Señal Coparmex 54 – Lic. Gerardo Gutiérrez Candiani Retos de las

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Señal Coparmex 54 – Lic. Gerardo Gutiérrez Candiani
Retos de las empresas en América Latina
06 - Noviembre - 2010
La semana pasada, en el marco de la XXI Reunión de Presidentes de
Organizaciones Empresariales Iberoamericanas, que se realizó previo a la
Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, Coparmex presentó
un análisis sobre la situación de la empresa privada en América Latina, en el cual
encontramos múltiples coincidencias.
Durante décadas, nuestros países han tenido un entorno desfavorable para el
desarrollo de una base empresarial nacional competitiva. En los años 50 y 60 del
siglo pasado la región se beneficio de la expansión económica internacional de la
postguerra, cuando casi todos nuestros países siguieron el modelo de sustitución
de importaciones, logrando un crecimiento anual del 7.4% en conjunto.
Desde entonces, el contexto político y social presentaba diversos factores de
incertidumbre, por la recurrencia de golpes de estado, conflictos armados
inmovilizaciones sociales, producto de una lucha ideológica de la que todavía hoy
tenemos secuelas.
Tras la crisis del petróleo de 1973, se inicio un periodo de recesión mundial, y en
América latina, se abandonó el esquema de industrialización vigente hasta
entonces. Con esta ruptura y los experimentos populistas que le siguieron, inicio
una fase de inestabilidad macroeconómica y polarización social, de la que solo
logramos salir a finales de los 90.
La repercusiones fueron severas: endeudamientos excesivos, altos déficits de
cuenta corriente y una inflación desbocada. Hubo que recurrir a reajustes
estructurales que empobrecieron a la población, y limitaron a niveles mínimos la
inversión pública y el financiamiento, contrayendo drásticamente la demanda
interna.
La economía informal aumentó, en medio de un contexto más propicio para la
especulación, que para la inversión y la actividad productiva.
Los años 80 fueron los de la “Década perdida” en América Latina, mientras que
se consolidaba el crecimiento acelerado de las economías del sureste de Asia, y
las reformas económicas que le permitieron a China crecer a tasas anuales
superiores a 10% en la década siguiente.
Latinoamérica, llegó a la era de la globalización y a una nueva fase de expansión
mundial en los 90, debilitada y con poco margen de maniobra para adaptarse con
éxito a los cambios. Recuperamos el crecimiento, pero a tasas moderadas de
1.5% anual en promedio.
Hoy, en la mayoría de los países de América Latina, tenemos sistemas
democráticos cada vez más consolidados y entornos macroeconómicos
equilibrados. Sin embargo, la estabilidad no ha venido acompañada de un
crecimiento significativo y sostenido.
El crecimiento anual promedio del PIB en la región en los últimos 20 años está por
debajo del 4% y el de México no alcanza el 3 por ciento, contra niveles superiores
a 7% en los países asiáticos.
Nuestras economías se han diversificado y abierto al exterior, pero con la crisis
financiera y la recesión mundial del 2008 y 2009 enfrentamos un mercado
internacional disminuido por el bajo crecimiento de las naciones desarrolladas y
una mayor competencia de países de Asia y Europa del Este.
América Latina ha mostrado una gran capacidad de recuperación de esta crisis. El
PIB regional se contrajo 1.8% en promedio en el 2009, pero se espera un
crecimiento de hasta 5.2% en el 2010. Sin embargo, tenemos varias desventajas
que comprometen nuestro desarrollo y adaptación exitosa a las nuevas realidades
de los mercados.
La economía moderna se basa cada vez más en el capital humano, la
competitividad, la investigación y el desarrollo. América Latina llega a esta fase
con más de 230 millones de personas en la pobreza y niveles educativos que
figuran en los últimos puestos en los rankings internacionales.
En la parte de matemáticas de la última prueba PISA, Corea del Sur tuvo un
promedio de 550 puntos, frente a niveles de 400 puntos en Brasil, Argentina,
Chile, México y Perú.
Mientras que China dedica el 1.4% de su PIB a investigación y desarrollo, Brasil
sólo invierte el 0.9% y México el 0.4 por ciento. Hoy, el 30% de las inversiones
mundiales en este rubro se realizan en Asia, mientras que América Latina efectúa
menos del 2 por ciento.
Chile es el único país latinoamericano que alcanza un nivel alto en la clasificación
de competitividad del Foro Económico Mundial, en el lugar 30 de 139 países. La
mayoría, estamos en posiciones intermedias, y muchos al fondo de la tabla.
En 10 años México ha caído 24 lugares en este índice hasta el sitio 66, en
contraparte las economías de Asia han venido escalando posiciones
consistentemente y se ubican entre los primeros 50 lugares del ranking,
incluyendo a China, Malasia, Tailandia e Indonesia entre otros
El factor en el que América Latina sale mejor posicionada, es el del tamaño de
mercado, por la población de naciones como Brasil y México. Nuestra segunda
mayor fortaleza, está en el entorno macroeconómico en el que Chile está en el
sitio 27, y México en el 28.
En todos los demás rubros, tenemos promedios regionales en el espectro medio y
bajo del ranking. En materia de sofisticación de los negocios, sólo Brasil, Costa
Rica y Chile tienen posiciones sobresalientes. En acceso a la tecnología,
únicamente destacan Panamá y Chile, México está en el sitio 71
En salud y educación primaria, Costa Rica es el único país de la región que tiene
un porcentaje alto en el sitio 22, muy por encima del 70 de México. Este país
centroamericano destaca también en educación superior y capacitación, junto a
Uruguay y Chile en los primeros 45 lugares y muy por arriba del 79 que ocupamos
nosotros.
Las áreas en las que nuestra región presenta más rezagos, son la eficiencia del
mercado laboral y el desarrollo de las instituciones, en las que México se sitúa en
los lugares 120 y 106, respectivamente.
Tampoco tenemos una posición de fortaleza en infraestructura, desarrollo del
mercado financiero, eficiencia del mercado de bienes y en innovación. Nuestro
país, está por debajo de la media internacional en todos estos rubros.
Las empresas de nuestros países enfrentan los mayores obstáculos para su
competitividad en la ineficiencia de la burocracia gubernamental, la corrupción, la
falta de acceso al financiamiento, las regulaciones laborales restrictivas, la
inestabilidad en las políticas públicas y la oferta inadecuada de infraestructura.
La mayoría de los empresarios latinoamericanos, están inconformes con el grado
de seguridad jurídica en sus países y perciben que la comunicación con sus
gobiernos es poco fluida y estrecha.
El entorno que México requiere para potencializar el crecimiento y la multiplicación
de las empresas, no difiere del que se necesita en los demás países de la región.
Los empresarios, queremos una cultura de libre competencia en todos los
ámbitos, gobernabilidad democrática, Estado de derecho y educación de calidad
para todos, para insertarnos exitosamente en la economía del conocimiento.
Necesitamos fomentar una alianza productiva entre las empresas y los gobiernos,
así como incrementar la inversión pública en infraestructura, ciencia y tecnología.
Entendemos que el desarrollo de nuestros países, depende del progreso de
nuestros pueblos. No debemos seguir siendo la región con más desigualdad del
mundo.
Tenemos que darle un verdadero dinamismo a nuestros mercados internos y al
sector empresarial. Urge llevar a cabo los cambios estructurales que se han
pospuesto desde hace décadas: la reforma laboral, la hacendaria, la energética, la
política, la educativa, la de seguridad social y la Banca de Desarrollo, entre otras.
México se está rezagando en este aspecto frente a otros países de la región.
Analicemos las mejores prácticas que hay en América Latina y otras naciones en
desarrollo, para tomar lo que pueda replicarse y funcionar en México: el avance de
Costa Rica en innovación, el ejemplo chileno de democracia y conformación de un
nuevo pacto social, el desarrollo de la industria petrolera brasileña, la eficiencia del
mercado financiero que están consiguiendo Perú y Guatemala, y el avance en
seguridad colombiano, son ejemplos que tenemos.
América Latina tiene el potencial para convertirse en una región desarrollada en
un plazo de 20 ó 30 años, no podemos desaprovechar esta oportunidad. Para
lograrlo, debemos crecer a tasas promedio anuales superiores al 6 ó 7 por ciento.
Esto no ha ocurrido desde hace cuatro décadas, pero es factible, si en cada una
de nuestras naciones nos decidimos a construir un proyecto de país de largo
plazo, que nos una por encima de nuestras diferencias y acabe con las divisiones
internas que han limitado el progreso.
En Coparmex trabajamos para lograrlo en México. Este es nuestro compromiso.
Reciban un saludo afectuoso.
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