Azal Estandarte - Política Internacional Contemporánea

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Estados Unidos-América Latina
en la Guerra Fria
Análisis de una relación en torno a la
seguridad hemisférica
Azal Estandarte
Introducción
Desde los procesos independentistas en el continente americano, Estados Unidos decidió
tomar en sus manos el papel de líder del hemisferio, a lo cual se aboco con el desarrollo de
doctrinas ideológicas que sustentaran esta función de árbitro y garante de la libertad de
los pueblos americanos. Estas doctrinas iban cambiando o agregando nuevos postulados
según el contexto internacional iba complejizándose, presentando nuevos desafíos a los
cuales la nación estadounidense debía enfrentarse, de manera que si en su momento el
panamericanismo fue el principal enfoque de la política continental, la aparición de
nuevos factores y nuevas amenazas en el sistema internacional llevarían a esta potencia a
defender nuevas principios durante la guerra fría. Las políticas
de seguridad
intervencionistas en pos de la contención del expansionismo comunista eran sustentadas
en base a un marco ideológico rigurosamente planteado.
Lo hasta aquí expuesto nos lleva a plantearnos ciertos cuestionamientos: ¿Es posible
afirmar que la agenda de seguridad de Washington hacia Latinoamérica durante la guerra
fría, que llevo a intervenciones militares en el continente, estuvieron estrictamente ligadas
a la defensa de los principios de la unidad de hemisferio, de los valores e intereses
compartidos, o en palabras de de Roberto Russel de esa "relación especial"? La política de
la contención ¿logro constituir el respaldo suficiente para las operaciones militares que
Estados Unidos llevo a cabo en gobiernos latinoamericanos?
Este trabajo se propone dar respuesta a estos interrogantes, analizando la agenda de
seguridad hemisférica durante el periodo 1950-1970, teniendo en cuenta en nuestro
análisis a las variables que tienen que ver con la expansión económica que comenzó a
tener Estados Unidos en la posguerra.
América Latina en la agenda de seguridad estadounidense
Si hay una frase que pueda identificar y resumir los cursos de acción que Estados Unidos
tomo con respecto a Latinoamérica durante el periodo que nos proponemos analizar es
contención. Si bien este concepto hace referencia a una política ideada por la
administración Truman en 1947 para contrarrestar la expansión comunista, los objetivos
que se proponía la teoría de la contención siguieron siendo perseguidos en las décadas
posteriores de la guerra fría.
La expansión soviética era vista como amenaza primera en la agenda de seguridad de
Washington quien estaba determinado a no permitir la intrusión del comunismo en el
hemisferio occidental. Para ello intento mantener buenas relaciones con los estados
latinoamericanos instándolos a romper relaciones con la URSS. El comunismo aparentaba
no tener éxito en el continente (especialmente luego de la exitosa operación que se había
llevado a cabo en Guatemala), si bien había partidos comunistas, estos eran minoría, de
manera que al comienzo de la guerra fría Latinoamérica no era percibida como un área de
alta prioridad en la agenda de seguridad norteamericana o al menos así parecía hasta
que el triunfo de la revolución cubana en 1959 llevo a un acercamiento entre el gobierno
de Castro y la Unión Soviética. Este acercamiento fue mal recibido por la Casa Blanca que
veía como el gobierno de Castro adoptaba cada vez mas el modelo comunista a su país
afectando los intereses económicos que Estados Unidos había logrado asegurar con la
Enmienda Platt en 1902. Estos roces entre Cuba y la Casa Blanca estallaron con la crisis de
los misiles que llevo a una medida de intervención directa de Estados Unidos y a su fracaso
en Bahía de Cochinos.
No es posible asegurar la existencia de una causalidad lineal entre el fracaso de Bahía
de Cochinos y el posterior énfasis que paso a tener Latinoamérica en la agenda de
seguridad norteamericana, sin embargo es útil considerar que luego del triunfo de la
revolución cubana, Fidel Castro pronosticaba la conversión al socialismo que otros países
tendrían en la zona, lo cual no se contradecía con lo que postulaba la teoría del domino a la
que se aferraba la visión norteamericana y por lo tanto el gobierno estadounidense se
convenció sobre la importancia de impedir el acceso al poder de grupos que pusieran en
peligro sus intereses.
Así es como comienzan a surgir en Latinoamérica gobiernos golpistas apoyados por
los Estados Unidos a través de la CIA, recibiendo sus lideres asesoramiento en sus escuelas
de entrenamiento militar (Escuela de las Américas y Conferencias de Ejércitos
Americanos). Algunos de los golpes con estas características fueron el de Balaguer en
República Dominicana en 1966, el de Pinochet en Chile en 1973 y el de Videla en Argentina
en 1976. Estas dictaduras se regían por los intereses norteamericanos, se caracterizaban
por ser de ultra derecha y por combatir a los movimientos de izquierda. Uno de los
instrumentos que el agenda de seguridad estadounidense contemplaba y proveyó a este
tipo de gobierno dictatoriales en el Cono Sur, para lograr los objetivos que se proponían (o
mejor dicho, que se les imponían) fue el Plan Cóndor., una organización clandestina para la
instaurar el terrorismo de estado.
Por otro lado,
1
además de estas políticas coactivas, Estados Unidos tomo ciertos
cursos de acción que abocaban a que el fenómeno guatemalteco o cubano, donde las
políticas económicas que llevaban a reformas agrarias, nacionalización de los recursos
primarios y otros sectores de la economía jugaban en contra de los intereses de las grandes
empresas norteamericanas, no se repitiese. Para ello se busco una manera de acercarse
a Latinoamérica ofreciendo recetas reformistas que contribuirían al desarrollo, crecimiento
económico, a una mejora en la infraestructura que daría como resultado una mayor
productividad y en consecuencia una mas apta competencia en el mercado mundial. Tales
1 Mares, David R. La Guerra Fria en los conflictos latinoamericanos: mitos y realidades. FASOC, Vol. X,
No. 2
eran las promesas que ofrecía la Alianza para el Progreso, un programa de ayuda
económica lanzado hacia América Latina durante la administración de John. F. Kennedy
durante la década del '60. En su libro La Guerra Perpetua Richard Barnet hace referencia a
la expansión de la economía ilimitada en el extranjero como esencial para el
mantenimiento de la libertad y prosperidad del país. En este sentido el gobierno
norteamericano tendría “la obligación de promover un clima favorable a la empresa en el
mundo entero”2.
Así es como llegamos a incorporar una perspectiva de lo economico-financiero en
nuestro estudio de las relaciones EEUU-Latinoamérica.
Si se tiene en consideración la
prioridad que tenia la expansión económica para la agenda norteamericana, se deduce que
esta última y la necesidad de detener la extensión comunista iban de la mano. Las
intervenciones en el continente eran justificadas por la potencia del norte desde lo
ideológico pero basadas en su mayor parte por intereses económicos. Las intervenciones
en los países latinoamericanos, el apoyo indirecto a fuerzas de resistencia de los gobiernos
contrarios a los intereses estadounidenses, la intromisión al poder de gobiernos
dictatoriales configuraban los medios de la salvaguardia de los intereses estadounidenses.
Eran de esta manera la lucha contra las ideas comunistas por un lado y el mantenimiento
de condiciones privilegiadas en los mercados latinoamericanos en pos del interés comercial
norteamericano por el otro, las dos variables que configuraron el eje de la política exterior
norteamericana durante este periodo analizado.3
2 Barnet, Richard. La Guerra Perpetua. Mexico F.C.E. 1974. pp. 238-240
3 Carbone, Valeria. Cuando la Guerra Fria llego a America Latina. CAEI. www.caei.com.ar
Conclusión
Sin duda alguna podemos concluir que los principios del panamericanismo que tanto
abogaba Estados Unidos en relación con el continente americano fueron viéndose
comprometidos con el auge, en estos países, de regímenes reformistas que ponían en
peligro las metas comerciales de las grandes multinacionales norteamericanas. La
intervención estadounidense en el periodo que va desde 1950 hasta 1970 contradecía los
valores de la no intromisión en la soberanía interna, la asociación y cooperación entre las
naciones de América, sin embargo las relación que la potencia occidental estableció con el
tercer mundo se baso en dejar en claro que en cuanto a ella dependiera no permitiría la
extensión del modelo soviético al hemisferio occidental, esta fue su argumentación en
orden de justificar sus cursos de acción. Sin embargo, como bien hemos establecido a lo
largo de este trabajo, fue mucho más que la defensa de los valores occidentales lo que
llevo a Estados Unidos a forjar una diplomacia basada en la intervención en el continente.
Detrás de la invocación de doctrinas de autonomía panamericana, de amistad y libertad de
los pueblos, de progreso y asistencia reciproca, se hallaba el deseo de seguir expandiendo
se económicamente como lo había comenzado a hacer desde la posguerra, aunque esto
significara romper sus propias reglas.
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