LA SUPERCARRETERA GLOBAL DE LA INFORMACION Autor: Lic

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LA SUPERCARRETERA GLOBAL DE LA INFORMACION
Autor: Lic. Manuel Guerra Zamarro
¡Hoy hay algo casi estremecedor en el ritmo del progreso!. Aparece en el
escenario las “Nuevas Tecnologías” con la implementación de la llamada
“Infraestructura Global de la Información”.
Quién imaginaría que militares del Departamento de Defensa Estadounidense al
desarrollar el proyecto de la red “ARPANET”, sentarían las bases para la
infraestructura
de
la
supercarretera
global
de
la
información,
la
cual
afortunadamente no se ocupó en la guerra pero sí sería aprovechada para usos
académicos por más de 20 (veinte) años.
La importancia del dinero como motor de la economía mundial en los últimos
cuatro siglos está llegando a su fin, y al parecer será reemplazado por la
información. “En el siglo XXI, la riqueza surgirá a partir del conocimiento, un activo
más amplio y libremente disponible que nunca antes”, señala el autor Don
Tapscott.
Vivimos los inicios de la era de la información, la que nos proporciona las
herramientas tecnológicas necesarias para manejar vastos volúmenes de obras
intelectuales o artísticas y de conocimientos disponibles en la pantalla de una
computadora personal (PC), que en conjunto proporcionan una nueva y precisa
visión del mundo globalizado. Lo anterior afecta todos los niveles de vida y
actividades de la sociedad.
Debemos de reconocer que, hoy por hoy, no sólo los juristas nos enfrentamos a la
difícil comprensión de la revolución tecnológica, sino que también los técnicos se
ven forzados ahora a entender el impacto jurídico.
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Hoy las tecnologías de la información están emergiendo en forma simultánea y
creando un enorme impacto en la legislación del derecho de autor. La
convergencia de estas tecnologías nos está conduciendo inexorablemente a la
creación de la sociedad de la información global.
“Digital” es todo aquél medio tecnológico que utiliza el lenguaje binario, es decir, el
0 (cero) y el 1 (uno), la ausencia y presencia de pulso, a los cuales dos símbolos
es posible reducir todo:
el texto, la voz, el sonido y la imagen y, así, hacer
homogénea la información para que pueda transmitirse por una misma red.
Esto, es el cumplimiento del sueño de Leibnitz, quien al lanzar en el siglo XVII el
alfabeto binario, creyó haber encontrado un lenguaje común y universal.
En otras palabras, “Digital” es la numeración consistente en transformar una señal
analógica (es decir, variante de manera continua en el tiempo) en una señal
numérica, en donde la información metida en pedazos es transmitida de manera
discontinua bajo la forma de una serie de impulsos.
La Super Carretera de la Información abarcará de los tipos intercambiables de la
imprenta de Gutemberg a las grabaciones digitales de audio, y todo lo intermedio,
como la televisión por cable y por vía satélite.
Cualquier obra bidimensional: texto, fotografías, programas de computación,
películas, pinturas, libros, música, etc., puede ser digitalizada, esto es traducida en
series de ceros y unos que forman el código digital y es almacenada digitalmente,
lo que implica:
1.-
Facilidad y rapidez en el copiado de cualquier obra intelectual o artística.
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2.-
Calidad intacta de las copias.
3.-
Facilidad en la práctica para modificar, alterar o destruir la obra.
4.-
Las copias podrán ser entregadas en cualquier parte del planeta en
cuestión de segundos.
5.- Disminuirá el consumo de papel, plástico, cinta o de cualquier otro soporte
material en el que esté contenida a la obra.
6.-
Se podrá modificar las imágenes de los actores para crear lo que se conoce
como “Realidad Virtual”.
7.-
Se dividirá la economía del mundo entre los países que poseen y en los
que no poseen la información o las obras intelectuales o artísticas.
8.-
La información y las obras intelectuales constituirán la materia prima más
valiosa.
9.-
El usuario del sistema se convierte en un autor potencial, en un editor
potencial, en un distribuidor potencial, en un comercializador potencial, y en un
infractor potencial.
Se requerirán leyes precisas para delitos computacionales en contra del acceso no
autorizado, robo, uso o interrupción de servicios, tráfico de “passwords” o de
correos electrónicos y nombres de dominio, mal uso de la información, así como
impedir la fabricación, distribución o venta de aparatos técnicos o de programas de
ordenador que eviten las medidas de seguridad.
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Las redes de computadoras (INTERNET), la telefonía celular y las basadas en la
fibra óptica, plantean un panorama inédito en las telecomunicaciones ya que
permiten tener acceso a las obras intelectuales o artísticas y a la información en
un tiempo reducido y a un bajo costo.
Hablamos de una supercarretera global de la información, en donde se requieren:
caminos (redes de computadoras y/o telefonía), vehículos para transitar
(infraestructura de transmisión por cable o por vía satélite y recepción de
mensajes, “computadoras”), mercancías que transportar (obras intelectuales e
información), conductores que transiten por la carretera (usuarios) y operadores
de la carretera (administradores del sistema).
Internet, la red de redes (antecesora de la super carretera global de la
información) es un sistema que no pertenece prácticamente a nadie, el precio por
su utilización es irrisorio. Es un territorio sin ley ni policías, con fronteras mal
definidas. Por ello, muchas personas se han acostumbrado a usar la información y
las obras en forma gratuita. ¡Tenemos que cambiar nuestra mentalidad para
respetar a los derechos de autor!.
Existen también otros temas relacionados con la supercarretera de la información:
la imagen, la relación de la señal con el ruido, el espectro, la frecuencia, la
modulación, la fibra óptica, los satélites, las rutas orbitales, la velocidad, la
expandibilidad, la seguridad, las señales guiadas y no guiadas, que constituyen
otros temas de análisis.
Y también quedan ciertas preguntas en el tintero o en el disco duro de la
computadora, que se responderán cuando el destino nos alcance: ¿Quién será el
responsable por las infracciones o delitos cometidos, los usuarios o los operadores
de la supercarretera?, ¿Qué pasará con nuestra vida privada si en la
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supercarretera se registrará todo lo que vemos, comemos, oímos, usamos o
compramos?. Los comerciantes podrán conocer nuestros gustos, horarios,
costumbres, preferencias y hasta del saldo de nuestras tarjetas de crédito y si
somos o no sujetos de crédito y en qué forma.
La legislación de los derechos de autor es la criatura del cambio tecnológico y
cultural, y aunque el abrigo es un poco estrecho, no se necesita uno nuevo. Sólo
algunas modificaciones se requieren.
Para algunos tratadístas los derechos morales de los autores son un obstáculo
invencible para legislar sobre las nuevas tecnologías, otros opinamos que si es
posible.
Aún con la super carretera de la información, mucho de lo que existe habrá de
mantenerse, ya que las normas del derecho de autor han demostrado ser a lo
largo de nuestra historia legislativa lo suficientemente flexibles como para acoger
nuevas formas de comunicación. El derecho al uso exclusivo de la obra por parte
de su autor permanecerá.
Estamos seguros que la supercarretera de la información cambiará nuestra forma
de pensar y de sentir, nuestros usos, hábitos y costumbres, estimulará nuestra
imaginación y creación e impactará en la forma de desarrollarnos sin fronteras
cuando esté en pleno funcionamiento.
La tecnología de la información modificará profundamente el mundo como lo
conocemos, haciéndolo global y virtual al mismo tiempo.
Tenemos ya la posibilidad de habilitar una reunión de negocios con ejecutivos
situados en diversos puntos del planeta a través de la videoconferencia o de asistir
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a un curso de posgrado a distancia.
Tener una televisión interactiva y conectar este aparato a INTERNET en cuestión
de meses nos permitirá ver las noticias en la TV y simultáneamente consultar
páginas de INTERNET donde podamos ampliar la información de aquella nota que
nos resulte de mayor interés, y las tarjetas telefónicas que nos permiten
comunicarnos desde cualquier lugar y horario, ya están disponibles a precios
accesibles, al igual que computadoras de escritorio cuya potencia y velocidad no
se comparan con ningún otro invento de las últimas cuatro décadas.
Hay quienes afirman que es hasta posible imaginar un futuro en el que el cine no
requiera de actores, por que éstos podrán ser reemplazados mediante una
computadora por la realidad virtual.
Otros pronostican la desaparición de las computadoras tal y como hoy las
conocemos, sustituyéndolas por la integración de sistemas de búsqueda de
información a los equipos electrodomésticos, lo cual implica el control desde la
televisión hasta la estufa. Este producto representa el futuro “Centro de
Entretenimiento del Hogar” donde se podrá hacer desde una llamada telefónica
hasta ver películas y series de televisión , o consultar bibliotecas en lugares
distantes o el trámite de alguna solicitud administrativa o demanda judicial que
representemos.
Las familias de hoy no sólo quieren tener acceso a la información, sino que
quieren tener el absoluto control de las comunicaciones para decidir de qué
manera y en qué momento utilizarlas. La tecnología digital en poco tiempo nos
permitirá tener nuestra videoteca, fonoteca y biblioteca particulares.
Cada uno de nosotros nos tendremos que adaptar a este nuevo mundo que se
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avecina, como en su tiempo lo hicieron nuestros abuelos en la revolución industrial
que rompió con algunas culturas de la época.
En México, el fenómeno de crecimiento de INTERNET es de llamar la atención: en
1996 eran 200,000 cuentas, en 1997 eran 450,000 cuentas, en el año 2000 son
800,000 cuentas y a mediados de este siglo se espera que sean 2 millones y
medio de cuentas, por lo que la legislación deberá alentar la sana competencia
entre empresas y evitar la formación de monopolios nacionales o internacionales.
La creación de obras intelectuales o artísticas y la información eficiente y
oportuna, por un lado, se vuelven un factor clave para la productividad y para el
desarrollo pleno de esta sociedad que caracteriza el tercer milenio de nuestra
época y, por el otro lado, la tecnología de la información sienta las bases de lo que
llamo “La Era del Conocimiento”.
Al igual que las tecnologías que la han precedido, los juicios de valor sobre lo
bueno o lo malo que genere no son propios de la tecnología misma, sino de los
usuarios que la empleen y, tomará forma real y efectiva en sus aportaciones a las
comunidades virtuales que perfilarán este siglo XXI con la aparición de la
“Biotecnología”.
De lo antes expuesto concluimos que, la tecnología, la información, los programas
de computación, la literatura, el cine, la música, las ciencias, las técnicas y las
artes, no son simples distracciones, diversiones o lustres, como parecen creerlo
algunas personas. Constituyen a la inversa, el único y real camino para emerger
de la ignorancia, el desequilibrio, el subdesarrollo, la crisis y de los múltiples
problemas que nos amenazan en la actualidad.
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