JAVIER BARROS SIERRA, UN AMIGO DE LA UNIVERSIDAD

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JAVIER BARROS SIERRA, UN AMIGO DE LA UNIVERSIDAD
*José Antonio Robledo y Meza
“Lo que más profundamente molesta a los enemigos de la Universidad es el
ejercicio de las libertades democráticas de reunión, de pensamiento y de
expresión de nuestra comunidad…
“¡Viva la discrepancia, porque es el espíritu de la Universidad! ¡Viva la
discrepancia porque es lo mejor para servir!”
Javier Barros Sierra nace en la Ciudad de México el 25 de febrero de 1915 y muere el 15 de agosto de
1971. Fue hijo de José Barros Olmedo y de María de Jesús Sierra Mayora, hija de Justo Sierra Méndez,
quien fue uno de los intelectuales más importantes de la historia de México. Don Javier fue
un ingeniero, político y escritor mexicano; fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de
México entre 1966 y 1970 -durante el conflicto estudiantil de 1968-, además de destacarse en la vida
pública como el primer Secretario de Obras Públicas (durante el gobierno de Adolfo López Mateos).
Don Javier fue más que un defensor de la autonomía universitaria, fue también un constructor que
participó en la edificación de Ciudad Universitaria y creador de instituciones como el Instituto de
Ingeniería de la UNAM y del Instituto Mexicano del Petróleo; participó en la construcción de carreteras,
puentes y vías férreas, y participó en la culminación del ferrocarril que va de Chihuahua al Pacífico. “Se
opuso al autoritarismo rampante, arriesgando su vida para que prevalecieran las garantías
democráticas que, al menos formalmente, ofrecía el Estado. Lo impulsaban dos causas: su formación
en un medio familiar de patriotas republicanos, cuya figura señera es Justo Sierra, y el ideal de una
nación justa, próspera, pacífica y participativa, resumido en la Constitución del 17.” (Javier Barros
Valero)
Barros Sierra condenó las agresiones que la UNAM recibió aquel año de protesta estudiantil que
culminó con la masacre el 2 de octubre de 1968. Protestó por la agresión a la Preparatoria Nacional que
recibió un bazucazo por parte del Estado, El rector “guió dignamente la memorable manifestación del
1º de agosto de ese año aciago”.
Hoy es un Día de luto para la Universidad
Discurso pronunciado el 30 de julio de 1968 por el Ing. Barros Sierra, minutos después de haber izado
la bandera nacional a media asta en manifestación de duelo por los acontecimientos sangrientos
suscitados los días previos en el barrio universitario del centro de la Ciudad de México.
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“Hoy es un día de luto para la Universidad; la Autonomía está amenazada gravemente. Quiero expresar
que la institución, a través de sus autoridades, maestros y estudiantes, manifiesta profunda pena por
lo acontecido.
“La Autonomía no es una idea abstracta, es un ejercicio responsable que debe ser respetable y
respetado por todos.
“Una consideración más: debemos saber dirigir nuestras protestas con inteligencia y energía.
“ ¡Que las protestas tengan lugar en nuestra Casa de Estudios!
“No cedamos a provocaciones, vengan de fuera o de dentro...
“La Universidad es lo primero, permanezcamos unidos para defender, dentro y fuera de nuestra casa,
las libertades de pensamiento, de reunión, de expresión y la más cara: ¡nuestra Autonomía! ¡Viva la
UNAMI ¡Viva la Autonomía Universitaria!”
Vamos pues, compañeros, a expresarnos.
Barros Sierra pronunció el siguiente discurso minutos antes de que encabezara la manifestación del 1
de agosto de 1968. En esta movilización participaron todas las autoridades universitarias, los
integrantes del Consejo Universitario, los dirigentes de la Asociación de Trabajadores Administrativos
de la UNAM y del Sindicato de Profesores de la UNAM, así como maestros, estudiantes, trabajadores y
padres de familia de la UNAM y del IPN. Las cifras de participantes en la movilización se calcularon entre
100 y 150 mil personas.
“Al saludarlos fraternalmente, quiero comenzar con indicar que, por petición de numerosos sectores
de maestros y estudiantes de la Universidad, y para demostrar una vez más que vivimos en una
comunidad de nuestra manifestación se extenderá hasta la esquina de Insurgentes y Félix Cuevas “Se
efectuará en ese lugar una expresión en forma de discursos y retornaremos a nuestra Casa por la misma
ruta. Quiero decir que confío en que todos sepan hacer honor al compromiso que han contraído.
Necesitamos demostrar al pueblo de México que somos una comunidad responsable, que merecemos
la autonomía, pero no solo será la defensa de la autonomía bandera nuestra en esta expresión pública;
será también la demanda, la exigencia por la libertad de nuestros compañeros presos, la cesación de
las represiones. Será también para nosotros un motivo de satisfacción y orgullo que estudiantes y
maestros del Instituto Politécnico Nacional, codo con codo, como hermanos nuestros, nos acompañan
en esta manifestación. Bienvenidos. Sin ánimo de exagerar, podemos decir que se juegan en esta
jornada no solo los destinos de la Universidad y el Politécnico, sino las causas más importantes, más
entrañables para el pueblo de México. En la medida en que sepamos demostrar que podemos actuar
con energía, pero sólo dentro del marco de la ley, tantas veces violada, pero no por nosotros,
afianzaremos no sólo la autonomía y las libertades de nuestras casas de estudio superiores, sino que
contribuiremos fundamentalmente a las causas libertarias de México. Vamos pues, compañeros, a
expresarnos. Y no necesito repetirles una vez más que estemos alertas sobre la actuación de posibles
provocadores. Los provocadores, lo señalo desde ahora, si los hay espero que no, confío en que no—,
serán objeto del repudio mayoritariamente abrumador de la comunidad universitaria. Y yo, lo digo
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desde ahora y sin ambages, seré el primero en denunciar los ante nuestra universidad y ante la opinión
pública. Muchas Gracias”.
Nuestra lucha no termina
Al finalizar la manifestación del 1 de agosto, durante el mitin realizado en la explanada de rectoría, el
rector pronunció el siguiente discurso (se recogen solo fragmentos), y posteriormente pidió un minuto
de silencio en memoria de los caídos durante la represión del 26, 27 y 28 de julio.
“Hemos demostrado al mundo que nuestras instituciones son participantes directas de un destino
justiciero que priva en México.”
“La fuerza del uso de la razón, sin menoscabo de la energía, dio lugar a exponer ante el pueblo la figura
de la Universidad que está consciente de sus principales problemas y angustias.”
“Nunca me he sentido más orgulloso de ser universitario como ahora... porque es la Universidad, son
nuestras instituciones las que generan el espíritu con que habremos de afrontar los problemas pero
también que sabe apreciar sus triunfos’.
“Nuestra lucha no termina con esta demostración. Continuaremos luchando por los estudiantes presos,
contra la represión y por la libertad de la educación en México”.
…los exhorto a que asuman,... la defensa moral de la Universidad
El miércoles 18 de septiembre de 1968 el ejército mexicano ocupó las instalaciones de Ciudad
Universitaria, acción en donde fueron detenidas más de 500 personas. Al día siguiente, el Ing. Barros
Sierra publicó la siguiente declaración:
“La ocupación militar de la Ciudad Universitaria ha sido un acto excesivo de fuerza que nuestra casa de
estudios no merecía. De la misma manera que no merecía nunca el uso que quisieron hacer de ella
algunos universitarios y grupos ajenos a nuestra institución.
“Habrá que repetir que el conflicto estudiantil no fue engendrado por la Universidad.
“La atención y solución de los problemas de los jóvenes requieren comprensión antes que violencia.
Seguramente podrían haberse empleado otros medios. De las instituciones mexicanas y de nuestras
leyes y tradiciones se derivan instrumentos más adecuados que la fuerza armada.
“Por otra parte, los universitarios que con arbitrariedad y obstinación hicieron uso de recintos y bienes
de la Universidad para su acción política, reflexionarán ahora en el grave daño que han causado a su
casa de estudios.
“Así como apelé a los universitarios para que se normalizara la vida de nuestra institución, hoy los
exhorto a que asuman, dondequiera que se encuentren, la defensa moral de la Universidad Nacional
Autónoma de México y a que no abandonen sus responsabilidades.
“La Universidad necesita, ahora más que nunca, de todos nosotros.
“La razón y la serenidad deben prevalecer sobre la intransigencia y la injusticia.
“La Universidad debe ser reconstruida, una vez más, porque es parte esencial de la nación. Los
universitarios sabremos cumplir con este deber.
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“Esperemos que los deplorables hechos que confrontamos no afecten irreparablemente la democracia
en la República”.
...es insostenible mi posición como rector, ante el enfrentamiento agresivo y abierto de un grupo
gubernamental...
Texto de la renuncia al cargo de rector que presentó Barros Sierra a la Junta de Gobierno de la UNAM.
El funcionario fue orillado a tomar esa determinación debido a las presiones y críticas que recibió del
gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y de otros círculos oficiales. A los tres días de presentada la renuncia
la retira, después de haber recibido el apoyo de la Comunidad Universitarias y de otros círculos de la
sociedad civil.
“México DF a 23 de septiembre de 1968.
H. Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México.
P r e s e n t e.
“Ustedes conocen de sobra los últimos hechos que han afectado a nuestra casa de estudios. Sin
necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada, por
habérsenos impedido realizar, al menos en parte, las funciones esenciales de la Universidad. Ello,
independientemente del respeto al domicilio, en este caso los recintos universitarios, basado en el
artículo 16 de la Constitución aunque este aspecto ha sido objeto de amplios debates y se han sostenido
opiniones discrepantes. Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de nuestros
edificios y terrenos, no recibí notificación alguna, ni antes ni después de que se efectuaran.
“Cabe insistir en que la Universidad no engendró el llamado conflicto estudiantil, sino que este
repercutió sobre aquélla. A ningún hombre sensato escapará que no estaba en nuestras manos la
solución del problema. Tan sólo podíamos, y así se hizo en las últimas semanas hasta el límite de
nuestras capacidades, tal como fue en los años anteriores, cumplir con nuestro deber educativo.
Repetidamente dijimos a los jóvenes que debían seguir, en sus luchas, los caminos de la razón, de la ley
y del diálogo, sin incurrir en provocaciones ni en actos violentos. En esta tarea nos tropezamos con la
incomprensión y aun con el encono de algunos, tanto dentro como fuera.
“Ojalá, dicho sea de paso, que los estudiantes recapaciten ahora en su conducta y contribuyan., en la
parte que les toca, a que se restablezca la tranquilidad pública, marco indispensable para el avance de
la democracia y de la justicia en México.
“Los problemas de los jóvenes sólo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza, la
violencia o la corrupción. Esa ha sido mi norma constante de acción y el objeto de mi entrega total, en
tiempo y energías, durante el desempeño de la rectoría.
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“Mas la situación presenta ahora una nueva fase: estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques
personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es bien cierto que hasta hoy proceden de gentes
menores, sin autoridad moral; pero en México todos sabemos a qué dictados obedecen. La conclusión
inescapable es que, quienes no entienden el conflicto ni han logrado solucionarlo, decidieron a toda
costa señalar supuestos culpables de lo que pasa, y entre ellos me han escogido a mí.
“La Universidad es todavía autónoma, al menos en las letras de su ley; pero su presupuesto se cubre en
gran parte con el subsidio federal y se pueden ejercer sobre nosotros toda clase de presiones. Por ello
es insostenible mi posición como rector, ante el enfrentamiento agresivo y abierto de un grupo
gubernamental. En estas circunstancias, ya no le puedo servir a la Universidad, sino que resulto un
obstáculo para ella.
‘En virtud de las consideraciones anteriores, me veo en la imperiosa necesidad de presentar a ustedes
mi renuncia irrevocable como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, con la súplica de
que sea aceptada de inmediato.
“Debo agradecer a ese honorable cuerpo universitario la confianza, la solidaridad y el estímulo con los
que continuamente me honró.
“También quiero dejar constancia de la colaboración y comprensión que obtuve siempre del Consejo y
Patronato universitarios; de los señores directores de Facultades, Escuelas e Institutos, así como de los
colaboradores nombrados por mí y de la gran mayoría de los maestros, investigadores, funcionarios,
estudiantes y empleados de nuestra Institución.
“Por último, aprovecho el muy digno conducto de ustedes para expresar mis votos más fervientes por
que nuestra Universidad logre superar en breve su actual crisis, como ha sabido hacerlo tantas otras
veces.
“A t e n t a m e n t e
Javier Barros Sierra”
Parte del texto escrito por Barros Sierra en donde acepta continuar al frente de la UNAM, Esta actitud
la asumió el Rector después de haber recibido el apoyo de la Junta de Gobierno de la UNAM, del Consejo
Universitario y de la comunidad universitaria, con el fin de que siguiera en sus funciones.
“Seguiré trabajando por nuestra institución. Al hacerlo, me alienta la voluntad de todos los miembros
de nuestra comunidad que desean dedicarse a reconstruirla. He servido solamente, y no variará mi
línea de conducta, a la Universidad Nacional Autónoma de México”.
“Nuestras tareas inmediatas serán: Restablecer el orden universitario y demandar al gobierno la
desocupación de nuestros recintos por las fuerzas militares, para reanudar cuanto antes las labores...’.
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“...Si ningún universitario debe ser víctima ocasional de injurias y calumnias, sólo por el cargo que
desempeña, ningún miembro de nuestra casa de estudios debe recurrir a la ofensa a funcionario
alguno. La razón, los argumentos claramente expuestos, las demandas legalmente manifestadas, deben
ratificar que pertenecemos a una institución cultural.
“La nación ha hecho suya a la Universidad, como lo dijo en 1910 su fundador; esta realidad ha sido, en
el actual conflicto, plenamente comprobada ella nos obliga a todos los universitarios, a corresponder
con nobleza y a servir al país con nuestro mayor empeño y con un patriotismo activo.
“A la joven generación, en ocasiones incomprendidas, porque quiere romper con hábitos de los adultos,
la aguardan empresas que exigirán su más decidido esfuerzo, su imaginación y su desinterés. Para poder
cumplir con ellas, para ser dignas de sus ideales, debe ser una generación preparada en el estudio y la
acción creadora…”
“...La Universidad tiene una misión principal: Formar hombres; educarlos; hacerlos útiles a México. Los
jóvenes lo saben, los maestros lo enseñan, los trabajadores colaboran en esta vasta tarea...”.
Puebla de Zaragoza, 25 de febrero de 2015
En el centenario del natalicio de Javier Barros Sierra
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