revisión de temas Colangitis esclerosante primaria Primary Sclerosing Cholangitis Germán Castrillón1 César Augusto Mayorga2 Manuel de Jesús Carmona2 Andrés Mauricio Valencia3 Palabras clave (DeCS) Resumen Colangitis esclerosante Tracto biliar Colestasis Cirrosis hepática biliar Colangiografía Radiología Key words (MeSH) Sclerosing cholangitis Biliary tract Cholestasis Biliary liver cirrhosis Cholangiography Radiography La colangitis esclerosante primaria es una patología crónica, poco frecuente, de etiología desconocida, caracterizada por cambios inflamatorios y fibróticos de la vía biliar intra y extrahepática, que produce colestasis, capaz de llevar al desarrollo de una cirrosis biliar secundaria. Su diagnóstico es un reto tanto clínico como radiológico. Históricamente, la prueba de diagnóstica de referencia ha sido la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE), que es una luminografía y sólo permite la valoración de la vía biliar y deja sin evaluar la pared ductal y el parénquima e hilio hepáticos. Por esta razón la colangiorresonancia (CRM) ha surgido como un método no invasivo, que nos da información adicional a la evaluación de la vía biliar y cuyo rendimiento diagnóstico es comparable a la CPRE. Se revisaron las generalidades clínicas e imaginológicas de la colangitis esclerosante primaria. Summary Primary sclerosing cholangitis is an uncommon chronic disease of unknown etiology characterized by inflammatory and fibrotic changes of the intra and extrahepatic bile ducts producing cholestasis that can lead to secondary biliary cirrhosis. Historically the gold standard for diagnoses of sclerosing primary cholangitis have been the endoscopic retrograde cholangiography (ERCP), it is known as a luminography due to it only shows the biliary tract, without evaluation of the hepatic parenchima, ductal wall, hepatic hilium, among others. For this reason the magnetic cholangiography (MRC) has emerged as a new, non-invasive method that give us not only information about the biliary tract but also allows us to evaluate others structures that could be involved in the disease. Furthermore the MRC has a diagnostic performance comparable with the ERCP. We will review the general clinical and imaging features of primary sclerosing cholangitis. Médico radiólogo, especialista en imagen corporal. Profesor de radiología y del Grupo de Gastrohepatología de la Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia. 2 Residente de segundo año de radiología de la Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia. 3 Residente de primer año de radiología de la Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia. 1 Rev Colomb Radiol. 2010; 3045-52 Introducción La colangitis esclerosante es una enfermedad que se caracteriza por cambios inflamatorios y fibróticos que estrechan la vía biliar tanto intra como extrahepática, lo cual produce colestasis que predispone a episodios colangíticos, a cirrosis biliar secundaria y al desarrollo de colangiocarcinoma. Su etiología es desconocida, aunque todo orienta hacia un posible origen autoinmune, pues se ha relacionado esta dolencia con alteraciones en la inmunidad humoral y celular, y con la expresión anormal de antígenos HLA II en células epiteliales de la vía biliar; además, existe una asociación fuerte a entidades de tipo autoinmune, como la enfermedad inflamatoria intestinal, y se relaciona 3045 hasta en un 87% con la colitis ulcerativa, y en un 13%, con la enfermedad de Crohn. También se la ha relacionado con otras patologías como el síndrome de Sjögren y las fibrosis mediastinal y retroperitoneal. La incidencia anual varía entre 0,9 y 1,3 casos por 100.000 habitantes, y la prevalencia oscila entre los 8,5 a 13,6 casos por 100.000 en los Estados Unidos. El 70% de los pacientes afectados son de sexo masculino, y la edad promedio de diagnóstico es la cuarta década de vida, aunque puede presentarse a cualquier edad (1). El diagnóstico incluye hallazgos clínicos y bioquímicos, y anormalidades en la colangiografía, al igual que hallazgos histológicos; estos últimos, de tipo inespecífico, como fibrosis inflamatoria de las triadas portales y disminución de los ductos biliares (2). El tratamiento es conservador hasta el estadio final, en el que la única posibilidad es el trasplante; Sin embargo, esta puede no ser una solución definitiva, ya que a veces la enfermedad recidiva en el injerto hepático. Aunque la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) ha sido tradicionalmente la prueba de oro para la visualización de la vía biliar, recientemente la colangiorresonancia magnética (CRM) ha demostrado en diferentes estudios resultados comparables a la CPRE en el diagnóstico de la colitis esclerosante primaria (CEP), con las ventajas de ser un método no invasivo, y que, además, permite visualizar la vía biliar proximal a las áreas obstruidas, así como el resto del abdomen (2). a Cuando se realiza la CRM en estos pacientes el protocolo se dirige a estudiar la morfología de la vía biliar mediante secuencias colangiográficas. En el mismo estudio se valora la morfología hepática mediante secuencias rápidas en T2 con supresión grasa, en T1 en y fuera de fase, y secuencias postgadolinio. Actualmente también hacen parte rutinaria las secuencias de difusión. Hallazgos radiológicos en las vías biliares Los hallazgos colangiográficos de colangitis esclerosante, tanto en la CPRE como en la CRM, son: irregularidad difusa o segmentaria de los conductos biliares, dilatación irregular de la vía biliar en forma arrosariada y falta de visualización de los conductos periféricos (imagen en “árbol podado”) (3). La enfermedad suele iniciarse en los conductos intrahepáticos; se observa, entonces, irregularidad de su luz y estenosis focales cortas que alternan con segmentos de calibre normal o mínimamente dilatados, lo que da como resultando una imagen arrosariada. En estadios más avanzados las estenosis aumentan, pero los cambios inflamatorios y fibróticos impiden la dilatación de la vía biliar proximal; esta desproporción entre la estenosis y la dilatación es un hallazgo característico de la enfermedad. Los conductos periféricos son poco evidentes, y dan una imagen que se ha descrito como “de árbol podado” (figuras 1 y 2). Pueden existir engrosamientos circunferenciales incompletos y formación de divertículos, que corresponden a dilataciones saculares focales excéntricas. En estos divertículos pueden formarse cálculos que favorecen la aparición de colangitis (4). La patología que con más diligencia se debe buscar y descartar es el colangiocarcinoma, dadas sus graves implicaciones, y porque esta entidad puede complicar la enfermedad en un 10%-15% de los casos (figura 3). Debe sospecharse ante un deterioro clínico rápido, cuando se observa una estenosis marcada de márgenes irregulares y c b Figura 1. Imágenes de CRM de corte único (a) y de corte múltiple con reconstrucción 3D (b) en un paciente con CEP. Se observa irregularidad de la vía biliar con zonas de estenosis y dilatación, que dan aspecto “arrosariado”. Hay un área de estenosis dominante, de localización proximal (círculo). La vía biliar periférica no se visualiza adecuadamente: se asemeja a un “árbol podado”. La CPRE (c) del mismo paciente corrobora los hallazgos de la CRM. 3046 Colangitis esclerosante primaria, Castrillón G, Mayorga CA, Carmona MJ, Valencia AM revisión de temas a b c Figura 2. TAC (a) y reconstrucción coronal con proyección de mínima intensidad (b) de un paciente con CEP; se observan áreas de dilatación discontinua de la vía biliar de predominio central, con engrosamiento de las paredes —mejor visto en el colédoco (flecha)— y realce con el medio de contraste. La CRM (c) demuestra el “arrosariamiento” de la vía biliar intra y extrahepática. a c b d Figura 3. Paciente con diagnóstico de CEP y colangiocarcioma. (a y b): imágenes axiales ponderadas en T1 con supresión grasa; pre y posgadolinio fase tardía, a los 5 minutos demuestran una lesión nodular, con importante engrosamiento en la pared ductal, de la vía biliar intrahepática, para el segmento VI. Obsérvese la lesión de baja intensidad en la secuencia con información del T1 axial, lo que demuestra la retención del medio de contraste en la fase tardía, característica del colangiocarcinoma. (c): Imagen axial con información del T2 sin supresión grasa; se observa alta intensidad de la lesión nodular. (d): CPRM que demuestra estenosis segmentarias de la vía biliar intrahepática, con dilataciones saculares y con mayor afectación y dilatación del segmento posteroinferior de la vía biliar intrahepática derecha, en el segmento afectado por el colangiocarcinoma (flechas). Rev Colomb Radiol. 2010; 21:(4):3045-52 3047 abruptos, si la lesión progresa rápidamente o si se observa dilatación proximal a las estenosis o lesiones polipoides (5), cuyo hallazgo más característico es la progresiva constricción, acompañada de dilatación proximal. Por otra parte, la linfadenopatía periportal es un hallazgo habitual de la colangitis esclerosante, y no debe ser interpretada como signo de carcinoma. Ito y cols. encontraron nódulos periportales en el 77% de los pacientes con diagnóstico previo de colangitis esclerosante, sin evidencia de lesión neoplásica (6). Hallazgos radiológicos en el parénquima hepático La enfermedad lleva invariablemente a la cirrosis hepática, aunque es indistinguible de las otras causas de cirrosis. Sin embargo, hay hallazgos que orientan hacia una posible etiolo- gía colangítica (7,8). Estos son la hipertrofia severa del lóbulo caudado, que llega a tener un aspecto seudotumoral. El tipo de cirrosis que más se presenta es el macronodular (nódulos de 3 cm o más). Este tipo de afección no tiene una causa clara; sin embargo, según se cree, es debido a que la enfermedad se inicia en los conductos biliares periféricos, donde existe una hipertrofia central del parénquima hepático menos afectado. Otro hallazgo observado es la presencia de áreas de atrofia periférica. Aparecen como áreas subcapsulares en forma de cuña, de baja intensidad, de señal en T1 y, moderadamente, de alta intensidad en T2, con supresión grasa. Tras la administración de contraste se comportan como zonas de baja intensidad en la fase arterial, que aparecen de igual intensidad o discretamente de alta densidad respecto al resto del parénquima en fases retardadas (figura 4). a b c d Figura 4. (a) Imagen axial con información del T2W que muestra alta intensidad del parénquima hepático en el lóbulo izquierdo. (b) Imagen con información del T1W postgadolinio en fase tardía, con retención del medio de contraste en el segmento IVA y dilatación de la vía biliar. En las secuencias de CRM (c y d) se ve la dilatación y la irregularidad, con el “arrosariamiento” característico de la CEP y su aspecto de “árbol podado”. 3048 Colangitis esclerosante primaria, Castrillón G, Mayorga CA, Carmona MJ, Valencia AM revisión de temas Adyacentes a los conductos biliares pueden visualizarse áreas de alteración de señal de baja intensidad en T1 y de intensidad moderadamente alta en T2, sin cambios atróficos asociados. Estas zonas realzan más en la fase arterial y se hacen de igual intensidad en la fase portal, y corresponden a áreas de atenuación hepática transitoria; posiblemente, por proceso inflamatorio (6,9). Diagnóstico diferencial El diagnóstico de CEP puede ser difícil, por lo que el abordaje diagnóstico debe incluir, además de los cambios característicos en la vía biliar y el parénquima hepático, los hallazgos clínicos y de laboratorio (colestasis de al menos 6 meses de duración con elevación de la bilirrubina y fosfatasa alcalina en sangre) y, en algunos casos, los hallazgos histológicos. La colangitis esclerosante secundaria, una enfermedad biliar colestásica crónica, puede desarrollarse luego de una amplia variedad de lesiones en la vía biliar, y aunque la presentación clínica suele ser muy similar a la de la CEP por fibrosis hepática progresiva y múltiples estenosis irregulares del árbol biliar acompañado de dilataciones, la etiología puede ser a menudo identificable (10). Tenemos a las colangitis ascendentes, que pueden presentar imágenes similares a las de la CEP. Son producidas por infecciones bacterianas en la vía biliar obstruida. Las causas más comunes son la coledocolitiasis y la estenosis biliar de cualquier causa. En estos casos el diagnóstico diferencial suele ser fácil, por la clínica acompañante (dolor abdominal, fiebre, ictericia) y la CRM ayuda a determinar la causa y el punto de obstrucción. Otra de las causas es la colangitis piógena recurrente, caracterizada por episodios recurrentes de colangitis bacteriana que ocurre en asociación a obstrucción de la vía biliar por estenosis o cálculos. Clonorchis sinensis, Opisthorchis viverrini, Opisthorchis felineus, Fasciola hepatica y, más comúnmente en nuestro medio, Ascaris lumbricoides son los patógenos asociados que llevan a un daño epitelial inicial (11,12). La obstrucción recurrente predispone a la formación de cálculos o estenosis de la vía biliar, con estasis biliar secundaria que, a su vez, favorece la presentación de colangitis supurativa. Los hallazgos pueden ser muy similares a los de la CEP; en general, un patrón más generalizado de adelgazamiento ductal y estenosis multifocales estará más a favor de la CEP, mientras la observación de múltiples cálculos intraductales será más propia de la colangitis piógena recurrente (13,14). También se observan alteraciones ductales similares en la colangitis isquémica. Esta entidad es más habitual en pacientes trasplantados (25% de las complicaciones biliares), y puede afectar cualquier sitio de la vía biliar intra o extrahepática. Se han observado dos tipos de patrones; uno consistente en estenosis biliares largas, que incluyen los conductos hepáticos derecho e izquierdo, la bifurcación biliar y, a veces, el hepático común; y otro donde se observa destrucción de conductos y formación de biliomas (15). Aunque poco usual y muchas veces subdiagnóstica, la colangitis isquémica secundaria a trauma también ha sido descrita (16). Rev Colomb Radiol. 2010; 21:(4):3045-52 Se ha observado, por otra parte, una superposición de hallazgos radiológicos entre la colangitis esclerosante y otros procesos de probable etiología similar, como la colangitis y la hepatitis autoinmune; se requiere, dado el caso, realizar biopsia confirmatoria (17). Se han descrito lesiones similares a la colangitis esclerosante tras la administración de agentes quimioterapéuticos y después de la ingestión de diversos fármacos y sustancias tóxicas. La colangitis relacionada con el sida es otro tipo de colangitis secundaria, que puede parecerse en su presentación clínica a la CEP. Fue descrita inicialmente en 1986, y debido al advenimiento de la terapia antirretroviral se ha vuelto cada vez más rara (18). Se piensa que su etiología está relacionada con infecciones oportunistas por Cryptosporidium y Cytomegalovirus con inflamación acalculosa de la vía biliar (19). Los pacientes, clásicamente, presentan estadios avanzados de la infección por VIH con conteos de CD4 < 135/mm3 (20). Los hallazgos radiológicos también son similares a la CEP, con áreas de irregularidad, estenosis y dilatación en la vía biliar intra y extrahepática, engrosamiento mural de la vesícula y los conductos biliares, y defectos de llenado polipoides por tejido de granulación. Se pueden presentar también edema y estenosis de la ampolla de Vater, que pueden observarse como hallazgos aislados (21) (figura 5). La ocurrencia combinada de enfermedad ductal intrahepática con estenosis papilar parece ser una característica única de la colangiopatía por sida, y no ha sido reportada en la CEP (22). Se requiere un buen índice de sospecha para llegar a este diagnóstico, el cual se facilita en caso de que sea conocido el diagnóstico de sida y si se observan otras manifestaciones radiológicas de la patología en otros órganos. Han sido reportados varios casos de obstrucción de la vía biliar causados por compresión extrínseca de los ductos desde colaterales venosas dilatadas en la porta hepatis (23). Estos cambios han sido observados más a menudo en pacientes con obstrucción venosa portal extrahepática, aunque también se han reportado en pacientes con cirrosis, fibrosis portal sin cirrosis y fibrosis hepática congénita (24). Se cree que la obstrucción mecánica de las venas paracoledocales (plexo venoso de Petren) en el lumen de la vía biliar y una lesión vascular isquémica de la vía biliar secundaria llevan al desarrollo de las estenosis. La coledocolitiasis se observa hasta en el 17% de los casos, y la colangitis se presenta como manifestación tardía (25). Aunque los reportes publicados hasta la fecha han utilizado la CPRE como método diagnóstico, un estudio que combinó CRM y portografía por RM en pacientes con cavernoma portal mostró estenosis del conducto hepático común o los ductos hepáticos debido al efecto de masa del cavernoma en 21 de 25 pacientes (26) (figura 6). En pacientes que presentan múltiples lesiones focales hepáticas, si únicamente se valora la vía biliar las secuencias colangiográficas pueden dar una imagen similar a la de la colangitis esclerosante. Por tanto, reviste importancia correlacionar los 3049 a b Figura 5. Paciente con VIH. (a) Imagen de CRM de corte múltiple con reconstrucción 3D, donde se ven segmentos estenóticos de la vía biliar intrahepática sin dilatación importante, con formación de divertículos (círculo) y, posiblemente, una estenosis papilar. (b) Imagen de CPRE con hallazgos congruentes. a b Figura 6. (a) Imagen con información del T1W postgadolinio axial, con saturación grasa que demuestra trombosis y degeneración cavernomatosa de la porta, con hipertensión portal y leve dilatación de la vía biliar. (b) CRM con estenosis segmentaria de la vía biliar intra y extrahepática, causada por las colaterales hiliares e intrahepáticas. 3050 Colangitis esclerosante primaria, Castrillón G, Mayorga CA, Carmona MJ, Valencia AM revisión de temas hallazgos colangiográficos con secuencias que incluyan todo el parénquima hepático, y con el resto de exploraciones radiológicas que pueda aportar el paciente. Conclusión La CEP es una enfermedad que se caracteriza por cambios inflamatorios y fibróticos que estrechan la vía biliar tanto intra como extrahepática, y así produce colestasis que predispone a episodios colangíticos y cirrosis biliar secundaria, y al desarrollo de colangiocarcinoma. En el estudio de los pacientes con diagnóstico de CEP la radiología tiene un papel muy importante tanto para el diagnóstico de la enfermedad como para su seguimiento; la CRM es el método con mejor desempeño diagnóstico, pues muestra, de forma no invasiva, las alteraciones de la vía biliar, como irregularidad difusa o segmentaria de los conductos biliares, dilatación irregular de la vía biliar en forma arrosariada y falta de visualización de los conductos periféricos (imagen “en árbol podado”). Además de lo anterior, las imágenes no colangiográficas de la resonancia permiten evaluar los hallazgos intra y extrahepáticos, como los cambios parenquimatosos, la hipertensión portal y las adenopatías hiliares, entre otros. El seguimiento de los pacientes se hace, sobre todo, para la detección temprana del colangiocarcinoma, dadas sus graves implicaciones. Esta afección se sospecha ante la presencia, en la CRM, de una estenosis marcada de márgenes irregulares y abruptos, con una constricción progresiva acompañada de dilatación proximal. En algunos pacientes el diagnóstico de CEP puede ser difícil, por lo que podría necesitarse el uso de métodos invasivos, como la CPRE o los hallazgos histológicos. Referencias 1. Tischendorf JJ, Geier A, Trautwein C. Current diagnosis and management of primary sclerosing cholangitis. Liver Transpl. 2008;14(6):735-46. 2. Elsayes KM, Oliveira EP, Narra VR, Abou El Abbass HA, Ahmed MI, Tongdee R, et al. MR and MRCP in the evaluation of primary sclerosing cholangitis: current applications and imaging findings. J Comput Assist Tomogr. 2006;30(3):398-404. 3. Vitellas KM, Keogan MT, Freed KS, Enns RA, Spritzer CE, Baillie JM, et al. Radiologic manifestations in sclerosing cholangitis with emphasis on MR cholangiopancreatography. Radiographics. 2000;20(4):959-75. 4. 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