Impreso por Maríaluisa Ortega Bonilla. Prohibida su reproducción. 12 DOMINGO, 26 DE JULIO DE 2015 | Levante EL MERCANTIL VALENCIANO EMVOPINIÓN ¡Uff, qué calor! José Manuel Soria. Cristobal Montoro. los pueblos, mientras bailamos y saltamos en su derredor ¿Por qué nos quejamos?. Dicen que el Sol está caliente, que arde. Pues claro, ¿cómo no va a estarlo si hemos pasado de idolatrarlo, al desprecio más absoluto? En el antiguo Egipto, a orillas del Nilo se adoraba al dios Ra, como origen de la vida, el Sol, y mientras se hacía el culto, el faraón, su representante en la Tierra, y los escribas recaudaban los tributos para él. No solo hace muchos cientos de años que dejamos de adorarlo, sino que lo hemos convertido en un inmueble de propiedad privada y lo compramos en parcelas. Sólo faltaría que llegase el Catastro y las incorporase al registro inmobiliario sometiéndolas al IBI. Y es que a la Hacienda española no se le escapa nada y, particularmente en estos meses, pese al insoportable calor, nos sirven tributos por doquier, hasta el punto de que la sabiduría popular lo proclama: «en tiempo de melones, todo son contribuciones». Volviendo al ingenio humano y al calor, debe saberse que el Gobierno prepara una especie de «impuesto al sol» que se exigiría a los propietarios de instalaciones de energías renovables para su autoconsumo. La propuesta se ha ridiculizado por la revista Forbes, apuntando que la idea se debe a la falta de ideas para reducir el déficit de tarifa eléctrico de . millones que sufre España; porque, no se entiende, que siendo el país del sol y habiendo primado el uso de paneles solares durante más de una década, ahora actúen de tan extraña forma los ministros José Manuel Soriay Cristobal Montoro. Así que, si quisiéramos evitar el futuro impuesto, debemos proceder a desinstalar los paneles del techo, y eso que no se hace daño a nadie, al contrario. Donde dije digo, digo Diego. Y es que el fisco, ante la ausencia de mejores ideas ha decidido exigir este impuesto al sol porque «así es la vida, el contribuyente debajo y Hacienda arriba». Ahora bien, la citada Ángeles Durán ya prepara una denuncia contra el Gobierno español y las eléctricas, por entender que no tienen legitimidad, «nadie tiene la autoridad de cobrar un canon por el Sol, porque no tienen ningún documento que acredite que es suyo». En lo de sacar dinero a propósito del sol, aun provocando daños colaterales, ya existen en muchas ciudades europeas, y en este país también, las tasas por estancias hoteleras. Aquí, donde el turismo es industria preeminente que sirve de ayuda y de sustento para sobrevivir al infierno de la crisis, a las comunidades con mayor número de visitantes, como Baleares y Cataluña, se les po- drían sumar en su exigencia, Canarias, Madrid y otras más, para disgusto de quienes las visitan, y para gusto de los tesoreros públicos, siempre que quienes las gobiernan lleguen a entenderse y sigan entendiendo que esta medida es fácil de entender. Lo que no es fácil. En realidad, el Sol, que está que arde, tendría que comprender que no es que se le tenga manía, porque el fisco español también recauda a sus adversarios: refrigeradores, frigoríficos, acondicionadores, etc, a los que deja sin vía de escape, porque al omnipresente IVA, que se ha de pagar al comprarlos, hay que añadirle el impuesto indirecto sobre los gases fluorados de efecto invernadero que emplean, y que se comenzó a aplicar el pasado año con una intensidad del , en este al , y por su exigencia progresiva alcanzará el el año próximo. Siempre se ha dicho que llegaría el día en que nos cobrarían hasta por respirar, y no andábamos desencaminados, porque algunos políticos se han arrogado el derecho a cobrar tributos por favorecer las inhalaciones, y en un respiro ponen en marcha un impuesto de tan triste calado. Es el caso sucedido en Caracas, Venezuela, en el aeropuerto «Simón Bolivar» de Maiqueitía, donde se cobra una tasa por poder respirar el aire más puro que facilitan los generadores de ozono instalados en el circuito de aire acondicionado de la terminal internacional. La infinidad de críticas a este tributo inmaduro, nacido en el país de Maduro, no han impedido que siga exigiéndose, y algunos lo pagan a gusto, para así evitar la contaminación existente allí, que no es poca. En España, todavía podemos presumir de no haber copiado esta extravagancia venezolana. Sin embargo, ante la voracidad fiscal del erario español, algunos sueñan que los que inventan impuestos podrían incluso exigir el impuesto sobre construcciones por hacer castillos en la arena o considerarlos inmuebles para exigirles, también, el IBI. Puede ocurrirles como a don Quijote de tanto leer libros de caballería, que la razón se les nuble y terminen como él diciendo, «la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enloquece, que con razón…» Los hipocondríacos tributarios piensan que ya no les quedan baldíos en su quehacer diario con los que puedan relajarse para no pagar tributos. Para ellos, «aunque la tasa sea chica, pica», y proclaman que terminaremos viendo, con tanto calor, cómo se exige un «impuesto al sudor», sin caer en la cuenta, de que ya existe. Son los impuestos al trabajo, que tanto sudor exigen; especialmente ahora. pleo como salida profesional viable. Si a esto le incluimos el crecimiento dentro de otras iniciativas como la aceleradora de empresas StartUPV de la Universidad (con startups nacidas en este espacio que ya facturan miles de euros) o las sinergias que está creando la Unidad de Orientación Empresarial entre los investigadores de la UPV y las empresas valencianas para crear proyectos de I+D+i, observamos que esta tendencia es cada vez más una realidad. Aunque todos estos mecanismos no serían efectivos sin dos ingredientes esenciales: innovación y talento. Pero por suerte, están muy presentes, y los proyectos empresariales que se han presentado este año para la clausura de esta cátedra así lo demuestran. El ejemplo de estudiantes de di- ferentes grados universitarios que se han unido en ideas comunes de las que han nacido proyectos educativos basados en técnicas de realidad virtual y aumentada, aplicaciones móviles pensadas para facilitar la vida al consumidor o consultorías de recursos humanos con sistemas de procesos de selección integrados en un mismo programa informático (por poner algunos ejemplos) reafirman las palabras suscritas al inicio del párrafo. En mi primer año como director de la Cátedra de Cultura Directiva y Empresarial, sólo puedo sentirme satisfecho por lo que se ha conseguido durante estos años, aunque también es mi deber demandar que se sigan potenciando ésta y el resto de iniciativas que permitan que nuestros alumnos universitarios puedan seguir desarrollándose y convirtiéndose en los empresarios referentes del futuro, un futuro sustentado en el talento, la innovación y la tecnología. EMV EMV Tribuna Francisco Poveda Blanco Catedrático de Economía de la UA C uando la canícula aprieta se imponen los refrescos, la playa, el descanso y la siesta. Se lucha contra el sol abrasador a la sombra, junto al ventilador, bajo el aire acondicionado. Durante el día se llenan playas y piscinas, alargándose los baños hasta alcanzar la noche; se acude al cine de verano, a verbenas y conciertos, y a todas horas se lee, en busca del divertimiento, esperando encontrar las noticias más extrañas. No faltan las serpientes del verano, o los grandes hallazgos debidos a los avances de la ciencia que cantaba don Hilarión, o al ingenio de los hombres, cuando no a triquiñuelas y argucias que posibilitan lograr lo inimaginable. Salta la noticia sobre la ocurrente viguesa, Ángeles Durán, la que inscribió el grito de Tarzán a su nombre, con la oposición de la Sociedad General de Autores y Escritores (SGAE), con la que litiga, también, por querer apropiarse de los millones de compases musicales que emplea la telefonía en anuncios de llamada y tiempos de espera. Hace solo unos años que se atribuyó la propiedad del Sol inscribiendo su titularidad ante un notario estupefacto, alegando que por haberlo disfrutado de forma pacífica e ininterrumpida durante más de años y no constar propietario alguno de él, podía hacerlo al amparo de un derecho romano, el de usucapion. Ahora, lo está vendiendo por Internet en parcelas, a razón de un euro por m, y su increíble historia se llevará a las pantallas. El calor agobia ininterrumpidamente y se pone en evidencia el proceder contradictorio del hombre: nos quejamos del Sol, pese a lo mucho que le debemos, especialmente en nuestro país, y despotricamos porque nos castiga haciendo hervir hasta las piedras. Sin embargo, somos muy partidarios del «caloret», como diría Rita Barberá, porque no dejamos de repetir, cada año, especialmente en nuestra comunidad, las fiestas con multitud de incendios: fallas en Valencia, gaiatias en Castelló y hogueras en Alicante y en todos Cambio de paradigma Tribuna Miguel Burdeos Director de la cátedra de cultura directiva y empresarial de la Universitat Politècnica T ras la reciente clausura de la VI edición de la Cátedra de Cultura Directiva y Empresarial, que impulsan desde el Consejo Social y el Instituto Ideas de la Universitat Politècnica de València, es momento de reflexionar sobre qué hemos conseguido y hacia dónde queremos seguir creciendo. Podríamos hablar de números: más de alumnos que han completado la formación durante las seis ediciones, decenas de proyectos empresariales presentados y algunos de ellos, materializados en empresas e ideas realizables. Pero lo realmente significativo es el cambio de paradigma que estamos viviendo con los estudiantes de la UPV. Tradicionalmente, los alumnos egresados de esta universidad han salido a buscar un puesto de trabajo de los que ofrecía el mercado laboral. Pero esta visión ha cambiado, el interés creciente de los estudiantes por nuestra cátedra así como el número de solicitudes que recibimos cada curso constatan que, año a año, los graduados valoran cada vez más el emprendedurismo y el autoem-