BARTOMEU PERICÀS ALEMANY, MSSCC (Campanet, 1916 - Santuari de Lluc, 2012) Para redactar esta Semblanza, damos la palabra al mismo P. Tomeu en sus “Memòries i Records”; del "Relat de vida", “Amor a la Liturgia” y “Santuarios Marianos” que presentó en varios Encuentros de Formación Permanente de la Congregación (Artajona, Navarra) y de Santuaris de Catalunya i Balears; de las Entrevistas que le hicieron los congregantes dominicanos Ramón S. Ramos y Francisco J. Rodríguez. Nací en la isla de Mallorca en un pueblo que, como dice un renombrado poeta de mi tierra, “el seu nom és alegre i festós com el so argentí d'una campaneta” (su nombre es alegre y festivo como el sonido argentino de una campanilla), quiero decir Campanet. Mi nacimiento y mi bautismo coincidieron en un mismo día que fue el 26 de Febrero de 1916. Mi nombre es Bartomeu, hijo de unos buenos cristianos llamados Bartomeu i Elisabet Maria. Yo soy el mayor de 5 hermanos: tres hermanas y dos hermanos. Yo fui a la escuela pública primero y después a una escuela particular, que regentaba el capitán Gracia, un ex capitán de la Guardia Civil muy En el Camarín austero, muy riguroso y muy exigente. Pláceme afirmar que los inicios de mi vocación brotaron en el seno de una familia cristiana y al amparo de una parroquia de la que era monaguillo y cantor. Participaba de la congregación mariana muy floreciente, y actué en alguna representación escénica. Tenía yo una tía por parte de mi madre que vivía en Palma y era muy devota de nuestra iglesia de los Sagrados Corazones. Ella me encaminó hacia el Santuari de Lluc. Recuerdo que el día que entré de “blauet” era el día de San Francisco (4 octubre 1925), tenía 9 años, y me acompañaron en un carro, con el cofrecito de ropa, el pie de jofaina y el colchón. Al principio me añoré mucho, pero pude aguantar. El Prior era el P. Joan Albertí, y el P. Jaume Al•lès el preceptor, que practicaba la pedagogía de “la letra con sangre entra”. Luego lo sustituyó el P. Guillem Pont, mucho más humano. Después de dos años, pasamos a La Real, donde acabé las Humanidades a los 14 y medio. De ahí a Sant Honorat, dos años más (1930-31). Como el P.José Nicolau y yo no contábamos con la edad requerida para el noviciado (16 años), dedicamos uno a cursar la reválida y Iº de Filosofía y otro de noviciado. El P. Grimalt fue nuestro maestro de novicios, que nos dejó bien “probados”. Hice mis primeros votos en la Ermita de Sant Honorat el 12 de Septiembre de 1932. Luego pasé a continuar estudios en La Real, con el P. Munar (profesor y superior) y el P. Francesc Reynés. Desde aquel día, toda mi existencia ha estado impregnada del espíritu, de la historia, de las tradiciones y costumbres, del anecdotario y de nuestra Congregación de Misioneros de los SS. Corazones, como también del recuerdo de muchos Congregantes coetáneos del P. Fundador (he conocido a todos los congregantes menos 8). Me honro de haber conocido, de joven, a los que serían después los beatos mártires del Coll (H. Francesc Mayol, el “Pare Ponset” (Miquel Pons), el P. Simó Reynés y el H. Pau Noguera (connovicio mío por breve tiempo). La Real vivía tiempos de esplendor, pues éramos una veintena los que formábamos el Seminario Mayor, entre filosofía y teología. Era el tiempo de la guerra española y el P. Perelló, Obispo de Vic, se había refugiado en La Real con nosotros. Yo le ayudaba la misa todas las mañanas y de aquí me vino la relación con él. Me confirió las Ordenes Menores y después el subdiaconado, el diaconado y el sacerdocio. Recibí la ordenación sacerdotal de sus manos el 10 de Julio de 1938. Cuando tenía 22 años y 4 meses estrené mi sacerdocio y pude, por fin, responder al mandato del Maestro: “ Euntes in mundum...” y las primeras armas de mi apostolado fueron un cubrepolvo y una escoba que me entregaron una tarde de finales de Agosto para barrer y ordenar mi pobre aula escolar del colegio de Sóller en la que al día siguiente tendría que lucir mis habilidades pedagógicas con un grupo de niños de primer curso, algunos de educación especial. Blauet Con tan halagüeños principios, nunca pude imaginar que durante 62 años de ministerio activo, éste se desplegara en un tan variado abanico de actividades, mi vida se ha repartido en 12 puestos de la geografía congregacional. Como era tiempo de guerra, nos militarizaron tres o cuatro años; primero yo fui soldado y después, capellán castrense. Yo estuve en el hospital militar, tenía que ver a los enfermos; estuve en artillería y tenía que ir cuando había ejercicio de tiro, con los soldados, etc. Me destinaron a Sóller y durante la semana daba clase a los más pequeños del colegio y el sábado por la tarde me iba al cuartel a decir misa a los soldados hasta el domingo por la tarde. Ministerio de la Palabra (10 años) Estuve dedicado sobre todo en la predicación de Ejercicios y Misiones populares, que si mal no recuerdo fueron unos 50. La primera Misión en la que tomé parte, fue la de Palma de Mallorca cuando tenía veinticuatro, veinticinco, años. El primer equipo misionero al que me incorporé lo formaban el P. Jaime Al•lès, el P. Pedro-Juan Grimalt, el P. Lorenzo Rotger y yo. Además de los mencionados, con los que compartí más veces mi tarea misionera fueron los PP. José Amengual, Juan Jaume y Jaime Palou. Las misiones duraban unos 12 días. Ministerio parroquial (35 años) Cuando yo llegué a Lluc la Congregación no tenía a su cuidado más que dos pequeñas Parroquias, la de Escorca i La Real. El hecho de haberme formado en este contexto parroquial, hizo que –sin renunciar a mi vocación misionera - tuve siempre iluMisionero Popular sión por la vida parroquial. Tal vez porque adivinaba en la parroquia un campo muy variado de labor pastoral y donde tendría ocasión de administrar unos sacramentos exclusivos de la parroquia. Mi primer desposorio fue con la parroquia del Coll (Barcelona), que me proporcionó muchas alegrías y algunos malos ratos. Yo he estado ligado con 7 (entre ellas, un curso en Sagua la Grande, Cuba), parroquias con una marcada variedad social. Algunas de feligresía muy pobre, otras ciudadanos de clase media y dos que había que ponerlas en marcha. De todas guardo agradables recuerdos, de dos conservo la memoria de las horas de ansia y preocupación Amor a la Liturgia (toda la vida) “La Liturgia es la primera escuela de nuestra vida espiritual”(Sacrosanctum Concilium). Con mucha antelación y antes de que el Papa pronunciara estas palabras, yo entré como alumno en esta escuela. El amor a la Liturgia tiene sus raíces en los años de mi infancia. Nunca me olvidaré de la honda impresión que sentí el primer año de mi estancia en Lluc, cuando tenía 9 años y oí cantar por primera vez la “sequentia” de Corpus Christi: Lauda Sion Salvatorem. Durante los años de mi formación en La Real, en la imposibilidad de disponer de un “misalito”, me ingenié con un viejo Liber usualis al que tuve que añadir páginas escritas a máquina. Disponiendo de los medios que tenía a mi alcance, incrementé mi formación en la materia. Con la ordenación de Subdiácono recibí jubiloso la entrega del Breviario que acepté no como onus (carga), sino como gaudium (psalterium meum gaudium meum de San Agustín: mi salterio es mi gozo). Texto emblemático de las estampas-recordatorio fue: Domine dilexi decorem domus tuae (“He amado, Señor, la belleza de tu casa”). El amor a la Liturgia me lleva a un gran amor a la Iglesia. Siempre me ha interesado su Historia, su Teología, sus Instituciones, sus Santos y las noticias de su vida de cada día; las buenas para alegrarme y las malas para dolerme y orar por Ella. Este amor a la Iglesia hizo que desde muy joven me interesara por todo lo relacionado con el Ecumenismo. Conservo recuerdos de hechos que me quedaron marcados para siempre. Las visitas a Santa Sofía, al Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla y al Centro Ecuménico de las Iglesias en Ginebra, la asistencia al traslado de los restos de San Josafat a la Basílica de San Pedro, el Funeral del Cardenal Slippy en Santa Sofía de Roma y la visita a la Santa Montaña de Athos. Escribí artículos mensuales en “Hojas del Calendario Litúrgico” y “Páginas Litúrgicas” (1939-1940). Durante los años dedicados a la predicación de misiones populares y de Ejercicios, a la tradicional explicación de la misa hecha según una interpretación mística y devota, intenté darle un contenido histórico, litúrgico y bíblico. Para fomentar la piedad litúrgica entre grupos reducidos, ordené un “Oracional Litúrgico” con textos sacados de los libros oficiales y traducidos a la lengua vulgar. Creo que en las 7 parroquias con las que durante mi ministerio estuve ligado, también dejé marcada alguna impronta de amor a la Liturgia. Levanté dos templos parroquiales: Sant Pere Pasqual en Valencia y Nuestra Señora de Fátima en Roma. Con la Escolanía de Lluc Durante 16 años como Sacrista estuve encargado del culto de la Basílica de Lluc. Uno de los cuidados más solícitos fue todo lo referente al culto y a su digna y participada celebración. Continúo haciendo de la Liturgia uno de los puntales de mi vida espiritual, intentando que sea para mí culmen et fons (cumbre y fuente). Leo con delectación revistas, libros y escritos relacionados con la Liturgia. Me sirvo de elementos gráficos, iconos y estampas, música gregoriana y oriental para ambientarme en los tiempos fuertes y en las Festividades más importantes. Siguiendo una tradición que arranca desde los años de Escolasticado, sigo durante la Cuaresma mi visita espiritual a las iglesias estacionales con el rezo de la Letanía de Todos los Santos. Pastoral de Santuarios (casi 18 años) El Santuario para Pablo VI es “faro de la fe, fuente de piedad, escuela de virtudes y clínica de las almas”. Para Juan Pablo II los Santuarios son “lugares privilegiados para la celebración de la fe”. Un servidor ha tenido la suerte de poder desarrollar 16 años de actividad pastoral en un santuario mariano Durante todo este tiempo creo haberme esforzado por conseguir una digna celebración litúrgica, una solícita atención a los peregrinos y visitantes, inventando formas y recursos (p.e. exposiciones) para fomentar la piedad popular y con mi múltiple colaboración en la publicación Comunicació Lluc. He estado integrado en la Pastoral interdiocesana de Santuarios. En virtud del nombramiento del Obispo de Mallorca fui Delegado diocesano de Santuarios y miembro del “Secretariat Interdiocesà de Rectors de Santuaris de Catalunya i Balears”. Los santuarios marianos por mí visitados se aproximan al centenar. Al menos he tomado parte en 17 Jornadas anuales de Pastoral de Santuarios y Peregrinaciones de Catalunya i Balears, celebradas en algún Santuario importante. He podido asistir a 4 Congresos internacionales. En dos ocasiones estuve encargado de la dirección de la revista Lluc, fui de los fundadores de la revista Reinarán, y por más tiempo de Comunicació Lluc, con lo que pude ejercitar el apostolado de la prensa, Y para que nada me faltara durante mis primeros años como militar estuve integrado en el apostolado castrense y, además, durante unos 4 años formé parte de los oficiales de la Curia episcopal de la diócesis de Vic, acompañando al P. Perelló, obispo desde 1927. Y como apéndice gocé de un año sabático en Roma en el que pude ampliar un poco mis escasos saberes frecuentando algunos centros de enseñanza eclesiástica como el pontificio Instituto de Liturgia, el Pontificio Instituto de Arqueología Sacra, el Alfonsianum y el Teresianum”. Hasta aquí la pluma del P. Pericàs. Añadimos algunos párrafor de la Semblanza publicada en la web de Lluc: Deja para el archivo montones de homilías escritas que guardaba desde los inicios de su predicación. El P. Pericàs publicó un buen número de artículos de temática religiosa relacionados con Lluc. El P. Ramón Ballester, de la comunidad lucana, escribió para leer en el funeral: “Son muchos los rasgos ejemplares que recordaremos de él y que de seguro serán un estímulo para mejorar nuestro seguimiento de Jesús. Su fidelidad bautismal, religiosa y presbiteral, su entusiasmo por una liturgia perfecta, su entrega como predicador fogoso en las misiones populares y como rector de varias parroquias. Recordaremos el antiguo blauet enamorado de la Moreneta, a la que no se cansaba de rezarle rosarios, al celoso guardián de su Santuario, al defensor de la naturaleza, siempre sorprendido de la belleza de la Creación”. Oímos decir en la, que convivió muchos años con él, que: Desde hacía años se preparaba para una buena muerte... Deseaba una muerte tranquila y serena, que pudiera valerse por sí mismo hasta el final y ser finalment enterrado en el cementerio de Lluc, en un rincón del camino de los misterios. Ahora el P. Tomeu ya forma parte de aquella gran multitud, vestida con el alba bien planchada, el incensario de plata humeante y cantando el cántico de los elegidos. Ya no desafina en absoluto porque ahora el P. Tomeu ya no es sordo ni cojo” (Homilía del P. Jaume Reynés) Al funeral asistieron unos 30 presbíteros concelebrantes, la mitad de los cuales Misioneros de los SS. Corazones. Lo presidió el administrador diocesano Lluc Riera. Publicaciones: LA MISA PARTICIPADA POR EL PUEBLO FIEL. Directorio. Palma, 1957; Santa Missió. MSSCC. sf; Oracional litúrgico, sf; EL PUJOL DELS MISTERIS. Via Monumental del Rosari a Lluc. Documenta Balear. Palma, 2009; Viacrucis. Parròquia de Campanet. Sa Pobla, 2010.- Más de 60 artículos en la revista Lluc; 64 en la revista Reinarán; unas 120 crónicas y artículos en Comunicació Lluc; “Memòries i Records” que grabó en 24 casetes (más de 24 horas de audición) y que transcribió el P. G. Gayà para el Archivo General (Sóller, 2003 instrument de treball) Su familia