La lucha antifranquista y la gráfica Pop catalana M. Àngels Fortea A finales de los años 1960, los diseñadores catalanes aplicaron el estilo Pop en su activismo contra la dictadura de Franco. Tras dos décadas de autarquía y estancamiento económico, en los años 60 se iniciaba el despegue económico del Estado Español; hacía su irrupción la sociedad de consumo y se producían ligeros cambios en las costumbres de parte de la sociedad española. Pero el régimen político seguía manteniendo una actitud represiva para con las libertades, en detrimento de la modernización de las «Hacia 1968, el estilo Pop se había convertido en el lenguaje formal de la resistencia cultural catalana.» Enero de 2012 Cada cubierta se presentaba como un juego visual en donde Fornas demostraría una gran habilidad en la combinación de texto e imagen. El diseñador utilizó collages de fotografías en blanco y negro –quemadas–, cuya temática se ambientaría en una época distinta a la de la narración: todas reflejaban la edad contemporánea –una realidad muy distinta a la española–. De esta manera Fornas acercó la cultura Pop europea a la sociedad catalana. En cuanto al color, el diseñador optó por el negro –para el texto y la imagen– y el amarillo –para el fondo–. Las cubiertas bicolores se convirtieron en el signo de identidad de la colección. Una elección en homenaje a las dos grandes series de novela negra publicadas en Europa: I libri gialli –editorial Mondadori (1929)–, y la colección Série Noire –Editorial Gallimard (1945)–. costumbres del país. A pesar de ello, la Barcelona de finales de los 1960 vivió un interesante período en el que se dio entrada a ideas, modas y costumbres contrapuestas a la mojigatería franquista dominante. Fue la época de la Gauche Divine, de la Nova Cançó y del relanzamiento de una nueva industria cultural; iniciativas que compartían el objetivo de oponerse al régimen, aplicando, principalmente, el estilo Pop en su representación gráfica. Uno de los factores que favoreció la entrada de aires nuevos fue la puesta en marcha de una incipiente industria cultural catalana, silenciada por el régimen franquista desde el final de la Guerra Civil. La cultura se convertiría en una de las herramientas de acción pacífica de oposición al régimen y sus directrices culturales. Como consecuencia, se produjo este relanzamiento cultural gracias a la fundación de nuevas empresas editoras –de libros y de discos– así como al nacimiento de nuevas publicaciones. El sector editorial y la normalización del uso culto del catalán En 1961 se ponía en marcha Edicions 62, un nuevo concepto editorial que nacía con la voluntad de conseguir la normalización del uso culto del catalán. De estudiada línea editorial, el nuevo sello se caracterizaría por el lanzamiento de interesantes colecciones como La cua de palla (1963) –primera colección de novela policíaca publicada en catalán–. Su diseño fue responsabilidad de Jordi Fornas (Barcelona, 1927-2011). «Fornas acercó la cultura Pop europea a la sociedad catalana.» La cua de palla se mostró como una colección en la línea de las más modernas corrientes gráficas internacionales. Sería erróneo, sin embargo, calificar su estilo como Pop; es más correcto considerarlo como su precedente, una vía de acceso, así como una de las primeras muestras del cambio de aires en el sector editorial. Portadas de Jordi Fornas para La cua de palla. La canción popular como medio de difusión del catalán A finales de los años 50 nacía la Nova Cançó, movimiento artístico cuyo principal objetivo residía en la defensa del catalán y su utilización en el mundo de la canción. La Nova Cançó fue un éxito rotundo, consiguiendo que la canción popular se convirtiera en el medio más eficaz de difusión del catalán. A ello contribuiría la creación de tres nuevos sellos discográficos: Edigsa, Concèntric y Pu-put. Edigsa (1961) sería la primera editora exclusiva de discos en catalán y principal plataforma de difusión de la Nova Cançó. La discográfica contrató a Jordi Fornas como su diseñador oficial, quien optaría por un estilo similar al que aplicaría posteriormente en La cua de palla: una fotografía en b/n ocupando el espacio total de la composición. Los rasgos característicos del Pop, sin embargo, no llegarían a Edigsa –ni al mercado discográfico español– hasta finales de los 60, y lo harían de la mano de los éxitos internacionales de la música pop anglosajona, y gracias al diseño de cubiertas realizado por reconocidos artistas plásticos – Andy Warhol, Peter Blake–. Estas nuevas propuestas representaban la entrada del Pop Art 1 en el mercado discográfico así como la renovación gráfica del sector. Como consecuencia, Edigsa optó también por el estilo Pop. Muestra de ello fueron la gráfica promocional y las cubiertas de los discos del grupo La Trinca –la gráfica Pop se convirtió en seña de identidad del grupo–. Cubiertas para La Trinca: A collir pebrots (1970), diseño de América Sánchez; Xauxa (1972), diseño de Estudio Fats. En 1965 nacía Concèntric –fruto de la escisión de Edigsa–. Como principal diseñador, la compañía optó por uno de sus músicos, Pau Riba (Palma de Mallorca, 1948), quien había estudiado grafismo en la Escola Massana (Barcelona). Riba aplicaría arriesgados planteamientos estéticos, incorporando los trazos característicos del estilo Pop y la psicodelia. Al iniciarse los años 70 sus propuestas se volverían más conceptuales. La época estuvo dominada por la irrupción del libro de bolsillo. Los esfuerzos se concentraron en abaratar el precio del libro para que la población pudiera tener acceso a la cultura. Por otro lado, en 1966 el Ministerio de Información y Turismo promulgó la Ley de Prensa con la que pretendía dar pruebas de aperturismo; una ley ambigua pero que, y a pesar de sus limitaciones, fue aprovechada por el sector editorial catalán. Aparecieron publicaciones como La Mosca y se crearon editoriales pequeñas, –Barral Editores (1969), Tusquets Editores (1969) y Anagrama (1969)–; todas con un denominador común: eran proyectos de línea editorial innovadora e imagen moderna. En 1968 nacía La Mosca, revista que Edicions 62, Lumen y Seix Barral lanzaban con el fin de difundir sus novedades así como los temas tratados en el Seminario de Estética que, desde 1967, tenía lugar en la Escola Eina. América Sánchez (Buenos Aires, 1939) sería el responsable del diseño. La Mosca marcó un punto de inflexión en el diseño gráfico catalán. Más que una revista, era una hoja informativa de formato innovador y a una sola tinta. La portada fue quizás lo que más impactó: la ilustración de una mosca ocupando gran parte del espacio central. El dibujo de la mosca se convirtió en el signo distintivo, tomando de él su nombre –la publicación carecía de cabecera–, y apareciendo en las portadas de todos los números, si bien con ligeras variaciones. La Mosca, publicación diseñada por América Sánchez. Diseños de Pau Riba para Concèntric: Taxista (1967) y Pau i Jordi (1968). Por último, en 1977 se fundaba Pu-put. Para la imagen gráfica del sello, y de toda su producción, se contó con Enric Satué (Barcelona, 1938), quien se desmarcaría de las propuestas gráficas de Edigsa y Concèntric con la intención de abrir un espacio diferente que no compitiera con ellas. Satué encontró ese signo distintivo propio en la incorporación de símbolos e iconos de la catalanidad popular, pero reinterpretados en clave Pop. El diseño de la marca de la compañía es prueba de ello: dibujó un pájaro con barretina –una abubilla, «puput» en catalán–, circunscrito dentro de un LP. Diseños de E. Satué para Pu-put: identidad gráfica y cubierta del disco Supertot (1978). Para su diseño América optó por recursos típicos del Pop Art. En cuanto a la intencionalidad comunicativa del diseñador, eligiendo una mosca como signo distintivo, parece responder a la influencia del arte conceptual. La mosca siempre ha sido un insecto molesto. En 1970 cerraba definitivamente la publicación por motivos económicos pero, a pesar de sus pocos números, La Mosca se ha convertido en un referente de la historia del diseño en Cataluña y en una rareza bibliográfica. Las publicaciones de los Colegios Profesionales como herramienta política Una de las líneas de acción política iniciadas por el PSUC, a finales de los 1960, fue la de colocar intelectuales del partido en el interior de los colegios profesionales y encargarse de la dirección de sus publicaciones. Éste fue el caso del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Cataluña y Baleares y su revista técnica CAU –Construcción. Arquitectura. Urbanismo–. Con una línea editorial combativa y crítica con las instancias oficiales, se trataba no sólo de promover la profesión y de hacer una crítica a la arquitectura y a la construcción, sino también al modelo de crecimiento basado en la especulación urbanística. 2 En 1970, CAU emprendía una nueva etapa, siendo rediseñada totalmente por Enric Satué, quien comprendió que debía proyectar una revista acorde visualmente con la postura reivindicativa de su redacción –optando por el estilo Pop–. La gran aportación de Satué vendría por el tratamiento de la tipografía, de la ilustración y la combinación de ambas. En la composición que hiciera de foto­montajes o collages, es en donde se pondría de manifiesto la influencia que el Pop Art ejerció en él. Sorprendió por la resolución gráfica de sus juegos visuales pero también por la ironía contenida en la mayoría de ellos; consiguió aunar la crítica ideológica con su gran cultura visual y con su lado más mundano –un modo de hacer característico de la Gauche Divine–. Para saber más: FORTEA, M. Àngels.: «Was the Pop Graphic used for activism against Franco’s regime? The development of Pop Graphic in Barcelona (1965-1975)», en Actas del Congreso Design Activism, Design History Society Annual Conference, Barcelona, 7-10 Septiembre de 2011, Barcelona. GÁMEZ, C.: Cançoníssima. Dies de vinil i cançons, Valencia, Octubre Centre Cultura Contemporània, 2008. GIL, E. (Ed.): Pioneros del diseño gráfico en España, Barcelona, Index Book, 2007. SATUÉ, E.: El disseny gràfic a Catalunya, Barcelona, Els llibres de la frontera, 1987. M. Àngels Fortea es profesora del Grado en Diseño de BAU, Escuela Superior de Diseño de Barcelona, adscrita a la Universidad de Vic. Doctorado de Investigación en Diseño de la Facultad de Bellas Artes de la UB. Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la UAB. Revista CAU nº 9, dedicado al diseño gráfico; nº 2-3, dedicado al diseño industrial. A modo de conclusión Todos estos datos aportados nos permiten apreciar que el estilo Pop fue aplicado, principalmente, por la nueva industria cultural catalana en su activismo contra el franquismo. En una primera fase, en 1961, gracias al trabajo de Jordi Fornas para Edigsa y Edicions 62, la imaginería y las técnicas Pop empezaron a estar presentes en libros, discos y revistas. Hacia 1968, el estilo Pop se habría convertido ya en el lenguaje formal de la resistencia cultural catalana, impulsado por las propuestas gráficas que llegaban procedentes de Inglaterra –las cubiertas de los discos de The Beatles– y de los EEUU –el Pop Art, la gráfica Pop y la psicodelia–. Los diseñadores gráficos América Sánchez y Enric Satué optarían por una gráfica expresiva con el fin de alejarse de los intereses del Estado. Finalmente, en los años 70, coincidiendo con el desgaste y el agotamiento del régimen, se desarrolló un nuevo lenguaje heredero del Pop –no tan deudor de los modelos extranjeros– gracias al trabajo de Enric Satué y su recuperación de la iconografía popular catalana. 3