18 El que coma de este Pan - Religiosas de María Inmaculada

Anuncio
“el que coma de este Pan
vivirá eternamente” Jn 6,51
Oración
“el que coma de este Pan
vivirá eternamente” Jn 6,51
Canto al Espíritu
Monición
“Creo en la vida eterna”… Ésta es la última confesión que
hacemos en el Credo; pero es también fundamento sobre el que
descansa nuestra fe; una vida eterna que está ligada a Jesús, a
comer su pan, alimentarnos de la Eucaristía.
En este rato de adoración van a resonar sus palabras: “el que
coma de este pan vivirá eternamente”… Tenemos hambre de
Dios, necesitamos el pan de la vida eterna.
Llegamos al final de nuestros “encuentros” y lo hacemos
contemplando al pan de vida y su promesa de vida eterna. Que
nuestra adoración en esta noche a Jesús, pan vivo, sea profunda,
confiada, agradecida…
Lectura de la Palabra de Dios (Jn 6,39-40.44.51.54-57)
“[Dice Jesús]: «La voluntad del que me ha enviado es que yo no
pierda nada de lo que Él me dio, sino que lo resucite en el último
día. Ésta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree
en Él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día".
Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y
yo lo resucitaré en el último día.
Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan
vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida
del mundo.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo
resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera
comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y
bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he
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Oración - 26/05/2011
sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la
misma manera, el que me come vivirá por mí».
Comentario de la Palabra de Dios
Hay tres voluntades que sólo la gracia de Dios puede hacer que
confluyan para ganar nuestros corazones al final de los días.
 La voluntad del Padre: “…40 ésta es la voluntad de mi
Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida
eterna y que yo le resucite el último día”
 La voluntad del Hijo: “… que no pierda nada de lo que Él
me ha dado, sino que lo resucite el último día”
La voluntad del discípulo: “Está escrito en los profetas: «Serán
todos enseñados por Dios». Todo el que escucha al Padre y
aprende, viene a mí”. (Jn 6,45)
El discípulo ha de CREER:
«En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida
eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el
maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del
cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo,
bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida
del mundo."Porque mi carne es verdadera comida y mi
sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi
sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre,
que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el
que me coma vivirá por mí» (Jn 6,47-51;55-57).
Se tratará siempre de vivir esta fe, acogiendo el Misterio de
la Redención en nuestro interior, comprometidos con esa
carne entregada para la salvación del mundo: el Pan que
como, me transforma y me pide entregarme, dejarme hacer
en todo, hasta en las actitudes más simples, porque todo ha
de pasar por la configuración con Él.
Comemos y bebemos la carne y la sangre de Aquel que, siendo
el Buen Pastor, por Amor se convierte en Cordero para el
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sacrificio, del que podemos comer su carne y beber su sangre,
permaneciendo así en Él y Él en nosotros para así tener Vida en
Él.
Adoración (silencio)
Resonancias de la Palabra
Joven
Ésta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en
Él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día".
Señor, yo creo, pero quiero creer más… Quiero creer, sin dudarlo
nunca, que voy a vivir contigo para siempre… Que Tú me vas a
resucitar, que me vas a dar tu misma vida, la vida que el Padre te
ha dado a ti.
La esperanza me hace gozar de todo lo bueno que ya poseo. La
esperanza en una vida eterna es una riqueza muy superior a todos
los valores de esta vida. Mi felicidad aquí se cambiará en una
felicidad mucho mayor y que no pasará jamás.
Mantra
Pausa
Canto
Oración con el Catecismo de la Iglesia
989 Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo
modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los
muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después
de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que El
los resucitará en el último día (cf. Jn 6, 39-40). Como la suya,
nuestra resurrección será obra de la Santísima Trinidad: Si el
Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús de entre los muertos
habita en vosotros, Aquél que resucitó a Jesús de entre los
muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su
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Oración - 26/05/2011
Espíritu que habita en vosotros (Rm 8, 11; cf. 1 Ts 4, 14; 1 Co 6,
14; 2 Co 4, 14; Flp 3, 10-11).
Pausa
Joven
Señor, creo y así lo espero, que viviré para siempre. Y creo que
también vivirán contigo y conmigo para siempre todos los que
aquí he querido, todos los que aquí me has dado y están cerca de
mi corazón. Creo Señor que mi vida, como la de todos, son vidas
para la eternidad, para el amor pleno y gozoso… Lo creo Señor y
lo deseo
Mantra
994 Pero hay más: Jesús liga la fe en la resurrección a la fe en
su propia persona: "Yo soy la resurrección y la vida" (Jn 11, 25).
Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes
hayan creído en él. (cf. Jn 5, 24-25; 6, 40) y hayan comido su
cuerpo y bebido su sangre (cf. Jn 6, 54). En su vida pública
ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo
la vida a algunos muertos (cf. Mc 5, 21-42; Lc 7, 11-17; Jn 11),
anunciando así su propia Resurrección que, no obstante, será de
otro orden. De este acontecimiento único, El habla como del
"signo de Jonás" (Mt 12, 39), del signo del Templo (cf. Jn 2, 1922): anuncia su Resurrección al tercer día después de su muerte
(cf. Mc 10, 34).
Pausa
Joven
Señor Jesús, Tú eres la resurrección y la vida. Tú has venido para
que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
Nosotros tenemos vida, pero Tú eres la VIDA; por eso sólo Tú
puedes resucitarnos.
Jesús, aumenta mi fe y confianza en ti…
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Mantra
1038 La resurrección de todos los muertos, "de los justos y de los
pecadores" (Hch 24, 15), precederá al Juicio final. Esta será "la
hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y
los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que
hayan hecho el mal, para la condenación" (Jn 5, 28-29).
Entonces, Cristo vendrá "en su gloria acompañado de todos sus
ángeles,... Serán congregadas delante de él todas las naciones, y
él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las
ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha, y las
cabras a su izquierda... E irán estos a un castigo eterno, y los
justos a una vida eterna." (Mt 25, 31. 32. 46).
Pausa
Joven
Señor, oir hablar de juicio final me produce cierto respeto o
temor. Ante Dios juez ¿cómo puedo resultar inocente? ¿cómo no
imaginarme en el lado izquierdo enfrentándome a un castigo
eterno como lo plantea esta parte del Catecismo y del Evangelio?
Pero te contemplo a ti, Jesús, muerto en la cruz para el perdón de
mis pecados, y te adoro hecho pan, hecho eucaristía por mi y
desaparece en mi todo temor… Mi Dios es misericordioso. Mi
Dios me justifica. Mi Dios me regala la vida eterna.
Mantra
1042 Al fin de los tiempos el Reino de Dios llegará a su plenitud.
Después del juicio final, los justos reinarán para siempre con
Cristo, glorificados en cuerpo y alma, y el mismo universo será
renovado: La Iglesia sólo llegará a su perfección en la gloria del
cielo... cuando llegue el tiempo de la restauración universal y
cuando, con la humanidad, también el universo entero, que está
íntimamente unido al hombre y que alcanza su meta a través del
hombre, quede perfectamente renovado en Cristo (LG 48).
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Pausa
Joven
Mi final, el final de todos los hombres, el final de la Iglesia es la
plenitud, la glorificación, la perfección… ¡Qué diferente de lo
que percibimos aquí donde todo se muere: las personas, las
instituciones, los afectos…! Pero es que, Señor, si Tú eres la
resurrección y la vida contigo sólo puede haber vida.
Vivir para siempre, sí, pero vivir para siempre contigo, a quien he
ido conociendo y amando, de quien he comido su cuerpo y
bebido su sangre. Me llamas a una verdadera y total comunión de
vida.
Gracias Señor por el regalo de tu vida en mí…
Mantra
Pausa
Joven
Señor, no quiero acostumbrarme a lo extraordinario de tu amor,
no quiero perder la capacidad de sorprenderme y maravillarme
ante el gran misterio de la fe y la grandeza de tu amor.
No quiero acostumbrarme y vivir como normales todo el bien que
me has hecho y el que espero…
Señor, que no me acostumbre a vivir contigo, que no me
acostumbre a cogerte en mis manos y comerte hecho eucaristía.
Mantra
Lectura de la Palabra de Dios (Jn 5,19-30)
«Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: "En verdad, en
verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino
lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace
igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra
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todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas,
para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los
muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que
quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo
ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como
honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que
lo ha enviado.
En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree
en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio,
sino que ha pasado de la muerte a la vida. En verdad, en verdad
os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos
oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque,
como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al
Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar,
porque es Hijo del hombre.
No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén
en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el
bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el
mal, para una resurrección de juicio. Y no puedo hacer nada por
mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque
no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado».
Comentario de la Palabra de Dios
Es necesario adentrándonos en este discurso sobre la
resurrección, tener presente el principio del Amor que está a la
base de la relación entre el Padre y el Hijo, para así poder
comprender que lo que el Amor realiza es consecuencia del
ofrecimiento mutuo de las dos Personas: el Espíritu Santo de
Amor.
“Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: "En verdad, en
verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino
lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace
igualmente el Hijo”.
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Tomamos el texto desde el versículo, ya que en él explicita
Jesús que lo que Él hace no parte de su propia iniciativa, sino
que su obrar es fruto de lo que ha aprendido junto al Padre.
Éste es el relato de la cercanía y de la proximidad íntima del
Padre y del Hijo, donde el quehacer del Hijo queda imbuido
del Amor y de la Bondad que Él ha conocido en el Corazón
del Padre. Este principio de Unidad, de unión en el Amor,
revela la identidad del Padre a través de las manifestaciones de
misericordia y compasión que el Hijo muestra a los hombres.
“Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace.
Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que os
asombréis”.
El Padre es quien devuelve la vida a los muertos… El Hijo da
la vida a los que quiere… Y el Padre ha dejado todo juicio en
manos del Hijo, para que honrando al Hijo honremos también
al Padre y viceversa:
“Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida,
así también el Hijo da la vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha
entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al
Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha
enviado”.
La fe en Jesucristo es el don que hemos de pedir
encarecidamente: Creer en Él para vivir de lo que le hemos
oído por la Palabra; el compromiso de vivir según la
identificación con La Palabra proclamada: JESUCRISTO. Así
el Hijo nos concederá la Resurrección de vida. Creyendo en el
Padre y escuchando al Hijo, que es la Palabra, se nos garantiza
la vida eterna.
El Hijo recibe del Padre aquello que sólo Él posee: vida en sí
mismo, poder para juzgar y poder para hacer salir a los
muertos de los sepulcros; los que hayan escuchado al que es la
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Palabra habrán hecho el bien; quienes lo hayan rehusado
tendrán una resurrección de juicio.
“En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree
en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio,
sino que ha pasado de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella),
en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la
oigan vivirán.
Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha
dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para
juzgar, porque es Hijo del hombre”.
Aun habiendo recibido todo poder del Padre, Él no hace nada
sin mirar al Padre, que es todo Misericordia, éste será un
juicio justo, porque será según el corazón del Padre. El Hijo en
todo busca hallar y cumplir la voluntad del Padre: “Atraeré a
todos hacia mí”
“No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén
en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el
bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el
mal, para una resurrección de juicio.Y no puedo hacer nada por
mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque
no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
El origen de todo es el Amor (Dios), y el Fin es la
Misericordia… es el Amor (Dios) que ha pasado por el
Corazón traspasado de Jesús…
Adoración (silencio)
Oración final
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Como oración final tomamos la oración colecta de la misa de la
solemnidad del Corpus Christi:
“¡Oh Dios que en este Sacramento admirable nos dejaste el
memorial de tu Pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal
modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que
experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
Redención!”
Canto final
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