Niños Héroes de Chapultepec

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Fiestas Patrias 1999.
Los Niños Heroes de Chapultepec
Los Griegos daban el nombre de Héroes a sus grandes hombres divinizados. En México, llamamos Héroes a
quienes se distinguen por sus hechos extraordinarios y por su grandeza de alma mas allá del cumplimiento de
su deber; a quienes sacrifican todo cuanto tienen y cuanto valen, incluso sus vidas al servicio de la Patria.
Ha sido nuestra patria cuna de verdaderos héroes. Héroes de verdad. no de los mentados héroes de las
contiendas civiles durante las cuales, si bien, pueden registrarse casos de valor inaudito, de temeridad
ilimitada, no pueden llamarse, en estricta justicia, hechos heroicos en toda su grandeza.
Para comprender lo que es verdaderamente heroísmo es preciso admirar en toda su grandeza la gesta gloriosa
realizada por estos Niños Héroes de Chapultepec.
Los cadetes que defendieron El Castillo de Chapultepec el 13 de Septiembre de 1847, fueron mas allá de lo
común y del cumplimiento de su deber. A la luz del Derecho Internacional, las escuelas militares son
consideradas No−Combatientes. Mas aún, algunos de los cadetes eran todavía unos niños.
Cuando el ejercito norteamericano, comandado en jefe por el General Winfield Scot, iniciaba el ataque al
Castillo de Chapultepec el 13 de Septiembre de 1847, el General Monterde ordenó a los cadetes que
abandonaran el Castillo, sede del colegio y que se reintegraran al seno de sus familias. Los cadetes rehusaron
a abandonar el Castillo, recinto de su escuela, plenamente convencidos de que su determinación implicaba el
sacrificio de sus vidas y permanecieron allí, impávidos ante la muerte que avanzaba para escribir una de las
páginas mas gloriosas de nuestra historia, tan rica en hechos heroicos. Por ello debemos considerar a estos
pequeños soldados como los héroes mas limpios, los mas puros ejemplares de nuestra Patria.
Hemos de enfatizar un hecho importante: aunque solo mencionemos entre los héroes a los cadetes que
rubricaron su gesto magnífico con el sacrificio de sus vidas, la verdad es que merecen cabalmente el
calificativo de héroes todos cuantos estuvieron presentes, hayan resultado muertos, heridos o ilesos. En esta
batalla, muchos más, junto con el director de la escuela, el General Monterde, fueron hechos prisioneros por el
enemigo.
La patria agradecida los recuerda en las páginas de la historia y los Mexicanos les cantamos a la Patria y a
ellos en las estrofas del himno nacional:
"Para ti las guirnaldas de oliva,
un recuerdo para ellos de gloria,
un laurel para ti de victoria
y un sepulcro para ellos de honor."
Cadete Juan Escutia (1827 − 47)
Nacido en Tepic, Nayarit. Apenas había ingresado al Colegio Militar en calidad de agregado el día nueve de
septiembre de 1847. Desempeñaba el servicio de vigilante en el Mirador de el Castillo de Chapultepec cuando
este fue asaltado. Escutia tomó la Bandera Nacional para impedir que el enemigo se apoderase de ella, pero
habiendo salido herido de gravedad trepó al parapeto y se arrojo al abismo envuelto en su bandera hasta
quedar muerto cerca del sitio donde se levantó el primer monumento a los Niños Héroes. Al morir contaba 20
años de edad.
Cadete Vicente Suárez (1830 − 47)
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Nació en la ciudad de Puebla. Ingresó al Colegio Militar en 1845. Cuando los invasores asaltaron el Castillo
de Chapultepec, sede del Colegio, Suárez desempeñaba el puesto de centinela en la puerta, puesto del cual no
fue relevado. Murió heroicamente defendiendo su puesto. Sus restos y los de sus compañeros fueron objeto de
un gran homenaje en 1952. Colocados en urnas de plata y cristal y fueron depositados en el monumento
erigido en su memoria. A su muerte tenía 17 años.
Cadete Agustín Melgar ( 1829−47)
Nacido en la ciudad de Chihuahua. Ingresó al Colegio Militar en el año de 1846. Durante el asalto al Castillo
de Chapultepec el 13 de Septiembre de 1847, defendió heroicamente la parte alta del Castillo, recibiendo
grandes heridas de bala y bayoneta, fué conducido a la biblioteca donde un cirujano le amputó una pierna en
un intento por salvarle la vida, pero fué posteriormente abandonado hasta el 15 de Septiembre cuando el
capellán del colegio lo encontró muerto, tirado en el suelo y totalmente desangrado. Al ocurrir su muerte
contaba con 20 años de edad.
Teniente Juan de la Barrera (1827 − 47)
Nació en la Ciudad de México. Ingresó al Colegio Militar en 1841 graduándose como Subteniente de
Artillería en 1843. Reingresó al Colegio para continuar sus estudios y en Agosto de 1847 recibió su despacho
de Teniente, destinándosele al Regimiento de Ingeniería. Al ocurrir el Asalto al Castillo de Chapultepec y
Tacubaya, pereció gloriosamente a la edad de 20 años. En el lugar donde murió se encuentra una placa
conmemorativa.
Cadete Fernando Montes de Oca (1829 − 1847)
Nació en la ciudad de Azcapotzalco, Distrito Federal. Ingresó al Colegio Militar en el mes de Enero de 1847.
Al ocurrir el asalto, Montes de Oca defendió heroicamente su puesto cayendo materialmente acribillado. Su
cadáver como los de sus compañeros fue recogido por el Capellán del Colegio para darle sepultura.
Sus restos y los de sus compañeros reposan en el monumento erigido en su memoria. Contaba al morir con 18
años de edad.
Cadete Francisco Márquez (1834 − 47)
Nació en la ciudad de Guadalajara. Ingresó la Colegio Militar de la Ciudad de México el mes de Enero de
1847 y ahí permaneció ocho meses en la Primera Compañía de Cadetes. El día 13 de Septiembre, al ocurrir el
asalto al Castillo de Chapultepec, sede del colegio, Márquez combatió heroicamente cayendo acribillado cerca
del cuerpo de su compañero Juan Escutia, al pie del cerro en cuya cima se levanta el Castillo. al morir contaba
con solamente 13 años de edad.
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