existente sobre la imprenta, las universidades, la instruccion
publica, la vida literaria durante I, Colonia. La instruccion,
en particular, no era inferior en Hispanoamerica a la que
se impartia en Espaiia. Pucde parecer pequeno el numero
de indios que aprendieron aqui el espanol por arte, pero
este hecho historico fue 10 suficientemente importante para
fortalecer el ideal colectivo de la lengua y marcar el derro.
tero de su desarrollo.
Pasando ya a analizar el material fonetico en el que Lenz
fundamenta 5U hipOtesis, Alonso 10 desglosa en los siguien­
les rasgos: aspiracion de ·s implosiva (·s
h), asibilaci6n
del grupo Ir (tr
If), abundanci, de ch y velarizacion de d
en padre (padre
pagre
paire). Mas adelante Lenz se
>
>
referira lambien
>
>
al vocalismo y a otras fen6menos oonsonan­
LA INFLUENCIA INDIGENA
licos que en conjunlo 10 lIevan a opinar que eI espanol vulgar
chileno "es principalmeme espanol con sonidos araucanos".
En cuanlo a la influencia araucana en el vocalismo (diplon.
gacion de hiatos dellipo ai > ei: traido > treido), esta es
improbable pue., por una parle, eI fenomeno se da en la
pronunciacion vlllgar de otras regiones y, por Olra, el voca·
lisrno araucano de ninguna manera 8utorizaria la suposicion.
En oeguida Alonso analiza, con escrupuloso delalle y am·
plisima bibliografia, diez articulacione. consonanlicas que
Lel12 supone influidas por eI araucano. Quedaran aqui resu·
midas sus observaciones, de manera muy aprelada.
1) -s > h. Segim Lenz, la aspiracion de -s implo,iva vie.
ne a ser "el mas nolable de lodos los cambios chilenos",
debido segiin el a eausas etnicas ya que cl araucano no tenia
s. Se entero despues Lenz de que la aspiracion se daba en el
andaluz pero no abandono su lesis. Como es sabido, recucrda
Alonso, este fenomeno se da en muchas partes de America.
A Lenz impresiono mucho la arliculacion bilabial y velar
('l' y iJ de los grupos sb > <P (resbaJar > re<palar) y sg>;
(rasguiio > ra;uiio). Ya Cuervo 10 refulo, en un arliculo pu·
blieado en 1901 en el Bulletin Hispanique, proporcionando
ejemplos de eslas pronunciaciones en diversas paries del do·
minio hispanico, que coincideD en tenninos generales con
aquellas en que se produce la aspiracion de -s. Tambien bace
referencia Lenz a la aspiraci6n de s- cxplosiva, fen6meno que
se ha regislrado en Andalucia, Nuevo Mexico, EXlremadura
leonesa y en muchos olros silios. En general pucde decirse~
en opinion de Amado Alonso, que la aspiraciDn de s se apun·
laba ya en el mismo lalin. Por olra parle, debe deslacarse
el becho de que eI araucano del siglo XVI carecia de h y las
eses que despues incorporaria las realizaria adoptando 0 bien
la s 0 bien s (sh) (palatal fricativa) y no la aspiraeion (h).
Cuando se babla de suslrato, hay que tener en cuenla que
direeci6n fonetiea I1eva en su propio desarrollo la lengua de
sustrato.
2) La ch. Escribc Lel12 que la ch "es un fonema muy
LA INFLUENCIA INDIGENA
grato para los chilenos, 10 que a mi juicio se debe a la gran
freenencia de ck en araucano". Hace referencia a los hipo.
mrlaticoa como Lucko, Poncho, Concka, etcetera. En su co·
nOOda obra gramatical (La oraeian r su.s partes), Lew vc en
eato iof\uencia vasco·iberica, sumada a la araucana. Eviden·
lllmente, corrige Alonso, se trata de un procedimicnto hi.­
pOnico, que en todo caso puede tener un mayor desarrolIo
en Chile.
3)
pagre
paire. SegUn Lenz, Febres babia di.
ebo que loa indios l1amaban pagh-re al misionero. Ciertamen­
Ie el grupo dr es extraiio al araueano; Alonso empero, al
zepasar diferentes vocabularios no halIo 10 realizacion pagre.
Hay que senalar asimismo que si el grupo dr ofrecia difi.
euItad al araucano, no menos dificil Ie resultaria gr. Por si
eelo fuera poco, la modificacion dr
gr no es privativa de
Chile, sino que puede encontrarse en Uruguay, Paraguay, Ar­
gentina, Mexico, etcetera. Algo semejanle puede decirse de
la vocalizacion (paire): no tiene semejanza fonoties en In
leD6"a indfgena y en cambio esta perfectamente dentro de
Ia tradicion fonotica tanto espaiiola como romanica.
4) Conse1"'l!ocwn de II. En un principio Lenz veia influen.
cia araucana en 10 conservacion de ll, particularmente en el
sur de Chile. Sin embargo en carta dirigida a Amado Alonso
reconoce que la introduccion de II es debida a los espanoles
r no a los araucanos.
5) f
'l'. Este fenomeno de bilabializacion, segun Lenz,
es de influencia araucana tanto porque falta en el espaiiol
cusnto porque ae da en 10 lengua indigena, como resultado
del ocasional ensordecimiento de b. Evidentemente la 'l' es
frecuente en hablas de muchas regiones de Espaiia y Ame­
rica. La que es solo esporadico en araucano resulta que es
aiatematico en dialectos espanoles.
6) b, d, g
1;, it, -If. Anota Lenz que, en araucano, "faltan
casi por completo las explosivas sonoras" y que en el espaiiol
chileno "I.. oclusivas sonoras b, d, g se encuentran casi uni­
camenle despues de las consonanles nasales". 10 que sueede
Poore>
>
>
>
>
LA INrLUENCIA INDIGENA
es que, en Chile, b, d, g son oclusivas y fricativas en las mis.
mas condiciones, de dislribuci6n compIemenlaria, que en 10'
dos los dialectos hispanicos. Ademas, en araucano, los hispa.
nismos con tales consonantes 0 conservan 0 refutl"'lan I. con­
IOnante (CGltigan
castikan).
7) ~ ,E, f. Ciertamente eI fenomeno de prepalatalizacion
o adelantamiento en eI punto de arliculacion d" las consonan·
tes velares (k, "') 0 de la palatal r es uno de los mas notables
del espUiol thileno. Es necesario empero aclarar: a) que
"sta artieulaeion tiene relaeion con Is historia romanico·his·
panics y con eI estado actual de otros dialectos; b) no guar.
da relaci6n alguna ni con la historia ni con el sistema foOl;·
tico funcional del araucano.
8) 4, ~ ,!-, /. EI pronunciar estas consonantes con caracter
ipicoprepalataI 0, como las describia unz, "que toman enton­
ees el punto de articulaeion de la T", se debe ,in duda a "pu.
ras razonea de mecanica articulatoria", anota Alonso, pUts
"hay un Bolo fonema t, uno solo d con valor fonologico, y esos
valore' unicos tienen dos realizaciones diferentes (t Y !, d y
4), segiln la naturale.. de 10, sonidoe vecinos". Ademas eI
araucano no pudo influir en ello por la simple razon de que
carece de los grupos Tt y rd.
9) 1'. La r araucana no tenia Ia asibilacion que pretende
Lenz. La I' asibilada chilena es notoriomente aspera y arras·
trada y, si nada hay en el araueano que se Ie asemeje, en
cambio este fenomeno tiene lugar en muy exlensas regiones
del dominio hisp{mico.
10) tf, dr. Lo anotado en el parrafo anterior es igual.
mente valido para: estos grupos, que fueron ampliamente es'
tudiados por Amado Alonso en otro articulo."
En resumen, cuando Alonso analiza y compara los siste·
mas (del araueano y eI espanol) llega a Ia conclusion de que
>
OJ Cf. A.mado Alonso, "La pronunciacion de 'fT' y de 'tr' en Espana y Ame.
nco", en. ELTH. 123-158. Para una llmplia discusion de este asunto,
Paul
Vint'mt Couano, "Substra.tum hl'pcIthesis concerning Bmeriean Spanish", rr f
XVIII (1972). 239-274.
ct.
LA INFLUENCIA INDICENA
65
la alIibucion araucanista para la pronunciacion chilena no
Be basa en un solo hecho objetivo.
Mucho mas importantes que la anterior disquisieion teeni.
ca de caracter fonetico y muy particularmente aplicada a un
solo problema de suslIato, son, a mi juicio y para los fines
de esla obra, las minima. exigencias de metodo con que el
autor da termino a su articulo.
Un trabajo que tenga que ver con problemas de sustrata,
debe necesariamente cumplir las siguienles exigencias: a) una
meticulosa investigacion historica que res,uelva la intenogan.
Ie que consiste en saber si la poblacion indigena ha influido
coneretamente en la constitucion demografica y en la estruc·
tura social de la poblacion hispanohablante. b) Una respon·
sable investigacion del sistema fonelico de la lengua indigena
respectiva, tanto desde el punto de visla sincronico cuanlo
diaeronico." c) Un conocimienlo seguro de las tendencias
dialectales propiamenle hispanicas. asi como de Ia geografia
lingiiistica de cada fenomcno."
No faltan empero rigurosos filologos y lingiiistas que. con
referencia a asuntos de fonetica, proporcionan Wl mayor peso
a Ia influencia de las lenguas indigenas en el espanol ameri·
cano. Qui.a uno de los que han tratado esle lema con mayor
detenimiento sea Angel Rosenblat, en una importante ponen·
cia." Sirvan las siguienles paginas para comenlar sus argu·
mentos.
Antes de referirse a fenomenos fom\ticos particulares, Ho:
me
52 Curio~amente ni el propio Alonso aplic6 siempre SIl t~ria: "In
prolo­
gue to Monnigo's HiJpanumos en et Boorani, Alonso attributes the retenlion
of the Paraguayan 111/ to Guarani influence. At the time I)f the Spanish Con·
quest, GUM'ani had neither N nor 111/ in its phonological system" (CassaDO
19T2, 253).
55 Con otras palabras apunla hacia 10 mismo Gonzalez de Ja Calle 1944:
"necesitamos en primer tennino comprGbar que los fenommoa lingiifstieo8 in.
digens8 registrados y eetudiados. han tenido en el espaeio y en el tiempo el
,olumen y ]a inteneidad precisos para influir decisiva e inequivocamente ell
el castellanI) irnportado a este oontinente" (37·38).
,.. CI. Ange] Roeenblat, "Contattoa interlingiifsticoe en e1 mUDdo hiep.&nieo:
el espaiiol y las ]enguas indigenas de America", Acta" del
OH. Nimega.
n
1\Ili7, 109·154.
LA INFLUENCIA IND1GENA
senblat hace algunas reflexione. teorica. en la. que subraya
el hecho de que el su.trato debe verse como una acdon que
opera dentro del marco del sistema, que en definitiva 10
regula, as! como 10 innegable que resulta el que hoy, por
motivos obvios de facil intercomunicacion, se opere una mul.
tiforme aecion interlingii!stica. Entra despues en maleria
abordando el terna de la influencia de las lenguas indigena.
80bre el espanol de America, partiendo para ello del contras·
te que se da entre la pronunciacion de las tierras altas y la
de las tierra8 hajas, que quiza tengan sus realizaciones ex·
tremas, la primera en 10 meseta mexicana y la segunda en
las Antilla•. Recuerda por otra parte que "mientras que las
tierras bajas estuvieron pobladas por una enonne cantidad
de tribu. dispersa., fraccionadas, sin cohesion cultural ni
politica, sin grandes centros, las tierra. altas fueron asiento
de las grandes cultura. precolombinas" (llO).
Analiza despues, con detalle, el fonelismo de las tierras ha·
jaat atendiendo a nue\'e fen6menos. Transcribo el resumen
del propio Rosenblat (1l7):
en 8US manifestaciones mas visiblest observamos el relajamiento
de la
en dos direcciones: mutsatso y nwshas1w; el relajamiento
y perdida de b, d, g, sobre todo en sus variedades fricativBs (es
ostensible 18 perdida de dt la cual debiera ser mas firme, pol su
canicter apical); el relajamiento y perdida de
(gaina, etrete­
ra); el relajamienlo, aspiracion y perdida de s; el relajamientD
de 18 j, convertida en debil aspiracion laringea (h6rhe), de ca·
rieter invBsorl que 5e fnnde con Is aspiraeion de la /, de Ia s y
de la r; el relajamiento y perdida de r (quiero come), su fusi6n
con l (caltlo = carda. alma '= arma) y eu aspiracion ante n 0 I
(cahne, ~1Ja); el relajamien'o de I -pape, Manne, accadde (a'.
calde)-; la velarizaci6n de rr 0 su en!()fdecimiento yaspiraci6n
parcial (mArro); la velari2aci6n de n final y su extension a otras
en
r
posiciones.
La explicacion de estos fen6menos, segun Rosenblat, no debe
huscarse en el dima ni en intenerencia. extraiia. (Ienguaa
indfgenas 0 africanas), sino que estin inmer80s en la tradi·
LA INFLUENCIA INDICENA
67
ci6n castell.na, que • su vez no es olr. cusa que- III prolon.
@aci6n de lendeneias de l.s lenguas romances de occidente.
EI panor.ma en l.s zona, altas es absolulamenle diferente.
COD base en abundantes referencias bibliognific.s y gran mi.
lliuciosidad en I. descripci6n de los hechos fom'ticos, se ana.
Iizan los mismos nueve fenomenos y se lIeg. a la, ,iguientes
conclusiones (133):
En resumen, el fonetismo de las tierras altas de Hispanoamerica
presenta una notable unidad y coherencia sistematica, delennins.
da en general pOT el reluerzo de la tension consoniintica y 18 reo
Iajacion compensatOl'ia del vocalismo. En primer lugar, oclusivM
de tension energica, pronunciacion general de las impiosiV8s de
lOs grupos cultos, formacion de nuevas gropos congonantico8 por
relajaci6n vocaIica. conservaci6n lrecuente de d aun en Ia tenni·
naci6n -ado, a veces con caracter oelusivo; articulaci6,n de en con
fricaeion prolongada, y hasts adopcion de una ch implosiva, de
origen indigeu8; tension prolongada con timbre palatal casi chi­
cheaDle de Is $, consenada en roda posicion y capaz de absorber
a la vocal contigua, mcluso a la acentuada; j fricativa velar, T y I
, mnservadas en cualquier posicion, sin neutralizacion; rT vibranle 0
- frieativa asibilada. sin velarizaci6n; no final mantenida cn general
como alveolar. EI signa mas Ilarnativo' y caracterizadol' es sin duda
01 caracto, silbanle y prolong.do de la s.
Race notar Rosenblat que el consonantismo de I.. lierras
altas va clsramenle contra la corriente del consonantismo
clstellallo, y eslo s610 puede explicarse por la intervellCi6n
de una fuerza extraf.. que no puede ser otra qUe el coneo·
Danti.mo de las lenguas indfgenas de las altas meset.. de
Arm'riea.
, Tre' son los fonemas de origen indfgena que ingresaron en
eI espanol de las tierras altas: la .• (f ricativa palatal sord.),
It Is (africada apicodental sorda) y la rl (africada lateral
sorda).
La $ se da en voces de origen nahu.t~ maya, quechua,
aim.d. Segu.n Rosenhlat, "Ia existeneia de un fonema i
qne ooDvive con la , patrimonial del espaiiol afecta en rna·
68
LA INFLUENClA INDIGENA
yor 0 menor medida el sistema fonologico de cada region"
(135). En Nuevo Mexico esta s de indigenismos se da allado
de otra, de origen hispanico, procedente de sante k (maska).
Se documentan palabus con s, ademas, en la meseta de Me·
xico, Yucatan, Cuatema!a, Honduras, El Salvador, Ecuador,
Peru, Bolivia y Argentina.
Al menos ell Mexico y Ecuador, Rosenhlat 'encuentra easos
de IS, algunos presentes en voces indigenas y "a ese grupo
Be ha incorporado ademas, sohre todo en Mexico, una serie
muy grande de formas espafiolas con ts, surgids, como ya
hemos visto, por el relsjamiento y perdida de Is vocal in·
termedia".
La africada lateral (tl) es propia del nahuati y tamhien
del espanol de Ia meseta mexicana. EI silabeo a-t/as es hoy
general en America. Esta manera de pronuneiar puede decir·
se que hasta cierto punto modifica la distrihucion y frecuen·
cia de la t y Ia I, £lues altera la cstruclura silabic•.
Por 10 que loca al vocalismo, debe destacarse que el rasgo
sohresaliente del espanol mexieano esta, para varios lingiiis.
tas, en Ia peculiar fisonomia fonetica que produce la elision
vocalica. En las tierra. altas el relajarniento vocalico 50 da
Bimultaneamente con la fuerza de! consonantismo. Por otra
parte, es precisamente en las ticrras altas donde mas se nota
la tendencia a Ia diptongacion antihiatica.
Como resumen de Ia. ideas de Rosenhlat, se puede anotar
que el consonantismo de las tienas altas, su voealisrno y su
entonaei6n, que Be apartan de la corriente general del caste·
llano, parecen postular la intervencion de una fuerza extrana,
que es el fonetismo de las lenguas indigena,. Esta influencia
tuvo que darse en ciertas condiciones: el lento y complejo
proceso de hispanizaci6n, Ia accion del mestizaje, iniciado
desde la primer. hora y prolongado hasta hoy, 01 bilingiiismo
de ampliDS sectores indios. Habria que distinguir dos rno­
mentos: en el primero se cumplen los cambios que eslaban
en marcha en el espafiol y se estA todavia dentro de una
basica y amplia unidad del espanol americanc. EI segundo
LA INFLUENCIA INDIGENA
momenlo, iniciado timidamente al principio, aleanza su fuer­
en las generaciones siguientes, debido sobre todo al bilin­
siiiemo y a la penetracion de voces indigenas. EI fonetismo
de las tierrss altas prueba sin duda que una influencia ex·
tuna puede contrarreslar las tendencias propias de la lengua.
Evidentemente, para Rosenblat, hay que deseartar, como
explicaeion, la influeneia climatologica:
Ia
el eontraste entre tierras allas y lierras bajas [ ••• ] es contraste
entre regiones que prolongan y extrem8l1 las tendencias del cas­
tellano meridional y regiones en que se ha producido -en di.
recci6n opue:sla a ese desarrollo-- una profunda influencia del
fonetismo indigena (150).
Por 10 que toea al desarrollo de la lengua en America, Ro­
senblat anoia que
por ahora puede afirmarse que todas las variedades del espanal,
y IBS peninsulares no son menos espect8culares que las america­
DU. esmn contenidas por 18 accion unilicadora 0 niveladora de
Ia langua cult. comun (151).
Como pudo comprobarse, Angel Rosenblat, en esla ponencia,
muestra como un claro parlidario de la influencia indige.
aa en el espanol americano, particularmenle por 10 que toea
a few\menos de pronunciacion. Conviene ver otras posicio.
nes que pueden considerarse, si no contrarias~ si al menos
muy diferentes, en 10 que respecta a asuntos de sustrato."
Una de las voces mas autorizadas en este lerreno es sin duda
Ia de Bertil Malmberg, en particular en un conocido estudio"
en que bace algunas reflexiones que es neresario lomar en
cuenla•
Ie
<
• Entendemos que puede hablarse de euelrato "when the language of •
pvup of people (usually oonquerore) is superimposed upon Ilnd ultimately diiJo
pla(:es the language of the authochtonous people in any given area" (Cassano
1972, 240). En tales circunstancias, "some habits or features charBcteri8tie of
the indigenous language are retained and transferred to the new language as
apoken by lhe indigenous: people" (ibidem).
II Bertil Malmberg, L'espagnol dans Ie nouveau monde, Lund, 194a
LA INnUENCIA INDIGENA
70
Senala ante todo que siempre que una lengua se extiende
sobre un nuevo territorio se plantea el mismo problema: las
innovaciones producidas deben explicarse por tendencias pro·
pias del sistema de la misma lengua, 0 debemos ver ahi in­
fluencia del sustrato indigena de la region. Este problema,
eomo se ve, interesa vivamente a la lingiiistica general.
Si Lenz puede considerarse comu up extrema entre los
fil61ogos sustratistas, como se vio arriba, Entwistle/if reener·
da Malmberg, puede ser buen ejemplo del estudioso que
reduce al minimo la importancia del sustrato indigena en
America. Escribe Entwistle'
the influence of the American substrata, iIl6hort, has done no
more than provide the names for exotic Lhings, not all of whicb
bave a wide circulation, and many of which l'3ta.nd liable to re­
placement by newer European terms (237).
A juicio de Malmberg, nuestro conocimiento sobre los dia­
lectos espailoles -tengase en cuenta que redactaba su libro
en 1948-- es demasiado vago, como tambien 10 es el que
se tiene de las variedades peninsulares; sin embargo, puede
decirse que cuanto mas se aprendc sobre estos dos puntos
decisivos, mas se reduce el papel de los sustratos en el de­
sarrollo del espanol americano. Adara despues que dedica"
lugar preferente en
Stl
estudio a los fen6menos foneticos, mas
que a los gramaticales, purque son los foneticos los que ocu·
pan un sitio particularmente importante en loda discusi6n
de sustrato y superestrato.
Son nueve los hecbos foneticos que analiza: ausencia de
la distinei6n castellana entre
y s; perdida de la dislinci6n
ll/r; perdida de la oposicion entre labiales y velares frica·
luti; aspiracion de s sobre
tivas en ejemplos del tipo fui
todo preconsonantica: realizacion dorsoalveolar de s; reali­
zacion como espirante palatal de la ;, particularmente en
Chile; velarizacion de n final; reducci6n de grupos conso­
minticos cuhos; cierre de e a i y de a a a ante a (tiatro).
e
>
IT
CT. W. I. Entwistle,
T1t~
5pnnish LOlllJUllse. Londres, 1935.
LA INFLUENCIA INDIGENA
11
En 10 que loea a morfologia. se refiere a los siguienles
fen6menos: loismo (0 conservacion de la dislincion de la
•
antigua entre objelo diredo e indireclo); voseo; con·
~sci6n en el perfeclo (segnnda persona del plural) de la
uniSUa desinencia -51e.s; erronea 0 faIsa acenluacion de una
.me de formas verbale_ del subjunlivo.(vayamo5); formas
Fbales arcaicas (semo5).
Como hechos sintliclico_ considera: la conservacion del em·
pleo puramente lemporal de las formas verbales en 'Ta (equi.
valenle a anlecopreterilo 0 preterito de indicativo); desapa.
ricioo del imperfedo de subjuntivo de la lengua hahlada;"
IeIldencia a favorecer al perfecto simple (cante) a expensa_
del perfecto compueslo (he camado); tendeneia a utili,ar
QOlI aceso las formas reflexivas de verbas de movimienlo 0
'de reposo (venirse~ valverse); pluralizaci6n de vcrhos uni~
personales (hubieTon fieslas, hacen 5eis aM5) ;" locuciones
del tipo atTUs mio, de/ante lUyo; conslruccion 10 de mas nom·
Jtre de persona para indicar la casa 0 propiedad de alguno.
,c. Hace despues algunas rlipidas observacione. sobre el lexi.
QQ, refiriendose primeramente a vocablos de lenguas indige·
w que design.n .nimales y pl_nlas, despues a cierlos ar·
ealsmos espanoles y, finalmente, a una serie de terlllinos de
,Ia vida cotidiana que son diferentes en Espaiia y America.
. 'Hace ver Malmberg que todas las particularidades enu·
~iDeradas se encuentran de manera mas
0
menos constante en
el espanol europeo, en la lengua antigua, en dialeclos penin.
sulares 0 en el lenguaje cotidiano popular 0 literario. Nin·
,1'1"" indica una tendeneia lingUistica extraiia al sistema e.'
tanol,ademas de que ningun fenomeno esta eXlendido de
~anera general y uniforme en todo el territorio hispano.
JD]ericano.
Alude en segnida al asunto del andalueismo del espaiiol
.. De eonformidad l':on los ejemplo8 de Malmberg (-,gi pudiera 10 hi~ie"')
no precisarnente al imperfecto de SUbjUDlivo (rultland cueto
Jl pogpret&ito (mntaria).
It Aunque reconoee que est:e fenomeno se produce tambiin en el espai.ol
;uece rd'erin;e
,~.
72
LA INFLUENCIA INDIGENA
americana (c/. capitulo anterior), y 1Iega a conclusiones que
permiten caracterizarlo como antiandalucista: es necesario.
dice, busear el origen de los americanismos no en diferen.
ciaciones geogrHicas del espanol europeo, sino en diferencia'
ciones sociales:
l'opposition qu'i1 y a par exemple entre les plateaux du Peron ou
du Mexique d'nn cote, et Ie littoral argentin de l'autre, reHele 18
difference de Ia force des vieilles tendances vulgaires et populaires
castiUanes dans les differenles couches de Ia societe espagnole
a
l'Opaque de Is decouverte du Nouveau Monde (37).
Sin embargo 10 importanle desde el punlo de visla general
y teorico es e1 heeho de que no hay base para suponer in·
flueneia del sustralo indigena para ninguno de los ma. des·
lacables fenomenos. Todas .las parlicularidades americanas
enumeradas se explican perteclamenle par las lendencias lin·
gilislicas bispanicas eonocidas par la evolucion de la lengua
espanola a de sus dialectoi en Espana.
La segunda parte del estudio deslaca las posibles diferen·
cias que se dan en elterritorio americana y para ella se eli·
gen cuatro areas: Peru, Chile, Paraguay.y la Region del
Plata.
Sabre el Peru hace ver que los fenomenos de suslralo que
debieron producirse al primer contacto enlre el espanol y las
lenguas indigenas y que existen seguramente todavia en reo
giones y medias bilingiies, jama. han tenido Is fuerza para
influir en la norma lingiiislica del pais. En el sistema fonico
del quechua no hay nada que recuerde la evolucion seguida
par el espanol oficial en Peru 0 Bolivia. Par 10 contrario
es muy probable que ciertos heehos de fonetica quechua se
reflejen en el espanol local de algunas regiones bilingiies.
En el caso concreto de la distincion yIll, Malmberg prefiere
ver la conservacion de II en ciertas regiones mas como eso,
conservacion, que como produclo de influencia del sustrato."
eo Como lambien opina Cassano 1972 (256): "it is II matter oj the rein­
forcement of the Spanish phoneme /IV by the similar type of phoneme of
LA INFLUENCIA INDIGENA
" E1 chilena actual, escrille Malmberg, liene sus origenes
e1 espOOol vulgar de los co10nos inmigrados, pues es el
llIpaiiol rUstico de eslos el que ha sido aceplado por los meso
tizos como norma, cuidadosos de no descubrir, par un acenlo
lIIlIy coloreado de araucano, su proveniencia indigena. Des·
JlIl6l de un resumen fonetico del espanol chilena, Malmberg
haec ver que no hay nada en esle sislema que no sea al
mismo tiempo propio del espafiol. La diferencia enlre la si­
laaa6n lingiiistica de Chile y la del Peru no se debe a cansaa
1lDo16gicas, sino que se explica unicamenle par las condicio­
, tiI'enteramenle diferenles en las cualea se desarrollo la co­
kmi28ci6n de los dos paises y par la diferencia de vida so­
clel, iutelectual y adminislraliva de la epoca colonial.
EJ P~raguay, a juicio de Malmberg, liene lugar 'parte, ya
que e1 faclor indigena, a causa de condiciones hisloricas y
, tociales espeeiales, ha jugado un papel mas importanle que
'llII palees como Peru y Chile. El hecho de que los indios de
tuaguay tuvieran una posicion social digna y fueran vislos
K~;lii.ia'iguales par los criollos, \Uvo como resullado que toda
, fi'pobl.cion paraguaya, sin excepcion, hable aUn hoy (escri.
bra Melmberg en 1948) el guarani como lengua materna."
'EI e"pOOolparaguayo muestra una serie de rasgos foueticos
qtJe son seguramente fenomenos de sustralo. Par principio
~Daci6n es muy poco espafiola. 50 aye can frecuencia,
Qre lodo en el puehlo, una articulacion nasal y un vocalis­
mo que recuercia el del guarani. La "hase arliculalori." es
Ia de la lengua autcctona. EI guarani ha influicio considera·
b1emenle en la realizacion del sislema espafiol en Paraguay
pero ha dejado el sislema intacto."
l1li
Qoechu, M.puehe. lind Guarani. With reference to the 1111 of Colombia and
.• Peoin.eular Spain, suffice it ta say that the transformation /lll>/yl hae
lOt yet occurred".
Es muy probabie que hoy eeta situation haya cambiado y no goce ya d
pftD.i del mismo prestigio y que, ademas, no todD Mundo 10 conm.ca y 10 ha·
'1
IIie en el Paraguay.
• Sobre la opinion de Malmberg en relacion con ciertos rasgo3 del espaiiol
'" ~o. alribuible9 aI Cuanni, escribe CaMano 1972 (249); "1.- the Cua­
74
LA INFLUENOA INDIGENA
Reeuerda Berti! Malmberg que la "argentinidad", termino
de Sarmiento, erea el punto de partida de un separatismo
lingiilstieo que ira mas lejos, en Argentina, que en ningUn
olro pais hispanoamerieano. Olro factor importante es Ia in·
migracion. Esto puede explicar la anarquia lingiiistica que
caracteriza particularmente a la Iengua de Buenos Aire,.
Gracias a ella, vulgarismos y dialeclismos que en otra. par·
tes son inaceptables en medios cultivados, han sido admitidos
en la lengua de las personas instruidas y aun en la lengua
escrita. Sin embargo, de manera general, la tendencia va
hacia una mas grande "hispani.acion" del espaiiol argentino.
1.0 que importa aqui destacar e' que las lengua, indigenas
no han dejado rastro alguno. EI problema del sustrato, aqui,
no se plantea.
Podria uno preguntarse si el papel de los Cenomenos de
suslrato y de superestrato a los euales se ha atribuido tanla
importancia en la evolucion de buen numero de Ienguas eu·
ropeas 5e reduce a casi nada en America. Esta seria una con­
elusion de 10 que se ha expuesto hasta aqui. Empero tal
conelusion seria Calsa. Se ha visto que el espanol paraguayo
muestra una serie de Cenomenos que no se expliean sino pOI
la lengua autoctona del pais. Pero el Paraguay esta lejos de
ser la unica region donde se producen Cenomenos anlilogos.
EI espanol de algunos territorios de Mexico (Yucatan) se
caracteriza por un sistema consonantico que no se explica
por las tendencias espaiiolas. La 5 mexicana tiene probable.
mente una fuente analoga." Una influencia quechua en Ja
modologia y [a sintaxis del espaiiol de la frontera entre Ar·
gentina y Bolivia no puede excluirse. Que la acentuacion
-Cenomeno de suslrat~ de la region de Cordoba en Ar·
gentina (m6neda, cafe, seMrita) se encuentre justamcntc
donde la actividad jesuitica fue considerable no es probable.
ranian Ii.! is losing the very ocIusi(lD which is rnpposedly reinforcing th~ devel·
(Ipment of the Paraguayan [i] from Iy/. 2.- 11 riJ is found in many regloD'
of both Spain and America where Guarani i!> tlot spoken",
es Miis adelante ee veri que eeta opinion de Malmberg resultll muy discutable.
~.
f _lea
II'lJHl
LA INnUENCIA INDIGENA
75
efecto del l12ar. En las provincias argentinss de Co.
Y Miaiones el espanol popular de regione. bi!ingiies
fI!IICDlll una serie de rasgo. que se deben al suslrato (los
..njoa .ita, .eta anadidos a un sUBtantivo 0 adjetivo para indio
W Ibundancia; la particula interrogativa pa). Como influen­
cia nahuatl puede eitarse el sufijo -eeo de gran cxtension en
Mexico y en toda la America Central.
50 ha visto que, en opinion de Malmberg, la influencia
• las lenguas indigenas .obre el espanol se deja sentir solo
III cierlas regiones donde las condiciones sociales 10 han per­
minda. 50 ..he tambien que entre maS 8e profundiza en el
_dio de 108 dialectos espanoles e hispanoamerieanos, tan·
10 mas se reduce el papel de los sustratos. En todo caso, anota
HJ]mberg, DO ea sino despues de la imposibilid_d definitiva
toda timtativa de explicacion de los hechos romances por
~ ..lIIJdencias latinas eonocidas, cuando se tiene derecho a reeu­
r.
r'
!•
i.·
' ·.E.
'.
~:~:f1~::;c:n::i~~S.sustrato, de un
superestrato, fre·
.' esta metodologia romance la teBis principal a la que
.IJMMahnberg haber lIeg_do _I examinar el espaiiol en el
liIllvo Mundo. Los hechos de Bustrato y supereBtrato no son
;. JIll roosecuencia inmediata y necesaria de una mezcla de
~.,1118S 0 de pueblos, No es una cuestion biologica. loB dialee­
I1"JP.panoamericanos nos ensenan que la fuerza delsustrato
~;'::i.adfgena no se encuentra jamas en proporci6n directa con
III porcentaje de indios. Todo depende de la situacion social
i lisI-paia, de las relaciones entre vencidos y vencedores, del
~.
cultural de estos ultimos, etectera. Para Malmberg el
,)utralo es una consecuencia de fen6menos culturales y so­
t.
"vel
. eiales
! 'lfe~ina
el lingiiista sueco explicando que ha querido
1610 precisar, con ayuda de materiales !ingiiisticns concre·
. tIIs,
las oondiciones que son necesarias para que los feno­
y rechaza el punta de vista
~~.J6gico dcf~ndido par. estudio~os como Brol>ndah Von Gin.
La tesls del caracter SOCIal de lOB hechos de sustrato
r'
: lnenotl de suslrato se produzcan,
LA INFLUENCIA INDIGENA
76
y supereslrato no es nueva, y ha sido expuesta, enlre olros,
por Benvenutto Terracini y por Amado Alonso. Esta teoria
--que se basa en la concepcion del caracter eminenlemenle
oooial del lenguaje, que era la de Saussure, Meillet y lantos
otros lingiiistae-- parece quedar comprobada en los feno·
menos lingiiislicos hispanoarnericanos."
Conviene, a mi ver, analizar un ejemplo, al men08, muy
concrelo, de la aplicacion de esla leoria. He elegido para ello
UDa serie de estudios que, sobre la influencia de las lenguas
indigenas en el espaiiol de Mexico, escribio Juan M. Lope
Blanch y que aparecieron todos en EEM" y hacon refereD'
cia, en particular, al habla comun, general de Ia capital del
pais. 6t1
Par 10 que loca a la posible influencia del suslrato en la fo·
netica del esplliiol de Mexico (EEM, 97.112), Lope Blanch
analiza seis peculiaridades que suelen alribuirse a las lenguas
autoctonas, parlicularrnenle al nahuatl:
1) fonerna palatal fricativo sordo (s). Se trala de un fo·
nema comlin en cI espaiiol claoico, que evoluciono a velar
fricativo sordo (j): dixo > dijo. Las voces que en eI espanol
mexicano \levan. no se deben obviamenle a arr.aismos, pues
ahi, como en todo eI mundo hispanico, la • medieval paso a
;. Incluso esta misma evolucion _ufrieron buena parte de los
indigenisrnos lexicos: siotl > iiote, .ikaJli > ;icara, esot! >
e;ote, wesolot! > gua;olote, etcetera. Son asimisrno numero­
i:
> Juehitan, salisko > Jali.co, me.ico > Me;ico.
sos los toponimicos indigenas que modificaron eu i a
tJa1!
joji­
Hay
casos en que la evolucion consisli6 en adelantar el punto de
e.. Para una minudosa rC'Yi8ioD eritic,s de muchae elusiolle8 de malogos y
tingiHsta al sustralO (Lenz, Alonso. Malmberg, Vidal de Bettini, etcetera), c/.
el documentado articulo de Caseano 1972.
00 "u ·r final del espafiol mexicano y el su:strato nahua" (79-96)? "La in·
f1uencia del sustrato en la fonetica del ~pafiol de Mexico" (97-112), "La
influencia del W!1rato en la gramatica del espanol mexicano" (I61-Hi~) y
"'Sabre el orlgen del sufijo -ceo como designador de defecws" (169·176).
88 Aunque evidentemente. debido a Ja importancia que tiene, desJe el pun­
to de vista demogr8.fico, econ6mico y cultural, viene a eer una espede de pro·
medio 0 koine de 10 que sucede e 10 largo y ancho del pais.
LA INFLUENCIA INDIGENA
77
articulacion, convirtiendo la s en s: cempoalsochitl > cempa­
,uchU:-Pueden subsistir los dos resultsdos como en iorolli >
iocorol y socorol. Los cssos de conservacion de i se dan sOlo
en voces indfgenas (miSiote, niStarnal). Debe verse, en tales
vocablos, la s como simple variante alofonica de s. La presen·
cia de vocablos con i no causa reeslrucluraci6n grave en el
sislema fonologico del espanol mexicano. Lope Blanch solo
encuentra un 'par de palahras en que S entra en oposicion con
clr.: siSi (especie de jabon vegetal)/clr.ichi ('pecho, ubre');
sola (nombre de una calle)/chola ('mestiza', voz en desuso).
2) sonido dentoalveolar africado sordo (s). Fue tamhien
fonema del espanol antiguo y su supervivencia, en voces in·
'0
dlgenas mexicsnas, no cs fen6meno de arcaismo, pues Is
.s
clasica estii siempre representada por S en la pronunciacion
actual mexicans. Las palabras indigenas con S son todas to·
ponimos 0 antroponimos, con excepcion de quetzal: Tepotzo.
tim., P6tzouaro. En el lexico comun la s produjo s -( escrita
generalmente z): sapotl > zapote, sopilotl > zopuote. Tam·
bien dio lugar a ch: tlacuaiin > tlacuache, iiktli > chicle.
Esiss evoluciones se dieron tamhien en no pocos toponimos:
iapopan > ZapoJXm, wiSi/·ak > Huichilac, etcetera. De 10
anterior Be deduce que la • en nada afecta al sislema de fo·
nemss del espanol de Mexico.
3) grupa tl. En el espanol general, tl se pronuncia con ar·
ticulacion implosiva de t. En Mexico, por 10 contrario, la t
es Hcuante de I, en articulacion explosiva: a-tlas. Esta par­
ticular articulacion parece estar condicionada por el fonema
nahuat! tl (dentoalveolar africado sordo). La articulaei6n
actual de dental mas lateral, en un remedo castellanizante,
transforma en dos el fonema unico tl. En el espanol mexi.
cano de hoy se pronuncian igual las palabras castellanas
(tUlas, a·tlante, a.tlantieo) que las indigenas (tla.palerla,
cenzon·tle, ix.tle, etcetera). En unas y otras no es totalmenle
igoalla distribucion, ya que en espanol tl no puede aparecer
en principio de palabra y en nahuat! s1. Dado que e1 espanol
parece rechazar el sonido tl, se da, ineluso en Mexico, e1
LA INFLUENClA INDIGENA
78
cambio tl > kl, grupo este mas hispanico: iiktli > chi€le,
iskwindi > escuint:le. Y, mas frecuentemente, sobre lodo en
final de palabra, .tl > teo iilak·ayotli > chilarayote. sa)'otl
> chayote, elotl > elote, eleelera. En resumen, Be trala de
una particular manera de articular un grupo con'onantico
que esla con'lituido por dos fonemas exi,tentes en caslella·
no, pero de ninguna manera de una reeslrucluracion del ,i,·
lema fonologico.
4) pronunciacion vibranle mUlliple de la r implosiva
(.r > rr)." A Berli! Malmberg se debe la hipotesis del
origen nahuall del fenomeno. Varios argumentos de Lope
Blanch refulan esta posicion: a) I. rr no es sino un., y no la
mas frecuente, de las multiples realizaciones de la ·r implosi.
va en Mexico; b) la arliculacion de rr vibranle multiple 'e da
lanto en Espana (Salamanca, Zamora, Leon) como en Arne·
rica (al menos en Argentina); c) la vibrante mulliple parece
corresponder mas a un tipo de habla (enfalica) que a un
delerminado dialeclo; d) la siluacion historico-cultural del
nahuall no ha sido -como 10 hace suponer Malmberg­
tan presligio,a y operanle como puede ser el guarani en el
Paraguay; e) la eslruclura fonologica misma del nahuatl no
favorece la hipolesis de Malmberg pue, no habia vibranles
en esa lengua."
5) caducidad de la' vocales aton..,; y aun tonic", en el
espanol del alliplano de Mexico. No es posible alribuir esle
fcnomeno al sustrato nahuatl, entre otras razones, porque:
a) se produce en otta. laliludes americanas (EI Salvador,
Peru, Bolivia, Ecuador, Argenlina, Colombia). b) 'Esla pccu­
Haridad, que liene que ver con un fuerle consonantismo
propio de la zona, no se eneuenlra en el nahuall, que no se
caracleriza ni por voealismo debil ni por consonantismo fuer·
teo c) Normalmente el fenomeno esta condicionado par la
proximidad de un fonema sibilante, en especial la s.
8T A
79-96).
II
este Il9\IDtO
dedica Lope Blanch
UD
artIculo
ell
apeeiaJ (c/. EEM,
Puede veree tambien aI respecto la brilJante ref'utaci" de
(266, ...) •
•
CusaM
1972
79
LA INFLUENCIA INDIGENA
6) articulacion parlicularmente lensa de la s, especialmen­
Ie final. Seg-.1n Henriquez Ur!'na Y Amado Alonso (y Malm­
berg, eegUn se via poco anles) esla caracledelica ee debe
al aualralo nahuall. Cierlamente ae equivoca Henriquez Ure­
na aI afirmar que en nahuat! no habia spero ai Irea sibilanlee
parecidaa que se represenlaban c, z, tz. Segiin los esludios
actuales, eI sislema sibilanle nahuatl clasico podia estar con­
formado par cualro fonemas: s (fricalivo alveolar), 5 (fri­
.a1ivo palalal), s (africado alveolar) y ch (africado pala­
laI). Cabe suponer que la s del nahuat! c1asico fuera predorso
denial fricaliva sorda pero nada nos induce a pensar que
fuera lensa, sino 10 contrario, dulce, ei para eUo noe basamos
en la actual s nahuatl que es de arliculacion abierla y debil.
En resumen, Lope Blanch no encuenlra real influencia
nahuall en la fonelica del espanol mexicano, pues la super·
vivencia de fOllemas como S y·$ s6lo se da en voces de origen
indigena. Hay cierlamente influjo del suslralo en la peculiar
manera de arlicular eI gropo tl, aunque no haya precisamen­
Ie coBservacion del fonema tI original. Loa olras Ires feno­
menos (debililaeion vocalic&, reforzamienlo de r y len,ion
de s) no lienen par que atribuirse a la influeneia del auslralo.
A conclusiones muy pareeidas lIega el propio Lope Blanch
cuando analiza los fenomenos gramalicales alribuidos aI sus­
Iralo indigena (161-168). Dislingue cinco peculiaridades:
1) el sufiio -eea. Forma dos lipos de derivados: a) gen­
Iilicioa como yucaleco, tolteca. chiapaneco, elcelera. b) ad­
ielivo, que aluden a defeclos £isicos," del lipo de cacareco,
soreco, cachureco, enlre olras. Pudiera quiza Iralarse de dos
eufiios nahuas diferenles: los genlilieios podrian proceder de
-ecatl y el ,ufijo de los adjelivoa despeclivos de -ie, -tie. EI
rendimienlo aetual para adielivoe despeclivos es casi nulo.
Ademas existen razones que obligan a poner en duda el ori­
gen nahuat! del mismo, defendido par Max Leopold Wagner:·
.. Sobre me valOl' en particular, c/. las pp. 196-176 del citado libro (E~
de Lope Blanch.
,.v '
-m
70
su.fijo bispanoamericano
NIlFII. IV (1950). Ins.U4.
-«0
pan deaotar defectoll fisicos
0
moqles", DE
\~ •• I'
'('>.
DO
LA INFLUE~CIA INDIGENA
y hay mas probsbilidades de que Be trate de un sufijo hi..
panico: a) .eco no es tan rBrO en la peninsula; b) el sufijo
.ie, ·tic no servia en nabuatl especificamente para denotar de.
fectos, sino en general formaba adjetivos derivados de sustan·
tivos y verbos; c) la extension del fenomeno en Hispanoame.
rica mas hace pensar en base lingUistica hispanica que en in.
fluencia del ,u,trato nahuat1; d) ninguno de los adjetiv..
nahuas en ·ic ha pasado al espanol; e) todas las voces en que
apare"" -eco son de base espanola; f) el sufijo nahuatl era
atono, no podis dar un ·eco tonica; g) los nabuatHsmos en ·tic
presentan resultado fonetico distinto (-te): ayo·tz6tic > ayo­
sate. En resumen parece obvia la influencia nahuatl para
·eco formador de gentilicios y casi ,mposible este mismo ori.
gcn para ·eco designador de defectos, que puede ser hiapa·
nico.
2) abundsncia de formas diminutivaa. A este asunto Be
refiere J. Davila Garibi," al senalar que el nahuatl usa pro.
{usamente los diminutivos y a ella se debe que en el espaiiol
mexicano se den diminutivos como canaquito, adiosito, que·
dilo, apenitas, Diosilo, etcetera. En nahuat! eran abundante.
los sufijos diminutivos: .conetl, -tepito, -tzu., ·tzindi, 'piJ, -to.,
.toolJi. Tambien se ba rderido a esto W. Jimenez Moreno
1965 (40), quien supone que el sufijo hispanomexicano -ito
"es el equivalente del sufijo .tzin(tli)". Habria que recor·
dar, anota Lope Blanch, que la profusion de diminutivos ..
da en lenguas de cultivo escncialmente coloquial, como seria
el caso del espaiiol de America. EI usa y abuso de diminu·
tivos Be ha repetido en otrss epocas de la historia de la len·
gua, a, partir del latin hah/ado, y se sigue daudo en tOOas
las hablas populares del dominio hispanico. Se tratara, en
todo ca50, conduye el investigador, de una coincidenci. dd
nahuatl y el espanol en este punta.
3) uso reflexivo de ciert08 ,erbos. Jimenez Moreno 1965
(ibidem) anota: "en espanol muchos verbos se vuelven reo
n. "Posible influencia del nBhUBtl en el u:;o y abuso del climinutivo en el
espanol de Mexico". ECN. I (1959). 91-94.
LA INFLUENCIA IND1GENA
81
flexivos, no sicndolo en Espana, porque sus equivalencias mi­
huas tienen tal caracter: regresarse tiene detras a minocue·
po". Esta tendenei., anota por su parte Lope Blanch, se da
en cualquier lugar y en cualquier epoca (enfermarse, sanar·
se, amanecerse, tardarse, devolversc, etcetera); regresarse,
por ejemplo, se usa en la mayor parte de los paises ameri·
canos. Estos fen6menos, ademas, se dahan en la lengua dasi·
ea: nacerse, andarse, etcetera.
4) uso redundante de los posesivos. Victor M. Suarez"
considera que las expre,iones pleonasticas en que aparece
el pronombre de intere. y el posesivo correspondiente a la
misma persona gramatical tienen raigambre indigena, maya
en eSle caso, ya que en esa lengua, a1 hahlar de la pertenen.
cia del sujeto, se antepolle al objeto poseido el genitivo u,
equivalente a sa en espanol: u tup a na'
StU aretes de mi
>
.!!J!lma.
Existc tambien este plconasmo en enunciados como
"me dieron un golpe en mi cabeza" 0 ate eortaste tn declo".
No sabe Lope Blanch si aIguien ha estudiado esta influencia
~ el espanol de la a!tiplanicic, donde tambien son f recuentes
sstas expresiones, pero para el ,eria igualmente infundada la
hip6tesis de influencia indigena porque, aunque eI espanol
castellano prefiera emplcar solamente un elemeuto (!Omate
10 leehe, Ie has cortado el dedo) y no dos (t6mate tu leche, te
/up cortado tu dedo), la construeei6n pleoDllstica e, perfecta­
mente hispanica."
~5) calcos semanticos. Pablo Gonzalez Casanova" afirma
que el espanol mexieano ba traduddo del nahuatl ciertas ex­
presioDes muy usadas, como tapar 10 boca ('haecr callar', 'so­
hamar'), que procede del nahuat! tempachoa; sacar la cara
ixcuetza, tehame aguas
xi.nech.maua, etcetera. Jimenez
~oreno 1965 (39), por su parle, considera que "ciertos vo·
cahlos hispanos adquieren ot,a significaci6n par influjo del
<
<
n El e$paiiol que se habla en Yucatan, I\Hirida, 1945, 149·150.
fa Lo que demuestra cun citas de el Cantar de Mia Cid y de autores «In­
mnporineos.
'" Cj, "Azlequismos", BUNM, T, 387·439, en especial, 39~395.
82
LA INFLUENCIA IND1GENA
nahuatl". como pararse ('delenerse' y 'ponerse de pie') que
tienen atnlB el verba llahuatl quetza.nino, de amhas connola·
ciones. Lope Blanch demueslra que las cualro expresiones
son hispanicas y que su paralelismo can el nahuat! no es
sino coincidenda. Asi, tapar 10 boca, regislrada en el Diccia­
nario acadcmico, se escucha en atTos paises de America y
esla documenlada en los Siglos de Oro. Echqr aguas liene su
origen en el grito de "iagua va!", expresi6n usada en Espana
para prevenir a los Iranseunles que se vo a arrojar a la calle
agua 0 inmundicia. Pararse por 'ponerse en pie' es usual en
loda America y de usa espaiiol muy antiguo. Sacar 10 cora
aparece tambien en el DRAE.
En definitiva, la influencia gramatical del nahuatl en el
espanol de Mexico sc limita al usn del sufijo ·eeo para gen·
tilicios. Los demas fenonlenos son de canicter hispanico.
Quise extenderme en estos trabajos sobre el espanol mexi·
cauo porque, a mi ver, resultan buen ejemplo de la aplica.
cion peactica de los principios que sohre sustrato han redac­
tado lingiiisias como Amado Alonso y Berti! Malmberg, que
pue~den resumirse, en muy pocas palabras, diciendo que no
debe verse influendo del sustrato en fenomenos que pueden
tener su explicaeion en el propio sistema lingiiiBlico.
Si se desea conocer, en redacci6n inteligentemente
resumi~
da, tanto la base teorica e historica, cuanto los principales
fenomenos que en el espaiiol de America pueden atribuirse
a influencia indigena, conviene consultar las paginas perti·
nenles en la H~tori.a de Lapesa, muy especialmente la edi·
cion novena, corregida y aum~ntada (con varias reimpresio.
nes a partir de 1981). Mas de veinte de las casi setenta
paginas (537-559) del capitulo dedicado al espanol de Arne·
rica (el XVIl, 535·602) tienen como asunto las lenguas
indigenas y su influencia.
JoSli G. MORENO DE ALBA
EL ESPAN"OL EN
AMERICA
FONDO DE CULTURA ECON6MICA
MEXICO
FC"/82./
('Ib-f
D. R. @ 1988, Fm'lfJo
DE
CULTtlU.
Eo!'l6Ii1ICA,
S. A.
Av. dr; la Univeraidad. 975; 03100 Mhic4:J, D. F.
ISBN 968-16-2822-5
ltupre90 en Me'lico
[lJ;
G. V.
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