La política tecnológica en México: enfoque teórico e implementación Mano Capdevielle * José Flores Salgado ** 1. Introducción L a tecriología e s u n factor productivo clave para elevar el grado de crecimiento, la competitividad, la productividad y la interacción virtuosa entre agentes y sectores productivos. El cambio tecnológico, orientado apropiadamente puede permitir un desarrollo económico sustentable y potenciar las posibilidades de equidad en iina sociedad. Sin embargo, éste no es un proceso espontáneo ni neutral, e incluso puede tener efectos socialmente indeseados de naturaleza económica, ambiental, social, distributiva, cultural o moral. Los procesos de cambio tecnológico h a n adquirido mayor complejidad e intensidad en anos recientes, en u n contexto de globalización de las economías que incrementa la competitividad entre naciones y organizaciones productivas. El cambio tecnológico adopta un carácter sistémico, que comprende a la totalidad de los agentes, instituciones e interacciones de u n sistema productivo dado, donde las conductas autónomas de los agentes pueden limitar el desempeño del sistema. Lo anterior plantea la necesidad de formular una nueva política tecnológica, entendida como la forma de regular y orientar el desarrollo tecnológico, para que éste sea eficiente y socialmente deseable. El presente trabajo tiene por objeto reflexionar sobre los resultados y el fundamento teórico de la política tecnológica como instrumento de desarrollo económico. En particular se analiza el caso de México durante las últimas décadas, con el propósito de evaluar los requisitos de una política apropiada para el actual contexto económico y tecnológico mundial. En primer termino se analiza el concepto y el fundamento teórico de la política tecnológica en relación con distintas corrientes del pensamiento económico actual, Profesor~invcstiga<Ior del área Economía industrial e innovación: direcció~i electrónica: ca1nj3660Qcorreo.xoc.uam.mx " Profesor-investigador del área Política ecoilóxnica y acumulación: dirección electrónica: [email protected] 24 MAMO CAPDEVIELLE / JOSE FLORES así como s u vinculación con otras formas de política pública, s u s características fundamentales y s u s instrumentos. Posteriormente, se examina la política tecnológica en México durante las etapas de industrialización por sustitución de importaciones y de apertura y desregulación de la economía del país. En particular se analiza el Programa Especial de Ciencia y Tecnología (Pecyt) proyectado para el periodo 200 1-2006. Por último, se presentan las conclusiones del trabajo. 2. ¿Qué es la política tecnológica? La política tecnológica es la estrategia y el conjunto de acciones r-lectivas tendientes a favorecer el desarrollo tecnológico, realizadas en forma deliberada por los agentes productivos, instituciones y gobiernos. El desarrollo tecnológico se expresa en mejores capacidades para producir bienes y servicios e introducir innovaciones de nuevos productos, procesos productivos y formas organizacionales. Sin embargo, las distintas alternativas que ofrece el desarrollo tecnológico pueden presentar resultados muy disímiles en términos de bienestar social. La asignación de recursos destinados a transformar las capacidades productivas mediante operaciones de libre mercado no necesariamente garantiza una mejora en el bienestar social, e incluso, puede no ser eficiente en términos dinámicos. Si consideramos que la capacidad productiva de u n a economía se expresa por la magnitud e n valor de los bienes y servicios que es posible elaborar a partir de dotaciones de recursos disponibles, la posibilidad de mejorar esta capacidad productiva desarrollando nuevos conocimientos puede ser denominada como capacidad tecnológica. La política tecnológica tiene por objeto impulsar la creación de tales capacidades mediante la regulación y orientación de la conducta de los agentes productivos, así como por el desarrollo de u n a infraestructura e institucionalidad adecuada. El gobierno es u n agente fundamental e n la definición de estas políticas como autoridad legítima para regular la conducta de los miembros de la sociedad; pero dada u n a normatividad económica que establece u n marco de referencia, los agentes productivos e instituciones públicas y privadas, deben participar activamente en la construcción y ejecución de tal política, junto con el gobierno, para garantizar s u efectividad. La normatividad debe ser tal que las conductas y estrategias de cada agente productivo, sean convergentes y contribuyan a alcanzar una mayor eficiencia y bienestar. Cuando el mercado no permite u n a asignación eficiente o equitativa de los recursos tecnológicos, el gobierno es quien debe coordinar, orientar y resolver los conflictos de intereses que genera el desarrollo de la tecnología, con la capacidad ejecutiva que posee y en representación de los intereses de la comunidad (Chudnovski, 1996; Chang, 1996; Patel, 1991; Wade, 1999: Won-Young Lee, 1997). Sin embargo, los cambios tecnológicos asociados a u n nuevo paradigma tecnoeconómico, obligan a adoptar políticas e instrumentos de naturaleza y complejidad diferente a los que predominaron en anteriores paradigmas tecnoeconómicos (Pérez, 2002). En particular se debe señalar el carácter sistémico y acumulativo de la política tecnológica, lo que obliga a s u definición en distintas escalas (rnicro, meso, macro y metaeconómico) y secuencias temporales. 3. Política tecnológica y teoría económica La teoría económica neoclásica h a desarrollado una estructura analítica consistente con herramientas útiles para la comprensión de los problemas relacionados a la asignación eficiente de recursos, sin embargo s u visión de la tecnología es muy limitada. En general la considera como u n elemento exógeno, que puede afectar en diversas formas las condiciones en que se determina el equilibrio, el cual e s considerado como el resultado de l a maximización intertemporal de u n "agente representativo". No se analizan las diferencias de intereses y conducta de los agentes, al suponer al promedio como representativo. Lo anterior lleva a aceptar la existencia de u n a relación directa entre el nivel macro y micro, dado que este supuesto es similar a admitir que sólo un agente es el que está tomando la decisión. El proceso mismo de maximización tiene como fundamento el análisis marginal, el cual es poco apropiado para evaluar un fenómeno dinámico por excelencia como lo es la tecnología (Nelson y Winter, 1982). Los economistas neoclásicos suponen que, en general, el mercado es el que mejor asigna los recursos para producir bienes y desarrollar la tecnología. Sin embargo, reconocen también la existencia de fallas de mercado que impiden una correcta asignación de recursos, y de esta forma dificultan el desarrollo y uso de las mejores prácticas productivas. No obstante lo anterior, presentan una gran desconfianza hacia las políticas gubernamentales orientadas a resolver tales fallas o les asignan u n papel muy limitado, dependiendo de las diversas corrientes al interior de este enfoque 26 MARI0 CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES teórico. En'particular enfatizan las fallas de gobierno cuyos efectos consideran pueden llegar a ser más nocivos para el bienestar que las fallas de mercado. Las fallas de mercado que con mayor intensidad pueden afectar el desarrollo tecnológico, están asociadas a la existencia de externalidades positivas o negativas, bienes públicos, e información imperfecta (Katz, 2000). El desarrollo tecnológico transforma los productos, los procesos o las organizaciones productivas. Estos cambios pueden tener efectos benéficos o perjudiciales para u n a comunidad, que difieren de los resultados privados, y por lo tanto no están estimados en los precios de mercado, sin ser considerados para la asignación de recursos, ni para la evaluación de s u s res~iltados.En algunos casos los individuos tardan mucho tiempo en identificar los beneficios o perjuicios de u n cambio tecnológico, sin que el sistema de precios pueda transmitir información al respecto. En otros, la rápida imitación de u n a innovación no permite obtener ganancias a quienes la desarrollaron, desalentando el esfuerzo innovador; o por el contrario la imposibilidad de imitar genera ganancias monopólicas y limita las prácticas más eficientes. Asimismo, el conocimiento es u n bien cuya característica fundamental es el no ser exclusivo ni contradictorio, por lo que el uso que u n individuo u organización hace del mismo no impide que el resto de la sociedad pueda también emplearlo. La tecnología requiere del conocimiento para s u aplicación en la actividad productiva, éste constituye s u insumo fundamental, por lo que existen elementos de bienes públicos estrechamente relacionados con el desarrollo tecnológico. La incertidumbre con frecuencia es muy elevada en torno a los resultados del cambio tecnológico, en u n a actividad que generalmente implica u n alto riesgo, y a u n cuando se tiene u n éxito técnico, no siempre puede resultar en u n éxito económico, dependiendo de las rentas obtenidas y s u duración en el tiempo. La información asimétrica, en algunos casos resultado de u n a estrategia deliberada de los agentes, debe también considerarse. Si el mercado no destina los recursos suficientes para u n desarrollo tecnológico apropiado, es razonable aceptar que el Estado debe promover estas actividades o crear normas e instituciones que induzcan a s u realización. Sin embargo, los recursos o las normas creadas por el gobierno pueden tener otros objetivos ajenos al bienestar social, o el gobierno puede no tener los conocimientos apropiados para alcanzar ese objetivo, lo que llevaría a una asignación social ineficiente de los recursos, considerada una falla de gobierno. Desde esta perspectiva, la política tecnológica tiene sentido ante la presencia de fallas de mercado y si s u implementación no genera mayores fallas de gobierno. Salvo situaciones evidentes, es muy dificil evaluar la magnitud de ambas fallas, y menos a ú n el saldo de s u interacción. Un resultado de lo anterior es que las posiciones políticas respecto de la conveniencia de intervenir o no en el desarrollo tecnológico tienen u n alto contenido ideológico, a pesar de ser una de las formas de regulación gubernamental más aceptadas en la disciplina. La teoría económica evolutiva y la economía institucional han aportado elementos teóricos distintos y adicionales a los presentados por la teoría neoclásica para sustentar la política tecnológica. Los teóricos evolucionistas analizan las propiedades dinámicas del desarrollo tecnológico y evalúan s u s c~nsecuenciaseconómicas, políticas y sociales. Presentan u n enfoque análogo a la biología, donde el desarrollo tecnológico no es u n proceso gradual, continuo y permanente, sino u n fenómeno discreto, a saltos, que se da en agentes y contextos particulares, asociado a revoluciones científico técnicas que representan diversos paradigmas tecnoeconómicos. El pensamiento evolutivo considera la innovación como el factor dinámico fundamental del desarrollo económico, determinado en forma endógena por los agentes productivos; los cuales son heterogéneos y alteran s u desempeño mediante procesos de aprend aje imperfectos. No todos los agentes tienen la misma posibilidad de acceder a la tecnología más avanzada, sino que esto depende de las habilidades o capacidades desarrolladas. La difusión del conocimiento es costosa, imperfecta y requiere de u n periodo para s u adquisición y dominio. Por lo anterior el sistema es heterogéneo y al pretender analizarlo como u n todo homogéneo mediante el recurso del "agente representativo", como lo hace la economía ortodoxa, se pierde la comprensión de s u dinámica y no se entiende el comportamiento d e los agentes q u e impulsan l a actividad innovadora del sistema. Asimismo, en las teorías evolutivas, el fenómeno del cambio tecnológico y las actividades innovadoras que lo determinan no se interpretan como u n resultado de equilibrio, sino por el contrario como la consecuencia de una dinámica en desequilibrio que no tiende al mismo. Los resultados agregados de la economía deben entenderse como efecto de interacciones no equilibradas entre agentes disímiles (Dosi-Bassanini, 2000). 28 M A R I 0 CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES Los economistas evolucionistas parten del estudio de casos históricos concretos d e innovación y desarrollo tecnológico sistémico, para sobre la base de u n análisis inductivo, encontrar aquellas regularidades o hechos estilizados, que permitan formular modelos interpretativos. Estos últimos con frecuencia son de menor generalidad q u e los desarrollados por los economistas neoclásicos, pero permiten incorporar otras dimensiones de análisis y comprender fenómenos fundamentales de la realidad. omitidos por la corriente dominante en la disciplina. La economía institucional incorpora u11 nuevo elemento al análisis de la conducta de los agentes productivos: las instituciones de u n a sociedad entendidas como la normatividad que regula la conducta. Donde los propios mercados son también instituciones que deben operar de acuerdo con reglas y normas, de las cuales dependerá s u desempeño. Se incorpora el análisis de factores no económicos que afectan el desempeño productivo tecnológico desde una perspectiva multidisciplinaria. En este enfoque el cambio técnico altera la conducta económica, las relaciones de poder político y los valores culturales de una sociedad y es al mismo tiempo determinado por éstos. A diferencia de la economía neoclásica, los enfoques institucionalistas y evolucionistas consideran que la acción de regulación gubernamental para el desarrollo tecnológico requiere u n enfoque sistémico que permita u n a planeación general, determinando metas, prioridades y procedimientos para la implementación y posterior evaluación de u n a política tecnológica. Esto implica analizar el sistema productivo y tecnológico como u n todo, evaluando los efectos de las políticas específicas en ese sistema, tanto por acción u omisión, y considerando también otros elementos de carácter normativo. Desde esta perspectiva teórica, la politica tecnológica debe procurar superar no sólo fallas de mercado. Al identificar el carácter sistémico de la tecnología y la existencia de sistemas productivos e innovadores más apropiados para inducir el desarrollo, la politica debe procurar la gestación de tales sistemas. Al suponer la desigualdad de los agentes y de s u s conductas, se deben considerar políticas e instituciones de diferentes características, orientadas hacia los mismos. Al aceptar el carácter dinámico y acumulativo de la tecnología, deben pensarse políticas de largo plazo, sin interrupciones y cambiantes según el contexto especifico. Deben considerarse también factores no económicos de naturaleza cultural, histórica, geográfica. etcktera. Vista desde esta perspectiva la tecnología no es algo dado que puede cambiar en forma aleatoria o exógena a la actividad productiva. Es un fenómeno dinámico y sistémico. Lo hecho en el pasado afecta las capacidades futuras y por tanto lo que se haga hoy condiciona el futuro inmediato. Asimismo el carácter sistémico hace inconveniente el actuar en forma aislada sobre mercados, bienes o procesos, sino que requiere de acciones que consideren el conjunto del sistema social y productivo. 4. Ciencia y tecnología: una relación compleja El cambio tecnológico es resultado de muy diversas acciones de agentes, organizaciones e instituciones públicas. S u orientación es necesaria para garantizar una dinámica virtuosa y comprende múltiples políticas públicas. La política tecnológica está estrechamente vinculada a la política científica, educativa, fiscal, macroeconómica, regional e industrial. En cada una de éstas, es necesario incluir acciones vinculantes a la política tecnológica: 1) procurar que el desarrollo científico pueda tener aplicaciones productivas directas o bien orientarlo hacia las disciplinas o subdisciplinas donde existen mayores posibilidades de aplicación productiva, en u n contexto histórico y geográfico determinado, 2) garantizar que la educación y en particular la calificación profesional sea la apropiada para los requerimientos productivos, y en general que no existan factores estratégicos que se transformen en "cuellos de botella" al desarrollo tecnológico, 3) inducir la demanda de productos de alta tecnología, para facilitar la difusión tecnológica a ellos asociada, 4) crear u n contexto macroeconómico que favorezca el desarrollo de actividades innovadoras, 51 analizar los requerimientos tecnológicos de mercados específicos, por productos, clusters o regiones, entre otros. En este sentido, la política tecnológica tiene u n carácter "transversal", en vinculación estrecha con otras múltiples políticas públicas. Tradicionalmente, se h a entendido a la tecnología como u n a aplicación productiva del desarrollo científico. Es por eso que con frecuencia se asocia en u n mismo concepto a la política "científica y tecnológica". Es indiscutible el vinculo entre la ciencia y la tecnología, así como el papel del desarrollo científico en las nuevas 30 M A R I 0 CAPDEVIELLE / .JOSÉ FLORES t.ecnologías. En la actualidad, en los campos tecnológicos más avanzados e s difícil encontrar u n límite claro entre u n a y otra dada s u estrecha vinculación. A diferencia del modelo schumpeteriano original, en algunos casos el desarrollo tecnológico presiona e impulsa el desarrollo de las ciencias, incluso, invirtiéndose la secuencia ciencia-tecnología. Sin embargo, en términos de políticas de Estado es fundamental la diferenciación entre ciencia y tecnología, en particular para el caso de las economías menos avanzadas. La ciencia puede desarrollarse y difundirse en algunos campos a grados de excelencia, sin tener aplicación productiva alguna, ni ser objeto sistemático de planificación. Se requiere u n grupo humano altamente calificado, que en u n mundo global puede ubicarse en las proximidades de la frontera del conocimiento, al vincularse con otros sistemas científicos. La tecnología, en cambio, está indisolublemente ligada a la actividad productiva y s u s resultados deben ser cuantificables y apropiables. Es necesario que exista u n sistema produ tivo e innovador integrado por empresas e instituciones poseedoras de la cultura y capacidad para vincularse, desarrollar y apropiarse de los resultados de la actividad innovadora, que es u n a modalidad fundamental de competencia (Patel, 1991). En particular, en las economías menos desarrolladas es posible observar que la ciencia presenta una trayectoria alejada del desarrollo tecnológico local. La modalidad de desarrollo de América Latina, durante la industrialización por sustitución de impoi-t:?cionesy con posterioridad durante la apertura comercial, no generó u n a demanda significativa de innovaciones locales por parte del sector productivo, lo cual obligó a enfatizar el elemento "científico" de las políticas gubernamentales, subordinando e! contenido "tecnoiógico" (Pérez, 2002). El problema no e s el divorcio entre la ciencia y la tecnología, sino la falta de articulación sistémica del conjunto de las políticas públicas y privadas, en torno al desarrollo de capacidades productivas y tecnológicas locales y globales en forma simultánea. No es posible, ni conveniente, u n a relación forzada y en u n a sola dirección entre la ciencia y la tecnología. Con tal fin, es necesario ver a la tecnología como una unidad de análisis en vinculación sistémica con muchas otras actividades a las que se orientan y regulan distintas políticas públicas, priorizando los diferentes objetivos de cada una de ellas. Estas actividades y políticas son la cultura, educación, el ambiente, el sistema financiero y fundamentalmente la actividad productiva, objeto de la política económica cen general e industrial en particular. En este sentido, y paradójicamente, el análisis sistémico amplio de la politica tecnológica implica no asociarla con la política científica en forma unidireccional, directa y lineal, sino como parte de u n sistema más amplio y complejo. 5. Tipos y herramientas de la política tecnológica La política tecnológica por s u naturaleza es de largo plazo, aun cuando s u s objetivos específicos suelen alterarse y adaptarse a lo largo del tiempo, dado que no es posible alcanzarlos en el corto plazo. La intención de transformar la estructura productiva o posibilitar cambios en actividades específicas requiere de u n periodo suficientemente largo aunque acotado. Existen diversos tipos de política tecnológica que pueden ser definidos en relación con los instrumentos empleados para s u realización así como por el objeto de aplicación de la política. En la medida en que la politica tecnológica pretenda inducir la conducta de las empresas u otros agentes productivos ésta se identifica con la politica industrial o es parte de la misma. Pero al mismo tiempo, como se indicó antes, es más que politica industrial, pues debe vincular actividades que están fuera de los mercados y las empresas. La política tecnológica puede ser activa o pasiva. En el primer caso, el Estado act-lia con el objetivo de afectar la asignación de recursos que efectúa el mercado, y en el segundo sólo gzrantiza la operación del mismo. Este adjetivo se refiere a la naturaleza de la intervención y no necesariamente a la intensidad de la misma. Puede tener por objeto el fomento a la demanda o a la oferta de bienes y servicios tecnológicos. En el primer caso el Estado facilita recursos e información, para que las empresas demanden nuevas tecnologías. En el segundo, ofrece directa o indirectamente bienes y servicios tecnológicos, o subsidia la producción y prestación de algunos de éstos. Puede ser vertical u horizontal. La primera afecta a u n sector productivo definido, a la estructura sectorial, o algún agregado intermedio (Cluster, encadenamientos productivos o tecnológicos, demandantes de una tecnología especifica, etc.); mientras que la segunda no discrimina entre sectores, comprende a todos los agentes de todas las actividades económicas. En este último enfoque, la política no considera la discriminación aunque s u s resultados sí pueden provocarla. Otorgar condiciones iguales a agentes desiguales generalmente produce una discriminación hacia alguno de éstos,- 32 MAMO CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES que puede estar justificada o no por razones de eficiencia. Se delega, de esta forma, la orientación de los desarrollos sectoriales específicos al proceso espontáneo de mercado. Puede ser directa o indirecta. La primera tiene efectos sobre la operación de u n mercado específico, grupos de mercados o el conjiinto de éstos. La segunda tiene por objeto el desarrollo de los insumos que emplean los mercados: por ejemplo, la politica de factores (tecnología, infraestructura, organización). La politica tecnológica e industrial indirecta puede también ser llamada "estructural" u onentada por el mercado. Generalmente, todos estos tipos de política se usan en forma simultánea y complementaria, aunque distintas concepciones teóricas difieren sobre la conveniencia de unas u otras. Las herramientas' de política tecnológica son acciones específicas que al ser adoptadas por el gobierno y los agentes productivos permiten lograr distintos objetivos. En general, u n mismo objetivo puede ser alcanzado con distintas herramientas, y la naturaleza e intensidad relativa de las mismas define la orientación ideológica de u n a politica. Es comúnmente aceptado que una misma herramienta no debe tener más de u n objetivo de politica, y para evaluar la eficiencia de ésta deben considerarse el conjunto de s u s efectos, en el largo plazo, sobre el desempefio económico. Podemos especificar tres tipos básicos de herramientas. Los primeros implican la acción gubernamental mediante transferencias directas de recursos. El gobierno destina mediante subsidios fondos para la realización de actividades de fomento, o bien se imponen cargas fiscales diferenciales que incentivan o limitan el desarrollo de actividades o prácticas seleccionadas. Los segundos se refieren a normas establecidas por la autoridad gubernamental tendientes a inducir, orientar u obligar a la realización de determinadas acciones por parte de los agentes productivos. Tienen por objeto modificar directamente la conducta de los agentes productivos. Por último, el Estado puede crear organizaciones autónomas con objetivos específicos de regulación, para los que se disponen de ' El concepto de herramientas de politica científica y tecnológica fue definido en el contexto del Proyecto Herramientas de Política Científica y Tecnológica (HPCT) desarrollado e n el Centro Internacional de Investigación sobre el Desarrollo en Ottawa (IDRC). como el "conjunto de estrategias y métodos que se utilizan para poner en practica u n a politica dada". Véase Wad, 1994 y ir)ric. 1979. recursos y/o se delegan capacidades de normar, y en las que participan distintos agentes productivos y el gobierno mismo. Estos tipos básicos de herramientas deben ser empleados en forma articulada y es frecuente que u n subsidio esté asociado a normas para s u obtención que son reguladas por alguna institución autónoma o gubernamental. El hecho fundamental es que empleando los diversos tipos de herramientas de politica tecnológica, el gobierno y el conjunto de los agentes productivos puedan construir u n sistema de producción e innovación apropiado para las necesidades y capacidades de una sociedad, que contemple las dimensiones sectoriales y regionales, y permita u n a dinámica virtuosa con la creación de nuevas capacidades acordes a la evolución de la economía y tecnologia mundial. 6. Características generales de la politica tecnológica en México La politica de desarrollo tecnológico tuvo reconocimiento formal, juridico-administrativo, a partir de los años setenta cuando se observó e imitó la tendencia institucional mundial de considerar a la actividad cientifica y tecnológica como elemento determinante del desarrollo e c o n ó m i c ~Resultados .~ de lo anterior han sido la creación, aplicación y extensión de instituciones públicas y privadas para el fomento de la investigación científica y tecnológica en el territorio nacional. No obstante, la creación de capacidad tecnológica local ha tenido como aspecto característico s u rezago respecto de la dinámica de s u desenvolvimiento en el ámbito m ~ n d i a l . ~ Sin embargo, las políticas de industrialización anteriores al planteamiento formal de una política tecnológica explícita, indujeron conductas en los agentes productivos que favorecieron algunas actividades de desarrollo tecnológico. Estas actividades no se diferenciaron de la decisión de producir, y en ellas estaba implícita Cabe mencionar. por ejemplo, la creación del Conacyt en 1970 como institución central para la formulación de política científica y tecnológica en México. Sin embargo, sólo después de casi tres décadas se dispuso formalmente de un marco legal que definió la orientación del gobierno en el impulso y desarrollo de la investigación cientifica y tecnol6gica. En México se han elaborado n~últiplespropuestas de políticas para desarrollo tecnológico. sustentadas en diversos métodos y concepciones teóricas. Un trabajo que contiene parte de éstas es el realizado por Nacional Financiera. Testimonios del mercado d e ualores, Tomo V , "Desarrollo industrial y tecnología". G. Bueno y D. Tótoro (coordinadores), México, 1990. 34 M A N O CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES e inherente la vinculación productivo-innovadora. Con posterioridad. muchos de los programas formales de desarrollo tecnológico, carecieron de esta vinculación y enfatizaron s u articulación con la actividad científica. Debe considerarse que la calidad de los requerimientos tecnológicos fue creciendo al incrementarse la complejidad de los procesos productivos y productos elaborados con el transcurso del tiempo, sin que la oferta interna, de por si insuficiente, evolucionara al mismo ritmo. 6.1 La indus trialízación por sustitución d e importaciones El periodo de la industrialización por sustitución de importaciones ( M ) , que abarcó casi cuatro décadas a partir de los años cuarenta, constituyó u n a estrategia económica caracterizada por una política de protección y estímulo del sector industrial local, así como por la amplia participación del Estado. La aportación del Estado comprendió tanto el desarrollo de infraestructura y la provisión de insumos industriales baratos, como la actividad productiva directa mediante empresas estatales estratégicas. El desarrollo industrial se sustentó en u n a estrategia de fomento, misma que inducía el desarrollo tecnológico local. En algunos casos, este desarrollo sólo implicaba el copiado y la adaptación de tecnologías; pero en otros, y en general en u n a fase más avanzada por la sustitución de importaciones de bienes complejos, s e desarrollaron actividades de ingeniería y aprendizaje. Por lo anterior podemos identificar que en los inicios de la ISI no existió u n a política tecnológica formal. Más bien, ésta tuvo u n carácter implícito que, en la práctica, se vinculó a las necesidades productiva.s de los agentes económicos, dentro de u n paradigma tecnoeconómico maduro y estable que facilitaba la imitación en el contexto de alta protección e intervención estatal. Dado que los problemas tecnológicos eran u n a restricción para el desarrollo industrial y los mecanismos de mercado no lograban resolver las demandas de los nuevos industriales, el Estado procuró satjsfacerlas directa o indirectamente. Se crearon con tal fin laboratorios para atender las demandas tecnológicas de empresas productivas 4 o di- " Por ejeniplo los Laboratorios Nacionales de Fomento Industrial. 1948: que curnplieroil un destacado papel en el apoyo a la industria química y manufacturera en general. LA POLITICA TECNOLÓGICA EN MEXICO.. . 35 visiones de apoyo tecnológico a empresas pública^.^ La identificación de una "politica tecnológica implícita" está referida a la existencia de una política industrial activa orientada al desarrollo del mercado interno, que no corresponde con u n a concepción del desarrollo tecnológico nacional en sí, sino que está orientada a situaciones concretas y específicas (IDCR, 1979 y Pérez, 2002). Posteriormente, y a imitación de las economías más desarrolladas, se formuló una política tecnológica explícita con una concepción totalizadora, entendida como aquella que posibilita una aplicación productiva del desarrollo científico; la cual se asoció en forma lineal y directa a la política científica. Por lo tanto, las políticas implrmentadas consideraron a la CyT como semejantes en tratamiento; e identificaron, desde entonces, a las políticas científica y tecnológica en un mismo concepto. Se crearon organismos para actuar simultáneamente y con las mismas herramientas sobre ambas políticas y se presumió la existencia de u n "sistema" de CyT; no obstante lo anterior, la acción pública no logró dar coherencia a s u s instituciones. En conse cuencia, como planificador de CyT, el Estado no tiivo mejor éxito por falta de instrumentos adecuados, en calidad y magnitud, que permitieran dinamizar u n proyecto innovador de mayor envergadura [Katz, 1993). Sin embargo, cabe destacar que a pesar de la ausencia de u n plan avanzado e integrado de tecnología, en el país se implementó una politica tecnológica de carácter adaptativo e incrementa-1, lo cual permitió desarrollar capacidades tecnológicas y, con éstas, las bases tecnológicas de una parte importante de las empresas nacionales exitosas que hoy perduran. En términos generales, durante la I ~ I las , políticas tecnológicas experimentadas se caracterizaron por ser activas, directas, verticales y de fomento a la oferta. El esquema productivo se apoyó, sin embargo, en la importación de tecnologías maduras (representadas básicamente por bienes de capital] que respondían a los requerimientos operativos del tipo de producción existente (Conacyt,2001). Pese a los esfuerzos desplegados, y a algucos logros considerables, la rs~se sustentó en la transferencia de tecnología extranjera, sin alcanzar las fases de adaptación a las condiciones del mercado, Las á r e a s d e apoyo d e l a s e m p r e s a s pul-'icas q u e requerían d e i n s u m o s tecnológicos avanzados con posterioridad s e constituyeron en instituciones independientes y autónomas, tales como el Instituto Mexicano del Petró! o el Instituto d e Investigaciones Eléctricas. 36 M A R I 0 CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES aprendiza-je y generación autónoma. El resultado desfavorable se mostró en la baja capacidad tecnológica del sector productivo del pais así como en la escasa demanda de conocimientos tecnológicos generados domésticamente (Albornoz, 2001). Las innovaciones mayores, clave de la dinámica industrial, s e siguieron importando con lo cual se condicionó el avance de la industrialización. En este escenario, las características propias de la estrategia tecnológica de la ISI no generaron una demanda significativa de conocimientos tecnológicos desarrollados localmente; mientras que, en contraste, las políticas económica e industrial fueron diseñadas para lograr un rápido crecimiento económico interno basado en los avances del capital y de la tecnología del exterior. El fácil acceso a tecnologias foráneas fue favorecido por el proteccionismo local, el financiamiento público y el lento desplazamiento de la frontera tecnológica internacional durante aquel periodo. Sin embargo, el ímpetu del crecimiento doméstico se perdió al final de los años setenta. Hubo factores que incidieron de manera clara en la tendencia que asumió la estructura de la producción del pais durante la i s i . Dentro de éstos, destacan la importación selectiva, los altos aranceles y el proteccionismo comercial que aseguraba la demanda interna. Estos factores e n conjunto influyeron para que las empres a s no s e vieran en la necesidad de mantener u n ritmo constante de innovación de productos, ni de actualizar o incrementar s u s capacidades productivas y tecnológicas (Urquidi, 1991). Esta fue una razón por la cual en la última etapa de la ISI el desarrollo tecnológico incorporado a la producción industrial descansó en la inversión extranjera directa ( IED ) y en la transferencia de tecnología desde el exterior, en particular mediante la importación de maquinaria y equipo. Después de u n largo periodo, a pesar de haber motivado el crecimiento de la economía y de las manufacturas, la ~srno logró resolver problemas de esta naturaleza. Para los afios setenta se constató que el país no había logrado edificar una plataforma científico-tecnológica sólida. El sector industrial, pudo acceder con facilidad a tecnologias externas, contemplar al complejo de CyT como u n lugar para resolver problemas rutinarios, y descansar en la IED y la transferencia de tecnología externa como fuentes principales del dinamismo tecnológico. En este contexto, sin embargo, hubo esfuerzos intramuros a partir de innovaciones que alcanzaron importancia en algunas ramas como las metal-mecánicas (Chudnovsky y López, 1996). Los mercados domésticos, prácticamente cautivos, garantizaron tasas de ganancia pero inhibieron la búsqueda del incremento de la productividad, provocando que las empresas no generaran tecnología que atendiera las exigencias particulares de s u s mercados. Al mismo tiempo, las condiciones en que se realizaba la importación de tecnología desanimaron la creación de sectores especializados orientados hacia esta actividad. El caso de la producción de bienes de capital fue u n ejemplo de lo expuesto. Todo lo anterior determinó que el sector industrial importara parte sustancial de la tecnología requerida por la producción interna, sin agregar valor tecnológico doméstico, y desarrollando una cultura productiva tendiente a menospreciar la importancia de la inversión en tecnología (Hernández, 200 1). Estos factores limitaron tanto el surgimiento como el desarrollo de los mercados de tecnología; por lo que, finalmente, la política de CyT (excepto la transferencia de tecnología) no se integró en el marco más amplio de las políticas económicas e industriales de aquel periodo (Chudnovsky y López, 1996). 6.2 La política de apertura y desregulacióneconómica El colapso del modelo de desarrollo por Sustitución de Importaciones en México, manifiesto en la fuerte crisis de la economía en el umbral de los ochenta, dio lugar a la política de apertura y desregulación de la economía, misma que h a sido sostenida con algunas diferencias de matices desde ese momento. A partir de los años ochenta, las políticas económica, industrial y tecnológica se fundamentaron en u n modelo de reformas estructurales con el objetivo de fomentar la competitividad internacional de la actividad industrial en el cambiante orden internacional. El objetivo de estas políticas era facilitar el paso de las ventajas comparativas a las ventajas competitivas mediante mecanismos de mercado, en el supuesto que se debería rebasar el estrecho marco de la dotación de factores entre economías e insertarse en el amplio espectro de la "generación de capacidades tecnológicas", investigación y desarrollo, innovación, gestión, etcétera (Conacyt, 2001). En el acelerado proceso de cambio tecnológico, inherente al nuevo paradigma tecnoeconómico, en un contexto de apertura y desregulación de la economía que facilitó el avance de las tendencias globales, planteó nuevas necesidades de conocimiento tecnolbgico para paises como México. Entre otros aspectos, esta agenda 38 M A N O CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES de nuevas necesidades señaló que el avance tecnológico no sólo se apoya en capital físico y recursos humanos, sino que requiere también de una base sólida de información y aprendizaje. Asimismo la tecnologia requerida es de naturaleza diferente, no sólo por s u mayor complejidad, sino porque requiere un esfuerzo articulado e intenso de muy diversos agentes productivos e instituciones, en la totalidad de las actividades productivas, en particular en aquellas que está11 mas expuestas a la competencia internacional. Las políticas gubernamentales para el desarrollo tecnológico durante este periodo procuraron ser de carácter horizontal, pasivas, indirectas y de fomento a la demanda de tecnologia. El carácter horizontal es resultado de la intención manifiesta de no interkrir en la selectividad que determina el mercado, renunciando a ser el Estado quien "elija sectores ganadores" a los que dé un trato privilegiado. Se abandona así la política de desarrollar actividades "estratégicas" y la tecnología por ellos requerida, aunque en los hechos las políticas sectoriales específicas permanecieron en u n a magnitud menor. A la falta de selectividad, se suma el carácter predominante pasivo de las políticas, donde el gobierno no genera y ofrece servicios o bienes tecnológicos, ni regula directamente la conducta de los agentes, lo cual alteraría la operación de los mercados. S u esfuerzo fundamental se orienta a desarrollar factores, en particular capital humano e información tecnológica, para en Sorma indirecta inducir el desarrollo tecnológico. La idea asociada al fomento de la demanda de bienes y servicios tecnológicos, es que ésta generaría la oferta nacional o internacional de los mismos, en la frontera del conocimiento, y permitiría una mayor eficiencia. Las herramientas y el esfuerzo realizado durante este periodo, que se caracterizó por el relativo estancamiento de la economía y la búsqueda del equilibrio fiscal, fueron en general muy reducidos, tanto por el gasto público asociado al mismo como por las transformaciones institucionales que procuraron. En este último aspecto, los cambios institucionales estuvieron dirigidos a concluir con organizaciones y regulaciones que se originaron en la ISI, las que en general no operaban con eficiencia. En otros casos se transformaron o "jibarizaron" instituciones, las que fueron administradas con u n criterio mercantil para el que estaban mal capacitadas 6 " Alg~inasinstituciories como los LANFI se eliminaron creando otras organizaciones c u y a eficieiicia no ha sido apropiada. Otras en cambio. fuero11 obli- El periodo analizado de apertura y desregulación no h a concluido, y en la actualidad es claro que el tema de desarrollo tecnológico es u n a "asignatura pendiente" de la mayor relevancia, que es posible evaluar a partir del análisis del esfuerzo y desempeño tecnológico en el mismo. 7. Esfuerzo y desempeño tecnológico en México Con base en información disponible, es posible constatar la carencia estructural en el ámbito de la CyT en el país. El precario desarrollo tecnológico del país durante este periodo es resultado de varios factores. Entre éstos podemos identificar a los escasos recursos financieros destinados al fomento de la tecnología desde los ámbitos público y privado, el desgaste de las instituciones encargadas de coordinar la actividad tecnológica, el hecho de que la poiítica tecnológica no haya ocupado lugar destacado en las políticas económica e industrial del pais y la convicción de la superioridad del mercado sobre la acción p ú b l i ~ a . ~ En especial, dentro de estos factores, los escasos recursos financieros que se destinan a investigación y desarrollo (IyD) ponen de manifiesto las limitaciones del desarrollo tecnológico del pais. Cuando se analiza el gasto del país en IyD en relación con el producto, los resultados exhiben s u debilidad. El Cuadro 1 muestra los indicadores del gasto en IyD en proporción al Producto Interno Bruto (PIB) y la posición competitiva de algunos países considerados en u n estudio de competitividad internacional (Conacyt, 2000). Sin duda, la inversión en investigación y desarrollo es factor determinante e n la posición competitiva entre países. Según la información disponible, para el 2000, México fue superado en este aspecto no sólo por países con amplia experiencia en industria y tecnología, sino también por países que presentaban características similares a las de México hace aproximadamente tres décadas, como son los ejemplos de Brasil, España y Corea. Por el nivel del gasto en IyD en relación con el PIB, México se ubicó en la posición 41 de 49 países considerados en u n estudio de la OCDE. gadas a ser "autosiificieiites" vendiendo servicios para los que no estaban calificadas e implicaba cambiar su naturaleza de investigación y desarrollo. Cabe llamar la atención aquí que en las políticas de incentivo a la IED y en los acuerdos pactados de libre comercio. el capítulo de CyT ha sido tratado sin el énfasis apropiado para favorecer la adopción y asimilación de tecnologías de vanguardia con base en s u articulación al sector productivo. MAFUO CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES Cuadro 1 Gasto en investigación y desarrollo como proporción del (2000) MS GIDE/PIB Posición competitiva (1) l Estados Unidos 1 2.65 Alemania 12 2.44 Canadá 1.58 19 Brasil 21 0.9 1 0.90 23 España 41 0.40 México k PIB 1 - GIDE: Gasto en investigación y desarrollo. "' Según investigación del International I~lstitutefor Managernent Development. Fuente: elaboración propia con base en ~ C D E .Main Scierlce a n d Technology Indicators, 200 1. El gasto en IyD se destina a tres tipos de proyectos de investigación: básica, aplicada y de desarrollo experimental. En particular, el gasto en desarrollo expenmental es el que incide sobre la transformación del conocimiento de CyT en nuevos productos, procesos y servicios (Conacyt, 200 1). En consecuencia, u n a evolución favorable para la estructura de la inversión en CyT indicaría el predominio paulatino del gasto en IyD en desarrollo experimental sobre el destinado a investigación aplicada y de éste sobre el de investigación básica. El Cuadro 2 expone información de paises que presentan u n a tendencia sistémica de inversión en CyT de larga trayectoria como Estados Unidos (con casi 6 1% de s u gasto total en IyD en proyectos de desarrollo experimental), y de experiencia más reciente como Corea (con 58%).En contraste, México, además de s u retraso en el gasto en IyD, presenta u n desfase en cuanto al gasto destinado a s u desarrollo tecnológico ya que sólo 29 por ciento de s u precario gasto total en IyD se destina al desarrollo experimental. Información adicional señala que, por ejemplo. entre 1970 y 2000, el ingreso per-cápita medido en dólares corrientes creció 3.8 veces en México, pero en Brasil lo hizo en 6.3, en España en 7.4 y en Corea en 25.3 veces. En el mismo sentido, la inversión en CyT como porcentaje del PIB se multiplicó en México por 2 , mientras que en Brasil por 4.5, en España por 5 y en Corea por 9 veces. Cuadro 2 Gasto en investigación y desarrollo por tipo de actividad Distribución porcentual País Estados Unidos (1999) Corea (1997) España Investigación Investigación Desarrollo básica aplicada experimental 16.3 22.9 60.8 13.3 22.8 28.5 38.8 58.2 38.4 23.3 47.7 29.0 ( 1998) México (1997) Fuente: elaboración propia con base en OCDE, Main Science and Technology lndicators. 2001. Cabe destacar en este aspecto que si la baja inversión en CyT h a sido u n elemento que afecta a la posición competitiva de México en el escenario internacional, habría que agregar también la pobre participación del sector privado mexicano en este renglón a diferencia de lo que ocurre en otros países, cuya posición era parecida años atrás, pero que en la actualidad el sector privado aporta el mayor porcentaje del gasto destinado al apoyo de la tecnología. Para 2000, la participación de la inversión privada en la inversión nacional en IyD fue de 24 por ciento, en Brasil de 40 por ciento, en España de 50 por ciento y en Corea de 73 por ciento (Cuadro 3). En consecuencia, la participación del sector público en el gasto en IyD en México (76%)contrasta no sólo con la estructura de financiamiento de los países industriales (donde las empresas aportan, aproximadamente, las dos terceras partes del gasto total) sino también de países atrasados. Otro elemento clave de competitividad entre países e s el personal total dedicado a CyT. Para 2000, México contaba con 20 596 investigadores, pero sólo 19 por ciento tenía u n a relación directa con el sector productivo; mientras que España tenía 26 por ciento, Canadá 56 por ciento y Corea 68 por ciento. En este caso, Brasil sólo tenía 8 por ciento de s u s investigadores en el sector productivo (Cuadro 4). MAMO CMDEVIELLE / JOSÉ FLORES Cuadro 3 Participación por sectores en el gasto en investigación y desarrollo (2000) Estados Unidos Brasil Espaiia Corea México 1 privado 66% 40% 50% 73% 24% 34% 60% Fuente: elaboración propia c o n base e n o c D E , Basic Science arid Technology Statistics. 1999 Edition. y RiCyT. El Estado d e la ciencia, 2000. Cuadro 4 Recursos humanos en investigación y desarrollo 1999 País Sector público 1 (%1 Estados Unidos Corea Canadá España México (2000) Brasil 19.9 31.7 80.1 68.3 Sector privado Total (personas) 1 114 100 134 586 Fuente: elaboración c o n base e n OCDE. Main Science a n d Tecl-ir-iologyIndicators, 2000. Indicadores como los anteriores destacan el rezago de la tecnologia en México. Por tanto, cuando s e reflexiona sobre las políticas tecnológicas alternativas en el país debe tomarse en cuenta la debilidad de CyT y la deficiente infraestructura que la acompaña. Otro de los factores negativos de la situación en CyT e s el carácter estructural de la fragilidad de los vínculos entre el Estado, la comunidad científica y la sociedad (Albornoz, 200 1). En la actualidad, los escasos recursos destinados a IyD, la baja participación del sector privado, la crisis de las instituciones y organismos dedicados a CyT y el hecho de que la tecnologia no haya ocupado lugar destacado en la política económica en México, sugieren que en los hechos, prime el laissezfaire (dejar pasar, dejar hacer) como elemento relevante de la política tecnológica en el país. Si se analiza el Gasto Federal en Ciencia y Tecnología como proporción del Producto Interno Bruto (GFCYT/PIB) y como proporción del Gasto Público [GFCYT/GPSPF), es posible observar que para el primero no sólo es evidente s u bajo nivel absoluto, sino s u tendencia al estancamiento; mientras que para el segundo, a pesar de mostrar una tendencia positiva, ésta h a sido resultado de la reducción en el gasto público como proporción del PIB y no del crecimiento del gasto en CyT (Gráfica 1). Otro indicador del rezago tecnológico se observa en la infraestructura representada, básicamente, por las instalaciones de las instituciones de educación superior, el sistema SEP-Conacyt,centros de investigación especializados y algunos sectores como salud, agropecuario, transportes y ambiente. La baja inversión h a hecho que esta infraestructura muestre tres características principales: ser limitada en relación con los estándares internacionales, tener una reducida vinculación entre la oferta de apoyo tecnológico y las necesidades de conocimiento de la industria, y presentar una estructura dual con u n porcentaje reducido de grandes empresas con amplias posibilidades de cambio tecnológico y u n alto porcentaje de ~nicro,pequeñas y medianas empresas casi inmóviles en materia tecnológica (Conacyt, 2001). En relación con la calidad de los recursos humanos disponibles. ésta es baja con u n a proporción reducida aunque creciente que alcanza u n a escolaridad de grado superior. Asimismo, existe un alto porcentaje del empleo de carácter informal que representa más del 50 por ciento de la población económicamente activa, el cual obtiene muy bajas remuneraciones, esto se constituye en u n desincentivo a la calificación del trabajo. Los empleos que se generan por las actividades productivas más dinámicas asociadas a los procesos de producción globales, son en general de baja calificación y remuneración. Por lo anterior, podemos concluir que el modelo de desarrollo demanda u n empleo poco calificado, a pesar de que en algunos sectores existan carencias de personal capacitado. Finalmente, las estadísticas sobre patentes son u n indicador del desempeno tecnológico utilizadas con frecuencia en las economías desarrolladas para medir el avance tecnológico. En México, sin embargo, no es u n indicador relevante, entre otras causas, por MARI0 CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES Gráfica 1 Gasto federal en ciencia y tecnología Porcentaje Fuente: GFCYT-Conacyt.varios años. la poca relación que la IyD establece con el sector productivo interno por lo que s u número es bajo y con tendencia descendente para las patentes de residentes (Cuadro 5). Para el lapso 1990-2000, las patentes registradas en Estados Unidos por residentes en México fueron sólo 522; por s u parte, Brasil tuvo u n registro superior en 36 por ciento, Espana de casi 4 veces mayor y Corea registró u n número de patentes 33.7 veces más grande que el registro de México. La falta de dirección, la desarticulación de la oferta de CyT y la escasa propensión a la innovación tecnológica que se observa en el sector productivo, hacen que la tradicional brecha entre oferta y demanda local esté lejos de cerrarse. En efecto, la orientación de la conducción económica considera a la tecnologia como variable exogena y al laissezfaire como la mejor política tecnológica, donde el pilar de la estrategia oficial para este objetivo ha sido la apertura de la economía a los flujos internacionales del comercio, el capital y la tecnología (Chudnovsky, 1996). Cuadro 5 Patentes registradas en Estados Unidos (1990-2000) País 1 Número de patentes 708 676 Estados Unidos 1 Corea 1 17 570 1 España 1 937 Brasil 711 México 522 Fuente: USPTO, Base de datos, 2001. La incorporación de activos tecnológicos extranjeros ha sido una base importante para cualquier política de modernización. Sin embargo, por sí sola resulta insuficiente; por ello, la necesidad de introducir la otra dimensión de las capacidades tecnológicas; es decir, las políticas o propuestas internas. De ahí la importancia de difundir esquemas alternativos a este tipo de estrategias y propuestas internas. 8. Programa especial de ciencia y tecnologia, 2001-2006 El Programa especial de ciencia y tecnologia (Pecyt) 2001-2006, representa la propuesta de la política tecnológica del actual gobierno. En lo general, es u n a propuesta con un enfoque empresarial, en tanto percibe la problemática tecnológica, y en particular s u gestión, con una racionalidad empresarial. Asimismo, pretende la vinculación de la actividad pública de Ciencia y Tecnología con la del sector privado. Esta propuesta parte de u n diagnóstico que destaca dos ámbitos de análisis relacionados. Por u n lado, el ámbito internacional resalta el esfuerzo de países que alcanzaron avances tecnológicos apoyados por la creación de infraestructura nacional de ciencia y tecnología, y que fueron capaces de seguir alimentando este proceso con nuevos avances en el conocimiento. Por el otro, el ámbito nacional refiere que en México, a pesar de algunos esfuerzos para incorporar u n patrón de desarrollo exitoso creando infraestructura 46 MAMO CAPDEVIELLE / JOSE FLORES básica de CyT, la falta de continuidad h a sido u n a característica constante donde se h a omitido apoyo a factores clave como son los esquemas legales y financieros apropiados (Conacyt, 200 1). Ambos aspectos, legales y financieros, no incorporados plenamente en las políticas tecnológicas implementadas en el país, se pueden identificar de manera más desagregada en dos tipos de factores: los cualitativos donde se ubican el marco legal y las prioridades, y los cuantitativos donde s e e n c u e n t r a n el apoyo presupuesta1 del gobierno y la participación del sector privado en la inversión en tecnología. De acuerdo con el Programa, dentro del ámbito descrito en el párrafo anterior. el establecimiento de prioridades temáticas o sectoriales como visión estratégica de capacidades distintivas del país ha sido u n aspecto que no h a encontrado expresión en la anterior política nacional de CyT. J u n t o a éste, el esfi~erzoobservado para impulsar y capitalizar las actividades tecnológicas a partir de la evolución de la inversión en este renglón h a sido limitado, convirtiéndose en u n factor que afecta de manera determinante la posición competitiva del país en el contexto internacional. Además de considerar que la participación del sector privado en la inversión total en CyT h a sido muy baja. Ante este panorama poco alentador, las propuestas del Pecyt destacan la relevancia de la CyT como variables estratégicas del cambio estructural para el desarrollo del país en u n proceso de largo plazo que contempla cuatro fases para alcanzar u n a situación dcseat~ledel avance científico y tecnológico del país (Tabla 1). Tabla 1 Fases de la visión 2025 sobre ciencia y tecnología en México Fase Primera 1 Periodo 1 2001-2006 1 Propuesta Estructura institucional de un 1 Tercera 1 Cuarta Fuente: Programa especial de ciencia y tecnologia 2001 -2006, Conacyt, México, 2001. Dentro de la propuesta general de largo plazo, el propio Pecyt e s u n programa de corto plazo propuesto para el periodo 200 1-2006. En términos generales, s u contenido se presenta en la Tabla 2. Por su parte, el Cuadro 6 presenta las metas esperadas con el Programa. Tabla 2 Principales indicadores del Programa especial de ciencia y tecnología 200 1-2006 Visión 2006: México tiene mayor participación e n la generación, adquisición y difusión del conocimiento a escala internacional. El progreso científico está incorporado a los procesos productivos del país, acelerando el crecimiento económico. Implica: sistema Nacional de CyT que incluya a las empresas apoyando investigación científica, vinculación academia-empresa, innovación tecnológica de las empresas y formación de recursos humanos. Estrategias: 1. Contar con una política de Estado en CyT. Base: Infraestructura física, humana e institucional. 2. Incrementar la capacidad científica y tecnológica Base: Gasto nacional: 1.5 por ciento del PIB en CyT y 1 por ciento del PIB e n IyD. Formación de investigadores. Fortalecimiento de la cooperación internacional en cir. 3 . Elevar la competitividad de las empresas. Base Incremento de la inversión en IyD donde la participación del sector privado pase del 24 al 40 por ciento de la inversión total. Promoción de la gestión tecnológica en las empresas. Contexto macroeconómico: crecimiento anual promedio de 5 por ciento del PIB. Fuente: Programa especial de ciencia y tecnología, Conacyt, México, 2001. 48 / MARI0 CAPDEVIELLE JOSÉ FLORES En s u perspectiva de largo plazo, el Proyecto presenta s u visión de la CyT del país para el año 2025 a partir del cumplimiento de las cuatro fases mencionadas y que, como en el caso de las metas del Pecyt, se pueden apreciar en los niveles esperados para ese año de los indicadores que se presentan en el Cuadro 6. Cuadro 6 Principales indicadores proyectados en ciencia y tecnología Indicador Inversión nacional en CyT como porcentaje del PIB Porcentaje del gasto total del gobierno federal destinado a CyT Gasto e n Investigación y Desarrollo como porcentaje del PIB Porcentaje de Investigación y Desarrollo financiado por el sector privado Recursos de fondos sectoriales para investigación orientada a prioridades nacionales* Número de investigadores por cada 1000 integrantes de Posición mundial en infraestructura tecnológica 2001 1 1 2006 2025 1.5% >2.5% 2.0% 4.0% 5.0% 0.4% 1.0% >2.0% 24% 40% 60% 700 2 5 000 nd 0.7 2.0 >4.0 41 34 15 0.6% 1 1 a 1 * Millones de pesos de 2001. Fuente: Programa especial d e ciencia y tecnología, Conacyt, México, 2000. 8.1 Limitaciones del Programa El Programa especial de ciencia y tecnología 200 1-2006 parte de un diagnóstico que describe el contexto mundial y local en materia de tecnología. Sin embargo, no analiza en forma apropiada la situación imperante, los factores determinantes de la misma, ni los LA PoLÍTICA TECNOLÓCICA EN M EX I C O .. . 49 mecanismos de evaluación desde u n a perspectiva histórica y sistémica de la politica tecnológica en el país. En lo fundamental, no vincula las limitaciones del desarrollo tecnológico con el modelo de desarrollo económico actual. El Pecyt presenta s u propuesta para la evaluación y seguimiento de los avances registrados como una tarea permanente a partir de u n sistema de planeación. Este sistema, basado en el Plan Nacional de Desarrollo, define las prioridades, actividades y metas de cada área del gobierno, así como u n sistema de indicadores para medir el cumplimiento en relación con los objetivos del desarrollo nacional (Conacyt, 20021. Sin embargo, el espacio dedicado a explicar este propósito es reducido y no permite suponer u n sistema de seguimiento y evaluación estructurado adecuadamente a las metas pretendidas, ni la experiencia reciente lo sugiere. No es suficiente la elaboración y presentación de u n buen plan. Es necesario además incorporar u n sistema de evaluación de las políticas a cargo de organismos e instituciones expertas, y no sólo con criterios de rentabilidad de mercado ni de técnicas convencionales de evaluación como lo parece sugerir el Programa; sino en función de los resultados productivos asociados a la estrategia incorporada. Dado el carácter sistémico de la tecnología, la política tecnológica debe estar formulada y vinculada al conjunto de la politica pública, manteniendo s u identidad, objeto y formas de evaluación. Esto implica no asociarla con la política científica en forma única, directa y lineal, sino como parte de un sistema más amplio y complejo. En este sentido, el Pecyt mantiene la identidad entre Ciencia y Tecnología, y dadas las caractensticas de la sociedad mexicana, donde los científicos tienen u n mayor reconocimiento social que los tecnólogos, esto afecta tanto la asignación de recursos al desarrollo tecnológico como la comprensión de s u importancia para tal fin. El Pecyt no define líneas claras de acción, en aspectos como los vínculos a la política industrial, el monto y el tipo de los subsidios a la actividad productiva u otras políticas activas específicas. Plantea metas como las que indica el Cuadro 6, pero no se trata de un programa explícito de la forma en que se desarrollaría el proceso tecnológico y, por tanto, en cómo transitar de la situación actual al nivel de la tecnología prometida para el término del periodo. Tampoco otros programas permiten apreciar esta concretización de las líneas de acción, y cuando lo hacen s u magnitud es muy limitada. M A N O CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES Un balance general de los limites del Programa distingue los problemas cuantitativo (por la insuficiencia de recursos) y cualitativo (por la necesidad de u n a participación más amplia del Estado) para mejorar las capacidades y el desarrollo de la tecnología en Mesico. A partir de todo lo antes comentado, podemos particularizar sobre los siguientes aspectos referidos a los límites del Programa: No especifica u n marco institucional y normativo. Considera como seguro el destino significativo de recursos para tecnología, sin especificar s u origen. No cuenta con las herramientas apropiadas en la calidad y magnitud requerida (fiscales, institucionales, de vinculación) que permitan alcanzar las metas propuestas. No especifica los métodos, ni los agentes encargados del seguimiento y evaluación de los resultados. Supone la acción voluntaria ligada a la capacidad o cultura empresarial como u n a alternativa para solucionar las carencias estructurales del sistema tecnológico. No establece u n a selectividad para orientar la política propuesta a fines específicos que impliquen mejorar el bienestar social. No especifica vinculo de los alcances científicos a la actividad productiva. Entre otros elementos a considerar, u n programa de tecnologia debería incorporar tres aspectos que destacan en este sentido: El económico, pa.ra establecer fuentes de financiamiento que proporcionen más recursos en virtud de s u insuficiencia actual (0.4% del P IB ), que limita sustancialmente el gasto a favor del desarrollo de la tecnologia. El normativo, para establecer normas que induzcan las actividades de desarrollo tecnológico en los agentes y permitan los flujos de conocimiento científico y tecnológico. Normas efectivas que alcancen s u objetivo de modificar la conducta de los agentes productivos. El institucional. para desarrollar instituciones sociales con permanencia e independencia que permitan alcanzar las metas proyectadas y determinen la responsabilidad de los agentes participantes. 9. Conclusiones El presente trabajo expone las diferencias teóricas y conceptuales dentro de la disciplina económica sobre el carácter y conveniencia de la política tecnológica. Estas diferencias tienen u n origen tanto metodológico como ideológico. A pesar de lo anterior, la política tecnológica es una de las acciones gubernamentales que menos objeciones ha tenido, tanto de los autores correspondientes a las distintas corrientes teóricas como de los organismos internacionales. dado que en general y por motivos disímiles se acepta la necesidad de una regulación gubernamental, aunque no se compartan las herramientas o formas específicas de ejecución. La política industrial y tecnológica en México h a tenido dos periodos claves: el primero se caracterizó por la amplia participación del Estado (ISI), mientras que el segundo ha pretendido ser orientado por el mercado (apertura y desregulación). Como se h a señalado, desde u n a perspectiva general, se puede afirmar que durante la ISI se alcanzaron, en s u s inicios, buenos resultados en términos de crecimiento, diversificación e integración industrial, a pesar de lo cual el modelo presentó serias deficiencias y se agotó dada s u incapacidad de sustentarse en u n contexto tecnológico y comercial distinto. En contraste, para la política iniciada en la década de los ochenta y a ú n vigente, el balance en estos conceptos ha sido negativo. Sin embargo, y en forma independiente de los aciertos y deficiencias existentes en cada periodo, la aplicación de estos dos tipos de política se h a caracterizado por la discontinuidad y el inapropiado diseño de instituciones adecuadas de CyT que permitan elevar la calidad de las mismas (Ayala, 2003). El actual programa de CyT, no difiere significativamente en s u estructura e inspiración teórica de los anteriores en este segundo periodo. Analiza u n conjunto actual y apropiado de problemáticas y algunos de s u s objetivos son pertinentes, otros en cambio, son referencias imprecisas o irrelevantes para comprender s u impacto en el desarrollo tecnológico nacional. Sin embargo, el hecho fundamental es que no presenta las herramientas necesarias para alcanzar los objetivos propuestos, que en algunos casos son totalmente irreales. Este programa no puede separarse del modelo general de desarrollo productivo y tecnológico, que en última instancia condiciona s u s resultados. La carencia de u n modelo estructurado de desarrollo productivo hace imposible la formulación de una política tecnológica. 52 MAFUO CAPDEVIELLE / JOSÉ FLORES La evidencia histórica e internacional sugiere que el desarrollo productivo y tecnológico requiere de acciones que fomenten la coordinación de decisiones entre las partes involucradas, públicas y privadas. Es necesario motivar la innovación entre las empresas y destinar mayores recursos para la realización de actividades de IyD, los que deben ser empleados con eficiencia. El compromiso para mejorar los índices de la tecnología en el país debe actualizar los fundamentos sobre los que descansó la política tecnológica diirante décadas. Las nuevas estrategias deben orientarse a consolidar las capacidades de IyD, de recursos humanos y para crear u n a cultura propicia para la difusión tecnológica considerando también el propósito de construir el tejido de relaciones que configuran los llamados sistemas de innovación donde se incluya a las empresas, a los centros científicos, a las universidades y a las instituciones financieras. Durante décadas, el proyecto económico dominante del Estado mexicano confió en que la industrialización con base en el uso de la tecnología sería la palanca del desarrollo que permitiría remontar la pobreza y desigualdad. En u n principio generó u n amplio consenso alrededor de las políticas industriales, pero posteriormente este consenso se erosionó. En la actualidad, el tipo de especialización en las estructuras de la producción y del comercio exterior del país afecta la capacidad del desarrollo tecnológico nacional y la implementación de políticas destinadas al mismo. Las manufacturas representan casi 90 por ciento de las exportaciones pero 80 por ciento de éstas corresponde a procesos globales donde las empresas locales a pesar de emplear tecnologías de punta. no la desarrollan ni obtienen los beneficios de la misma, dado que ésta es propiedad de las casas matrices en el exterior. Las empresas locales con capacidad real de exportación son pocas, la debilidad de los encadenamiento industriales s e expresa e n l a notable dependencia del sector exportador hacia la importación de los bienes de capital e insumos intermedios; donde la producción local sólo aporta u n a magnitud reducida de los insumos del sector exportador y el déficit comercial no sólo de este sector sino de la economía nacional tiende a crecer (Flores y Capdevielle. 2003). La política tecnológica debe tener por objetivo crear capacidades tecnológicas y apropiarse de las ganancias que éstas posibilitan. El desarrollo de capacidades locales, puede de esta forma contribuir a modificar este tipo de especialización productiva y comercial. Por tanto, el vínculo y objetivo fundamental, aunque no único de la política tecnológica, debe ser el desarrollo de la actividad productiva de bienes y servicios, así como el aumento del bienestar social. En este sentido, u n a referencia esencial es la politica industrial por la naturaleza de s u s agentes y por el hecho de que para obtener mejores resultados e s necesario complementar esta propuesta con políticas de integración industrial con base en grados de tecnología más avanzados que coadyuven a mejorar el carácter de la inserción de la economía del país en la economía mundial. Sin embargo, la política tecnológica debe articularse en forma autónoma, selectiva, independiente y múltiple con las diversas políticas públicas sin la necesidad de establecer una relación lineal y subordinada con alguna de ellas. En particular, no se debe pretender subordinarla a la política científica, en virtud de que esto ha sido u n motivo de ineficiencia e incomprensión de s u naturaleza. En este sentido la política tecnológica debe ser entendida como de carácter transversal, en relación con u n numeroso grupo de políticas y actividades productivas, pero con objetivos y métodos propios de acción y evaluación. Entre las condiciones que permitirán u n a dinámica virtuosa del cambio tecnológico en México para impulsar s u modernización y adoptar nuevas modalidades en s u inserción a la economía internacional podemos apuntar, entre otras a: la creación y fortalecimiento de una red de instituciones y organizaciones productivas donde efectivamente fluya la información, se coordinen acciones, etcétera, la formulación de políticas para la generación y difusión de los cambios técnicos, el mejoramiento de los recursos humanos y la apertura de nuevos mercados internacionales. Reconociendo que la intervención estatal será requerida tanto para favorecer el cambio tecnológico interno como para evitar la destrucción del tejido productivo existente (Katz, 20001. Para alcanzar este fin, es necesario crear un núcleo endógcno productivo en torno a actividades e industrias específicas, en el cual el desarrollo tecnológico y la creatividad sean los elementos dinámicos fundamentales (Fajnzylberg, 1983). Los agentes productivos e instituciones públicas deben participar en la generación y difusión de conocimientos e innovaciones tecnológicas, en aquellas actividades donde existe una masa critica capaz de ser potenciada por la política pública, y cuyas expectativas de desarrollo futuro son atractivas y compatibles con los recursos y capacidades de la eco- nornia. Esto permitiria constituir u n sistema nacional de producción e innovación virtuoso, objetivo fundamental de la política tecnológica. En este contexto, la política pública debe contribuir a crear u n arnbito macroeconómico favorable que ofrezca mayor certidumbre en el largo plazo a la inversión y al desarrollo de la iniciativa privada, pero esto no e s suficiente. Lo anterior debe ser complementado con el uso de instrumentos y metas consistentes que mejoren la productividad y comprendan a la industria en s u conjunto como cuestión sistémica. Asimismo, la adaptación a u n ámbito integral competitivo requiere de u n a etapa de aprendizaje; por ello es recomendable estimular los nexos entre Estado, empresas, ramas y sectores con vinculación al ámbito de las universidades. Bibliografía Aboites A., J . (1995),Cambio institucional e innovación tecnológica, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Albornoz, Mario (200 l ) , "Política científica y tecnológica. 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