Los aboga Pantoja co concedan de la cond pagar part Frank Gehry

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bre de 2014
FRECUENCIA: Diario
PÁGINAS: 55,70-71
O.J.D.: 84835
TARIFA: 17162 €
E.G.M.: 271000
ÁREA: 1139 CM² - 110%
SECCIÓN: CULTURA
24 Octubre, 2014
ZÓN
ás
PAÍS: España
CULTURA / 70
GENTE / 74
Frank Gehry dedica
una peineta a la Prensa
en su comparecencia
para recoger el
Príncipe de Asturias
Los abogados de Isabel
Pantoja confían en que le
concedan la suspensión
de la condena gracias a
pagar parte de la multa
Entrevista con la prota
de «Dos días, una
Mario
Cotillar
de nuevo al Osc
La actriz belga protagoniza la nueva película de los h
Dardenne en el papel de una madre al límite por e
despido, que conjuga una historia de trasfondo so
competirá por la estatuilla Cin
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Impreso por Francisco Rincón Durán. Prohibida su reproducción.
Viernes. 24 de octubre de 2014 • LA RAZÓN
24 Octubre, 2014
La arquitectura vertical de
Frank Ghery
El arquitecto desata la
polémica a su llegada a los
Premios Príncipe de
Asturias al dedicar una
peineta a sus críticos
Alberto R. Roldán
Javier Ors - Oviedo
F
rank Gehry resultó ayer tan controvertido como algunos de sus proyectos. El arquitecto, de 85 años, reveló
que todavía es un alma en plena
forma y, a la primera pregunta que se le planteó en la rueda de Prensa que concedía, respondió con una juvenil despreocupación,
una airosa y vivaz peineta y una declaración
tan diáfana que la pudieron escuchar hasta
los sordos: «Déjenme decirles una cosa: el 98
por ciento de lo que se construye y se diseña
hoy es pura mierda. No hay sentido del diseño
ni respeto por la humanidad ni por nada. Son
malditos edificios y ya está. De vez en cuando
hay una pequeña cantidad de personas que
hace algo especial. Son muy pocos. ¡Pero Dios
santo, déjennos en paz! Nos dedicamos a
hacer nuestro trabajo. No pido empleo, no
tengo publicistas, no estoy esperando a que
me llamen. Simplemente si me llaman, yo lo
hago. Trabajo con clientes que tienen respeto
por el arte de la arquitectura por tanto no
hagan preguntas estúpidas como ésa».
La cuestión mencionada, decía: «¿Qué
opina de los críticos que dice que su arquitectura pertenece a la arquitectura del espectáculo?». Era la primera que se le dirigía al diseñador del Museo Guggenheim de Bilbao,
donde se prevé que acuda de visita el sábado.
Unos segundos antes había entrado en la sala
con un ánimo imprevisto, casi jovial, bromeando con los periodistas que encontraba
a su paso y asegurando «no sé nada». Una
actitud que cambió nada más sentarse y escuchar aquella primera interpelación (se la
hicieron poco más de tres en veinte minutos).
Él respondió con un silencio de plomo, una
rejuvenecedora sonrisa y su tierno homenaje
al lenguaje de signos (dirigido a los críticos, no
al periodista, se presupone). La reacción resultó previsible: dejó de sonar hasta la electricidad de los reflectores de la luz y, por un
instante, no se oyó nada. Una situación comprometida que se salvó tras unos incómodos
segundos y una oportuna duda de la responsable de presidir el acto: «¿Hay alguna pregunta más?». Las hubo, por supuesto, a pesar de
la perplejidad, pero Gehry ya había demostrado que no sólo es capaz de crear arquitectura espectáculo: también puede dar ruedas
de prensa espectáculo.
A pesar de su pequeño tamaño, Gehry demostró encontrarse a la altura de la situación
y, poco después, pidió disculpas al reportero
que había abierto su comparecencia ante los
medios de comunicación, recurriendo, de
nuevo, a la mímica y, después, ya al final,
acercándose a él para brindarle sus excusas
y pedir perdón. ¿Pero a quién le importaba ya
estas diligencias obligadas? La instantánea del
arquitecto y su loable capacidad para hacerse
El arquitecto, durante la polémica rueda de prensa antes de recoger el Premio Príncipe de Asturias de las Artes
Una pregunta «a traspiés»
E
l arquitecto español Rafael Moneo (en la
imagen) aguardaba en el hall del Hotel
Reconquista mientras Frank Gehry, el autor del
Guggenheim de Bilbao y de las bodegas Marqués de Riscal aumentaba aún más su fama
internacional en la sala de Prensa. Cuando se
le preguntó por las declaraciones de su colega
de profesión, respondió: «Estas cosas pueden
coger a cualquiera a traspiés. Es una pregunta
a la que hay que contestar en las clases y no en
una ocasión como ésta». Después defendió a su compañero: «Siento un
enorme respeto por Gehry. Sería equivocado verlo como un arquitecto de
una arquitectura escandalosa. Él ha puesto al día el utillaje que se emplea
en este trabajo; ha probado que los ordenadores y la tecnología, y los
servicios que prestan, no son únicamente un medio sino que pueden
conseguir una evolución de los materiales» para los arquitectos.
comprender sin palabras en el mundo ya
daba vueltas por las redes sociales bastante
antes de que terminara el encuentro.
De otra raza
Gehry se ha convertido en la cara visible de
un linaje de arquitectos que han trabajado en
la monumentalidad. Una tendencia que, con
el advenimiento de la crisis, se ha comenzado
a cuestionar (a pesar de que sus proyectos
continúan desarrollándose con evidente esplendor, como demuestra el edificio que el
propio Gehry ha inaugurado en París para la
Fundación Louis Vuitton, y su diseño de una
nueva sucursal del Guggenheim para Abu
Dabi, que se ha convertido en la nueva capital
de la arquitectura moderna). La inversión que
requerían cada uno de los edificios impulsados por esta generación de creadores ha sido
sometida a un severo análisis y ha levantado
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comentarios en contra. Un aspecto que, sumado a algunas construcciones polémicas
del arquitecto, como la torre de apartamentos
dorada que ha levantado en Berlín o el Museo
de la biodiversidad de Panamá, ha situado a
este renovador en el centro de las críticas.
Desde hacía tiempo se había subrayado
su renuncia a algunos de sus indiscutibles
logros, como la experimentación con nuevos materiales y la capacidad rupturista de
sus formas, que ahora, parece, comienzan
a repetirse y a convertirse en una firma en
serie, dejando de lado la renovación implícita que se supone en todo creador. De nada
ha servido que sea el padre de la Sala de
Conciertos Walt Disney, la Casa Danzante
de Praga o el Museo de Arte Weisman para
silenciar a los
que se muestran
Mafalda, con
ahoracontrarios
Woody Allen
a sus ideas. Algo
◗ A la escultura de
que pudo comWoody Allen, que se
probarse basha convertido en
tante bien ayer
uno de los símbolos
cuando le diride Oviedo, se ha
gieron esa presumado otra que
gunta. El arquiserá el nuevo icono.
tecto, tras recoEs la escultura de
nocer que estaMafalda, que ayer
ba aturdido y
inauguró Quino, su
cansado por el
creador, en uno de
viaje, hizo una
los parques
defensa de la
céntricos de la
arquitectura
ciudad. Es una
con mayúscurepresentación a
las, o sea la suya:
color del célebre
«No sabía que
personaje de las
fuera posible
tiras cómicas. Está
cambiar una
sentada en un
sociedad, pero
banco, al lado de un
descubrí que los
estanque y, ayer,
edificios pueatrajo todas las
den marcar la
miradas.
diferencia en
una comunidad. La ópera de
Sydney lo hizo y estoy seguro de que el Partenón también cumplió su función en la
sociedad griega. Uno se pregunta por qué
no hay más gente que se aprovecha de ello.
Yo sigo sin entenderlo». Gehry continuó con
su digresión y aseguró que «en Bilbao construimos un edificio con un presupuesto muy
modesto: ochenta millones de euros en el
97. El resultado ha sido tremendo. Algo poderoso. Y los beneficios que a cambio ha
generado son evidentes».
Él mismo redondeó la naturaleza de sus
principios y afirmó con rotundidad: «Los
edificios públicos tienen que ser iconos: un
ayuntamiento, una biblioteca, un museo...
Son importantes y tienen que ser icónicos.
Necesitan tener una característica especial
que les destaque sobre los que hay a su alrededor, el resto. Esos edificios definen la ciudad
y, también, a nosotros». Gehry, al acabar la
rueda de Prensa, había recuperado el aire
templado y animoso que tenía al entrar en la
sala y se marchó tranquilo, dejando detrás la
polvareda que había levantado su sorprendente intervención. Pero, con su actitud,
también demostró que no sólo los materiales
de sus edificios son capaces de adaptarse a las
formas. Él también puede hacerlo. Y a lo
grande. Por algo es arquitecto, ¿no?.
El autor vasco, en los acantilados de La Galea, en una imag
El escritor fallece a los 91 años en Get
Ramiro Pinilla,
el fértil «valle ver
de las letras vasc
tierra convulsa», al
«Los cuerpos desn
BARCELONA- Ha muerto el hom- cenizas del hierro»,
bre de los «verdes valles», las «coli- dado dieciocho año
nas rojas»: las palabras con las que Hasta aquel momen
tituló una trilogía que causó sensa- en historia de la lite
ción en su momento, justo hace ban de pasada cuan
diez octubres, y lo situó, o mejor corriente renovador
dicho, lo resituó en la narrativa va española en los añ
española moderna de forma des- todo caso, el escritor
tacada. Ramiro Pinilla
publican
(nacido en Bilbao en EL SILENCIO
editoria
1923 y muerto ayer a Se mantuvo
con un
los 91 años en Getxo),
pueblo,
se había mantenido años apartado
vendían
décadas apartado del del mundillo
de Getx
mundillo editorial
coste.
más relevante, tras literario tras sus
Es jus
ganar el premio Nadal éxitos iniciales
ciudad e
y el de la Crítica por
ubicado
«Las ciegas hormigas»
algunos
(1961) y resultar finalista del Plane- y de las novelas «An
ta en 1972 por «Seno». Una vida ki Baskardo» (197
dedicada a la literatura alternada años» (1990) el lug
con empleos que inequívocamen- elevaba a categoría
te le conducían a problemas eco- do de sus influen
nómicos, ya fuera en la marina Faulkner y García M
mercante, en una fábrica de gas o primer volumen de
emprendiendo un negocio de po- colinas rojas» cons
llos.
mación de la histor
Pinilla rompió su aparente silen- finales del siglo XIX
cio de forma contundente con el tructura clásica de
primer volumen de la trilogía, «La enfrentadas. En sus
Toni Montesinos
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