Camisa de Fuerza. MIchael Flood

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Camisa de Fuerza
Por Michael Flood
Traducido por Laura E. Asturias
A los hombres que cuestionan la masculinidad a menudo se les cuestiona su propia masculinidad y ha habido
quien piensa que son homosexuales. ¿Cuál es la conexión entre la homofobia y la masculinidad, y dónde encajan los homosexuales en el movimiento de hombres? Michael Flood tiene algunas respuestas. ¿Cuántas veces hemos escuchado decir, "Y tú, ¿qué? ¿Eres del otro lado?" ¿Cuántas veces hemos escuchado que alguien llama "marica" a un hombre para ofenderlo? Mientras crecemos, los hombres nos enfrentamos a la
constante amenaza de ser vistos como homosexuales y al desafío de probar que no lo somos. En síntesis, los
niños y los hombres son mantenidos en su lugar por la homofobia. Si nos alejamos de los límites de la conducta masculina, inmediatamente nos enfrentamos a ataques verbales y físicos. La masculinidad está fuertemente formada por la homofobia, el profundo temor y desprecio hacia los homosexuales. La homofobia lleva a
los hombres a limitar sus relaciones de amor y cariño con otros hombres. El temor a ser identificados como
"maricas" provoca que los hombres se comporten en formas hipermasculinas y agresivas y a cerrarse emocionalmente. Los "verdaderos" hombres son hombres heterosexuales. El modelo dominante de la masculinidad
es el de una masculinidad heterosexual. Los asuntos relacionados con la homosexualidad son, por tanto, relevantes a todos los hombres. El temor y la hostilidad hacia los homosexuales y las lesbianas son puntos clave
de lo que significa ser masculinos. Si queremos comprender cómo se mantiene a los niños y los hombres en
el rol masculino, cómo los hombres se aíslan y se cierran emocionalmente, debemos analizar la homofobia. Y
debemos hacerlo también si queremos comprender las diversas realidades de las vidas de los hombres y las
relaciones de poder entre los hombres.
¿Homosexual y masculino?
Los gays tienen una experiencia de la masculinidad diferente a la que tienen los heterosexuales. Aunque los gays obtienen algunos
de los privilegios de ser hombres, también sufren opresión y discriminación a causa de su identidad sexual. La nuestra es una sociedad en la cual la heterosexualidad es la norma institucionalizada, reforzada por la familia, la escuela, las políticas gubernamentales y
los medios de comunicación. Tal como escribiera Gary Kinsman en su libro Más allá del patriarcado (Beyond patriarchy), "aunque
nosotros [homosexuales] compartimos con los heterosexuales los beneficios económicos de ser hombres en una sociedad patriarcal, no participamos tan regularmente en la subordinación interpersonal cotidiana de las mujeres en los ámbitos de la sexualidad y la
violencia".
Las relaciones de poder entre hombres y mujeres son a menudo el centro del pensamiento feminista y profeminista, pero ¿qué hay de las relaciones de poder entre hombres? Los gays sufren, de parte de hombres
heterosexuales, una opresión similar a la que se ejerce sobre las mujeres; son golpeados y asesinados por
grupos de hombres heterosexuales y se les hace burla por ser "amanerados". Más generalmente, los hombres
heterosexuales reciben aprobación y tienen una mejor posición social como heterosexuales; no así los gays
(al menos en el mundo heterosexual). La política gay y lésbica contemporánea inició alrededor del año 1970
en los Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Australia. La condición previa más importante para su surgimiento fue la expansión de las redes y subculturas gay y lésbica -- el desarrollo de comunidades, a partir de la
Segunda Guerra Mundial. El contexto a corto plazo también incluyó la "revolución sexual", la contra-cultura, la
sexología liberal, una más intensa vigilancia de la conducta sexual y la existencia de otros movimientos sociales. Así, en 1970 se dio una explosión de actividad política lésbica y gay en varios países occidentales capitalistas, que hoy en día está bien documentada. ¿De qué se trata la política gay y lésbica? Los grupos de liberación homosexual persiguen acabar con todo el sistema de categorización sexual, de rígida división en homosexual y heterosexual, y crear diversidad y pluralidad sexual. En segundo lugar, estos grupos buscan defender
y afirmar sus comunidades y espacios sociales y resistir las diversas formas de opresión social y cultural. Han
desafiado las políticas estatales que organizan la vigilancia sexual e institucionalizan la heterosexualidad como norma. Finalmente, persiguen lograr el reconocimiento de la igualdad de derechos que disfruta la población heterosexual, en áreas tales como la ley, el empleo, patria potestad e inmigración. Los grupos gay y lésbicos no son homogéneos. Las metas mencionadas arriba han recibido varios grados de énfasis. El énfasis ini-
cial en el desafío al sistema de categorización sexual en homosexual y heterosexual ha sido reemplazado por
un énfasis en asegurar derechos y legitimidad como grupo minoritario. En Australia, los hombres gay tienen
una larga historia de resistencia a la masculinidad convencional. En la etapa temprana de la liberación homosexual, muchos gays desafiantemente revirtieron la idea dominante del género, acogiendo el amaneramiento y
la no conformidad de género. Experimentaron con el vestuario travesti radical o la "confusión de género", como lo era combinar un vestido con la barba. El movimiento homosexual apelaba no solamente a los gays, por
ejemplo en el slogan, "Cada hombre heterosexual está en la mira de la liberación gay". Sin embargo, para inicios de los años ochenta, la homosexualidad masculina había sido masculinizada. Muchos gays adoptaron los
estilos masculinos de la cultura heterosexual. La política gay también cambió, y hubo menos interés en desafiar la ideología de género de la sociedad en su conjunto. La política gay y lésbica está viva y funciona bien en
los años noventa. Los gays y las lesbianas se han involucrado en una multitud de grupos y organizaciones -fuerzas de tarea de inmigración y patria potestad, Queer Nation, Sisters of Perpetual Indulgence, la AIDS Coalition To Unleash Power (ACTUP), Dykes on Bikes, consejos y burocracias relacionadas con el SIDA, el festival Mardi Gras y muchos otros. Ha habido cierto grado de participación en la política electoral. Hoy en día resulta cada vez más claro que no existe una "cultura gay" monolítica ni una única identidad compartida. Más
aún, a raíz de los movimientos gay y lésbico ha surgido una variedad de demandas de validación de la identidad sexual. Sadomasoquistas, trabajadoras/es sexuales, bisexuales, transexuales, travestis y muchos/as
otros/as han actuado para exigir validez y derechos.
El movimiento de hombres
¿Qué hay sobre los gays y el movimiento de hombres. La gente a menudo asume que los hombres en los grupos de hombres, o al
menos en los festivales de hombres, deben ser homosexuales. Esto no es extraño dado el estrecho vínculo entre la definición de
género y la homofobia: si te sales de la raya debes ser homosexual.
La realidad es que hay muy pocos gays en el movimiento de hombres. Creo que, como máximo, el cinco por
ciento es gay, y ciertamente conozco muchos grupos de hombres en los que no hay un solo hombre gay (o bisexual). El típico miembro de un grupo de hombres está entre los 30 y 60 años, es blanco y heterosexual. Sin
embargo, los gays han estado involucrados en el movimiento de hombres desde su inicio en los años setenta.
Los gays han encontrado mucho apoyo en el movimiento de hombres. Pueden participar en un ambiente que
acepta mucho más la intimidad, las caricias y la sensualidad entre hombres. La mayoría de participantes por lo
menos muestran cierta tolerancia, si no aceptación, hacia los gays. A través del simple contacto directo con
gays, los heterosexuales se sienten más cómodos y su homofobia se reduce. Los grupos de Hombres contra
la Violencia Sexual (MASA, por sus siglas en inglés) incluyeron la frase "pro-homosexual" en su declaración
de metas adoptada en su reunión nacional en 1992. Esta declaración también cita "crímenes de odio contra
homosexuales, lesbianas y bisexuales" como una de las muchas formas de violencia a las que MASA se opone. Sin embargo, no todos los grupos MASA han adoptado estas metas. La homosexualidad es un motivo de
bochorno para muchos sectores del movimiento de hombres. Un ejemplo de ello es la explicación, en un boletín para hombres, de la decisión de cambiar su nombre de Hombre Alternativo a Hombre (invierno de 1989).
"Si estamos tratando de llegar al hombre común y corriente en las calles, seguramente la palabra 'alternativo'
provocará imágenes de 'hippies' cósmicos, sexo libre, mariguana y de muchos otros conceptos indeseables,
aun de homosexualidad. Y no es esto de lo que este boletín se trata, sino de hombres comunes y corrientes
que dicen a otros hombres comunes y corrientes cómo es el cambiar junto al mundo a su alrededor, y de mantenerse razonablemente cómodos en el proceso". La prevalencia de estas ideas no es sorprendente. Las
creencias homofóbicas están profundamente arraigadas en nuestra sociedad. Aun los muchos libros sobre
hombres ignoran el hecho de que la masculinidad es, por norma, heterosexual. La literatura del movimiento de
hombres ofrece una imagen de hombres predominantemente blancos, de clase media y heterosexuales.Los
hombres que estamos en el movimiento enfrentamos el problema de no querer desalentar la participación de
otros hombres, y cualquier indicio de homosexualidad hace que muchos hombres salgan huyendo. Pero la solución no consiste en perpetuar la homofobia y silenciar a los gays al impedir la presencia de gays en el movimiento o no abordar asuntos relacionados con la homosexualidad. Por el contrario, tenemos que combatir el
temor y la ignorancia que hace que los hombres huyan, en primer lugar, y rechazar la idea de que si cuestionamos la masculinidad seguramente somos homosexuales. La "homofobia" a menudo se entiende en el movimiento de hombres como algo relativo primordialmente al temor a la intimidad entre hombres, y se acepta ampliamente, por tanto, que la homofobia impide el desarrollo de una masculinidad saludable. Pero se da menos
atención a otros aspectos de la homofobia -- el desprecio y los ataques dirigidos específicamente a los gays
por su sexualidad, y las discriminaciones e injusticias que los gays enfrentan. La política gay involucra una crítica más amplia del hecho de la "heterosexualidad obligatoria" y la ideología heterosexista que dice que el ser
heterosexual es algo "natural" o biológicamente determinado.
Aliados heterosexuales
A los hombres heterosexuales sólo puede beneficiarnos el concientizarnos sobre la homofobia. Si estamos menos distanciados de
los gays y nos preocupa menos la idea de que otros puedan vernos como homosexuales, somos más capaces de salirnos de la
masculinidad convencional. Podemos buscar una mayor cercanía e intimidad con otros hombres y permitirnos a nosotros mismos
una personalidad más emocional y sensual. Tal como dice una manta que vi en la televisión, los hombres pueden ser "cuadrados
pero no cerrados".
Los hombres heterosexuales podemos ser aliados de los gays y los bisexuales. Podemos reconocer su existencia, afirmar la validez
de su sexualidad, defenderles de ataques y apoyar su lucha. Los hombres y la masculinidad no cambiarán mucho sino hasta que la
homofobia sea radicalmente socavada. El temor a ser vistos como "maricas" impide que los hombres y los niños cuestionen y lleguen a abandonar la masculinidad tradicional. Combatir la homofobia es, por tanto, una tarea clave para todos los hombres.
Copyright 1995. Reimpreso con autorización de la revista XY: men, sex, politics. PO Box 26, Ainslie ACT,
2602, AUSTRALIA. Título original: Straightjacket.
Traducción: Laura E. Asturias (Guatemala) [email protected]
http://coombs.anu.edu.au/~gorkin/XY/xy.htm
Palos y piedras
Por Nick Sellars
Traducido por Laura E. Asturias
¿Qué tiene que ver un artículo sobre homosexuales con los "hombres comunes y corrientes"? Nick Sellars lo
dice claramente: La eliminación de la discriminación contra los homosexuales es una de las tareas más importantes para acabar con el sexismo. Hombres que escriben para una revista como XY, que marchan con otros
hombres para acabar con el abuso sexual, que abrazan a otros hombres en plena calle. Deben ser homosexuales, ¿no? Él comparte las tareas del hogar, no compite en el trabajo y no acosa a las secretarias. Debe
ser homosexual, ¿no? Esa pregunta, cuando viene de los hombres, a menudo tiene la intención de ser peyorativa, como si fuera una amenaza o un castigo; y cuando viene de las mujeres, ellas suponen que un hombre
que no oprime a las mujeres debe ser homosexual. Usualmente no preguntan: simplemente se preguntan en
silencio. Lo mismo se aplica a todos los hombres que escribimos para XY, a los que la leen y los que aparecen en ella en fotografías y caricaturas. Observen, por ejemplo, a los dos hombres de la foto que acompaña a
este artículo. Dos hombres, cada uno con un brazo sobre el hombro del otro, disfrutando de su mutua compañía. Deben ser homosexuales, ¿no? En realidad no importa si lo son, o si sólo uno o ninguno lo es. Lo interesante es por qué necesitamos saberlo para poder apreciar la fotografía. ¿Cuál es el significado oculto detrás
de dos hombres que se tocan? Y ¿a qué le temes tanto? ¿A los palos y las piedras?. Hoy en día, algunos dirán que la homofobia existe porque "no queremos contagiarnos de SIDA". Lo siento, muchachos, respuesta
incorrecta. Los heterosexuales han estado conscientes de la presencia del SIDA desde hace más de una década, pero el disgusto de los hombres occidentales por la homosexualidad viene de mucho tiempo atrás. Por
ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial, los Nazis perseguían homosexuales tan ferozmente como lo hacían
con los judíos, pero los antecedentes de su odio por los homosexuales es mucho más antiguo. Palos y piedras. Huesos rotos.
Herramientas de opresión.
En nuestra cultura creemos que los hombres solteros, los que no han "tenido" una mujer en las últimas seis semanas, son
"probablemente homosexuales". El no tener una novia es un signo seguro de serlo. Otro signo es que seas más débil que tus amigos. El no tener una novia, especialmente si aún vives con tu madre a los 25 años, es "evidencia fehaciente". De hecho, si eres cualquier cosa que no sea un "verdadero" hombre, esto significa que ya te toca recibir una de las buenas palizas de la opresión que la
gente homosexual teme y sufre diariamente. Palos y piedras. Herramientas de opresión que nos afectan a todos los hombres.
Tal vez puedas recordar cómo eran las cosas. ¿Recuerdas que, cuando estabas en el patio de la escuela, lo
peor que alguien podía hacer, además de golpearte, era llamarte "nena" o "hueco"? Cuando eso ocurría, sabías bien que debías dejar de hacer lo que estuvieras haciendo y empezar a hacer lo que ellos hacían; de lo
contrario, te dolería. Era la opción "menos mala" en ese momento, una cuestión de sobrevivencia. Fue así como aprendimos (la mayoría) a alinearnos y ser uno de los muchachos, o a disfrazar y negar lo que realmente
queríamos hacer.Si hacíamos amistad con una niña, si teníamos una cercana amistad con un niño, si ayudábamos a la maestra, si mostrábamos nuestros verdaderos sentimientos, si mamá nos daba un beso al dejarnos en la puerta de la escuela, no era extraño oír que uno de nuestros compañeros gritara "nena" o "marica".
También las niñas lo hacían, pues también a ellas se les enseñó lo que un "verdadero" hombre debía ser.
Nuestras maestras lo pensaban. A nuestros padres les preocupaba. No se nos permitía llorar, mostrar sentimientos, ser tiernos, solidarios o suaves. Los homosexuales, y las formas en que son tratados por la sociedad,
nos son dados como ejemplo de lo que nos ocurrirá si no nos apegamos a la norma. De niños, y también ahora como hombres, no se nos permite mantener nuestra plena humanidad. Palos y piedras. Aun los nombres e
insultos lanzados al aire nos lastimaban a cada uno, aunque no fueran dirigidos a nosotros. Cuando éramos
pequeños, el ser etiquetados como "maricas" no tenía nada que ver con nuestra preferencia sexual. Y es lo
mismo ahora que somos mayores. Veamos de nuevo la fotografía. No podemos adivinar la orientación sexual
de esos hombres. Sólo su genuina cercanía es aparente. Entonces, ¿qué es lo que tanto te atemoriza? Los
primeros golpes de la opresión homosexual llegan temprano y todos los sentimos. Estos golpes no tienen na-
da que ver con la persona a quien escojamos amar, ni con nuestra edad o bondad. A todos los hombres se
nos mantiene separados pues la sociedad dice que si quieres acercarte a otros hombres lo único que quieres
de ellos es sexo: seguramente eres homosexual. La transformación de esta creencia requiere de acción en
dos cosas. En primer lugar, si aceptas que está bien ser homosexual (especialmente si lo eres), el que te llamen "gay" o cualquier otra cosa no debe lastimarte. Recuerda esto al proceder al segundo paso: sigue acercándote a muchos hombres: homosexuales, heterosexuales, bisexuales, no sexuales o raras veces sexuales.
Somos dos mil millones y medio de hombres entre los cuales puedes escoger. Empieza con una relación hombre-hombre realmente cercana, íntima. Notarás que "relación" no es sinónimo de "sexo". Talvez temas ser
homosexual cuando trates de hacer esto. El temor que sientes es el temor que la sociedad nos inculca desde
muy temprano en la vida. La sociedad necesita chivos expiatorios para que siempre haya un grupo de personas por debajo de otro, para que las jerarquías se mantengan. Esto nos hace sentir que la opción "menos mala" es patear o golpear a esas personas para que otros no lo hagan con nosotros. Este temor es vacío; es perpetuado por la homofobia. Palos y piedras que vienen a atormentarnos desde nuestro pasado. Desafortunadamente, ese viejo temor permanece en la mayoría de hombres y se manifiesta como miedo y odio irracional de
la homosexualidad. Y lo usan como justificación para discriminar, lastimar y matar a decenas de miles de hombres de quienes se sospecha que podrían ser homosexuales. Los palos y las piedras les cuesta la vida a los
hombres. Y así como nos lastimaba en la niñez que nos llamaran por alguno de esos nombres, también nos
hiere como adultos. Estos crímenes contra los homosexuales adultos tampoco tienen que ver con la preferencia sexual. Son los vientos fríos que quedaron de las golpizas y el acoso de la niñez, vientos que soplan no
sólo para los que lastiman e insultan cuando buscan víctimas, sino para todos los hombres que queremos estar cerca de otros hombres. Por eso tienes miedo. Es la única razón por la que podrías tenerlo. El ocultar tu
humanidad y conexión con todos los hombres y todas las mujeres ya no es la opción "menos mala". Renuncia
a ella. Rescata plenamente tu derecho a tener amistad con todas las personas, especialmente aquellas que
son diferentes a ti.
Copyright 1995. Publicado en la revista XY: men, sex, politics, 2(3), Spring 1992. XY, PO Box 26, Ainslie ACT,
2602, AUSTRALIA. Reimpreso con autorización. Título original: Sticks and stones.
Traducción: Laura E. Asturias (Guatemala) [email protected]
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