Pregón de Rafael Pérez Estrada

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FERIA DE MÁLAGA 1989
Pregonero: RAFAEL PÉREZ ESTRADA
ANCLA DE AMOR Y HOGUERA
Con el corazón en los labios y la emoción de puntillas, como un
mensajero de festividades y fortuna, vengo a deciros: ¡la Feria ha empezado!
La generosidad de nuestro Alcalde, que es también el primer malagueño
en querer para esta ciudad un destino europeo, ha decidido que sea mi pregón
el que interrumpa el sueño geométrico y azul de las palomas de este Parque,
en esta noche única de agosto.
Vivir, aunque parezca extraño, no es ni puede ser una improvisación, ni
un simple desarrollo de un principio de inercia biológica. Vivir es un oficio que
no todos conocen ni saben ejercer, y que los malagueños hemos ido
aprendiendo tras siglos de alertar al común de este mar mitológico.
Málaga, más que nada, es un modo pasional, una filosofía contagiosa y
presente capaz de comprender el hecho oscuro e incierto de vivir. Una filosofía
que da al trabajo callada y generosamente cuanto le es suyo, y paga en brillos
el tiempo festivo de la dicha.
Porque -y es un ejemplo- cuántas ciudades pueden cantar la hazaña de
haber hecho año tras año un parque de ibiscos y palmeras, de jazmines y
fuentes, contando sólo con la gracia cambiante de las olas. Parque nacido del
mar, como una muchacha venida de la espuma, como una Venus: novia de
nuestro propio esfuerzo.
Y quizás por ello, la imaginación, madre picassiana de poetas y
soñadores, es capaz de concebir una feria que pueda invitar a ángeles y
arcángeles a que vistan alas de luces y toreen pabloromeros de azúcar morena
en el coto abierto al mar y a Gibralfaro de nuestra plaza.
Capaz de confundir en un sólo cuerpo caballo y caballero al paso
solemne y andaluz por el centro comercial de Málaga, hasta crear una
ganadería única de centauros que brillen semáforos de paz en sus miradas.
Capaz de darle un nuevo oficio a esta luna, lunar, ancla de amor y
hoguera en junio, rosa de los vientos esta noche, marcando el norte de este sur
que es la feria luminosa de agosto.
Pero todas estas cosas, que son sueños, delirios de un pregonero, las
supera la generosa oferta de nuestra feria múltiple: divertida y culta, graciosa y
elegante. Feria total en la que público y espectáculo se confunden vivamente. Y
es que en Málaga todo es posible, ya lo dijo en versos emocionados un viajero
árabe en el siglo XI: “Cómo podré distinguir el tiempo terrenal del de la dicha, si
en Málaga hallo el paraíso”.
Y en este paraíso, esta ciudad a la que un poeta imaginó nacida sin
pecado, y un pintor, Paco Hernández, nos la trae hoy hecha niña marinera,
tiene la suerte de ser andaluza y lindar con la transparencia de un mar que es
el abecedario de todas las civilizaciones.
Y así es Málaga;
Mitad jazmín y mitad brisa.
Mitad paloma y mitad
gaviota mensajera.
Mitad labio y mitad pétalo.
Corazón traspasado por una
biznaga de amaneceres incansables.
La feria, es sólo un descanso, una pausa en este proyecto que
comprendiendo el sur como principio, piensa que Málaga es su capital: la
estrella que desde el Mediterráneo brilla más que ninguna en el círculo
luminoso de azules de una Europa común. Y es que Europa, no acaba, empieza
en la palabra Málaga.
Málaga es una esperanza, una fuerza hecha en el misterio, y un estilo.
Por eso nuestra feria es diferente, como diferente es nuestro perfil y nuestra
gracia.
Y ahora, cuando ya se roza el silencio y la luz agiganta terrible la forma
lineal de las palmeras, y la fiesta empieza su casa por el tejado que es el cielo,
y el pulso se acelera al ritmo de la música, y el sol se alía con la noche de la
feria, un solo aliento y un solo viva: ¡Viva Málaga!
RAFAEL PÉREZ ESTRADA
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