Los historiadores se basan principalmente en documentos para

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Historia Universal Civilización de Occidente
Jackson J. Spielvogel.
Cengage Learning. Séptima Edición
Capitulo 1. El Antiguo Cercano Oriente: Las Primeras Civilizaciones.
Los Primeros Humanos.
Los historiadores se basan principalmente en documentos para crear las imágenes del
pasado; sin embargo, no existe material escrito de la época prehistórica de la
humanidad. Debido a la ausencia de éste, la reconstrucción de la vida humana primitiva
depende de la arqueología y la información biológica usada por antropólogos y
arqueólogos para formular teorías acerca de nuestro pasado. A pesar de que la ciencia
moderna nos ha brindado métodos más precisos para examinar la prehistoria, mucho de
nuestro entendimiento acerca de la humanidad primitiva aún recae simplemente en
conjeturas.
Los homínidos, las primeras criaturas con parecido humano, existieron en África hace
aproximadamente tres o cuatro millones de años. Estos seres, conocidos como
australopitecus, florecieron en el sur y este de África y fueron los primeros homínidos
en fabricar sencillas herramientas de piedra.
La segunda etapa en el inicio del desarrollo humano ocurrió hace aproximadamente 1.5
millones de años cuando surgió el Homo erectus ("humano erguido"). Este homínido
hizo uso de herramientas más grandes y variadas y fue el primero en dejar África e ir
tanto a Europa como a Asia.
Hace alrededor de 250,000 años, surgió una tercera y crucial etapa en el desarrollo
humano cuando apareció el Homo sapiens ("humano sabio"). Para el año 100,000 a.C,
dos grupos de Homo sapiens se habían desarrollado. Por un lado estaba el Neanderthal,
cuyos restos fueron encontrados por primera vez en el valle Neander, en Alemania.
Estos restos, que fueron posteriormente hallados en distintos lugares de Europa y el
Medio Oriente; han sido fechados entre el año 100,000 a.C. y el 30,000 a.C. Los
neandertales se ayudaban con diferentes herramientas de piedra y fueron los primeros en
enterrar a sus muertos.
Los primeros humanos anatómicamente modernos, conocidos como Homo sapiens
sapiens ("humano sabio sabio"), aparecieron en África entre 200,000 y 150,000 años
atrás. Evidencia reciente indica que hace aproximadamente 70,000 años se empezaron a
dispersar fuera de África. El mapa 1.1 muestra las probables fechas de distintos
movimientos, aunque muchas de éstas aún son controversiales. Para el año 30,000 a.C.
los Homo sapiens sapiens habían reemplazado a los neandertales —quienes habían
quedado mayormente extintos— y para el año 10,000 a.C. los miembros de la especie
Homo sapiens sapiens podían ser encontrados en todas partes del mundo. En esa época,
era la única especie humana existente. Hoy en día, todos los humanos, ya sean europeos,
aborígenes australianos o bien, africanos, pertenecen a la misma subespecie humana.
Los Cazadores Recolectores de la Antigua Edad de Piedra
Uno de los aspectos distintivos de la especie humana es su habilidad para construir
herramientas. Las más antiguas fueron hechas de piedra y el término Era paleolítica,
del griego "piedra vieja", es usado para designar la temprana etapa de la historia
humana (c. 2, 500,000-10,000 a.C).
Por cientos de miles de años los humanos basaron su alimentación diaria en la caza y la
recolección. La gente del paleolítico tenía una relación cercana con el mundo que le
rodeaba y en cierto período de tiempo llegaron a conocer qué animales cazar y qué
plantas comer. Sin embargo, no sabían cosechar ni criar animales.
Recolectaban nueces silvestres, moras, frutas y una variedad de granos silvestres y
plantas verdes. Alrededor del mundo, cazaban y consumían una diversidad de animales
que incluía a los búfalos, caballos, bisontes, cabras y venados. En zonas costeras el
pescado era una fuente rica de alimentación.
La caza de animales y la recolección de plantas silvestres sin duda llevaron a un cierto
patrón de vida. Arqueólogos y antropólogos han especulado que la gente del paleolítico
vivía en pequeños grupos de 20 a 30 personas. Eran nómadas (se movían de un lugar a
otro) ya que no tenían más elección que seguir la migración de los animales y los ciclos
vegetales. La caza dependía de una observación cuidadosa de los patrones de conducta
animal y requería esfuerzo de grupo para tener éxito. A través de los años las
herramientas se volvieron más refinadas y útiles. La invención de la lanza y
posteriormente el arco y la flecha, facilitaron considerablemente la caza. Los arpones y
los anzuelos hechos de hueso aumentaron la pesca. Mujeres y hombres eran ambos
responsables de encontrar comida, trabajo primordial de la gente del paleolítico. Dado
que las mujeres daban a luz y criaban a los niños, generalmente se quedaban cerca del
campamento, pero desempeñaban un rol importante en la adquisición de frutos al
recolectar moras, nueces y granos. Los hombres cazaban animales salvajes, actividad
que con recurrencia los llevaba lejos del campamento. Debido a que tanto hombres
como mujeres jugaban un papel valioso en la supervisión del grupo, los científicos han
discutido sobre la existencia de una severa igualdad entre ellos. Ciertamente, algunos
especulan que tanto hombres como mujeres tomaron las decisiones que afectaron las
actividades del grupo paleolítico.
Algunos grupos de gente paleolítica, especialmente aquellos que vivían en climas fríos,
buscaban refugio en cuevas. Con el paso del tiempo crearon nuevos tipos de refugios.
Tal vez el más común era una simple estructura de madera o de palos cubiertos con
pieles de animales. Donde la madera era escasa, los cazadores recolectores de este
período probablemente usaban los huesos de los mamíferos para construir estructuras
que posteriormente cubrían con sus pieles. El uso sistemático del fuego, el cual creen
los arqueólogos que empezó hace aproximadamente 500,000 años, hizo posible que las
cuevas y las estructuras creadas por el humano tuvieran luz y calor. El fuego también
permitió que se cocinara la comida, haciendo que ésta tuviera un mejor sabor, durara
más y el caso de algunas plantas, como el grano silvestre, fuera más fácil de masticar y
digerir.
La elaboración de herramientas y el uso del fuego, dos importantes innovaciones
tecnológicas del hombre paleolítico, nos recuerda lo crucial que resulta la habilidad de
adaptación para lograr sobrevivir; pero este grupo hizo más que eso. Las pinturas
rupestres de grandes animales encontradas en el suroeste de Francia y el norte de
España fungieron como testigos de la actividad cultural de estas personas. Una cueva
descubierta en el sur de Francia en 1994 (conocida como la cueva Chauvet por el
nombre del líder de la expedición que la encontró) contiene más de 300 pinturas de
leones, bueyes, búhos, osos y otros animales. La mayoría de éstos eran animales que la
gente del paleolítico no cazaba, lo que sugiere a algunos académicos que estas pinturas
rupestres se hacían con motivos religiosos e incluso decorativos. Los descubridores
estaban abrumados por lo que vieron: "Hubo un momento de éxtasis... Se desbordaban
de alegría y emoción en su turno... Estos fueron momentos de locura indescriptible".
La Revolución del Neolítico del (10 000 a.C - 4 000 a.C)
El final de la última era de hielo alrededor del año 10,000 a.C. fue seguido por lo que se
conoce como la Revolución Neolítica, un cambio significativo en los patrones de vida
que ocurrió en la Nueva Edad de Piedra; la palabra neolítico proviene del griego "piedra
nueva". Sin embargo, el nombre Nueva Edad de Piedra es engañoso. A pesar de que la
gente del neolítico hizo un nuevo tipo de hacha de piedra pulida, éste no fue el mayor
cambio que ocurrió después del año 10,000 a.C.
La Revolución Agrícola.
El mayor cambio fue pasar de la caza de animales y la recolección de plantas para la
subsistencia, a producir alimentos por agricultura sistemática (producción de comida).
El cultivo de granos y vegetales proveía un abastecimiento de comida regular, mientras
que la domesticación de animales como las cabras, el ganado, los puercos y las ovejas,
añadían una fuente estable de carne, leche y fibras como la lana para la vestimenta.
Animales más grandes podían ser usados como bestias de carga.
El crecimiento de cultivos y la domesticación de animales que producen alimento
crearon una nueva relación entre el humano y la naturaleza. A los historiadores les gusta
hablar de esta revolución agrícola. El cambio revolucionario es dramático y requiere de
gran esfuerzo, pero la habilidad para adquirir alimento de manera regular dio a los
humanos un mayor control sobre su entorno. También les permitió abandonar la vida
nómada y empezar a vivir en comunidades asentadas.
Probablemente la agricultura sistematizada se desarrolló de forma independiente entre
los años 8000 y 7000 a.C., en cuatro diferentes áreas del mundo. En cada una de estas
áreas, se cultivaban distintas plantas: trigo, cebada y lentejas en el Cercano Oriente;
arroz y mijo en el sur de Asia; camote y mijo en el oeste de África; frijoles, papas y
maíz en las Américas. En el Cercano Oriente como en cualquier otro lugar, la
revolución agrícola neolítica necesitaba un ambiente favorable. Los altiplanos ubicados
arriba del Fértil Creciente, hoy en día el norte de Irak y el sur de Turquía, fueron
inicialmente más favorables para el cultivo sistemático que los valles que rodeaban los
ríos. Esta región recibía lluvia suficiente y fue el hogar de dos plantas silvestres (cebada
y trigo) y cuatro especies de animales salvajes (cerdos, vacas, cabras y ovejas) que los
humanos domesticaron para su uso.
Aldeas agrícolas del Neolítico.
El continuo crecimiento de las cosechas dio lugar a establecimientos más permanentes,
a lo cual los historiadores se refieren como los pueblos o aldeas agrícolas del neolítico.
Una de las aldeas agrícolas más viejas que se conocen es Jericó, ubicada en Palestina,
cerca del Mar Muerto. Esta aldea existió aproximadamente desde el año 8000 a.C. y
para el año 7000 a.C. ya cubría varias hectáreas. Tenía una muralla de varios metros de
espesor que circundaba las casas hechas de adobe. Catal Hüyük, localizada en lo que
hoy en día es Turquía, era una comunidad aún mayor. Sus murallas circundaban 32
hectáreas y su población alcanzaba probablemente los 6,000 habitantes en su punto alto
entre los años 6,700 y 5,700 a.C. La gente vivía en sencillas casas hechas de adobe, las
cuales se construían tan cerca unas de otras que existían pocas calles. Para llegar a sus
hogares, la gente tenía que caminar por encima de los techos y entrar en sus casas a
través de un agujero hecho en éstos.
Los arqueólogos han descubierto 12 productos cultivados en Catal Hüyük, incluyendo
frutas, nueces y tres tipos de trigo. La gente cultivaba su propia comida y la guardaba en
almacenes en sus casas. Los animales domesticados, en especial el ganado, producían
carne, leche y pieles.
Los excedentes de comida también permitían a las personas hacer otras cosas además
de cosechar. Algunos se convirtieron en artesanos e hicieron armas y joyería que eran
intercambiadas con pueblos vecinos. En Catal Hüyük se han encontrado altares
religiosos que albergaban figuras de dioses y diosas así como un cierto número de
estatuillas femeninas. Moldeadas con senos y nalgas notablemente grandes, estas
"madres tierra" tal vez representaban simbólicamente la fertilidad tanto de "nuestra
madre tierra" como de las madres humanas. Los altares y las estatuas, ambos, señalan el
crecimiento del papel de la religión en la vida de estos neolíticos.
Consecuencias de la revolución neolítica.
La revolución agrícola del neolítico tuvo consecuencias de gran alcance. Una vez que
las personas se establecieron en aldeas o pueblos construyeron casas para protegerse y
otras estructuras para el almacenamiento de los bienes. Como sociedades organizadas,
ellos guardaban comida y acumulaban bienes materiales, lo cual les permitió
involucrarse en un trueque mucho mayor que aquel practicado por los nómadas. La
gente también empezó a especializarse en ciertos oficios y comenzó así la división de
labores. Los objetos de alfarería eran hechos con barro y horneados a fuego para
endurecerlos. Las ollas eran usadas para cocinar y almacenar grano. Las canastas tejidas
también eran utilizadas para almacenaje. Las herramientas de piedra, como las navajas,
fueron refinadas hasta convertirlas en azadones y segaderas para usarlas en los campos.
La obsidiana, vidrio volcánico fácilmente laminable, también era utilizada para crear
objetos muy filosos. En el transcurso de la era neolítica ya se cultivaban muchas de las
plantas comestibles aún usadas hoy en día. Más aún, fibras vegetales de ciertas plantas
como el lino eran convertidas en hilos que más tarde se tejían para hacer ropa.
El cambio a la agricultura sistemática en la era neolítica también tuvo consecuencias en
la relación entre mujeres y hombres. Éstos asumían la responsabilidad primaria de
trabajar los campos y de pastorear a los animales, trabajos que en general los mantenían
lejos de casa. A pesar de que las mujeres también trabajaban en los campos, muchas se
quedaban cuidando a los niños, tejiendo ropa, haciendo queso de la leche y realizando
otras tareas que requerían trabajo considerable en un mismo lugar.
Con el tiempo, los hombres llegaron a jugar el rol dominante en la sociedad, patrón
básico que persistiría hasta nuestros tiempos, ya que el trabajo fuera de casa era
considerado más importante que aquel hecho en ella. Otros patrones establecidos en esta
época resultaron ser elementos duraderos en la historia de la humanidad. La vivienda
fija, los animales domesticados, el cultivo continuo, la división de labores y el hombre
con el poder, son todos elementos que forman parte de la historia del ser humano. Para
todo el progreso científico y tecnológico que se ha logrado, la supervivencia humana
aún depende del cultivo y almacenamiento de comida, logro de la población de la era
neolítica. La Revolución Neolítica fue verdaderamente un parteaguas en la historia.
Entre los años 4000 y 3000 a.C. desarrollos técnicos significativos empezaron a los
pueblos neolíticos, La invención de la escritura posibilitó que se registros y el uso de
metales marcó un nuevo nivel de control humano sobre el entorno y sus recursos. Antes
del año 4000 a.C. los artesanos ya habían descubierto que las rocas con metales podían
ser calentadas para derretir estos materiales, los cuales podían después vaciarse en
moldes para producir herramientas y armas que fueran más útiles que aquellas hechas
de piedra. A pesar de que el cobre fue el primer metal utilizado para crear utensilios,
después del año 4000 a.C., los artesanos del oeste de Asia descubrieron que una
combinación de cobre y estaño producía bronce, metal mucho más duro y perdurable
que el cobre. Su extendido uso ha llevado a los historiadores a llamar al período que
comprende del año 3000 al 1200 a.C., la era de bronce; posteriormente el bronce fue
reemplazado en forma acelerada por el hierro.
Al principio, los establecimientos neolíticos eran apenas un poco más que aldeas, pero a
medida que sus habitantes perfeccionaban el arte del cultivo fueron emergiendo
sociedades más complejas. Al incrementar la riqueza, estas sociedades empezaron a
desarrollar ejércitos y construir ciudades amuralladas. Para el inicio de la era de bronce
la creciente concentración de personas en los valles ribereños del suroeste de Asia y
Egipto estaba ya dando origen a un nuevo patrón de vida humana.
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