“Lo Único que Necesitamos es Amor” A.El Evangelio de

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“Lo Único que Necesitamos es Amor”
Dios es = AMOR = es Dios
Un Estudio de la Vida de Juan y sus tres Cartas
“Amado por Jesús” Parte 1
“El discípulo a quien Jesús amaba estaba sentado
a la mesa a su lado.” Juan 13:23 NTV*
A. El Evangelio de Juan es diferente...
1. Juan fue el último evangelio en escribirse.
2. Juan no es uno de los evangelios
sinópticos.
3. Juan es un evangelio reflexivo.
4. Juan es un evangelio que demuestra la
relación íntima del autor.
5. Juan contiene muchos de los milagros,
experiencias, y momentos de la vida de
Jesús que no se encuentran en los demás.
B. Juan era...
1. el discípulo #2. Si Pedro era el #1, Juan era
el #2. (Fue nombrado 42 veces en los
evangelios y en Hechos.)
2. Fue el único que no fue martirizado
3. hijo de Zebedeo y Salome.
4. uno de los primeros en ser llamados.
5. por oficio, pescador.
6. apodado “Hijos del Trueno” por Jesús.
7. el único discípulo que murió por causas
naturales, exiliado en la isla de
Patmos.edad avanzada
C. Juan estuvo...
1. con Jesús desde el principio. Mateo 4:21
2. con Jesús cuando sanó a la hija de Jairo.
Marcos 5:37
3. con Jesús en la transfiguración. Marcos 9:2
4. con Jesús recibiendo enseñanza y tutelaje
privado. Marcos 13:13
5. con Jesús, orando en el jardín. Mateo 26:37
6. con Pedro, preparando la cena de la
Pascua. Lucas 22:8
7. con Jesús, sentado a su lado, durante la
cena de la Pascua. Juan 13:23
8. con Jesús durante el juicio. Juan 18:15
9. con Jesús, al pie de la cruz. Juan 19:26
10. con Pedro en el sepulcro. Juan 20:3
11. con Jesús a orillas del lago, después de la
resurrección. Juan 21
12. con Pedro, como socio en el ministerio.
Hechos 3,4,8
D. La identidad de Juan...
“Entonces Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se le
acercaron y dijeron: —Maestro, queremos que nos hagas un
favor.
—¿Cuál es la petición? —preguntó él. Ellos contestaron: —
Cuando te sientes en tu trono glorioso, nosotros queremos
sentarnos en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y
el otro a tu izquierda.” Marcos 10:35-37
“Entonces la madre de Santiago y de Juan, hijos de Zebedeo, se acercó con sus hijos a Jesús. Se arrodilló respetuosamente para pedirle un favor. —¿Cuál es tu petición? —le
preguntó Jesús. La mujer contestó: Te pido por favor que
permitas que, en tu reino, mis dos hijos se sienten en lugares
de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu
izquierda. Jesús les respondió: —¡No saben lo que piden!
¿Acaso pue-den beber de la copa amarga de sufrimiento que
yo estoy a punto de beber? —Claro que sí —contestaron
ellos—, ¡podemos! Jesús les dijo: —Es cierto, beberán de mi
copa amarga; pero no me corresponde a mí decir quién se
sentará a mi derecha o a mi izquierda. Mi Padre preparó
esos luga-res para quienes él ha escogido. Cuando los otros
diez discípulos oyeron lo que Santiago y Juan habían pedido,
se indignaron. Así que Jesús los reunió a todos y les
dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo
tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen
alarde de su autoridad frente a los súbditos. Pero entre
ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes
deberá ser sirviente, y el que quiera ser el primero entre
ustedes deberá convertirse en esclavo. Pues ni aun el Hijo
del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros
y para dar su vida en rescate por muchos».” Mateo 20:20-28
1. Juan deseaba posición.
2. Juan deseaba importancia.
“pero los habitantes de la aldea no recibieron a Jesús porque
iba camino a Jerusalén. Cuando Santiago y Juan vieron eso,
le dijeron a Jesús: «Señor, ¿quieres que hagamos bajar
fuego del cielo para que los consuma?». Entonces Jesús se
volvió a ellos y los reprendió.” Lucas 9:53-55
3. Juan deseaba poder.
4. Pero Juan halló su identidad en ser amado
por Jesús... no siendo el único amado por
Jesús, sino en que ¡lo más sobresaliente de
su identidad era que Jesús le amaba!
E. ¿En qué encuentras tu identidad?
1.
2.
3.
4.
¿En tu posición?
¿En tu importancia?
¿En el poder?
¿O quién te ama? ¡Jesús nos llama a cada
uno a una relación de amor con El! ¡Le
amamos porque El nos amó primero!
“Nos amamos unos a otros, porque él nos amó
primero.” 1 Juan 4:19
Mi identidad: “Soy UNO a quien Jesús ama”
Dedicamos el encuentro de hoy a recordar a
otro discipulo: Juan, hijo de Zebedeo, y
hermano de Santiago.
Zacarias – Elisabeth> Juan el Bautista
Zebedeo-Salome> Juan el Discipulo amado
Jose-Maria> Jesus
Salome y Maria Primas.
Su nombre, típicamente hebreo,
significa «el Señor ha dado su gracia».
Estaba arreglando las redes a orillas del
lago, cuando Jesús le llamó junto a su
hermano (Cf. Mateo 4, 21-22; Marcos 1,19).
Juan forma siempre parte del grupo
Escogido que Jesús lleva consigo en
determinadas ocasiones. Está junto a Pedro
y Santiago cuando Jesús, entra en casa de
Pedro para curar a su suegra (Cf. Marcos
1, 29); con los otros dos sigue al Maestro en
la casa del jefe de la sinagoga, Jairo, cuya
hija volverá a ser llamada a la vida (Cf.
Marcos 5, 37); le sigue cuando sube a la
montaña para ser transfigurado (Cf.
Marcos 9, 2); está a su lado en el Monte
de los Olivos Marcos 13, 3); y, por último,
está cerca de él cuando en el Huerto de
Getsemaní se retira para orar con el
Padre, antes de la Pasión (Cf. Marcos 14,
33). Poco antes de Pascua, cuando Jesús
escoge a dos discípulos para preparar la
sala para la Cena, les confía a él y a
Pedro esta tarea (Cf. Lucas 22,8).
Esta posición de relieve en el grupo de los
doce hace en cierto sentido comprensible la
iniciativa que un día tomó su madre: se
acercó a Jesús para pedirle que sus dos
hijos, Juan y Santiago, pudieran
sentarse uno a su derecha y el otro a su
izquierda en el Reino, Marcos 10: 35-37
Mateo 20, 20-28). Como sabemos, Jesús
respondió planteando a su vez un
interrogante: preguntó si estaban dispuestos
a beber el cáliz que él mismo estaba a punto
de beber (Cf. Mateo 20, 22). Con estas
palabras quería abrirles los ojos a los dos
discípulos, introducirles en el
conocimiento del misterio de su persona
y motivarles a una futura llamada a ser sus
testigos hasta la prueba suprema de la
sangre. Poco después, de hecho, Jesús
aclaró que no había venido a ser servido sino
a servir y a dar la vida en rescate de la
multitud (Cf. Mateo 20, 28). En los días
sucesivos a la resurrección,
encontramos a los «hijos del Zebedeo»
pescando junto a Pedro y a otros más en
una noche sin resultados. Tras la
intervención del Resucitado, vino la pesca
milagrosa: «el discípulo a quien Jesús
amaba» será el primero en reconocer al
«Señor» y a indicárselo a Pedro (Cf. Juan 21,
1-13).
Dentro de la Iglesia de Jerusalén, Juan
ocupó un puesto importante en la
dirección del primer grupo de cristianos.
Pablo, de hecho, le coloca entre quienes
llama las «columnas» de esa comunidad (Cf.
Gálatas 2, 9). Lucas, en los Hechos de los
Apóstoles, le presenta junto a Pedro
mientras van a ORAR al Templo (Hechos
3, 1-4.11) o cuando se presentan ante el
Sanedrín para testimoniar su fe en
Jesucristo (Cf. Hechos 4, 13.19). Junto
con Pedro recibe la invitación de la
Iglesia de Jerusalén a confirmar a los
que acogieron el Evangelio en Samaria,
orando sobre ellos para que recibieran el
Espíritu Santo (Cf. Hechos 8, 14-15). En
particular, hay que recordar lo que dice,
junto a Pedro, ante el Sanedrín, durante el
proceso: «No podemos dejar de hablar
de lo que hemos visto y oído» (Hechos
4, 20). Esta franqueza para confesar su
propia fe queda como un ejemplo y una
advertencia para todos nosotros para que
estemos dispuestos a declarar con decisión
nuestra inquebrantable adhesión a Cristo,
anteponiendo la fe a todo cálculo humano o
interés.
Según la tradición, Juan es «el discípulo
predilecto», que en el cuarto Evangelio
coloca la cabeza sobre el pecho del Maestro
durante la Última Cena (Cf. Juan 13, 21),
se encuentra a los pies de la Cruz junto a
la Madre de Jesús (Cf. Juan 19, 25) y,
por último, es testigo tanto de la tumba
vacía como de la misma presencia del
Resucitado (Cf. Juan 20, 2; 21, 7). el
Señor desea hacer de cada uno de
nosotros un discípulo que vive una
amistad personal y un relación intifima
con Él. Para realizar esto no es
suficiente seguirle y escucharle
exteriormente; es necesario también
vivir con Él y como Él. Esto sólo es
posible en el contexto de una relación
de gran familiaridad, penetrada por el
calor de una confianza total. Es lo que
sucede entre amigos: por este motivo, Jesús
dijo un día: «Nadie tiene mayor amor que el
que da su vida por sus amigos… No os llamo
ya siervos, porque el siervo no sabe lo que
hace su amo; a vosotros os he llamado
amigos, porque todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer». (Juan 15,
13. 15).
El culto de Juan apóstol se afirmó a
partir de la ciudad de Éfeso, donde según
una antigua tradición, habría vivido durante
un largo tiempo, muriendo en una edad
extraordinariamente avanzada, De hecho,
sin un adecuado recogimiento no es
posible acercarse al misterio supremo
de Dios y a su revelación. Esto explica por
qué, hace años, el patriarca ecuménico de
Constantinopla, Atenágoras, a quien el Papa
Pablo VI abrazó en un memorable encuentro,
afirmó: «Juan se encuentra en el origen de
nuestra más elevada espiritualidad. Como él,
los "silenciosos" conocen ese misterioso
intercambio de corazones, invocan la
presencia de Juan y su corazón se enciende»
Que el Señor nos ayude a ponernos en la
escuela de Juan para aprender la gran
lección del amor de manera que nos
sintamos amados por Cristo «hasta el final»
(Juan 13, 1) y gastemos nuestra vida por
Él.
Juan significa: "Dios es misericordioso".
Este apóstol tuvo la inmensa dicha de ser el
discípulo más amado por Jesús. Y se ha
hecho muy famoso por haber compuesto el
cuarto evangelio.
Nació en Galilea. Era hijo de Zebedeo y
hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era
el de pescador. Parece que fue uno de los
dos primeros discípulos de Jesús, junto
con Andrés. Los dos eran también discípulos
de Juan Bautista y un día al escuchar que el
Bautista señalaba a Jesús y decía: "Este es el
cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo", se fueron detrás de Él. Jesús se
volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le
respondieron: "Señor: ¿dónde habitas?". Y
Jesús les dijo: "Vengan y verán". Y se fueron
con él y estuvieron en su compañía toda la
tarde recibiendo sus enseñanzas. Durante
toda su vida, jamás Juan podrá olvidar el día,
la hora y el sitio en que se encontró por
primera vez con Jesucristo. Fue el momento
más decisivo de su existencia.
Juan estaba después un día con su hermano
Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés,
remendando las redes a la orilla del lago,
cuando pasó Jesús y les dijo: "Vengan
conmigo y los haré pescadores de almas".
Inmediatamente, dejando a su padre y a su
empresa pequeña, se fue con Cristo a
dedicarse para siempre y por completo a
extender el Reino de Dios.
atrevió a pedirle al Señor una gracia muy
especial: que cuando él empezara a reinar,
nombrara a Juan primer ministro y a
Santiago ministro también. Jesús le
respondió que el señalar los primeros puestos
en el Reino de los cielos le correspondía al
Padre Celestial, y que estos ya estaban
determinados para otros. Los demás apóstoles
se indignaron contra estos dos vanidosos, pero
Jesús aprovechó aquella ocasión para
recordarles que en el Reino de los cielos
ocuparán los primeros puestos los que se
hayan dedicado a prestar servicios humildes a
los demás.
A Juan y su hermano Santiago les puso Jesús
un sobrenombre: "Hijos del trueno". Y esto se
debió a que un día fueron los apóstoles a pedir
hospedaje en un pueblo de samaritanos (que
odiaban a los judíos) y nadie les quiso
proporcionar nada. Entonces estos dos
hermanos, que eran violentos, le propusieron a
Jesús que les mandara a aquellos
maleducados samaritanos alguno de los rayos
que tenía desocupados por allá en las nubes.
Jesús tuvo que regañarlos porque no
habían comprendido todavía que Él no
había venido a hacer daño a ninguno, sino
a tratar de salvar a cuantos más pudiera.
Más tarde estos dos hermanos tan
vanidosos y malgeniados, cuando
reciban el Espíritu Santo, se volverán
humildes y sumamente amables y
bondadosos.
Juan evangelista hizo parte, junto con Pedro y
Santiago, del pequeño grupo de preferidos que
Jesús llevaba a todas partes y que
presenciaron sus más grandes milagros.
Los tres estuvieron presentes en la
Transfiguración, y presenciaron la
resurrección de la hija de Jairo. Los tres
presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto
de los Olivos. Junto con Pedro, fue este
apóstol encargado por Jesús de prepararle la
Última Cena.
En la Última Cena tuvo el honor de recostar
su cabeza sobre el corazón de Cristo.
Al ver la mamá de Santiago y Juan que
Jesús los prefería tanto, y aconsejada por
ellos dos, que eran bien orgullosos, se
El domingo de la resurrección, fue el primero
de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío
de Jesús. Se fue corriendo con Pedro (al oír la
noticia de que el sepulcro estaba vacío), pero
Juan Evangelista fue el único de los apóstoles
que estuvo presente en el Calvario al morir
Jesús. Y recibió de Él en sus últimos
momentos el más precioso de los regalos.
Cristo le encomendó que se encargara de
cuidar a su Madre, como si fuera su propia
madre, diciéndole: "He ahí a tu madre". Y
diciendo a María: "He ahí a tu hijo".
como era más joven, corrió a mayor
velocidad y llegó primero. Sin embargo por
respeto a Pedro lo dejó entrar a él primero y
luego entró él también y vio y creyó que Jesús
había resucitado.
Después de la resurrección de Cristo,
cuando la segunda pesca milagrosa, Juan fue
el primero en darse cuenta de que el que
estaba en la orilla era Jesús. Luego Pedro le
preguntó al Señor señalando a Juan: "¿Y éste
qué será?". Jesús le respondió: "Y si yo quiero
que se quede hasta que yo venga, a ti qué?".
Con esto algunos creyeron que el Señor había
anunciado que Juan no moriría. Pero lo que
anunció fue que se quedaría vivo por bastante
tiempo, hasta que el reinado de Cristo se
hubiera extendido mucho. Y en efecto vivió
hasta el año 100, y fue el único apóstol al cual
no lograron matar los perseguidores.
Después de recibir el Espíritu Santo en
Pentecostés, Juan iba con Pedro un día hacia
el templo y un pobre paralítico les pidió limosa.
En cambio le dieron la curación instantánea de
su enfermedad. Con este milagro se
convirtieron cinco mil personas, pero los
apóstoles fueron llevados al tribunal
supremo de los judíos que les prohibió
hablar de Jesucristo. Pedro y Juan les
respondieron: "Tenemos que obedecer a
Dios, antes que a los hombres". Los
encarcelaron, pero un ángel llegó y los libertó.
Otra vez los pusieron presos y les dieron 39
azotes a cada uno. Ellos salieron muy
contentos de haber tenido el honor de sufrir
esta afrenta por amor al Señor Jesús, y
siguieron predicando por todas partes.
Juan, para cumplir el mandato de Jesús en la
cruz, se encargó de cuidar a María como el
más cariñoso de los hijos. Con Ella se fue a
evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la
hora de su gloriosa muerte.
Después volvió otra vez a Éfeso donde
escribió el Evangelio según San Juan, que
es el libro que lo ha hecho tan famoso. Este
libro tiene un estilo elevadísimo e
impresionantemente hermoso. Agrada
mucho a las almas místicas, y ha
convertido a muchísimos con su lectura.
cuando San Juan era ya muy anciano se hacía
llevar a las reuniones de los cristianos y lo
único que les decía siempre era esto:
"hermanos, ámense los unos a otros". Una
vez le preguntaron por qué repetía siempre lo
mismo, y respondió: "es que ese es el
mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo
demás vendrá por añadidura".
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