REFLEXIÓN PARA LA REUNIÓN POR GRUPOS. LECTURA DEL EVANGELIO: "Salió Jesús con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos le dijeron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías y otros que uno de los profetas>. Él les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías». Y Jesús les ordenó que no se lo dijeran a nadie" (Mc 8,27–30). 1. 1. ¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY YO? Marcos nos presenta todo el evangelio como respuesta a una pregunta: ¿Quién es Jesús? Los apóstoles llevan un tiempo conociendo a Jesús, le han acompañado por muchos caminos, le han visto realizar muchos milagros, han escuchado sus palabras... En este momento del camino, les dirige una pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? Probablemente estés en cierta sintonía con Jesús, vas por la parroquia, escuchas el Evangelio, haces algún rato de oración... igual que los apóstoles. Jesús había compartido con ellos muchas cosas, como a lo largo de estos años ha compartido contigo, pero llega un momento crucial en el que se tienen que definir, y surge esa pregunta. A Jesús, le dieron distintas repuestas sobre su identidad, como nos las darían hoy si formuláramos la misma pregunta. Pensemos, ¿quién dice la gente que es Jesús? Responde reflexionando quién es Jesús en los siguientes ámbitos: a) a) Cómo presentan los medios de comunicación (TV, radio...) la persona de Jesús. b) b) Qué piensan tus amigos. c) c) Qué piensa tu familia. Comparte con el grupo tus opiniones. Tu aportación es importante. 2. 2. ¿QUIÉN ES JESÚS PARA TI? Pero, a Jesús, no le importa lo que piensen los demás. Le importa lo que piensas tú. Después de preguntar a la gente, les pregunta a sus apóstoles quién es para ellos. Hoy te realiza a ti la misma pregunta. Seguro que tienes fe, pero ¿de qué tipo es? a) a) Quizá creas porque así te lo han enseñado tus padres, estás acostumbrado a ir a la iglesia, se ha convertido en una rutina. b) b) Quizá tu fe se reduzca a pedir cosas a Dios, a pensar que Él lo puede solucionar todo. c) c) Quizá pienses que Jesús vino únicamente a comunicarnos un mensaje. d) d) Quizá reduzcas la fe a un modo de vivir, a una moral que hay que cumplir. ¿Te identificas con algunos de estos tipos de fe? Piensa cómo es tu fe, de qué manera, para qué y cuando te relacionas con Dios. 3. 3. ¿CUÁL ES LA FE EN JESÚS? ¿Qué responde Pedro? Tú eres el Mesías, es decir, el enviado por Dios para salvarnos del pecado. Los apóstoles llevaban tiempo con Jesús, pero no acababan de reconocerlo. Lo seguían porque su persona, su vida, lo que hacía, les impresionaba, pero no sabían exactamente quién era Jesús. Sólo Pedro reconoce la identidad de Jesús. ¿Te pasa algo parecido? Quizá has descubierto que tu fe es infantil y tienes que dar un paso. Jesús no es sólo un mensaje, no es sólo una forma de vivir. Él es nuestro Dios encarnado para salvarnos de pecado por medio de su muerte y resurrección. Claro, ahora podemos entender que la fe es un encuentro personal con Cristo, muerto y resucitado por nuestros pecados. La respuesta de Pedro es la nuestra. No podemos pensar y sentir a Jesús como la gente que sólo lo conoce desde fuera. Nosotros tenemos experiencia personal de encuentro con Él. Le hemos hablado muchas veces. También hemos sentido cómo nos hablaba. Hemos escuchado su voz muchas veces a lo largo de nuestra vida. Hemos reconocido sus gestos, cuando se ha acercado a nosotros para compartir la vida. Unas veces, nuestro encuentro con Él ha tenido lugar en nuestra comunidad, otras veces, ha sido un encuentro personal. Por eso, tenemos una palabra personal que decir sobre Jesús. Lo queremos como Pedro, y eso nos permite conocerlo más a fondo, porque sólo desde el amor y la amistad se conoce auténticamente a una persona. Sigamos avanzando. Queremos encontrarnos con Jesús, de hecho lo conocemos y podemos decir quién es para nosotros. Pero... eso no fue suficiente para Pedro. Tampoco lo es para nosotros. A Pedro, Jesús le recordó algo que se le olvidaba: «Cuando tú dices, Mesías, no estás pensando lo mismo que yo». Era cierto. Pedro tenía una idea preconcebida e inexacta de la vocación y la misión de Jesús, por eso, también había parte de su identidad que se le ocultaba. Sólo siguiéndolo cuando se puso de camino hacia Jerusalén, y acompañándolo hasta las puertas de la muerte –incluso con la negación– y dejándose encontrar por Él, tras la resurrección, Pedro pudo llegar a descubrir plenamente quién era para Él Jesús: su Dios, su Señor, que había entregado su vida por Él... y ahora lo llamaba para seguir realizando su misión entre los hombres con la fuerza de su Espíritu. 4. 4. ¿DÓNDE ENCONTRARNOS CON JESÚS? Para acabar de conocer a Jesús, tal como es y como quiere ser aceptado y amado, necesitamos acompañarlo, como el propio Pedro, por caminos nuevos que aún no hemos compartido con Él. Necesitamos subir a la altura del Monte de la Transfiguración, para contemplar el rostro de Dios, que se nos manifiesta al mirar su rostro de hombre. Necesitamos caminar al ritmo de sus pasos y de sus palabras hacia la ciudad de Jerusalén, donde habita el Dios de la salvación y, sin embargo, son rechazados sus profetas y hasta su Hijo. Necesitamos acompañar a Jesús hasta los momentos decisivos en que se ponen en juego las decisiones importantes y los valores duraderos de la vida del hombre. En la entrega de su vida, reconoceremos su amor incondicional por cada uno de nosotros, los hombres. En la alegría del camino en el que se nos hace presente vivo y resucitado, reconoceremos que Dios no abandona jamás a los que entregan su vida por los demás. Este largo camino, para nosotros, tiene nombres concretos. Queremos encontrarnos con Jesús, de este modo nuevo, pero, a veces, no sabemos dónde buscarlo, dónde podemos encontrarnos con Él. ¿Tú donde lo buscas? ¿Dónde lo encuentras? Comparte con el grupo los momentos en que has tenido experiencia de encuentro con Jesús, de qué manera vives tu fe. Hoy, desde que hemos llegado, se nos han presentado cuatro espacios privilegiados donde podemos encontrarlo de un modo cada vez más personal y auténtico: a) b) c) d) a) b) c) d) La oración. Los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación. La Iglesia (comunidad de cristianos cuya cabeza es Cristo). Los demás. ACTUAR Piensa qué iniciativas puedes promover en tu parroquia y qué actitudes debes alentar en ti para fomentar el encuentro con Cristo. Piensa en propuestas concretas, no teorices. REZAMOS JUNTOS... Terminemos esta catequesis rezando juntos. Señor y Dios nuestro, nuestra única esperanza, no permitas que dejemos de buscarte por cansancio, haz que te busquemos siempre con renovada ilusión. Tú, que hiciste que encontráramos y nos inculcaste ese afán por sumergirnos más en ti, danos fuerza para continuar haciéndolo. Mira que ante ti están nuestras fuerzas y nuestra debilidad. Conserva aquellas, cura ésta. Mira que ante ti están nuestros conocimientos y nuestra ignorancia. Allí donde nos abriste, acógenos cuando entremos. Y allí donde nos cerraste ábrenos cuando llamemos. Haz que nos acordemos de ti, que te comprendamos, que te amemos. Acrecienta en nosotros estos dones hasta que nos transformemos completamente en nuevas criaturas. San Agustín.