Foto: EFE. SP embarazo y parto d a d e s i a s d u an m d iedos Los 3 shocks del embarazo 22 Los meses de gestación son como una montaña rusa: vivís en un constante torbellino de sensaciones. Primero te asaltan la dudas, luego aparecen los miedos y, por último, mucha ansiedad. Aprendé a sobrevivir al sube y baja emocional y, con calma, esperar la felicidad pura: disfrutar de tener a tu hijo en brazos. l ENERO 2015 N o me reconozco! ¡Mi pareja dice que estoy ultra demandante! Y hasta familiares y amigos parece que ya no me entienden. Lo que antes te pasaba inadvertido ahora te irrita; tus emociones fluctúan, en cuestión de horas, entre la alegría y la melancolía, entre sentirte invencible y percibirte frágil e insegura. ¡¿Esta era la dulce espera de las nueve lunas?! El embarazo conlleva importantes cambios hormonales que se traducen en transformaciones físicas evidentes, pero también en sentimientos y estados de ánimo que se tornan inmanejables. Estos vaivenes pueden influir en el rendimiento laboral, las relaciones interpersonales y la sensación de bienestar, en general. Los niveles de estrógenos y progesterona de la futura mamá se disparan para prepararla física y psicológicamente para la maternidad. Las hormonas llevan órdenes a todo el organismo a través de la sangre e intervienen en las funciones corporales, influyen en la salud y también en el ánimo. Si a estas causas químicas sumamos el malestar y cansancio que producen algunos síntomas del embarazo (náuseas, insomnio, constipación, etc.), es de esperar mínimamente un humor cambiante. Pero lo que hay que saber es que la revolución es pasajera y normal, y que el embarazo también hace que te sientas plenamente viva y feliz. Las dudas iniciales Tu organismo y tu psiquis necesitan reacomodarse a la nueva situación del embarazo. Estableciendo un correlato con lo que ocurre en tu vientre, debés «retener» al embrión, por lo tanto, es normal una actitud de repliegue sobre vos misma. En esta introspección, también surgen dudas sobre si es el momento o no de llevar adelante una gestación. Especialmente durante las primeras semanas, y meses, es bastante común experimentar una gran ambivalencia acerca de la noticia de la maternidad. Podés sentirte alegre y excitada, de a ratos insegura, al punto de que a veces preferirías no estar embarazada. Te asaltan las dudas acerca de si la decisión es la correcta, te planteás si estás dispuesta realmente a modificar tu estilo de vida y a afrontar las nuevas responsabilidades que implica tener un hijo a cargo. Se alternan el imaginario idílico donde te proyectas con tu bebé en brazos y en familia, con el arrepentimiento y el agobio por la incertidumbre que genera el futuro. ¿Podré con todo? ¿Mi pareja me acompañará? ¿Seré una buena madre? ¿Contaré con estabilidad económica para afrontar las nuevas responsabilidades? ¿Debo contarlo ya?, ¿cómo reaccionará mi entorno? También puede ocurrir que, aunque tu pareja esté feliz con la noticia, debido a que para él aún los cambios no son tangibles como para vos, parezca lejano a todo lo que está ocurriendo en tu interior y te sientas sola. Si es tu primer embarazo, es probable que surjan inquietudes fuertes en torno a situarte en el lugar de madre, reorganizar prioridades, relaciones, iniciar un vínculo de apego con la vida que estás gestando. Aun si tu embarazo no ha sido planificado, pero es deseado, de a poco, y sin pretender * Por: Lic. Miriam Olaizola. Preparación al parto y obstétrica en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Ser consciente de tu responsabilidad* El embarazo es, primeramente, un hecho biológico, y si bien los cambios que implica generan en algunas mujeres una crisis, es también una oportunidad muy rica para trabajar desde la conciencia del ser. Poder conectarse con su cuerpo y emociones, le permite a la embarazada atravesar la experiencia desde un lugar de mayor autonomía y confianza, lo cual, además de tener mucho valor en el momento del parto, trae aparejado un enriquecimiento personal para toda la vida. En el siglo XXI vivimos en las grandes ciudades sin tiempo disponible para el trabajo personal, y creemos que son los otros los que harán esta tarea por nosotros (médico, partera, etc.). Esta actitud hace que muchas mujeres, al enfrentar el proceso del embarazo y el momento del parto, se sientan inseguras, atemorizadas, desbordadas emocionalmente y carentes de recursos tanto corporales como emocionales. Entre los temores que surgen son frecuentes el miedo al cambio de la imagen corporal, a que el compañero pierda el deseo por una, a perder la integridad física, miedo de no ser buena madre y a cómo seré tratada en el parto. En estos temores influyen mucho los relatos familiares, un material riquísimo para ser elaborado, allí residen muchas de las inseguridades así como la creencia de un destino heredado. Si dejamos que estos mandatos nos condicionen ponemos en peligro el poder vivir la mayor y más importante experiencia de nuestra vida de manera positiva. Hoy día, existen diferentes técnicas corporales para que las embarazavdas puedan explorar su singularidad, fortalezas y temores y así llegar plenas de conciencia y apertura a una experiencia tan trascendental como es dar a luz. Es importante hacerse un tiempo para disfrutar de actividades que reduzcan el estrés: bailar, cantar, meditar, yoga, tejer, talleres de arteterapia, talleres de escritura, cerámica, etc. Hay opciones para todas. 23 asimilar todas las reestructuraciones de un día para el otro, irás adaptándote a la llegada de un hijo. La naturaleza es sabia y nos da nueve meses para hacerlo gradualmente. Es importante que descanses bien y hagas una consulta precoz con el ginecólogo para ir esclareciendo inquietudes. Hablar con tus seres más queridos también puede ayudarte a disipar las angustias primeras. Miedos esperables Cada embarazo es un camino único para cada mujer, donde las preocupaciones y los miedos están muy vinculados a su historia familiar, su personalidad y las creencias de su entorno acerca de la maternidad. Lo importante es no dejarse aturdir por fantasías que puedan estresar y afectar la salud. Sentir miedo es algo innato en el ser humano, una estrategia de supervivencia, especialmente frente a las experiencias desconocidas. Un embarazo, aunque no sea el primero, es siempre un camino lleno de incertidumbres y aspectos desconocidos. El feto crece fuera de tu vista y, aunque los controles médicos y los cuidados 24 El primer trimestre suele ser bastante sintomático y, a veces, estos síntomas que son esperables, se interpretan como una enfermedad y no como parte de este proceso biológico que es el embarazo. La salud del bebé suele ser la inquietud más frecuente. Pasado el primer trimestre, la mujer entra en un estado de plenitud, se nota su panza, el bebé se mueve, ya se nota el embarazo y los malestares desaparecieron. Se dice que es la mejor etapa. Ya en el último trimestre, se empieza a tomar conciencia de que ya falta menos y surgen varios miedos. Se inicia el curso de preparto, donde la embarazada conoce a la partera, se vincula con otras embarazadas y se aborda el tema desde un punto de vista más profesional. A esta altura, los grandes miedos tienen que ver con el día del nacimiento: si se van a dar cuenta de los síntomas, si van a poder tolerar el dolor, si van a poder transitar ese camino... Se deja de fantasear con el parto ideal y se toma conciencia del parto posible, tanto por las situaciones que se puedan presentar como por la capacidad de parir. En un curso de preparto se busca responder a estas inquietudes para que la embarazada pueda llegar al día del nacimiento lo más tranquila posible. El consejo principal es que traten de conectarse con el embarazo, haciendo actividades para favorecer el vínculo con el bebé en camino y permitirse un espacio y un tiempo, tan difíciles en estos días. Caminar, yoga, eutonía, esferodinamia, pintar, escuchar música. Lo importante es compartir un espacio con el bebé y la pareja o acompañante y relacionarse desde un lugar de placer y no de temor. prenatales son fundamentales para que todo evolucione sin riesgos y saludablemente, siempre habrá factores que no se pueden controlar. Lo importante, como en la vida en general, es que los miedos a lo incierto no te paralicen ni estresen al punto de perjudicar tu salud y la del bebé en camino. Los temores más habituales de las futuras mamás están vinculados con la salud del bebé, el momento del parto y la maternidad en general. También, según el caso, los miedos giran en torno a la modificación de la vida en pareja, l ENERO 2015 * Por: Lic. Laura Gavilán. Preparación al parto y obstétrica en el Hospital Italiano de Buenos Aires. [email protected] Según avanza el embarazo* A Foto: EFE. a la pérdida de la independencia o la capacidad profesional. Es importante que puedas reconocer a qué tenés miedo. No ocultar estos sentimientos, poder verbalizarlos y compartirlos con alguien de confianza que te ayude a redimensionar con más objetividad tu percepción del momento. Informarte con bibliografía fiable y con el obstetra o partera también es una manera efectiva de ir disipando preocupaciones. Intercambiar vivencias con otras embarazadas y madres ayuda a darte cuenta de que no sos la única a la que le ocurre todo esto, que otras mujeres han atravesado con éxito sensaciones similares. Pero atención, no hay que dejarse influenciar por las historias terribles, las opiniones negativas o las personas temerosas, ¡no es eso lo que estás necesitando! Es muy útil que aprendas a manejar tus miedos porque, de lo contrario, éstos te robarán una energía muy preciada durante el embarazo lo que provocará un estado de tensión permanente que te impedirá descansar bien, hacer correctamente la digestión y disfrutar de este momento único en la vida. Existen varias estrategias a las que podés recurrir: técnicas de relajación y respiración, conversar con amigos, pareja, familiares sobre tus inquietudes, tener una actividad que disfrutes y te distraiga, planificar con tiempo algunas cuestiones prácticas y materiales para el futuro, buscar apoyo de un profesional de la psicología. Los cursos de preparto así como los grupos de maternidad coordinados por doulas pueden convertirse en un espacio importante de contención. Allí se proporciona información sobre los cuidados durante los meses de gestación, las etapas del parto, la lactancia y el vínculo con el recién nacido, entre otros. La ansiedad del último tramo De pronto todo a tu alrededor resulta inoperante, lento o insatisfactorio. Perdiste la paciencia. ¡Hay que resolver ya! Cuestiones domésticas, antojos, compras, el cuarto del bebé, el turno con el médico, las tareas del colegio de los chicos. Tu jefe, tu pareja, tu vecino son motivo de irritabilidad. Y la ansiedad se apodera de tu psiquis… ¡cuidado! Es normal experimentar momentos de este tipo durante el embarazo, siempre que no sean constantes o lo suficientemente importantes como para interferir en las actividades cotidianas. En tal caso, la ansiedad se considera un problema que debe consultarse de inmediato. 26 Consejos para reducir el estrés gestacional ●●Reconocer que las dudas, miedos y ansiedades son sensaciones normales en todos los seres humanos y adquieren particular intensidad ante el embarazo y la nueva maternidad. No te sientas culpable por estas contrariedades, mejor es ocuparte de manejarlas lo mejor posible. ●●Pedir ayuda cuando la necesites: la autosuficiencia y el perfeccionismo son importantes enemigos de las mujeres embarazadas. No te aísles, hay mujeres que ya pasaron por lo mismo que vos y seguramente estén dispuestas a darte una perspectiva tranquilizadora. ●●Filtrá los comentarios, consejos y personas que emiten juicios negativas, no todas las personas tienen la capacidad de manejar sus propios miedos y conflictos, y menos aún de transmitir serenidad y optimismo. Quedate con lo útil para cumplir tu rol de madre de la mejor manera posible. ●●Considerá la posibilidad de unirte –o inclusive iniciar– un grupo de mujeres que estén en situación similar. No es necesario que hablen siempre del embarazo, pueden compartir alguna actividad que les guste. l ENERO 2015 A Las embarazadas solas, con conflictos maritales, con problemas económicos o enfermedades de base (tanto físicas como psicológicas) constituyen un grupo de mayor vulnerabilidad en cuando a los aspectos emocionales. En estos casos, hay que prestar especial atención a los cuidados psicológicos y procurarse contextos de apoyo que aporten soluciones y bienestar. A veces esa contención está en el grupo familiar o de amigos, y cuando ellos no pueden desempeñar este papel, se puede recurrir a redes sociales organizadas e instituciones que brindan tanto apoyo social, emocional como asistencia tangible para resolver situaciones adversas. La figura de la doula puede tener un papel muy beneficioso en estos casos. Asimismo, puede ser positivo el asesoramiento psicológico prenatal. Alrededor del octavo mes de gestación tu corazón late más deprisa, la sangre circula más rápido, los órganos funcionan al máximo rendimiento... te sentís cansada pero pletórica, ya tenés deseos de conocer a tu bebé, sentirlo, verle su carita. Surge una necesidad irrefrenable de ordenar y limpiar toda la casa: a esto se le conoce como el síndrome del nido. Los expertos interpretan este comportamiento como una estrategia inconsciente de la futura mamá para controlar lo que le rodea, dado el caos emocional en el que está inmersa y sobre el que no tiene poder alguno, como el miedo al parto. Este síndrome es más habitual entre mujeres inquietas y nerviosas. Mantenerte activa organizando placares y cajones será una buena terapia siempre y cuando el ímpetu por fregar la casa no te exponga a situaciones de riesgo como 28 levantar peso, quedar extenuada, hacer equilibrio arriba de escaleras, lesionarte, etc. En cuanto a los antojos, ese deseo imperioso de comer un alimento concreto puede estar motivado por un estado de ansiedad normal del embarazo. Pero la mayoría de las veces no se trata de un capricho, sino de una necesidad física de algún nutriente. Debido a los cambios metabólicos, el cuerpo puede «pedir», por ejemplo, alimentos ácidos, que a lo mejor nunca antes te habían llamado la atención, como los pepinitos en vinagre. Estos alimentos ayudan a agilizar la digestión lenta propia del embarazo. La apetencia súbita por el dulce puede responder a una bajada de azúcar, lo que también es común durante la gestación. Si ocurre a menudo, conviene llevar caramelos sin azúcar a mano. En definitiva, si los antojos no son permanentes o referidos a alimentos poco saludables (grasas, fritos, picantes, etc.) saciarlos es tranquilizante y compensador. Algunas técnicas para reducir la ansiedad del embarazo son las mismas que se mencionaron para manejar tus miedos. Decirles no al café, el té, el mate, el chocolate y las comidas muy condimentadas es una forma de evitar introducir en tu organismo sustancias que pueden aumentar el nerviosismo. Hay que tener presente que la ansiedad permanente provoca un gran estrés al organismo, que comienza a generar sustancias tóxicas, y está comprobado que estos estados prenatales puede provocar partos prematuros, bebés de bajo peso o con trastornos intelectuales y de conducta, en el futuro. SP l ENERO 2015 Por: Mariana Nirino. Supervisión: Dr. Mario Sebastiani. MN 49800. Médico Obstetra del Hospital Italiano de Buenos Aires. Foto: EFE. La importancia de la contención en situaciones vulnerables A