La música ¿fenómeno o lenguaje?

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La música ¿fenómeno o lenguaje?
En primer lugar preguntarnos: ¿por qué cuando nos referimos a la música decimos
que es un lenguaje?
Debemos hacer una aproximación al concepto de lenguaje, que es la facultad humana
de comunicarse mediante un sistema de sonidos organizados que tienen sentido para
una cultura determinada.
Todas las artes son medios de expresión y comunicación. Los lenguajes estéticos
como la pintura, la escultura o la poesía se pueden definir de la misma manera
diciendo que un lenguaje estético es un conjunto de formas de expresión que emplea
diferentes códigos, según el arte que se quiera expresar.
Con respecto a la música, el vehículo que utiliza para expresarse es el sonido que se
desarrolla en un espacio de tiempo. Si relacionamos el concepto de lenguaje con la
definición de música podemos concluir diciendo que el lenguaje musical es la facultad
de emplear sonidos organizados estéticamente para expresar ideas, emociones,
sentimientos o conceptos puramente musicales.
Estos sonidos organizados se transmiten por medio de códigos que pueden ser de
expresión gráfica, escrita o por imitación (tradición oral con una ejecución
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determinada). Estos códigos sirven de vehículo de transmisión y perpetuación del arte
musical.
Es innegable que la música y la palabra comparten algunas formas de organización y
expresión. Estos dos medios de comunicación tienen en común el ritmo, la entonación,
la dinámica y la agógica que se encuentran tanto en el discurso oral como en el
discurso musical. Los dos necesitan de estos elementos para mantener el interés en el
oyente o receptor, que unen y matizan lo que se desea transmitir.
Al hablar nos expresamos de diferentes maneras, dependiendo de lo que queremos
comunicar. En música ocurre lo mismo. La música, así como el lenguaje escrito, tiene
sus pausas, sus acentuaciones, su tensión y sus cadencias o resoluciones del
discurso musical. Las dos formas de expresión necesitan de una exposición, un
desarrollo y un desenlace para contar o recrear la historia o idea que se quiere
transmitir.
La semántica del lenguaje musical también es importante, ya que a lo largo de los
años ha sido tema de controversia: existe o no contenido semante y si es un Lenguaje
Universal o no lo es.
Umberto
Eco,
semiólogo
italiano, decía que como
fenómeno, la música es
universal, pero como lenguaje
no, ya que no puede ser
entendido por todos de la
misma manera.
El lenguaje es subjetivo, lo
cual desde un punto de vista
de la comunicación puede
limitar o haber distintas
interpretaciones, sobre todo
en entornos sociales distintos
donde una oración o una sola
palabra con sentido benévolo,
al ser traducida, puede ser
interpretada a modo de ofensa o no entendida en el nuevo entorno social y cultural.
Por ejemplo, la música en occidente y oriente. Emplean dos lenguajes estéticos
totalmente diferentes tanto en signos como en expresión sonora, aunque la esencia
sea la misma, hacer música.
La música comunica, expresa
y utiliza sus propios códigos
de representación. Ahora
bien, es creada por un
compositor e interpretada por
un director con su orquesta o
banda, por un grupo de
música de cámara, por un
grupo
de
rock,
folk,
individualmente,
etc.
Normalmente, quién recibe
ese discurso musical son los
auditores, que son capaces
de atribuir un significado tan
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diverso que ni el propio autor podría imaginar si se lo contasen.
Si entramos en el terreno de la música descriptiva, la audición, en cierto modo, es
guiada hacia una situación o entorno concretos (como ejemplo “Carnaval de los
Animales” de Camille Saint Saens).
Atenderemos aquí al lenguaje hecho arte porque es capaz de expresar a discreción
del oyente.
La música es un lenguaje inefable. Va más allá de las palabras. Citando un ejemplo,
en la música romántica se expresan emociones y sentimientos múltiples y diferentes.
Sin embargo, en lenguaje coloquial sólo hay un número de palabras determinadas
para expresar esos sentimientos (amor, afecto, odio, amistad…).
Sólo en la poesía se pueden expresar las palabras dando uno y diferentes sentidos,
llegando a la expresividad de la música.
Tanto en la poesía como en la música, las imágenes mentales son más variadas y
abiertas a la imaginación.
En lenguaje hay un significado y un significante. En poesía ese libro blanco o esa rosa
y su fragancia van más allá de las imágenes representativas.
La música suscita en el oyente una respuesta que también va más allá, es capaz de
tocar la techumbre del alma teniendo una respuesta corporal a modo, por ejemplo, de
erizamiento del vello corporal causando un estado de ánimo decaído, expectante o
eufórico.
Todo lo que nos rodea está inmerso en sonido, siempre escucharemos sonidos,
incluso en una cámara insonora ya que escucharíamos el latir de nuestro corazón.
Esto se utiliza constantemente en la vida real. A modo de ejemplo acerquémonos al
mundo de los Medios de Comunicación donde el sonido organizado es indispensable.
Pensemos que estamos sentados delante de una pantalla para ver una película. Esta
no sería la misma sin música, ha de contar una historia en unas dos horas, y en ese
espacio de tiempo tiene que cautivar al espectador. Aunque ese espectador no lo
tenga en cuenta, la música le está ayudando y facilitando la comprensión de la
historia.
La música se puede utilizar para potenciar escenas, no sólo una película, sino de la
vida misma… ¿qué haríamos sin música? ¿cómo captarían la atención los publicistas?
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¿qué sería de una cultura sin su propia música? ¿qué sería del amor sin una canción?
La música complementa para expresar las distintas situaciones, es por ello que se
utiliza como medio de expresión y comunicación.
Puede ser el mensaje en sí misma, la reforzadora del mensaje o simplemente ser un
signo de puntuación como por ejemplo las ráfagas en la radio o en programas de
televisión.
Hablando del silencio… que también es parte de la música. Hay publicistas que
utilizan el silencio por su poder cautivador. Imaginemos que estamos sentados viendo
un interesante programa y llega la hora de la publicidad. Normalmente, y a no ser que
estemos interesados en algún producto que nos ofrecen, no prestamos la suficiente
atención a los anuncios, perdemos interés hasta que nos vuelvan a emitir el programa
que estamos viendo. De repente… aparece el silencio. Este nos llama la atención y el
inteligente publicista, lo acompaña de la imagen. Instantáneamente, al no oír sonidos,
escuchamos el silencio e intuitivamente miramos la pantalla del televisor, captando
intrépidamente nuestra atención.
En el anterior caso, se utiliza el silencio a modo de estrategia publicitaria en un mundo
que está, quizás, saturado de sonidos banales. Se capta la atención del consumista
para intentar venderle un producto.
En otro caso, a veces, el silencio es
utilizado como elemento de tensión en el
transcurso de una obra musical y hay que
atribuirle su valor dentro de la música. Hay
que tener en cuenta que el silencio es
elemento previo, de transcurso y final.
Igualmente pasa en el lenguaje. Se utilizan
pausas o silencios que crean los efectos
descritos anteriormente.
Podemos hablar del poder de la música
utilizado como un lenguaje en el que cada
grupo social se ha apoyado o de cómo esta
se ha utilizado a lo largo de la historia para
complementar distintas ideologías, crear
conciencias nacionalistas, verse enmarcada
dentro de una época con un tipo de música
que lleva consigo una forma de vestir que
denota una imagen diferente dentro de una
sociedad, identificarse con un músico y su
música reivindicativa de derechos, y
muchos más ejemplos.
Para poder transmitir todo lo citado anteriormente, el músico o músicos deben tener a
la música como su compañera, y serle fiel, incluso ser un esclavo de la música, porque
al verdadero
músico
que lo siente,
esta se
le mete en el
alma y
ya no lo deja
vivir.
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Lo que hay que tener en cuenta y a tenor de lo expuesto, es que la música es un
fenómeno universal plural que permanece a todas horas en estado de vigilia y no un
lenguaje universal sin descatalogarla como lenguaje que estamos de acuerdo sí es.
Aunque lo que si es verdaderamente universal es la música entendida como
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y sus distintos afluentes. Uno de ellos es el
flamenco, recientemente declarado como tal por la UNESCO.
Sin entrar en profundidad, hay que decir que el flamenco ha recibido un espaldarazo
que le va a ayudar a difundirse con más claridad en el mundo aunque siempre ha
mantenido viva la esencia y el vigor de la tradición. Podemos afirmar que el flamenco
es un “sub-arte” que nace del pueblo y transmite sentimientos desde hace más de dos
siglos. Podemos considerar como "arte flamenco" el conjunto de expresiones artísticas
constituidas por el cante, el baile y el toque de guitarra flamencos. Como vemos, la
danza también tiene mucho que decir en nuestras deliberaciones, pero este es otro
tema.
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ANTONIO MATEOS VERA
Maestro Educación Primaria (especialidad Música)
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