REBELD˝A-37.qxp 01/02/2006 04:51 p.m. PÆgina 40 Abajo y a la izquierda Priscila Pacheco En el capítulo 9 “El Mal y el Malo” de la novela Muertos Incómodos, cuyos capítulos nones fueron escritos por el Subcomandante Insurgente Marcos, Elías Contreras —comisión de investigación del EZLN— tiene una plática con una religiosa, una monja muy otra, la “Chapis” Lucrecia y ésta le explica que el mal y el malo son un problema geográfico, ya que se ubican siempre “arriba y a la derecha”. Y aunque no sabe dónde se encuentra el Bien, aconseja que hay que buscarlo “Abajo y a la izquierda”. 40 La Sexta Declaración de la Selva Lacandona representa la decisión de los pueblos zapatistas de Chiapas por llevar a cabo esa búsqueda. En una situación marcada por tres hechos principales: En primer lugar, porque abajo y a la izquierda están los explotados, los despojados, los reprimidos, los despreciados, es decir la inmensa mayoría de la humanidad. En segundo, porque en medio de la avasalladora ofensiva del capital, los pocos que habitan arriba y a la derecha no sólo gozan con los logros de su dominación, sino que se miran en un espejo deformado y lo único que logran observar es una imagen radiante de su obra. Y tercero, porque muchos de los proyectos de izquierda se reconvirtieron bajo el ritmo de los tambores de guerra de la REBELD˝A-37.qxp 01/02/2006 04:52 p.m. PÆgina 41 nueva organización del capital y acabaron formando parte de la clase política, adoptando sus códigos, ajustándose a sus tiempos y aceptando como único espacio de confrontación las urnas. Para dejar de ser izquierda y convertirse —como ha dicho el Subcomandante Marcos—, a lo más, en la mano izquierda de la derecha. Abajo y a la izquierda. Dos referencias cardinales. Abajo, donde habitan los más lentos, los más bajos y los más débiles; los que viven de vender su fuerza de trabajo o los que sobreviven en condiciones infrahumanas porque nadie les quiere comprar su fuerza de trabajo, y entonces emprenden el camino hacia el norte, donde la explotación va aparejada con el desprecio. A la izquierda, porque la única salida viable para el mundo y para nuestro país se ubica en y a la izquierda. El pensamiento de izquierda en su origen estuvo vinculado a la negación y la crítica de una serie de “valores” que los ideólogos del poder del dinero nos quisieron presentar como inmutables y perpetuos: la necesidad del mercado, la importancia de la mercancía, el carácter indirecto y representativo de la democracia, la ideología del éxito, el significado progresivo de la competencia, etcétera. Todos estos y muchos más, conformaron la gramática del poder. Frente a esos “valores” se alzaron los Otros valores: la justicia, la libertad, la democracia, la solidaridad, la dignidad, el socialismo. Esas dos visiones se han confrontado en la historia del capitalismo de una manera muy clara. Pero hoy, como nunca antes, en la fase actual que vive el capitalismo: el llamado neoliberalismo, los peligros que se ciernen sobre la humanidad y sobre el plantea tierra son enormes. En este sentido, construir un espacio anticapitalista es hoy por hoy la única respuesta política, es decir ética, para salvar a la humanidad. El poder busca presentar ante los ojos de esta humanidad a la lógica de la ganancia y de la acumulación como la única posible. Por lo menos así es vista y así lo ha asimilado un sector de lo que hasta hace algunos años era la izquierda latinoamericana. Un especialista (David Luhnow) de uno de los grandes medios de comunicación del imperio (El Wall Street Journal) escribió: “Dado el amplio consenso existente entre la izquierda y la derecha con respecto a principios económicos generales, lo que podría ser decisivo es la habilidad política de la izquierda para lograr cambios económicos mediante una promoción más efectiva entre públicos escépticos”. Y cita como ejemplo al gobierno Lula en Brasil y cómo éste consiguió cambiar el sistema de pensiones, algo que no logró su antecesor Henrique Cardoso. Y este sería el caso de 41 muchas de las políticas de Andrés Manuel López Obrador en el gobierno del DF y de sus 50 compromisos si llega a la presidencia. El neoliberalismo se presenta ante los ojos de esos que insisten en decirse de izquierda como el único horizonte viable. Por el contrario, en el texto “En auto defensa de las jirafas”, los zapatistas señalan que, en efecto, como nunca antes, la base de ese crimen de lesa humanidad llamado “capitalismo” se aplica en todos los rincones de la tierra... Y que la extraña alquimia de la globalización de los de arriba ha conseguido la mundialización de un nuevo dogma: liberación de la humanidad es igual a liberación de los mercados. Pero advierten que ese nuevo dios —el mercado— tiene paso de muerte y destrucción, de guerra. Que amenaza la supervivencia misma de la humanidad. Claro, eso si los otros lo permiten. Y es abajo y a la izquierda donde se encuentran los muchos otros y otras que se niegan a aceptar el nuevo orden que pretenden imponernos, que resisten y se rebelan. Esos muchos otros que abajo y a la izquierda hablan su “dolor” y hablan de dolores diferentes, pero ese dolor encuentra el puente que los une en un sistema que produce ese dolor y produce a quienes lo padecen: el capitalismo. Así lo planteó el EZLN en la reunión preparatoria de la Otra Campaña con L@s Otr@s. A quienes les dijo: “La Sexta Declaración ha elegido. No eligió oír con la resignación y la rendición en esta vida para recibir la recompensa en la otra vida, que es lo que ofrece la derecha. Tampoco escogió oír con la imposible neutralidad de un poquito de allá, otro poquito de acullá, ni chicha ni limonáa, que pregona el centro. REBELD˝A-37.qxp 01/02/2006 04:52 p.m. “Eligió escuchar con la vergüenza y la indignación de la izquierda. Escogió escuchar el dolor remarcando el carácter de explotación, desprecio y despojo del responsable de ese dolor: el sistema capitalista”. Muchos críticos de la Sexta han dicho que su anticapitalismo y esa reivindicación de la izquierda son anacrónicos. Para otros se trata de una nueva ocurrencia, una puntada más de Marcos. Yo quisiera aquí recordar un texto enviado por el EZLN a los asistentes al V encuentro europeo de solidaridad con la rebelión zapatista, en el que les sugiere que la asamblea preparatoria del Intergaláctico se realice en Berlín. El texto es de enero de 1996 y comienza con una cita del libro de Lewis Carroll “Al otro lado del Espejo y lo que Alicia encontró allí”: “Como lo dice la Primera Declaración de La Realidad, el Poder nos ha vendido como cierta una mentira, la mentira de nuestra derrota. Sin importarle mucho el derrotarnos de hecho, el Poder se ha dedicado a hacernos creer que estamos derrotados. ¿Quiénes? Nosotros, ustedes, todos los que pensamos que es posible y necesario un mundo donde la democracia, la libertad y la justicia abandonen su cómodo lugar de utopías y bibliotecas y se venga a vivir (y a luchar, que es una forma hermosa de vivir) con nosotros. “Sobre la mentira de nuestra derrota, el Poder ha construido la mentira de su victoria. Y el Poder ha escogido la caída del Muro de Berlín como símbolo de su omnipotencia y eternidad. Sobre las ruinas del Muro de Berlín el Poder edificó un muro más grande y fuerte: el muro de la desesperanza. “El muro sigue ahí, forma parte de la historia pero no significa la PÆgina 42 derrota de la esperanza ni la victoria del cinismo. Hay en Berlín un fragmento del espejo roto que heredamos como historia. “Como Alicia descubre que para alcanzar a la Reina Roja debe caminar hacia atrás, nosotros debemos voltear al pasado para poder avanzar y ser mejores. En el pasado podemos encontrar caminos para el futuro. Y nosotros, ustedes, no tenemos aspiración más grande que el futuro. Por eso es importante el pasado. Si algo nuevo nace, es porque algo viejo muere. Pero en lo nuevo, lo viejo se extiende y puede comerse el futuro si no lo acotamos, lo conocemos, le hablamos, lo escuchamos, en suma, si dejamos de tenerle miedo. “¿Un símbolo? Sí, un símbolo. ¿Por qué no arrancar algo nuevo de donde quedó lo viejo? ¿Qué tenemos que perder? Nada, como no sean el miedo, las vergüenzas, los arrepentimientos... y las pesadillas. “¿Por qué no empezar con un símbolo? ¿Por qué no empezar a andar de nuevo ahí, en el símbolo que el Poder mantiene como del fin de la Historia y de la eternidad de su mandato? ¿Por qué no tomar en nuestras manos ese pedazo roto del espejo? Tal vez nos lastimemos las manos, pero tal vez alcancemos a ver, por una de las grietas de su reflejo, el cristal que buscamos, el que anhelamos, el que merecemos...” 42 Pues bien, no sólo en Berlín existe un fragmento de un espejo roto que heredamos como historia, un espejo que nos de una imagen de una izquierda que no sólo no se asimila a la doctrina neoliberal, sino que busca impedir que en su dieta omníovora también se trague a la izquierda. Porque si el pensamiento, la teoría, el programa y la práctica de izquierda son devorados por el neoliberalismo entonces no solamente seremos más pobres, sino que el muro de la desesperanza será demasiado grande. El zapatismo nos propone mirar hacia el futuro pero sin olvidar de dónde venimos, sin dejar de ver el pasado. De lo contrario —advierten—, aparecen las coartadas, la sensatez, la prudencia, el miedo, la rendición y la traición a nosotros mismos. Nos dice en su texto “Abajo a la izquierda”: “...abajo se escribe un libro en el que no existe la palabra ‘fin’. Cada cual va agregando letras, palabras, páginas, hasta capítulos enteros... Este libro camina más lento, es cierto, pero tiene los pies de quienes tienen a la lucha como forma de vida... Cada página permite la siguiente, y detrás nuestro no sólo están Hidalgo, Morelos, Guerrero, Villa, Zapata y los Flores Magón. También están los hoy desaparecidos políticos por la guerra sucia, las organizaciones políticas que hicieron posible la insurgencia sindical en los 70, y aquellos que, sin REBELD˝A-37.qxp 01/02/2006 04:52 p.m. PÆgina 43 aspavientos y con tenacidad, hacen trabajo político con obreros, colonos, campesinos, indígenas, mujeres, religiosos, homosexuales y lesbianas, estudiantes, maestros”. Por último, quisiera también recordar lo que hace exactamente tres años publicamos en la presentación del número 1 de la revista Rebeldía: “La izquierda es, pensamos, algo más que personas, es, antes que nada, una forma de entender al mundo, la vida, las relaciones sociales, la cultura, el entorno ecológico, la relación hombre-mujer, la sexualidad, etcétera. Ser de izquierda es algo más que una declaración de principios, un programa y unos estatutos; tiene que ver con tres elementos básicos de definición: “a) La disposición de plantear una dialéctica negativa frente a lo existente. El ¡Ya basta¡ del 1 de enero de 1994; el ‘No en mi nombre’ de los intelectuales judíos para repudiar la política del Estado sionista de Israel; el ‘este mundo no está en venta o este mundo no es una mercancía’ de los nuevos movimientos sociales contra la globalización capitalista; el ‘que se vayan todos... y no quede... ni uno sólo’ de los piqueteros argentinos... Esa disposición a no justificar ni en lo más mínimo la situación de explotación y opresión que significa el capitalismo. “b) La voluntad de alterar los ritmos y los espacios del poder del dinero sobre la sociedad. El capitalismo se plantea ante los ojos de la gente como un sistema coherente, estable y perenne... A partir de toda esa ideología, se establece la agenda del poder y esa agenda implica un tiempo y un espacio. El tiempo de la confrontación política se ubica con relación a los calendarios electorales y el espacio de la misma son las urnas. Según esta visión no hay nada más. Cuando la izquierda acepta como fatal ese tiempo y ese espacio del poder, como el único posible, deja de ser una alternativa global para la población. “c) La necesaria construcción de un nuevo tiempo y espacio... que permita la auto-organización y la auto-determinación”. Decíamos hace tres años: “No ocultamos nuestra posición, somos zapatistas. No aparentamos una falsa neutralidad llena de hipocresías”. Hoy agregamos nuestro compromiso con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y su consecuencia La Otra Campaña. Estamos comprometidos hasta el fondo: Abajo y a la izquierda, que es también una seña de identidad que nos permite ir construyendo la otra forma de hacer política. Abajo y a la izquierda representan el pico y la pala para comenzar a derribar el muro de la desesperanza. Ahora todo es más claro. Ya se mira el horizonte. 43