La cuarta tarea para amar por Bel Cesar - [email protected] Traducido por Melissa Park - [email protected] Este es el cuarto de una serie de cuatro textos, que visa inspirar al lector a practicar las cuatro tareas necesarias para aprender a superar la naturaleza ilusoria del amor romántico y aún así llevar la vida con pasión. Regrese al primero texto y relea el Mito de Psique. La cuarta y última tarea exige que Psique vaya al reino de los muertos y pida a Perséfora que le de un pote de su ungüento de belleza. Desesperada, esta vez Psique sube a lo alto de una torre con la intención de suicidarse, pues pensaba que solo así podría entrar en el mundo de los muertos. En tanto, será la propia torre quien le dará las instrucciones para entrar en el reino de los Muertos. Así como Lama Gangchen acostumbra decirnos: “El mismo obstáculo que lo hace caer, sirve después de apoyo para levantarse”. La Torre informa Psique no solo donde está la entrada para el reino de los muertos, si no también como debe actuar. Además de llevar dos monedas en su boca - una la entregará para el barquero a la ida y la otra a la vuelta - y llevar un pedazo de pan en cada mano, que le ofrecerá al perro guardián de tres cabezas en la entrada y en al salida, no podrá ayudar a un hombre cojo que le pedirá ayuda para recoger la leña caída al suelo por su mula, ni ayudar a salvar a un hombre que se está ahogando. Tendrá también de rechazar la ayuda de un muerto para entrar en la embarcación, las solicitudes de las tres Tejedoras del Destino y por fin, al conseguir el ungüento debe retornar inmediatamente; pero bajo hipótesis alguna no podrá abrir el pote! Esta es la última y más compleja tarea sobre el amor y nos enseña a cultivar la sabiduría sobre la habilidad de dar y recibir: no podemos dejar que ni aún nuestra generosidad nos desvíe de nuestras prioridades. Paradójicamente, esta cuarta tarea nos muestra que amar consiste también en saber no dispersar nuestras energías: ser capaz de decir “no” a quien quiere nuestra ayuda cuando estamos concentrados en nuestros propósitos de vida. No podemos dejar que ni aún nuestra generosidad nos desvíe de la posibilidad de realizarnos. Nuestro crecimiento interno no puede quedar paralizado. Por lo tanto, precisamos tener claridad en cuanto a los propósitos de nuestra vida. Cuando nuestras prioridades no son claras, nos “ocupamos para otros” aquí y allá y al final del día no tendremos nuestras tareas cumplidas. Lama Michel Rinpoche dijo cierta vez en sus enseñanzas: “Generosidad sin beneficios en nada puede ayudar”. Algunas veces pensamos estar actuando movidos por la generosidad, pero en realidad estamos invadiendo el campo ajeno. En mi trabajo más reciente, “El Libro de las Emociones”, dedico atención especial a este delicado equilibrio entre mis, sus y nuestras necesidades cuando escribo: “En general, tenemos el hábito de ver apenas para nuestras necesidades, aún cuando pensamos ser generosos. Esta es la razón por la que es tan difícil ayudar a los demás: tenemos dificultad de percibirlas sus necesidades. De esta manera, terminamos por crear vínculos desequilibrados y neuróticos, basados en la co-dependencia". Melody Beattie escribe, en su libro Co-dependencia nunca más: “Co-dependiente es la persona que deja que el comportamiento de una persona le afecte y es obcecada por controlar el comportamiento de esa misma persona. Cuando decimos si y en realidad queremos decir no, cuando hacemos cosas que no queremos realmente hacer, o hacemos lo que cabía a los otros hacer, estamos siendo co-dependientes y no pacientes, ni aún generosos! Una actitud co-dependiente puede parecer positiva, pero, en realidad, está generando baja auto-estima y falta de confianza, pues está basada en el control de las actitudes del prójimo. La mayoría de los co-dependientes no percibe que concentran más energía en las actitudes y necesidades del otro en vez de en las propias. En otras palabras, si al dedicarnos a los otros estuviéramos abandonándonos, más adelante tendremos que confrontarnos con las consecuencias de nuestra actitud ignorante. Para concluir, vamos entonces a conocer el final de la historia: la última instrucción dada por la torre para Psique es que, al conseguir el ungüento, ella debería retornar inmediatamente y bajo hipótesis alguna podría abrir el pote! No será una sorpresa contar que su curiosidad la traicionó abrió el pote y al no encontrar nada se desmayó, cayendo en un sueño profundo, propio del reino de la muerte. En tanto, Eros, que ya había superado su sufrimiento, toma conocimiento del accidente ocurrido con Psique y vuela hasta ella, cierra el pote extinguiendo sus poderes y la despierta con un toque de su flecha. Psique, finalmente, entrega el pote para Afrodita que la perdona al reconocer su esfuerzo y capacidad para ultrapasar todas las tareas. Por fin, Zeus transforma a Psique en diosa y avisa a todos los dioses que aprueba el casamiento de ella con Eros. Así, finalmente, todo se resolvió: Eros y Psique, o sea, el Amor y el Alma, permanecerán juntos por toda la eternidad. De la pareja nace una hija llamada Placer. Al final, el mito nos enseña que para amar es preciso saber perdonar y tener compasión: tareas propias de aquellos que escogen al amor como su meta de vida.