glamento para.la asistencia facultativa á los enfermos pobres, por la

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glamento para.la asistencia facultativa á los enfermos pobres, por
la amovilidad á que á todos nos sujeta, aun á los más honrados: circunstancia tal que no es difícil á los Ayuntamientos practicar por
sí y ante sí un arreglo á la ley, aun cuando sea en oposición á todo
principio de equidad; reclama el concurso imparcial de la prensa española que solamente para los Maestros de primera enseñanza tiene
palabras de compasión, sin considerar que no todos los farmacéuticos pueden pensar tranquilamente en asuntos ajenos á la manera
directa de poder vivir.
El Reglamento vigente faculta á los Ayuntamientos ó Juntas
para dejar cesante á un profesor de conducta moral y profesional
intachable, pudiendo nombrar titular á otro establecido fuera del
pueblo, en perjuicio de los pobres.
Posible es intentar semejante proceder aun cuando sea muy
difícil hallar quien se preste á tales exigencias, contrarias enteramente al espíritu de la misma ley que así lo autoriza con poca premeditación: debe respetarse en beneficio de los pobres la inamovilidad del profesor si lo merece; mas, en caso contrario, muchas
leyes deben existir para privarle de su empleo.
Autoriza el Reglamento para rebajar el precio de las Titularidades hasta el punto de haberlas de renunciar por no poderlas servir honrosamente: faculta para admitir pobres en número indefinido y sin oir reclamaciones del profesor agraviado: para alterar
listas de pobres una ó más veces durante el año, sin atender que
las alteraciones recaen en favor de individuos que se hallan contratados con el profesor, atentando sin consideración á sus intereses legítimos, y esto aun en el caso de que sean calificados de pobres, personas que no lo pretenden ni acaso lo desean: faculta
para negar al farmacéutico la lista de pobres, pretextando tácitamente que se halla en obligación de despachar todas las recetas
que llevan el calificativo de «pobre»; basta al efecto que solamente
el Médico y los pobres conozcan la referida lista: faculta para dejar
plantado al profesor en el dia último de su contrato, pudiendo recibir el aviso de su despedida acaso de otro más audaz ó menos inteligente: también faculta al profesor, siquiera sea persona de buena
educación, para despedirse indecorosamente, es decir, sin anunciar
su despedida.
En suma, este Reglamento, á diferencia de otras leyes equitativas, puede castigar (léase castiga) con todo su rigor aun á las personas más amantes de cumplir con sus obligaciones: en lugar de
facilitar la concordia y el amor, tan necesario, y que yo tanto an-
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