Albert Combernous - Suore Domenicane di Santa Caterina da Siena

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DE
LECTORES A COLABORADORES
Reflexión…emociones
a propósito de… M. Gérine
Uno de nuestros lectores ha decidido escribir para nosotros un retrato inédito de
la Fundadora, situando su personalidad, por una parte en su tiempo, por otra, en
una dimensión profética.
V
osotras conocéis mejor
que yo a esta mujer campesina, nacida en un lugar perdido de Francia: entre Aveyron y
Cantal… No son éstas regiones
nobles, como París, l’Ile de France o los países del Loire… sino
países rústicos, esencialmente
agrícolas. Esta Francia profunda
donde la vida es dura, el clima
hostil y la tierra ingrata para el
trabajo. Añadid a esto el relieve
difícil, los caminos tortuosos y
he aquí el país donde nació un
día esta mujer que vosotras llamáis Madre Gérine.
La “escuelita de M. Gérine”, Prédicadous
En su infancia y juventud, además de la hostilidad de este país
difícil, hubo también migraciones…Semejanza simpática con
este otro, nacido en un rincón
perdido de Palestina durante un
viaje y ¡justamente antes de una
huida aventurada a Egipto!.
Tuve conocimiento de la Madre
Gérine hace algunos meses durante una estancia en Prédicadous donde fui invitado. La minúscula escuela que la Madre
Gérine implantó en medio del
campo, refleja bien a esta mujer
campesina: no hay aquí grandes
ambiciones arquitectónicas o
pastorales, sino la preocupación
urgente de responder a la necesidad de su tiempo. Los jóvenes
no pedían más que aprender a
leer, a contar, recibir una palabra
de inteligencia y de fe. Y también una palabra de libertad.
La historia de Francia nos enseña que, más tarde, Jules Ferry,
laico y anticlerical convencido,
nombrado ministro, volverá a
tomar en los años 1880 y sin saberlo, la antorcha de la Madre
Gérine al promulgar una ley, declarando la escuela gratuita y
obligatoria para todos los niños
y niñas de Francia.
La Madre Gérine tenía esta faceta visionaria, profética que me
ha impresionado mucho. Parcelas enteras de la sociedad de
aquella época estaban abandonadas: enfermos y moribundos
en el campo, jóvenes explotados, niñas abandonadas…Sin
ser desde luego la única, escribirá con su vida páginas de historia santa en nuestra Francia
del siglo XIX. Innovando y dando respuesta sobre todo a las
carencias en las que la sociedad
política, burguesa y bien pensante de la época no había pensado o no había tenido el valor
de inventar.
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Al interno de la escuelita,
como es actualmente
Su foto, que domina la pequeña
escuela de Prédicadous, muestra un rostro voluntarioso, con
fuertes mandíbulas, de mirada
penetrante. Se adivina en ella
alguien que ha dejado de lado
para siempre sus temores. Es
una madre, una mujer que cree
en lo que hace… y de quien se
sabe que se enfrentará a prelados autoritarios. Una madre con
fina inteligencia que tendrá, ya
en esta época, la inquietud de
pensar en formar a sus hijas en
profesiones seculares a las que
ella les destinaba.
El final de su vida fue bastante
terrible. Me afectó mucho el rechazo no confesado de muchas
de sus comunidades francesas
en las que no pudo encontrar
refugio después de su destitución. Tuvo que ir a buscar asilo y
morir fuera. Adivinamos su
pena.
Estamos lejos del triunfalismo
de instituciones y dignatarios,
no tiene nada que ver con el
bombo de la fama… ni con la
religión formalista, ni las coqueterías espirituales… La Madre
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Gérine terminará como comenzó, en la ignorancia y el olvido, a
ejemplo del que ella ha basado
su vida: “Vino a los suyos y los
suyos no le recibieron”.(Jn. 1,11)
La Madre Gérine forma así parte
del cortejo de esos grandes visionarios como Vicente de Paul,
Juan Bautista La Salle, Madre
Teresa, Domingo de Guzmán,
Martín Luther King, el “abbé
Pierre”, Francisco de Asís, Serge
de Baearecueil y tantos otros y
tantas otras, célebres o desconocidos, que con su carisma
propio, dejaron en esta tierra la
impronta de Dios.
Por su vida, por su carisma, forma parte de esta familia por la
que siento mucha admiración.
La inteligencia del Espíritu, el
aspecto visionario, la santidad,
¿no es primero y ante todo, creatividad, avanzar, como los miedosos que el Espíritu de Pentecostés empujó fuera del “cenáculo de sus propios miedos”
para ir a las plazas a proclamar
la Buena Noticia?
Con esto digo aquí toda mi
afectuosa admiración a la Madre Gérine. Y también a sus hijas, que han sido fieles a su carisma, todas estas hormiguitas
de Dios, que (aquí y ahora), silenciosamente, humildemente,
hacen como ella, avanzar el Reino y anunciar la Buena Noticia,
por medio de su vida compartida, por el consuelo ofrecido a
los más débiles, tratando siempre de inventar, de reinventar…
cada día esta Buena Noticia, sin
el “copia y pega” perezoso, sin
arrogancia, sin lanzar impreca-
ciones sobre nuestro mundo de
violencia, pero sí con audacia e
inteligencia.
Emociona el ver que, gracias a
vuestra revista, desde América
al Extremo Oriente, en los países en guerra como en los campos tranquilos, hay muchas estrellitas que aseguran una presencia, una escucha, que dan
testimonio de un amor muy humilde y verdadero porque está
encarnado.
“Allez petites…”: “Recibiréis la
fuerza del Santo Espíritu que
vendrá sobre vosotros; seréis
entonces mis testigos en Jerusalén, en toda la Judea y en Samaria, y hasta las extremidades
de la tierra” (Hechos de los
Apóstoles 1,8. Habría que decir
ahora “habéis recibido…”)
“Si vosotros os calláis, las piedras gritarán…(Lc.19,40)” decía
Jesús.
En el camino de la Madre Gérine las piedras se callaron…
Ella misma era la Palabra en
marcha.
Y que así sea para sus hijas…
Albert Cambernous
Nîmes (Francia)
1. Prédicadous (a 12 Km.de Albí, en Francia), formaba parte del patrimonio dominico (sigloXIII).Los edificios fueron destruidos durante la Revolución francesa de 1789. La Madre Gérine
rescatará los terrenos y construirá los edificios entre ellos la pequeña escuela, que se ve hoy.
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