“En nuestras colonias de América, todo o casi todo está sin hacer.” (Almirante Duperré, Ministro de Marina, 28 junio 1836) “El Sr. Ministro de Marina se propone escribirle sin demora para ratificar los acuerdos a que hemos llegado por correspondencia. Si fuera necesario, volvería a insistir para que diez maestros se embarcaran sin demora; es urgente empezar una obra que ha de ser fecunda” (Saint-Hilaire, 10 de enero de 1837) “Hay que reconstruirlo todo, yo quiero hacerlo” (J. María de la Mennais) “Ya que mi congregación se ha comprometido a enviar en lo sucesivo cierto número de maestros a las colonias, es necesario que inspire a todo el grupo de mis Hermanos el deseo de ir porque quiero que vayan libremente y con alegría y no simplemente por obediencia. Estoy seguro de que se presentarán en masa para partir”. (JMª al Ministro de Marina) “El sacerdote Blanc quisiera que se hablase en los periódicos de la salida de mis hermanos para Guadalupe, pero yo no quiero. Las obras de Dios crecen mejor en la sombra y es en la noche cuando cae el rocío del cielo. Por eso las pequeñas plantas de la naturaleza de la mía, se marchitan al sol.” (JMª a Lucinière, 8 enero1838) “No cuente más que con Dios para el éxito de la nueva y grande misión que recibe; es Él quien se lo da, por lo tanto tenga confianza; Él lo sostendrá en sus trabajos.” (JMª 1.13) “He conducido a Brest a diez hermanos que van a las Antillas, y que han embarcado en la fragata Andrómaca; están muy contentos con su suerte, aunque antes de su marcha les he anunciado la muerte de uno de los hermanos que partieron el año pasado para la misma misión. Más de cinco mil personas han asistido al entierro de este excelente hermano, y los negros, el día del aniversario de la muerte de otro hermano que hemos perdido en Guadalupe, han iluminado su tumba: ¿no es emocionante?” (JMª. Carta del 3 diciembre 1840. ATC II p. 271) Esta fue una obra maravillosa, la más bella epopeya de los hermanos de enseñanza en país de misiones en el siglo XIX. Sostenidos por el Gobierno de París, combatidos por los colonos egoístas, habían preparado los esclavos a su emancipación. No solamente instruían por el día los niños en las clases, a la tarde, cogían el caballo e iban a catequizar a los adultos en las plantaciones. Gracias a su apostolado, las primeras comuniones se multiplicaban, los casamientos se legitimaban, los liberados tomaban gusto al trabajo. Y cuando en 1848 los esclavos revolucionados marchaban en filas apretadas sobre Fort de France, el gobernador de la Martinica no encontró otro remedio para apaciguarles que enviar un pequeño hermano de Bretaña”(fue el HArturo) (Zind. Bulletin historiador. Tomo XXIV. enero 1960) 8 de febrero de 1843 Desastroso terremoto em Pointe-à-Pitre (Isla de Guadalupe) El Hermano Donaciano relata la catástrofe a Juan María con esta carta (se conservan las cartas que le llegaron a JMª, pero no las que respondió): “… Hacía apenas unos minutos que los alumnos habían salido de clase cuando el temblor de tierra comenzó: solo quedaban los que estaban repasando. Eran unos quince y se encontraban en el pequeño patio; hasta la fecha no sabemos si se han salvado todos. En cuanto a nosotros nos encontrábamos en la sala de estudio del segundo piso, acabábamos de llega apenas hacía cinco minutos cuando sentimos temblar la casa. Enseguida bajamos para refugiarnos en el patio. Yo era el último, al llegar a la planta baja vi cómo las piedras empezaban a caer; no sabiendo a dónde ir, me arrodillé en el umbral de la puerta; unos segundos después creí quedar enterrado bajo los escombros; pero cuando la sacudida cesó vi que estaba libre y que solo era polvo que se había levantado por los restos de nuestra casa y las de alrededor. Me levanté aturdido y quise saber qué les había pasado a los hermanos. ¡ay! Mi querido Padre, cuál fue el dolor de mi corazón al ver al Hno. Rieul ensangrentado por todas partes; luego a una de las criadas que tenía heridas las piernas; quedaba aún bajo los escombros el hermano Lambert, al que no veíamos pues estaba cubierto con piedras. Por fin lo encontramos por los gritos que daba entrecortados por los dolores; nos apresuramos a sacarle, estaba ensangrentado, no podía mover piernas ni brazos y repetía sin cesar que se iba a morir. Fui rápidamente a buscar al párroco para prestarle los últimos sacramentos; vino conmigo y le dio la absolución, así como a la criada que murió instantes después. Querido padre, lo que era aún más espantoso, es que inmediatamente después del temblor de tierra, el fuego prendió en varios sitios de la ciudad, de modo que las pobres víctimas que no podían moverse se veían sin socorro humano, obligadas a permanecer entre las llamas… Hoy los hermanos Rieul y Lambert están bien. ¡Bendito sea Dios!. Estamos todos en Basse-Terre, y no sabemos cuando podremos volver a Ponte-à-Pietre que ya no existe. [meses después] “D.S. Basse-Terre, 28 de abril de 1843 Mi querido padre, Nos encontramos en estos momentos sin casa en Pointe-àPitre; sin embargo en este momento es cuando podremos hacer mayor bien. Nuestras lecciones aprovecharán más a esa juventud que no nos ve pasar por Pointe sin venir enseguida en tropel a preguntarnos ¿cuándo regresarán ustedes? ¿cuándo regresarán?. Cuando desembarqué, todos los niños que estaban enterados de mi llegada se encontraban en la ribera y saltaban de gozo por la alegría de volverme a ver. Quédese, me decían, estamos ya cansados y aburridos de estas vacaciones forzadas. […] PD.: Se me olvidaba decirle que sigue habiendo temblores de tierra, doce en una noche y tres de ellos hicieron caer varios trozos de la pared. Trabajan mucho por reconstruir la ciudad. Situación de las misiones cuando muere Juan María (diciembre de 1860) Territorio Guadalupe Martinica Senegal S. Pedro y Miquelón Guayana Thaiti TOTAL Fecha de fundación Escuelas Hermanos 1838 1839 1841 1842 1843 1860 23 21 2 2 2 1 65 52 13 6 14 4 6 misiones 51 154 Número total de alumnos: 5.800