EL ELIXIR DEL AMOR ACTO I Esta ópera cómica comienza con Nemorino, un joven campesino melancólico e ingenuo, enamorado de Adina, una bella terrateniente quien atormenta a Nemorino con su indiferencia. Cuando Nemorino oye a Adina leyendo a sus trabajadores la historia de Tristán e Isolda, está convencido de que una poción mágica le conseguirá el amor de Adina. Tiene miedo de que ella ame al sargento Belcore, que se da demasiada importancia. Aparece un charlatán, el doctor Dulcamara, quien vende una botella que lo cura todo. Desesperado, Nemorino le pide inocentemente si tiene algo parecido a la poción amorosa de Isolda. Dulcamara dice que sí y Nemorino le compra el misterioso elixir que vende el doctor Dulcamara. Se trata de hecho, de vino de Burdeos, cosa que ignora Nemorino. Y para lograr escaparse a tiempo, Dulcamara le dice a Nemorino que la poción no tendrá efectos hasta el día siguiente. Nemorino lo bebe y siente sus efectos inmediatamente. Animado por el "elixir" Nemorino se encuentra con Adina y aunque ella bromea con él sin piedad, la audiencia siente que la atracción podría ser mutua, si no fuera por la petición de matrimonio del impresionante y pomposo sargento. De hecho, su boda se ha fijado para dentro de seis días. La seguridad de Nemorino en que al día siguiente él ganará a Adina gracias al elixir, hace que actúe con indiferencia hacia ella. Este hecho irrita todavía más a Adina, pero ella intenta ocultar sus sentimientos. Por despecho, anuncia su casamiento inminente con Belcore. Tanto Adina como el Sargento advierten la reacción de Nemorino ante esta noticia, el Sargento con resentimiento y Adina con desesperación. Nemorino siente pánico y desesperado, pide ayuda a Dulcamara. ACTO II La fiesta de la boda de Adina está en pleno auge. Adina está triste al ver que Nemorino no ha aparecido. Todo el mundo entra para firmar el contrato de matrimonio. Nemorino aparece y habiendo visto al notario, se da cuenta de que ha perdido a Adina. Al ver al doctor, frenéticamente le ruega una nueva dosis del elixir milagroso que acabe de decidir a Adina, un elixir que actúe de forma inmediata. Pero como no tiene dinero, el doctor lo rechaza. Para conseguir el dinero, Nemorino habla con el sargento, quien le sugiere que se aliste al ejército como soldado y él le pagará inmediatamente. Con el dinero que le da el sargento, Nemorino corre a comprar más elixir. Esa misma tarde, las chicas del pueblo cotillean que Nemorino ha heredado una gran fortuna de su fallecido tío, sin que él lo sepa. Todas las mujeres persiguen a Nemorino, lo cual el chico atribuye a la eficacia milagrosa del elixir. Adina ve a Nemorino en un estado de ánimo alegre y rodeado de mujeres. Entonces cree que él la ha olvidado. Se encuentra con el doctor Dulcamara y le pregunta qué ha pasado. Entonces, Dulcamara, sin saber que Adina es el objeto de los afectos de Nemorino, le explica que logró engañar al chico con la historia del elixir y que ha vendido su libertad para conseguir más dinero para gastárselo en la poción. En este momento Adina reflexiona sobre lo cruel que ha sido siempre con el chico y comprende, finalmente, cuánto la amaba, y se enternece por la fidelidad y la pasión del muchacho. Finalmente todos ganan menos el pomposo sargento. Adina y Nemorino porque reconocen su amor y el Doctor Dulcamara porque cree que su poción es mágica y ha servido como antídoto para el amor.