El apetito y el cerebro

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EL APETITO Y EL CEREBRO
Con el apetito no sucede como muchos creen, que el hambre se presenta
cuando el sistema digestivo ha concluido su labor de transformar los
alimentos y estos se encuentran en la fase final de la digestión.
El apetito tiene su punto de partida bien lejos del estómago. Se origina en el
cerebro. Allí, en el hipotálamo, se localiza una central o sistema de
regulación de la ingesta: señales químicas específicas dan la orden para
que el apetito se abra, porque el organismo necesita combustible. Le faltan
energías.
Así mismo, nuevas señales químicas activan el mecanismo de saciedad y
dan la orden para dejar de comer.
Y el sistema digestivo le obedece: al principio, los intestinos crujen. Al final,
hay llenura y ya no pueden recibir más alimentos.
Este es un ciclo que se repite varias veces al día. El mecanismo bioquímico
tiene su sede central en el cerebro, y sus sucursales o filiales periféricas en
el estómago y los intestinos. En el cerebro, intervienen dos
neurotransmisores principales: la noradrenalina, responsable de abrir el
apetito (invitando a comer, sobre todo, carbohidratos), y la serotonina, con
su efecto antagónico, es decir, transmitiendo la sensación de saciedad.
Así sucede en las personas que tienen un ciclo normal de alimentación.
"Normal" quiere decir equilibrado, con períodos más o menos regulares de
ayuno que anteceden y le siguen a los momentos en que se ingieren las
comidas habituales (tres para el común de los adultos, cinco para niños).
Pero ¿qué sucede cuando el mecanismo bioquímico se altera? Dos
extremos pueden presentarse: si aumenta la secreción de serotonina, el
apetito disminuye hasta el punto de llegar la persona a sufrir de anorexia.
Si aumenta la noradrenalina, la necesidad de estar comiendo en forma
permanente podrá desencadenar obesidad y, en muchas personas,
bulimia.
¿De qué se trata?
Mencionar la bulimia y la anorexia es hablar de dos enfermedades muy
propias de la adolescencia hoy día y sobre todo del sexo femenino. Pero es
también hablar de desórdenes del apetito que pueden afectar a los adultos,
hombres o mujeres.
Los desórdenes del apetito van en un sentido o en otro: la persona que
come en forma compulsiva y nunca se siente satisfecha, sufre de bulimia.
Es la misma persona que se esconde para seguir comiendo, va al baño, se
induce el vómito después de lo cual sigue comiendo, toma laxantes y
diuréticos, y sigue comiendo. Entra en un círculo vicioso bastante
complicado de romper: se ve gorda, su auto imagen sufre, y, para vengarse
de sí misma, sigue comiendo aún más.
En el otro extremo, se encuentra la persona anoréxica. Nunca satisfecha
con su imagen ella tampoco, se entrega a un ayuno absurdo que alcanza
límites insospechados: un café y una manzana al día, por ejemplo.
Ambas enfermedades tienen en su origen factores emocionales y afectivos
(sicológicos), y endocrinológicos, con repercusiones en el ámbito
ginecológico. Igualmente, entre sus causas, incluyen factores socioculturales y epidemiológicos (posibles antecedentes familiares de depresión
y alcoholismo). En ambas, por otra parte, se encuentran síntomas de
depresión.
Van aquí, entonces, varios puntos aclarados: el primero, es que tanto la
bulimia como la anorexia son trastornos biológicos que no deben ser
descuidados. Son tan serias que, en su desarrollo extremo, pueden llevar a
la muerte.
El segundo punto es que no se presentan únicamente durante la
adolescencia. Hablemos de la anorexia: suele iniciarse antes de los 25
años. Pero aquí van las cifras: el 50% de las personas anoréxicas logran
curarse con tratamiento nutricional o psiquiátrico; el 20% de las anoréxicas
siguen siéndolo toda su vida, y su efecto más grave es que produce
esterilidad; un 10% se van al extremo opuesto y desarrollan una bulimia;
otro 10% se convierten en obesas, y entre el 6% y el 8% mueren.
El tercer punto, y quizá el más novedoso, es el papel que juega el cerebro
con sus sustancias químicas o neurotransmisores. Estas pueden ser
medidas mediante análisis de laboratorio muy específicos, lo que
comprueba aún más el origen biológico -además de la influencia de la
siquis- en ambos trastornos.
Las cuatro 'A' y 'C'
ANOREXIA, Adelgazamiento, Amenorrea (falta de menstruación),
Alteración de la imagen corporal, no sólo como fenómeno psicológico sino
también de origen biológico (menor utilización de glucosa en las áreas
apreciativas visuales).
La BULIMIA es: Compulsión (necesidad de comer sin parar y en grandes
cantidades), Comilonas (a escondidas), Control excesivo del peso corporal
(un obeso nunca se pesa, un bulímico sí), Catarsis autoinducida (vómito,
purgantes, diuréticos).
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