45 Dr. Alfredo Darío Espinosa Brito * Dr. Frank Carlos Alvarez Li

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DIETA
4.
Dr. Alfredo Darío Espinosa Brito *
Dr. Frank Carlos Alvarez Li * *
5.
La dieta y la nutrición son muy importantes para promover y mantener
una buena salud a lo largo de toda la vida.
Dieta normal para personas supuestamente
sanas
I. Condiciones:
1. Nutrientes esenciales en cantidades suficientes.
2. Cantidad fisiológica de residuos indigeribles y de
líquidos.
3. De fácil digestión y que brinde sensación de saciedad.
4. Fácilmente asequible, tanto desde el punto de vista
del suministro, como del precio.
5. Satisfacción del gusto del consumidor y adaptarse
a las costumbres del grupo.
II. Características:
1. Suficiente: en cuanto a la cantidad de calorías para
cubrir los requerimientos de energía.
2. Adecuada: en función de la edad, sexo, peso, talla,
actividad física, estado fisiológico (embarazo y lactancia), período de crecimiento, aspectos culturales y psicológicos.
3. Balanceada: en cuanto a proporción de proteínas,
grasas y carbohidratos. Balance adecuado de los
nutrientes que aportan energía:
• Proteínas: de 10-15% del total de calorías, procurando 50% de proteína animal y 50% de proteína vegetal.
• Grasas: entre 25-30% y, por lo menos, que la
mitad de ellos sean ácidos grasos
polinsaturados.
• Carbohidratos: entre 55-65% del total de calorías, recomendando que de ellos el 70% sean
carbohidratos complejos y contengan buena
cantidad de fibra (no más de 40%).
Variada: que incluya alimentos de los tres grupos,
combinando diariamente los alimentos, de tal forma que no se consuman siempre los mismos.
Completa: que incluya alimentos que cubran las
necesidades de calorías, proteínas, vitaminas, minerales y agua.
Una dieta sana debe basarse en raciones amplias de
carbohidratos complejos que se encuentran en los panes,
cereales de grano entero, arroz, otros granos, papas cocidas
y otros almidones no refinados. Las verduras y frutas deben
ser un componente importante. Los alimentos de origen animal, como carnes, huevo y lácteos deben formar una parte
menos importante de la dieta; las grasas, aceites y dulces
sólo deben consumirse en forma esporádica. Aunque estas
recomendaciones no representan el régimen alimentario que
resulta “ideal” conforme a las evidencias disponibles, reflejan un consenso bastante próximo a lo óptimo.
Dieta recomendada para una persona con
riesgo
Hay que tener en cuenta que se han establecido límites máximos de ingestión de nutrientes relacionados con la
prevención de enfermedades no transmisibles y límites mínimos para evitar la aparición de enfermedades carenciales.
De esta forma se intenta establecer un rango “seguro” de
ingestión de dichos nutrientes.
*
Doctor en Ciencias Médicas. Especialista de II Grado en Medicina
Interna. Profesor Titular y Consultante de Medicina Interna. Hospital
Universitario “Dr. Gustavo Aldereguía Lima”. Cienfuegos. Cuba.
**
Master en Dirección y Organización de Hospitales y Servicios de Salud. Especialista de II Grado en Medicina Intensiva y de I Grado en
Interna. Diplomado en Salud Internacional. Hospital Universitario “Dr.
Gustavo Aldereguía Lima”. Cienfuegos. Cuba.
Correspondencia a: Dr. Alfredo Darío Espinosa Brito. Calle 37, No.
5404. Cienfuegos 55 100. Cuba.
E-mail: [email protected]
* Los límites de ingestión se expresan en: porcentaje del total de calorías
diarias, mg./día ó g/día
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I. Grasas
1. Grasas totales: la restricción de la ingestión de grasas
totales contribuye a la prevención de la obesidad, cardiopatía isquémica, aterosclerosis periférica y posiblemente de
algunos tipos de cáncer (colon, mama, próstata y ovario).
La carencia total de grasa en la dieta limita la absorción de
vitaminas liposolubles (A, D, E) y reduce su aporte energético.
2. Acidos grasos saturados: la ingestión de ácidos grasos
saturados se correlaciona directamente con los niveles séricos
de colesterol y, por tanto, con el riesgo de desarrollar enfermedad isquémica del corazón. También se ha vinculado con
la aparición de ciertos tipos de cáncer (colon, mama). No
son nutrientes esenciales, por lo que no se necesita de su
inclusión en la dieta.
3. Acidos grasos monoinsaturados: las grasas
monoinsaturadas abundan en ciertos aceites vegetales, como
el de oliva, y su ingestión se ha correlacionado con la prevención de la enfermedad isquémica del corazón.
4. Acidos grasos polinsaturados: los ácidos grasos
polinsaturados incluyen los ácidos grasos esenciales requeridos para el crecimiento normal y funcionamiento de los
tejidos.
5. Colesterol: los niveles dietéticos de colesterol se relacionan directamente con los niveles de colesterol sérico total y,
por tanto, con el riesgo de desarrollar enfermedad isquémica
del corazón, aunque este efecto es menor que el producido
por los ácidos grasos saturados. El colesterol no constituye
un nutriente esencial en la dieta.
Algunas recomendaciones prácticas para garantizar
una adecuada ingestión de las grasas según los límites establecidos:
•
No utilizar grasas en la confección de alimentos que no
lo requieran. Ejemplos: frijoles, ensaladas, salsas.
•
Incrementar los alimentos cocidos, asados, salteados.
•
Reducir consumo de algunos alimentos de origen animal, como las carnes, productos lácteos y huevo, y aumentar el consumo de pescados.
•
Desgrasar las carnes antes de su preparación.
•
No adicionar grasa, en su preparación, a las carnes poco
magras. Ejemplos: carne de cerdo, pollos gordos.
•
Sustituir la grasa animal por vegetal, y siempre que sea
posible, reducir su ingestión.
•
Combinar algunos alimentos para reducir el índice de
colesterol (Cuadro 2).
•
Aumentar la ingesta de fibras solubles de leguminosas,
frutas y verduras.
• La clara de huevo no contiene colesterol y los aceites de
maíz, maní, algodón, girasol, soya y oliva.
• Los alimentos que contienen muy alto contenido de
colesterol se pueden sustituir, o utilizar métodos de cocción que reduzcan el índice de colesterol. Ejemplo: en
la primera fase del tratamiento se recomienda de 1 a 3
yemas por semana, que si se unen a un mayor número de
claras reduce el índice de colesterol y si se elabora con
aceite, este índice decrece aún más.
Otras recomendaciones para disminuir el contenido de
colesterol en la dieta son:
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1. Consumir la carne de pollo sin piel.
2. Consumir preferentemente pescados de carne oscura
y no excederse de 200 g 2-3 veces por semana.
3. Sustituir la manteca por aceites vegetales.
4. Reducir el consumo de productos de repostería (pasteles, panetelas, cake), siempre que no sean alimentos terapéuticos.
II. Carbohidratos
Se clasifican en:
•
Monosacáridos: glucosa, fructuosa y galactosa (presentes en frutas, vegetales, miel).
•
Disacáridos: sacarosa o sucrosa (azúcar común), lactosa
(presente en la leche).
•
Polisacáridos o carbohidratos complejos, de los cuales
el más disponible es el almidón (presente en los cereales, vegetales, legumbres, papas, yuca y otros tubérculos).
1. Carbohidratos complejos: los límites de ingestión no
han sido establecidos sobre la base del conocimiento
acerca de los riesgos para la salud asociados con su deficiencia o exceso en la dieta. Se ha demostrado que dietas
ricas en azúcares feculentos favorecen una menor incidencia de algunas neoplasias, limitan el desarrollo de
hiperlipidemias y favorecen el manejo de la diabetes y
otras enfermedades metabólicas. Además, limitan la ganancia de peso corporal y tienen efectos beneficiosos en
la función intestinal. Los alimentos feculentos provenientes de las plantas son ricos en almidón, no en minerales y
vitaminas.
2. Fibra dietética: se refiere a aquellos carbohidratos complejos que escapan a la digestión en la boca, estómago e
intestino delgado y que pasan al colon. Una vez aquí,
algunos pueden sufrir la acción de la flora bacteriana,
con la consiguiente absorción de los productos digestivos. El contenido de fibra dietética en algunos alimentos
y sus principales efectos beneficiosos se presentan en el
Cuadro 3. La ingestión en la dieta de cantidades de fibra
dietética superiores a 24 g/día puede disminuir la absorción de minerales (calcio, zinc, hierro).
La fibra dietética es útil por su valor en la prevención
y tratamiento de diversas enfermedades. Algunos de sus efectos beneficiosos se relacionan a continuación: disminuye el
apetito, evitando la ganancia excesiva de peso, previene la
constipación y las hemorroides, aminora la respuesta
glucémica, por lo que favorece el control de los pacientes
con diabetes mellitus, actúa sobre el metabolismo del
colesterol y los ácidos grasos, reduciendo su absorción en el
intestino, y existen evidencias epidemiológicas que relacionan la ingestión de cantidades adecuadas de fibra dietética
con la disminución de la incidencia de enfermedad isquémica
del corazón y cáncer de colon.
III. Proteínas, vitaminas y minerales
No necesitan modificaciones con relación a la dieta normal, excepto el sodio, que no debe exceder de 4 gramos al día, incluyendo
el existente en los alimentos (Cuadro 4).
IV. Frutas y vegetales
El límite inferior es de 400 g/día, de los cuales, al menos, 30 g
deben ser en forma de legumbres y semillas o granos. Además de
su contenido en proteínas y fibra, las frutas y vegetales son fuente
de importantes vitaminas, incluyendo aquellas de acción
antioxidante (E, C, betacarotenos).
Principios generales que rigen la dieta terapéutica:
• Brindar todos los nutrientes que permitan sus características especiales.
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• El régimen terapéutico debe seguir, en lo posible, el patrón de
la dieta normal.
• Debe ser flexible y tomar en consideración hábitos, preferencias y la situación real en que viva el paciente.
• Adaptarse a la actividad física del individuo.
• Deben predominar los alimentos naturales y de fácil preparación.
• La alimentación oral es siempre el método de elección.
Dieta recomendada para la reducción de la
colesterolemia
Tener en cuenta la edad, peso, talla, estado nutricional y actividad
física del paciente para el cálculo del total de calorías a administrar.
La terapia dietética para la reducción de la colesterolemia está basada en dos etapas. En ambas, las grasas no deben exceder el 30%
del total de calorías.
I. Primera etapa:
1. Acidos grasos saturados (presentes en manteca, tocino,
queso, leche entera, aceite de coco y carne grasa): no
más del 10% del total de energía.
2. Acidos grasos monoinsaturados (presentes en aceites de
oliva, maní, margarina y algunos pescados): entre 1015%. Estos no modifican el nivel de colesterol sanguíneo.
3. Acidos grasos poliinsaturados (presentes en aceite de
maíz, girasol, soya, frutas secas, pescados): no más del
7%.
4. Colesterol: menos de 300 mg. diarios (Cuadro 1).
5. Carbohidratos: entre 55 y 65% del total de energía. Reducir al mínimo los azúcares simples (azúcar, miel, y
otros alimentos que contienen estos productos), que aumentan los triglicéridos en sangre.
6. Proteínas: entre 10 y 15% del total de energía.
7. No abusar de los alimentos de origen animal, pues estos
suelen contener grasas.
II. Segunda etapa:
1. Acidos grasos saturados: menos de 7%.
2. Colesterol: no excederse de 200 mg por día.
3. Los restantes nutrientes iguales a la primera etapa.
Dieta modificada de Sodio
El contenido de sodio en los alimentos naturales es de 1 a 2 g/día.
No utilizar alimentos con alto contenido de sodio (Cuadro 4). Las
dietas hiposódicas, con niveles de sodio por debajo de las necesidades diarias (4 g/día) se clasifican en:
• Hiposódica ligera: 2000 mg. de sodio.
• Hiposódica moderada: 1000 mg. de sodio.
• Hiposódica severa: 500 mg. de sodio.
Para recomendar la dieta hiposódica severa recuerde que una
cucharadita (5 ml) de sal contiene 2 g de sodio. Otras influencias,
tanto beneficiosas como nocivas, de la nutrición en nuestras principales causas de morbilidad y mortalidad se resumen en el
Cuadro 5.
Modificado de: Heimburger DC. Relación de la nutrición con la salud y la
enfermedad. En: Bennett JC, Plum F, editores. Cecil. Tratado de Medicina
Interna. Vol II, 20ma ed. Ciudad de la Habana: ECIMED; 1998:1314.
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“Escogerás una profesión que exige un carácter dulce, una gran comprensión humana, mucho desinterés, una gran dosis de amor”
Tomado de: EDITORIAL* . Autor: Dr. Alfredo Espinosa Brito
Rev. Finlay 4 (2): 3-4, 1990
* Fragmento de las reflexiones del padre del Profesor Alfredo Espinosa Brito en
carta que le hace en vísperas de comenzar este sus estudios de medicina.
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