la oración de intercesión - Renovación Carismática Católica en

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Renovación Carismática Católica en España
Material de Formación
LA ORACIÓN DE INTERCESIÓN
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Considerar que nuestra oración de intercesión es
participación de la intercesión de Jesús ante el
Padre.
Revitalizar la intercesión.
Distinguir la intercesión común a la que todos
estamos llamados, de los equipos de intercesión.
Jesús puede salvar definitivamente a los que por
medio de Él se acercan a Dios, porque vive siempre
para interceder en su favor.
(Heb 7, 25)
¿Qué es la oración de intercesión?
La palabra intercesión (de inter-cedere, ponerse
entre), hace alusión a la acción de rogar o mediar por
otro, para conseguirle algo que necesita o desea. Es
una oración de petición, que nos conforma con el
Corazón de Jesús (Cat. EC 2634), único Intercesor
ante el Padre, en favor de todos los hombres. «Hay
un solo Dios, y también, un solo Mediador entre Dios
y los hombres: Cristo Jesús, hombre también, que se
entregó a sí mismo como rescate por todos» (1 Tm.
2, 5).
Jesús, en su vida mortal, intercedió por los niños, por
los enfermos (Mc. 2, 11); por los apóstoles que ÉI
elige (Lc. 6, 12); por Pedro, después de su caída (Lc.
22, 32); por su amigo Lázaro, para que volviese a la
vida (Jn. 11,41-42); por sus apóstoles, en la ultima
Cena (Jn. 17, 9-19); por los que creamos en ÉI, a
través de la predicación de sus Apóstoles (Jn. 17,20).
Así, intercediendo ante tantas necesidades, acabó su
vida, intercediendo, desde la cruz, por toda la
humanidad en las Palabras: «Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen» (Lc. 23, 34). Y hoy,
desde su trono de Gracia, «tenemos uno que abogue
ante el Padre: Jesucristo, el Justo» (1Jn. 2, 1 b)
En la Intercesión, el que ora busca, «no su propio
bien, sino el de los demás» (Flp. 2, 4).
La intercesión en los orígenes del cristianismo.
En las primeras comunidades, se vivió intensamente
la oración de intercesión:
«Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la
Iglesia oraba insistentemente por él a Dios.» (Hch.
12,5);
Al despedirse Pablo de los hermanos, a los que ya no
verá más, les dice: «Ahora os encomiendo a Dios y a
la Palabra de su gracia, que tiene poder para
construir el edificio y daros la herencia con todos los
santificados». (Hch 20,32)
Al saludar en la carta a los colosenses les dice «
tampoco nosotros dejamos de rogar por vosotros
desde el día que lo oímos, y de pedir que lleguéis al
pleno conocimiento de su voluntad con toda
sabiduría e inteligencia espiritual»(Col. 1, 9).
¿Por quién interceder?
Esta intercesión, no conoce límites: por todos los
hombres, por todos los constituidos en autoridad
«Ante todo recomiendo que se hagan plegarias,
oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos
los hombres; por los reyes y por todos los
constituidos en autoridad, para que podamos vivir
una vida tranquila y apacible con toda piedad y
dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro
Salvador, que quiere que todos los hombres se
salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad».
(Tm. 2, 1-4); por los perseguidores «Bendecid a los
que os persiguen, no maldigáis». (Rm. 12, 14); por la
salvación de los que rechazaron el Evangelio:
«Hermanos, el anhelo de mi corazón y mi oración a
Dios en favor de ellos es que se salven». (Rm. 10, 1).
Modelos de intercesores en el antiguo testamento
En los comienzos de la historia de nuestra salvación,
nos encontramos con dos modelos e intercesores:
Abraham y Moisés.
· Abraham, hombre de fe y de corazón generoso, se
conmueve ante el pueblo de Sodoma, a quien siente
que va a perecer, bajo el peso de sus propios
pecados, e inicia un camino de persistente
intercesión. Reclama el perdón de Dios, «si en
Sodoma hubiese cincuenta justos... si hubiera cua.
renta y cinco... treinta... o veinte... no se enfade mi
Señor. Voy a hablar por última vez. Quizás no sean
mas que diez» (Gn. 18, 32). Abraham se atreve a
interceder con una audaz confianza.
La oración de intercesión
Objetivos
1
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· Moisés, modelo de mediador entre el Pueblo
Israelita y Dios, no pide para él, sino para el Pueblo
que Dios le ha encomendado. Intercede durante el
combate con los amalecitas (Ex. 18, 7 ss). Moisés
pidió a Josué que fuese al campo de batalla, mientras
él, acompañado de Aarón y Jur, subieron a la
montaña a orar. Cuando Moisés tenía los brazos
levantados (ayudado por Jur y Aarón, que formaban
un «equipo de intercesión»), prevalecía Israel,
cuando los bajaba, prevalecía Amalec. Y así,
apoyando la batalla desde la Intercesión, los
israelitas llegaron a la victoria. Moisés intercede
también cuando su pueblo siente sed (en Mara, Ex.
14, 22-27, Refidin, Cades...); cuando siente hambre
(maná y codornices, Ex. 16); para obtener la curación
de Myriam (Nm. 12, 13-14). Pero sobre todo, se
mantiene en la brecha cada vez que el pueblo,
olvidándose de Dios, vuelve a la apostasía. «¿Por
qué, oh Yahvé, ha de encenderse tu ira contra tu
pueblo, el que tu sacaste de la tierra de Egipto con
gran poder y mano fuerte? ¿Van a poder decir los
egipcios: Por malicia los ha sacado para matarlos y
exterminarlos de la faz de la tierra?» (Ex. 32, 11-12).
En su audacia y constancia debe inspirarse aquel que
comience el camino de la intercesión, y emplear los
argumentos que Moisés utilizaba: Dios, amor, no
puede abandonar al pueblo que lleva su Nombre.
EI camino de la intercesión, agrada a Dios y bendice
al pueblo. Dios necesita un ejército de intercesores
para acercar su compasión al mundo. «He buscado
entre ellos, alguno que construyera un muro y se
mantuviera de pie en la brecha ante mi, para
proteger la tierra e impedir que yo la destruyera, y
no he encontrado a nadie» (Ez. 22, 30).
Cualidades del intercesor
La oración de intercesión
Las cuatro notas que deben caracterizar la oración
del intercesor, son: Compasión, pobreza, unidad y
confianza.
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· Compasión. En su sentido originario, significa, sentir
con, hacer propio el dolor del otro, participar en una
pasión. Es tener un corazón misericordioso (misericorde), es decir, que permanece de corazón, al lado
del mísero. «Misericordia quiero, y no sacrificios»,
son palabras proféticas, que deben seguir resonando
en nosotros, cada vez que abramos nuestros
corazones a la voz de Dios.
· Pobreza. Comprobar que no podemos nada ante el
dolor y la necesidad del otro, es reconocer
radicalmente nuestro pobreza: «No está en el número tu fuerza, ni tu poder en los valientes, sino que
eres el Dios de los humildes, el defensor de los
pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los
desvalidos, salvador de los desesperados» (Jdt. 9,
11). Estas son nuestras credenciales para comparecer
ante Dios.
· Unidad. Es necesaria la unidad del cuerpo con los
miembros: «Separados de mí, no podéis hacer nada»
(Jn. 15, 5). «Donde hay dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt. 18, 20).
«Si permanecéis en mi, pedid lo que queráis, y lo
conseguiréis. la gloria de mi Padre esta en que deis
mucho fruto» (Jn. 15, 7-8). Y lo que puede unir a
unos hermanos y otros, es el Espíritu Santo. Esta
unidad, hecha realidad entre varios hermanos que se
unen para una Oración de Intercesión, es una unidad
que se integra en toda la Iglesia orante.
· Confianza. Es la condición imprescindible en todo
tipo de oración. No se trata de una confianza basada
en sentimientos humanos, sino una confianza, que
vivida casi siempre en fe, se basa en el recuerdo de
todos los beneficios que hemos recibido del Señor, y
en el reconocimiento de la fidelidad de Dios con
nosotros, a lo largo de nuestro vida, y la Historia de
Salvación para con su Pueblo.
«EI Señor los libró una y otra vez, mas ellos se
obstinaron y perecieron por sus culpas. Pero ÉI miró
su angustia y oyó sus gritos; recordó su alianza con
ellos, se arrepintió, por su gran amor, e hizo que se
apiadaran de ellos los que los habían deportado»
(Sal. 106, 43-47). Esta confianza puesta en el Señor,
hace que brote en nosotros un canto de alabanza y
acción de gracias.
En la RCC, la Oración de Intercesión, individual y en
equipo, es una faceto, o ministerio de máxima
importancia en nuestros Grupos. Conocemos las
maravillas que el Señor otorga a su pueblo a través
de los intercesores, y como cualquier evangelización,
predicación, plan a llevar a cabo, se siente enraizada,
reforzada y «santificada», cuando hay un grupo de
intercesores que oran desde la retaguardia.
¿Quiénes han de interceder?
Con respecto a los intercesores, conviene puntualizar
algo: ¿Todo cristiano está llamado a ser intercesor?
Sí. Todo cristiano, por su unión con Cristo, está
llamado a interceder por los hombres. ÉI puede
hacer una oración de intercesión privada, sencilla, y
otros ejercerán una oración de intercesión «con
poder». Serán aquellos hermanos a los que el Señor
les regale un carisma para ejercer este Ministerio.
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Ministerios de intercesión
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN
Existen también, y en la RCC son bien conocidos, los
equipos o Ministerios de Intercesión. Están formados
por varios hermanos, no muchos, que han sentido de
forma fuerte esta llamada y que se unen para llevar a
cabo este servicio dentro de la Iglesia.
1.
Si bien todos somos llamados a ejercer la intercesión,
a este Ministerio no todos somos llamados.
4.
5.
2.
3.
¿Has pensado en la intercesión como una forma
de amar siempre a tu alcance?
¿Habitualmente intercedes por las necesidades
de los demás?
¿Hay alguien por quien deberías pedir y todavía
no lo haces?
¿Intercedes con confianza y perseverancia?
¿Le pides al Espíritu Santo el don de interceder
según el corazón de Cristo?
Los hermanos de un equipo de Intercesión deben
tener unas cualidades humanas y espirituales:


Entre las cualidades humanas, que sean
personas equilibradas, libres de problemas
psicológicos y emocionales, mentalmente sanas,
y capaces de relaciones interpersonales fáciles,
don de escucha, prudencia y mucha paciencia.
En cuanto a las cualidades espirituales, que sean
personas de oración intensa y tengan el don de
la fe. Llenas del amor de Dios, de su
Misericordia, de discernimiento, y sentido
común. Tacto y delicadeza para hacer preguntas,
si fuera necesario.
Conclusión
La intercesión es una oración de petición no por uno
mismo sino por otros.
Todos estamos llamados a interceder porque
estamos llamados a seguir a nuestro maestro, Jesús,
que intercede por nosotros sin cesar ante el Padre.
Tenemos que orar con confianza y en nombre de
Jesús. Todo lo que pidáis en mi nombre lo haré (Jn
14, 13). Es bueno que intercedamos unidos a otros
hermanos y que contemos con la ayuda de nuestros
hermanos mayores, los santos, en especial de la
Virgen María, que siempre interceden por nosotros.
En el Padre nuestro decimos: «venga a nosotros tu
reino, hágase tu voluntad». Como Dios es Padre y
sólo quiere lo bueno para sus hijos, que en nuestra
intercesión busquemos la voluntad y la gloria de Dios.
MINISTERIO NACIONAL DE FORMACIÒN
Sacado de “La oración” Cuadernillo número 3 de “La
Vida en el Espíritu”
La oración de intercesión
Hemos de orar en el Espíritu, pues «nosotros no
sabemos pedir como conviene: pero el Espíritu
intercede por nosotros con gemidos inefables» (Rom,
8, 26)
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