CONCLUSIONES 5.1 El conflicto socio ambiental Una de las alternativas más importantes de desarrollo tomadas por el Ecuador, se ha conducido por la vía de la extracción de sus recursos naturales. Tanto en las actividades agrícola, minera, turística o forestal se han producido serios impactos al ambiente y de igual modo son cuestionables los impactos que representa la actividad hidrocarburífera. Tanto por la operación petrolera de empresas privadas como la estatal, se han generado serios conflictos en la Amazonía y en la provincia de Esmeraldas, al punto de causar crisis humanitarias como el caso de La Propicia 1, en la ciudad de Esmeraldas en 1998. Este conflicto se muestra como un conflicto social, identificado como de tipo socio ambiental, manifiesto, de hecho y asimétrico con importantes brechas de poder y capacidad para manejar el conflicto. A pesar de haber existido un problema desde la operación de la REE, el conflicto inicia con el desencadenamiento de una crisis humanitaria, producto del derrame e incendio en el año 1998, que causó impactos negativos serios sobre los elementos biótico y socio económico cultural de La Propicia 1 y enfrentó inmediatamente los intereses de la población del barrio y de Petroecuador. Su desarrollo ha sido dilatado por diez años, con intermitencias producidas por intensidades en la participación social y en la conflictividad. La latencia de los impactos con etapas cíclicas de intermitencia, lo configura también como un conflicto endémico. Estas características muestran la evidente inequidad de los antagonistas, pues Petroecuador es una empresa experimentada en el manejo de conflictos socio ambientales en la costa, sierra y amazonía del Ecuador. En este enfrentamiento asimétrico es el actor hegemónico, mientras que el barrio se inició como un actor subalterno, inexperto, sin recursos económicos, sin organización, pero que durante el proceso logró un desarrollo organizativo comunitario importante. Los actores utilizaron todos los recursos a su alcance para beneficiarse del juicio y de la ejecución de la sentencia, entre estas están la incidencia política mediante un fuerte proceso de organización comunitaria y la judicialización del conflicto; sin embargo, en un conflicto 135 entre desiguales, las influencias políticas y económicas favorecen a los fuertes y perjudican a los débiles. Es muy difícil determinar el resultado final de un conflicto tan complejo como el de La Propicia 1, que ya ha durado una década. Pero parcialmente se podría evaluar al esfuerzo logrado por el barrio como de mediano éxito; lo favorable consiste en lo que significa la ganancia de un juicio complejo y único en finalizar con una sentencia de la Corte Suprema, que cumple con el objetivo real de la judicialización del conflicto, el horizontalizar o equilibrar las fuerzas desiguales. Sin embargo, un verdadero éxito hubiese sido que se cumplan con mayor agilidad los dos puntos de la sentencia. Respecto al primer punto, la ejecución de obras de infraestructura básica a favor del barrio por once millones de dólares, además del beneficio que constituye el futuro uso que se den a las obras, la construcción pudo haber ofrecido trabajo para la comunidad, se pudo haber buscado el mecanismo para la instalación de microempresas que ofrezcan los servicios necesarios para dicha construcción y futuras oportunidades productivas. Pero principalmente, las obras representan una distribución de la riqueza injusta y no planificada; pues, las vidas humanas, enfermedades, sufrimiento, pobreza, trabajo y demás sacrificio, fueron un alto costo para que una comunidad marginada reciba obras que a sus vecinos les ha sido negadas por haber perdido los juicios, o porque sus líderes barriales transaron por insignificantes compensaciones. Sobre el segundo punto, adoptar las medidas de seguridad en la Refinería Estatal de Esmeraldas y en la infraestructura petrolera de esa provincia, es conocido que actualmente la refinería de Esmeraldas está en condiciones obsoletas, los funcionarios de la empresa estatal han denunciado que la falta de inversión se debe a intereses privatizadores de grupos interesados en adquirir un Petroecuador desgastado y barato. De existir esos intereses, será difícil la inversión en una refinería eficiente, que produzca el máximo de su capacidad, ahorre al Estado combustible importado; y, mucho menor, la posibilidad de que se reduzcan las externalidades. La buena voluntad de Petroecuador pudo incluso haber sido una lección que motive la expedición de nuevas normas legales ambientales, planes de contingencia, capacitación a la población sobre seguridad contra desastres y demás. 136 Como consecuencia, se continúan agraviando los derechos, limitando el desarrollo comunitario; e, incluso alterando las costumbres y tradiciones de la población, como su autodeterminación a ser pescadores por ejemplo, su alimentación y prácticas culturales. 5.2 El género en el conflicto socio ambiental Incorporar el análisis de género en esta investigación, permitió identificar especialmente inequidades producto de las externalidades negativas y la responsabilidad tomada por hombres y mujeres en la reivindicación de sus derechos. En el barrio La Propicia 1 se reproduce la división sexual del trabajo que corresponde a una población urbana costera. El rol tradicional masculino es encargarse del trabajo productivo como pescador, arenero y empleado asalariado en la ciudad de Esmeraldas; a su vez las mujeres son las encargadas del trabajo reproductivo como amas de casa o productivo como lavanderas o comerciantes. Así se configura el siguiente escenario: hombres – espacio público, mujeres – espacio privado. De los elementos bióticos analizados, se ha percibido inequidad en perjuicio de las mujeres por los impactos en el uso del recurso agua, el resto de elementos han afectado a ambos sexos. Analizando los elementos socio - económico - culturales, se muestra una igualdad de afectación a la salud, alimentación, vivienda, servicios básicos, territorio, paisaje y trabajo productivo; mientras que la diferencia en perjuicio de ellas se dirigió hacia los elementos vida, trabajo reproductivo, gestión comunal y riesgos por eventos accidentales. En relación al porqué de este escenario patriarcal de inequidades al recibir mayores impactos y tener mayores responsabilidades para enfrentarlas, las corrientes sobre género y ambiente aportan con varias explicaciones. Según el Ecofeminismo, las mujeres del barrio por su esencia serían víctimas de la opresión que sufra la naturaleza, porque existe una relación natural entre ellas con el medio ambiente; y, que debido a esto, las mujeres en forma asociada deben suprimir esas desigualdades enfrentando a Petroecuador. Sin duda, la respuesta es más complicada que un silogismo que generalice a las mujeres, a los hombres, a los contaminadores, a los conflictos y a los entornos. 137 Según la Ecología Política Feminista, la explicación es más amplia. Respecto al cuestionamiento de la ciencia de la industria petrolera como generadora de perjuicios mayormente a las mujeres, el grupo femenino del barrio no cuestiona a Petroecuador como parte de una ciencia hegemónica masculina; sino que la lucha contiene significados relacionados a la subsistencia económica y reivindicación de derechos. Respecto a la tercera dimensión de esta corriente, tanto en los derechos y responsabilidades se percibió inequidad de género. El rol de hombres y mujeres es el elemento que determina que las externalidades afectan mayormente a los derechos de las mujeres. Los derechos afectados son principalmente el de la igualdad ante la ley que se viola tanto en la inequidad de género como en la discriminación racial, así como el derecho a vivir en un ambiente sano y libre de contaminación y al de beneficiarse de los recursos en lo estrictamente ambiental. A su vez, las responsabilidades asumidas por ellas en la reivindicación de sus derechos tienen varios significados. En lo principal consiste en una ocupación del espacio público; empoderamiento individual como grupal de ellas, aunque de cierto modo opacado por la falta de un reconocimiento suficiente de los hombres; el uso de los derechos de asociación y reunión, participación ciudadana, ejercicio político y reclamación de sus derechos, entre otros, que habían sido exclusivos de los hombres del barrio; y, que fueron aplicados no como una imitación de activistas hombres sino en calidad de activistas mujeres. 5.3 El legado del conflicto Luego del conflicto, La Propicia 1 es un barrio con historia, su nombre tiene un reconocimiento de lucha en su ciudad, lo cual fortalece a la identidad de su población. El recuerdo y satisfacción de haber participado en las movilizaciones, el ver la materialización de las obras y luego el disfrute de ellas, son algunos de los elementos que fortalecen el empoderamiento a un nivel individual y comunitario. A nivel individual, se percibe un empoderamiento en el aspecto emocional e intelectual; pues, diez años de crecimiento con el conflicto les hace personas con autoestima, capacidad de respuesta, críticos en varios temas, conscientes en lo ambiental y experimentados para actuar con solvencia en la esfera pública. 138 Además, mientras los años que tarde la ejecución de las obras, los hombres pueden beneficiarse de empleo que ofrece la construcción de las obras, pero largo plazo podría beneficiar a varias mujeres que laboren en la nueva maternidad y guardería. Este es un beneficio que se presenta a nivel personal, pero el barrio en su conjunto puede definir su aspiración comunitaria, si se mantiene un barrio residencial o comercial, pues el potencial que dejan las obras brinda las condiciones para ello, por ejemplo una farmacia comunitaria junto a la maternidad, restaurantes turísticos junto al malecón, etc. Estas actividades productivas podrían otorgar una mayor autonomía que la que ofrecen las obras. Es interesante una reflexión obtenida del taller de devolución de resultados realizada en septiembre del 2007. Los moradores y líderes manifestaron que es mucho más difícil luchar contra uno mismo que contra otro, así sea un enemigo de la magnitud de Petroecuador. “Quizás lo más difícil está por venir, el barrio debe luchar todavía contra Petroecuador para que apruebe las obras, contra el Municipio para que construya con buena calidad, para que no haya corrupción, para que dé trabajo a la gente, para que la gente no se pelee, para que la gente participe en las actividades del barrio, para que la juventud estudie, y muchas cosas más.” Por supuesto, las expectativas del conflicto también dependen de sus integrantes. Al interior del barrio las cosas cambian con mucha velocidad las relaciones sociales, los objetivos y las alianzas. Varios son los retos futuros. Uno es cuidar las relaciones sociales, mantener la unidad en el barrio es muy difícil, pues en un ambiente donde están en juego muchos intereses económicos, son frecuentes los rumores y acusaciones serias, los cuales son manejados frecuentemente con temperamentos agresivos que crean fácilmente conflictividad. Además, la plusvalía que ha generado la construcción de las obras, no ha sido un aspecto enteramente positivo. En el barrio se prevén procesos migratorios bajo la lógica de preferir un trabajo, a la comodidad de su barrio. Ante la falta de trabajo y el incremento del valor de sus casas, la estrategia de sobrevivencia generada en muchas familias es vender sus casas y comprar un terreno o casa en otro sitio menos cotizado y por ende con menos servicios, la posibilidad de adquirir un negocio e inclusive un carro. También se facilita la migración a Europa como ya se han producido varios casos. 139 De continuar esta lógica, entonces ¿para qué sirvió entonces todo el esfuerzo realizado? El proceso de empoderamiento que hemos visto como un aspecto positivo se derrumbaría, pues aunque se hayan sacrificado en la causa, la profunda pobreza les obligaría a emigrar, olvidar, desvalorizar su trabajo sacrificado y acostumbrarse a otro barrio con menos calidad de vida y quizás con igual o mayor nivel de contaminación. También será difícil contar con los beneficios que ofrece un barrio organizado. Si bien el juicio lo ganó el barrio, el conflicto no ha terminado, más bien ha creado nuevos conflictos que permanecerán hasta la ejecución de la sentencia; y, cuando esta termine, todavía permanecerán los impactos de la industria petrolera en la provincia de Esmeraldas y en el barrio La Propicia 1. En el futuro se debe cuidar que la efervescencia de la participación ciudadana y empoderamiento se diluyan luego de la ejecución de las obras, el desafío es que la comunidad mantenga la unidad. Finalmente, el análisis del presente caso también es útil para prever en cuanto al futuro de los conflictos socio ambientales en el Ecuador. En el gobierno de Rafael Correa, las políticas de gobierno manifestadas entre propuestas novedosas y prácticas tradicionales de extractivismo, como la propuesta de mantener o no el crudo del Yasuní en el subsuelo, o la construcción de la nueva refinería del Pacífico en Manabí, corren el riesgo de reproducir lo sucedido en el caso del barrio La Propicia 1 de Esmeraldas. 140