Trastornos facticios - Sociedad de Psiquiatría del Uruguay

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Rev Psiquiatr Urug 2005;69(1):92-101
Educación médica
continua
Trastornos facticios
Autor
Resumen
Summary
Stella Bocchino
Los trastornos facticios son diagnosticados
muy excepcionalmente en nuestro medio. Estos
pacientes se presentan comúnmente con quejas
orgánicas, siendo tratados por médicos generales,
y muy pocos de ellos derivados al psiquiatra.
Cuando el médico descubre la autogeneración
de las afecciones, el resentimiento que generalmente provoca puede dificultar su comprensión
de la existencia de un trastorno psiquiátrico
subyacente, no realizando la derivación.
Parece existir cierta confusión sobre la extensión del síndrome de Münchhausen, por lo
que se realiza un abordaje actualizado de los
trastornos facticios en general y del síndrome
de Münchhausen en particular, desde el punto
de vista clínico y terapéutico.
The factitious disorders are diagnosed very
exceptionally in our means. These patients are
commonly presented with organic complaints,
being treated by general doctors, and very few
of them are derived to the psychiatrist. When
the doctor discovers the autogeneration of the
affections, the resentment that it generally
provoke, it can hinder his understanding of the
existence of an underlying psychiatric disorder,
not carrying out the derivation.
It seems to exist certain confusion on the
extension of the Syndrome of Münchhausen,
for that in this work, it carried out an up-todate boarding of the factitious dysfunctions in
general and of the Syndrome of Münchhausen
in particular, from the clinical and therapeutic
point of view.
Palabras clave
Key words
Trastornos facticios
Síndrome de Münchhausen
Münchhausen por poderes
Diagnóstico
Tratamiento
Factitious disorders
Münchhausen syndrome
Münchhausen by proxy
Diagnostic
Treatment
Introducción
Es curioso que, si bien siempre subyace
un trastorno de la personalidad de gravedad
variable, los psiquiatras no tenemos mucha
experiencia con respecto a estos trastornos.
Es una patología difícil de diagnosticar, por el
engaño que la caracteriza, por lo que existe un
sub registro admitido por todos los autores.
Por otra parte, estos pacientes se presentan
más comúnmente con sintomatología y quejas
orgánicas, siendo tratados por médicos generales,
Prof. Agda. de la Clínica
Psiquiátrica de la Facultad
de Medicina.
Jefa del Ser vicio de la
Clínica Psiquiátrica en
el Hospital de Clínicas.
Correspondencia:
Gral. Andrés Gómez 1668.
[email protected]
Fax Clínica Psiquiátrica:
487-5843.
* Trabajo presentado en las
XIII Jornadas Científicas en
Psiquiatría. Montevideo.
Octubre 2003. Adaptado
para su publicación.
Hemos constatado que existe cierta confusión
con relación a los trastornos facticios, denominándolos indistintamente como síndrome
de Münchhausen, cuando éste representa
en realidad el subtipo más frecuente y grave
de estos trastornos, pero no la totalidad de
ellos.
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y muy pocos de ellos derivados al psiquiatra.
Esto puede explicarse porque los médicos son
engañados, creyendo que su paciente presenta
una patología orgánica y no psiquiátrica, y
cuando descubren la autogeneración de
las afecciones, el enojo que habitualmente
provoca, ofusca la comprensión del clínico,
quien puede no vislumbrar la existencia de
un trastorno psiquiátrico subyacente y, por
tanto, no realizar la derivación.
Por estos motivos, encontramos que podría
ser de utilidad realizar un abordaje actualizado
de los trastornos facticios en general y del síndrome de Münchhausen en particular, desde
el punto de vista clínico y terapéutico.
Características clínicas
Los trastornos facticios se caracterizan por
la producción intencional de enfermedades o
lesiones en ausencia de afecciones comprobadas relacionadas con la sintomatología que se
exhibe. Sin embargo, debe tenerse en cuenta
que la presencia de signos o síntomas facticios
no implica ausencia de trastornos verdaderos.
De hecho, los trastornos facticios se relacionan
con afectaciones de la personalidad.
Existe una confusión con las denominaciones. Muchas veces aparece el síndrome de
Münchhausen como sinónimo de trastorno
facticio, lo cual es erróneo. El síndrome de
Münchhausen es un subtipo de trastorno
facticio, el más común y grave de ellos, y se
caracteriza por la producción predominante
de síntomas y signos físicos.
En el trastorno facticio la producción de la
enfermedad o lesión es intencional y consciente, pero la motivación real es inconsciente
y suele implicar la necesidad de convertirse
en “pacientes” y de este modo ser cuidados
por el equipo de salud. No existen móviles
de ganancia externa, económica o de eludir
responsabilidades laborales o judiciales, lo
que los diferencia de la simulación.
Los pacientes suelen relatar sus padecimientos de manera dramática y ampulosa,
pero describen con vaguedad los síntomas
cuando se les solicita que los expliquen en
forma detallada. Pueden ser objeto de intervenciones quirúrgicas o exploraciones diagnósticas cruentas y peligrosas. Cuando son
descubiertos se sienten ofendidos y cambian
de médico o de hospital. Por esta razón, es
habitual que consulten a más de un médico,
siendo, por tanto, frecuente su deambulación
por diferentes consultorios y hospitales, en el
mismo período o en forma secuencial.
Los trastornos facticios se hallan codificados
en los DSM1, 2, 3 y en la CIE 4. En esta última
se los describe más brevemente, incluyéndolos en el Capítulo de los Trastornos de la
personalidad y del comportamiento del adulto
(F60-F69). Se excluyen, entre otros, la simulación y el Münchhausen por poderes o por
representate (representante), que se ubican
como maltratos en la infancia.
En el DSM-IV TR3 existe un capítulo dedicado
a la descripción y clasificación de esta afección,
especificando que se debe aclarar el subtipo
de trastorno, según predominen los signos y
síntomas psíquicos o físicos, codificándolos
según subtipos, en:
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a. Trastornos facticios con predominio
de signos y síntomas psicológicos
En este subtipo los pacientes exhiben predominantemente sintomatología psiquiátrica,
que muy frecuentemente no se corresponde
con un patrón específico o característico de
ninguna afección, con un curso evolutivo y
una respuesta terapéutica inusual, y que se
agrava cuando la persona se sabe observada.
Las quejas que estos pacientes manifiestan
con más frecuencia incluyen elementos depresivos, con ideación suicida, amnesias, ideas
delirantes, síntomas del trastorno por estrés
postraumático y síntomas disociativos. Pueden
ingerir sustancias psicoactivas (estimulantes,
sedantes o alucinógenos) para favorecer la
presentación de los síntomas.
El diagnóstico es muy difícil de realizar.
Si se tiene en cuenta que los pacientes que
presentan trastornos facticios tienen un
trastorno de la personalidad, se comprende
que, junto al fingido, se pueda observar el
trastorno verdadero.
La anamnesis obtiene descripciones vagas e
imprecisas. Los tests proyectivos, por ejemplo,
el Rorschach, o el test de la Gestalt de Bender,
pueden ayudar al clínico en el diagnóstico de
un trastorno facticio.
S. Bocchino|Revista de Psiquiatría del Uruguay|Volumen 69 Nº 1 Julio 2005|página 93
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Limosin y Ades5 reportan el caso de una
mujer de 57 años, internada en una unidad
de psiquiatría por presentar insomnio, excitación psicomotriz y fenómenos alucinatorios.
Se comprobó que sus síntomas eran fingidos.
Esta paciente no tenía antecedentes de intervenciones quirúrgicas ni tratamientos médicos
repetidos, por lo que su afección era característica de los trastornos facticios con predominio
de signos y síntomas psicológicos.
b. Trastornos facticios con predominio
de signos y síntomas físicos (síndrome
de Münchhausen)
Predominan los síntomas y signos de
enfermedad orgánica. Pueden llegar a ser
muy severos. Frecuentemente aparecen:
infecciones autoprovocadas (por ejemplo:
abscesos por inyección de materias fecales
u otras sustancias); fiebre de origen indeterminado6; retraso en la curación de heridas7;
hipoglicemias; anemia, hemoptisis masivas;
hemorragias por ingestión de anticoagulantes;
vómitos; diarrea; síntomas y signos neurológicos8; como crisis convulsivas; quejas de
mareos con pérdida de conocimiento; quejas
de dolores abdominales con náuseas y vómitos;
aparición de lesiones cutáneas7; excoriaciones
y abscesos.
Comúnmente tienen antecedentes de múltiples ingresos a hospitales, donde permiten
la realización de todo tipo de exámenes, por
cruentos que sean.
Sus relatos son dramáticos y hasta fantásticos (seudología fantástica)1, 2, 3, 9.
Hemos encontrado interesante que en los
DSM apareciera mención a la seudología fantástica, descripción semiológica tan clásica.
Por otro lado, ni los DSM ni la CIE incluyen
su descripción. De los textos clásicos revisados, sólo lo encontramos en el libro de Alonso
Fernández: Fundamentos de la psiquiatría
actual, del año 197710. Alonso informa que la
seudología fue descrita por Delbrück, y expresa:
“el seudólogo o mitómano es el resultado de la
aleación de un radical caracterológico histérico
con la hiperfantasía, que Ziehen describiera,
y un porte y unos ademanes tan distinguidos,
que hacen posible que sus mentiras patológicas
tomen una gran prosperidad social”. (Precisamente, el nombre del síndrome fue tomado del
barón de Münchhausen). Dice Alonso: “Para
el seudólogo lo importante es actuar engañando para satisfacer su insaciable necesidad
de estimación...”. “Ofrece las particularidades
de implicar una gran ornamentación fantástica, suscitar la creencia del propio sujeto en
la realidad de sus contenidos y convertirse a
menudo en el eje de su vida”.
El subtipo de trastorno facticio con predominancia de síntomas físicos, además de
agrupar el síndrome de Münchhausen, ha
recibido diferentes nombres, de acuerdo con
el sistema principalmente incriminado en la
sintomatología.
Así aparecen:
– El tipo dermatológico: dermatitis autogénica
– El tipo abdominal: laparotomofilia
migrans
– El tipo hemorrágico: hemorragia histriónica
y/ o negociantes de hemoptisis
– El tipo neurológico: neurología diabólica
– Hiperpirexia imaginaria
– Vagabundos de hospital
Como se observa, los nombres tienen una
clara connotación peyorativa, que denuncia
los sentimientos frecuentemente despertados
en el personal de salud.
Por otra parte, el personal de enfermería
constata que rara vez reciben visitas, lo que
puede ser considerado como evidencia de las
alteraciones de sus vínculos, o como consecuencia de su peregrinar por distintos lugares,
para representar su actuación.
c. Trastornos facticios con combinación de signos y síntomas psicológicos
y físicos
Estos trastornos presentan una combinación
de síntomas psíquicos y orgánicos.
Características generales de los trastornos facticios
Epidemiología
Sexo: Los trastornos facticios en general
son más frecuentes en mujeres, pero el síndrome de Münchhausen es más frecuente en
hombres.
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Edad: Es más frecuente en la edad media
de la vida.
Ocupación: Frecuentemente los pacientes
tienen amplio manejo de la terminología
médica, y conocimientos médicos en general.
Muchos trabajan en ocupaciones relacionadas
con la medicina.
Prevalencia: Existen datos diversos. Algunos
autores opinan que es muy difícil estimar su
prevalencia por el engaño que subyace siempre
en su presentación, y por la peregrinación del
paciente por diferentes hospitales e incluso
ciudades, y estiman que es diagnosticado
aproximadamente en un 1% de los pacientes
atendidos en salud mental1. Rumans y Vosti6
reportan un 2.2% (11 de 506 casos) de pacientes con fiebre de causa no identificada que
correspondían a trastornos facticios.
Estas cifras nos alertan sobre la existencia
de un subdiagnóstico en nuestros servicios.
Se estima que es mayor la prevalencia de
trastornos facticios con síntomas somáticos:
9.3 % con síntomas médicos contra 0.5% con
síntomas psiquiátricos.11
Sin importar la forma de presentación, es
importante remarcar que todos los pacientes
presentan patologías psiquiátricas de gravedad
variable subyacentes a estos trastornos.
Evolución: Generalmente evolucionan en
forma intermitente, con empujes y remisiones. No es raro que se inicien luego de una
internación por una enfermedad de causa
identificable.
Criterios diagnósticos del DSM-IV TR
Se presentan los siguientes criterios para
su diagnóstico:
A. Fingimiento o producción intencionada de
signos o síntomas físicos o psicológicos.
B. El sujeto busca asumir el papel de
enfermo.
C. Ausencia de incentivos externos para el
comportamiento (por ejemplo, una ganancia
económica, evitar una responsabilidad legal
o mejorar el bienestar físico, como ocurre
en el caso de la simulación).
Se debe especificar el tipo:
– Trastornos facticios con predominio de
signos y síntomas psicológicos.
– Trastornos facticios con predominio de
signos y síntomas físicos.
– Trastornos facticios con signos y síntomas
psicológicos y físicos.
El DSM agrega un capítulo para los Trastornos facticios no especificados, que incluye
los trastornos con síntomas facticios que no
cumplen los criterios para el diagnóstico del
trastorno facticio. Este incluye el trastorno
facticio sustitutivo, por poderes, o síndrome
de “Münchhausen by proxy”.
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Etiología
La verdadera etiología de los trastornos
facticios, sin importar el subtipo ni forma de
presentación, es la perturbación psiquiátrica
subyacente, de gravedad variable, pero siempre presente.
Los pacientes actúan de manera consciente
al producir sus enfermedades, pero las motivaciones permanecen inconscientes para él.
Saben que están actuando pero no pueden
detenerse, porque su conducta está determinada por factores inconscientes11.
Lo más aceptado es que estos pacientes
presentan una necesidad imperiosa de ser
atendidos y cuidados, de ser el centro del
interés11.
En algunos pacientes existe el antecedente
de una enfermedad real infantil donde se sintieron cuidados por primera o única vez.
Las hipótesis de orientación psicodinámica
remarcan la elección del escenario médico para
reactuar conflictivas inconscientes, que en
algunos casos pueden implicar resentimiento
contra médicos y hospitales, o la necesidad
de reeditar una relación frustrante con una
figura significativa, para tomar venganza ahora
mediante el engaño y la hostilidad.
La hostilidad de los pacientes es incontrovertible. Bajo su apariencia de desamparo se
percibe el resentimiento contra los médicos,
al que dan rienda suelta cuando son descubiertos, o se sospecha la inautenticidad de
sus síntomas. En este momento el paciente
siente que ya no controla al personal de salud,
por lo que se retira enojado y acusando a los
médicos de mala práctica.
S. Bocchino|Revista de Psiquiatría del Uruguay|Volumen 69 Nº 1 Julio 2005|página 95
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Otros autores explican que el entorno
hospitalario brinda un sustituto de la figura
parental ambivalente, protectora, controladora y agresiva. El dolor autoinfligido puede
considerarse como un intento masoquista de
disminuir la culpa por conflictos infantiles
no resueltos11.
Los autores en general reconocen que no
existe una hipótesis única ni acabada sobre
la etiología de estos trastornos; se considera
una patología muy compleja, que requiere
mayor investigación12.
Semiología psiquiátrica
Es característica la falta de angustia, aun
ante cuadros muy graves.
Estos pacientes presentan frecuente aprobatividad, por lo que se debe ser muy cuidadoso
en la realización de la entrevista, y no realizar preguntas que sugieran síntomas. Hay
que tratar de que el entrevistado relate sus
padecimientos de manera espontánea; de este
modo, se podrá asistir a su actuación realizada
de manera trágica y melodramática.
Según la patología, pueden presentar el fenómeno de Vorbeireden11, en el cual el paciente
da respuestas aproximadas, por ejemplo: 4
x 5 = 21. Este fenómeno no es patognomónico del trastorno facticio, pudiéndose ver
en otras patologías como la esquizofrenia,
o en el síndrome de Ganser, descrito como
un estado disociativo histérico particular,
y constituido luego en el paradigma de las
psicosis carcelarias.
El nivel intelectual es normal o superior.
No se detectan trastornos formales del pensamiento. En cambio, son ostensibles las
alteraciones de la personalidad.
Patología psiquiátrica subyacente
Todos los autores reconocen que siempre
existe patología psiquiátrica subyacente a
estos trastornos. Rumans y Vosti6 insisten
en que debe esclarecerse el tipo de trastorno
psiquiátrico que existe tras estas afecciones
para poder realizar el tratamiento adecuado.
Estos pacientes suelen presentar: difusión de
la identidad, perturbaciones sexuales, baja
tolerancia a las frustraciones, necesidad de
dependencia, patología narcisista.
Los trastornos de la personalidad pueden
agrupar:
• Trastorno de personalidad del Grupo B:
trastorno borderline, trastorno histriónico,
trastorno narcisista.
• Trastorno de personalidad del Grupo C:
trastorno por dependencia.
Estos trastornos pueden hallarse descompensados con episodios depresivos.
Diagnósticos diferenciales
• Enfermedades físicas y psíquicas verdaderas. Es un diagnóstico difícil. Implica un
análisis muy minucioso de los antecedentes,
estudio de historias clínicas, ubicar a los
colegas que atendieron con anterioridad al
paciente, y tratar de realizar un diagnóstico
del eje II lo más ajustado posible. Sin embargo,
el paciente con trastorno facticio puede tener
una enfermedad real que necesite tratamiento.
Kent13 relata el caso de un paciente que tenía
un trastorno facticio en comorbilidad con un
trastorno por abuso de sustancias, más una
enfermedad física verdadera.
• Trastornos somatomorfos, y dentro de éstos
los trastornos de somatización y de conversión,
el trastorno por dolor y la hipocondría. En
los pacientes con trastornos somatomorfos la
producción de los síntomas no es intencional
sino inconsciente14, 15.
• Simulación. Suele ser más fácil que los anteriores pues puede pesquisarse la presencia de
un móvil o la obtención de un beneficio14.
• Trastornos de la personalidad.
– Trastorno antisocial. Este trastorno suele
comenzar antes que el facticio, y se acompaña
de trastornos conductuales que orientan el
diagnóstico.
– Trastorno borderline. Se identifica por el
estilo de vida caótico y el patrón de inestabilidad e impulsividad.
Levy y Rajapaksa14 reportan el caso de una
mujer de 24 años que había sido admitida en
varios hospitales con quejas de múltiples dolores
musculares. Cuando ingresaba, la paciente
informaba que en los hospitales anteriores
le habían diagnosticado lupus. La paraclínica
era inconsistente, y la consulta con los otros
hospitales permitió hacer el diagnóstico de
trastorno facticio. En razón de las quejas de
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la paciente, debieron formular diagnóstico
diferencial con trastorno conversivo, hipocondría y simulación.
Iarsen15 remarca que el diagnóstico diferencial
con los trastornos somatomorfos debe hacerse
teniendo en cuenta la producción voluntaria de
los síntomas en los trastornos facticios. Este
autor realiza una discusión de los procesos
médico legales en que pueden hallarse envueltos
estos pacientes, por la responsabilidad en que
pueden incurrir por sus actuaciones. También
discute las implicancias médico legales en que
pueden colocar al médico tratante o al equipo
de salud. A pesar de que la intencionalidad de
los síntomas permanezca inconsciente, el hecho
de la producción voluntaria de los síntomas
abre el espacio para el cuestionamiento de su
responsabilidad en el ámbito legal.
Testados útiles en los trastornos facticios con sintomatología psicológica:
-MMPI: Es útil por poseer un ítem de
Confiabilidad.
-Tests proyectivos: Rorschach, TAT, test de
la Gestalt de Bender.
Evolución y pronóstico
Se tiene pocos datos. La casuística disponible
informa que algunos pacientes podrían evolucionar a la curación, y otros a la psicosis o al
suicidio. Tendrían peor pronóstico los pacientes
con varias hospitalizaciones y los pacientes
con síntomas facticios psicóticos11.
Tratamiento
La función más importante del psiquiatra
es alertar a sus colegas sobre la patología
psiquiátrica siempre subyacente.
Ninguna terapia ha demostrado gran eficacia en el tratamiento de estos pacientes. Es
una paradoja que los pacientes que simulan
enfermedades importantes, que buscan y se
someten a tratamientos innecesarios, se nieguen a sí mismos y a los demás su verdadera
enfermedad.
La mayoría de los autores que hacen referencia
al tema remarcan lo dificultoso que resulta
el tratamiento de estos pacientes. A su vez, a
menudo el diagnóstico es confuso, ya que no
puede descartarse completamente la posibilidad
de que exista una causa real14, 16, 17.
El tratamiento debe hacerse centrándose
en el manejo de estos pacientes más que en
su curación. El factor que más influye en el
éxito de este manejo es que se identifique
rápidamente este trastorno, y así el médico
podrá evitarle al paciente gran cantidad de
procedimientos diagnósticos.
Existe consenso en confrontar al paciente
de manera continentadora. Aunque el uso de
la confrontación es un tema controvertido,
en un determinado momento del tratamiento
el paciente debe enfrentarse a la realidad.
Lamentablemente, los pacientes, en su mayoría, abandonan el tratamiento cuando se ven
descubiertos11.
Las reacciones personales de los miembros
del grupo médico son muy importantes en el
tratamiento y establecimiento de alianzas con
el paciente. Los miembros del equipo médico
se ven forzados a abandonar un elemento
básico: la aceptación de la veracidad de las
quejas del paciente.
Se obtienen mejores resultados trabajando en
conjunto con el médico que atiende al paciente
que abordando únicamente al paciente14. Los
mejores resultados se obtienen con la combinación del tratamiento médico y psicoterapéutico, de orientación psicodinámica o cognitivo
comportamental.
El principal papel del psiquiatra es alertar
a los otros especialistas de que, a pesar de
que la enfermedad que ostenta es fingida, el
paciente está severamente enfermo.
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SÍNDROME DE MÜNCHHAUSEN
Es el trastorno facticio más conocido. Este
término fue acuñado por Asher y se caracteriza por mentiras patológicas y una conducta
errante, de hospital en hospital, fingiendo una
enfermedad física inexistente.
Fink y Jensen9 remarcan que en el DSM-III R
la designación de trastornos facticios crónicos
es usada como sinónimo de síndrome de Münchhausen. Basados en tres nuevos reportes,
y en el procesamiento estadístico de los casos
hallados en la literatura, llegan a la conclusión
S. Bocchino|Revista de Psiquiatría del Uruguay|Volumen 69 Nº 1 Julio 2005|página 97
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de que cuando se usan los criterios de Asher,
el síndrome de Münchhausen constituye un
subtipo de trastorno facticio crónico, caracterizado por presentar clínica del trastorno
facticio, peregrinación, seudología fantástica
y circunstancias dramáticas de admisión en
el servicio de salud.
El DSM-III R era el que estaba en vigencia
cuando estos autores escribieron el artículo en
1989, pero su aseveración sigue siendo válida
para los DSM posteriores.
Este síndrome se parece, por su sintomatología, a los trastornos somatoformes, que
agrupan varios trastornos psicopatológicos y
psiquiátricos en los cuales los sujetos refieren
síntomas físicos, pero niegan tener problemas
psicológicos14, 15.
En los trastornos somatoformes los síntomas
físicos, su gravedad o duración no pueden ser
explicados por ninguna enfermedad orgánica
subyacente. Los trastornos somatoformes incluyen el trastorno de somatización, el trastorno
de conversión y la hipocondría.
El síndrome de Münchhausen no es un
verdadero trastorno somatoforme, pero sus
características son parecidas a las de los
trastornos psicopatológicos con apariencia
de una enfermedad orgánica.
La diferencia está en que las personas que
padecen el síndrome de Münchhausen simulan
de modo consciente los síntomas de un trastorno
físico. Inventan repetidamente enfermedades
y suelen ir de médico en médico en busca
de tratamiento. La peregrinación es típica,
la describen todos los autores. Ludviksson
y col.18 relatan el caso de una paciente que
peregrina a través de varios hospitales de
diferentes ciudades.
La propuesta para designar la entidad patológica como síndrome de Münchhausen fue
de Asher (1951), quien señaló: “Se trata de
un síndrome que muchos médicos han visto,
pero sobre el que se ha escrito muy poco”.
Asher dio este nombre al síndrome porque
relacionó su cuadro clínico con la descripción
que Raspe había hecho del carácter del barón
de Münchhausen, famoso por contar aventuras
fantásticas de su vida19, 20, 21.
Karl Friedrich Hieronymus, barón de
Münchhausen, nació el 11 de mayo de 1720,
en Bodenwerder, Alemania. De familia aris-
tocrática, hizo carrera militar como oficial
de caballería en el ejército ruso. Combatió
contra los turcos en 1716 y fue famoso por
su hospitalidad y por sus historias de aventuras de caza y de guerra impregnadas de gran
fantasía. Falleció en 1797.
Rudolf Erich Raspe recopila y ordena estas
historias en la obra “Las aventuras del barón
de Münchhausen” (1785). Gottfried August
Bürger (1747-1794) escribe una versión en
178621.
El síndrome de Münchhausen es el trastorno facticio más conocido. Se caracteriza por
mentiras patológicas (seudología fantástica) y
una conducta errante, de médico en médico,
fingiendo una enfermedad física.
Según Asher, los tipos más frecuentes son:
abdominal agudo, hemorrágico (hemoptisis,
hematemesis simulada) y neurológico (cefaleas, pérdida de conciencia), aunque también
se implican otras áreas.
Se describen algunas características que
permiten identificar a estos enfermos:
• Tienen una sumisión inusual a las
hospitalizaciones, así como a las pruebas
diagnósticas.
• Han pasado por múltiples hospitalizaciones.
• Es más frecuente en varones (en contraste
con otros tipos de trastornos facticios).
• Explican su historia de forma dramática;
son evasivos cuando explican sus ingresos
hospitalarios y reacios a que se revisen sus
historias clínicas.
• Son pacientes mitómanos y con frecuencia
padecen un trastorno límite de personalidad y se
asocia con problemas emocionales graves.
En general tienen un nivel intelectual alto:
no sólo saben cómo imitar enfermedades con
bastante acierto, sino que tienen un minucioso
conocimiento sobre las prácticas médicas.
Pueden llegar a manipular de tal modo que
consiguen su hospitalización y ser sometidas a
tratamientos intensivos y análisis, incluyendo
cirugías mayores21.
Grenga yDowden23 relatan el caso de una
paciente que concurrió al hospital solicitando
una mastectomía bilateral profiláctica aduciendo
una herencia muy fuerte de cáncer de mama
página 98|Volumen 69 Nº 1 Julio 2005|Revista de Psiquiatría del Uruguay|Salud mental de la mujer. Síntomas y trastornos premenstruales. Clínica y tratamiento
en su familia. Afortunadamente, antes de la
mastectomía se supo que la historia familiar
era una invención de la paciente.
Bruns y cols.24 presentan cuatro reportes
de sintomatología correspondiente a cáncer
ginecológico, pero estos cuatro casos correspondían a cáncer de ovario.
Hubiera sido importante conocer detalladamente las características de personalidad de
las pacientes que fingían cáncer ginecológico,
pues, en principio, la elección de la patología
orienta a una severa conflictiva de género que
no fue detallada en los reportes estudiados.
Tlacuilo y cols.7 relatan el caso de una mujer
de 28 años admitida en un hospital universitario, estudiada durante tres años por una
úlcera sangrante de rodilla izquierda, tan
severa como para requerir transfusiones de
sangre. Se descubrió la etiología facticia luego
de realizar muchos exámenes paraclínicos sin
hallazgos positivos.
Henderson y cols.8 relatan el caso de un joven
que fingía padecer una hemorragia subaracnoidea y que “peregrinó” por hospitales de
Londres y Escocia.
Un caso interesante es el relatado por Bernstein y cols.25, de una joven de 19 años, atleta
de su colegio, que presentaba crisis de asma
potencialmente fatales y episodios sincopales
recurrentes, lo que evidencia que el síndrome
de Münchhausen puede aparecer en la clínica
con muy variadas presentaciones.
Síndrome de Münchhausen en niños
Son más conocidos y tratados por los pediatras y especialistas en psiquiatría pediátrica.
Existen dos formas:
a. El síndrome de Münchhausen infantil
El propio niño “elabora y fabrica la enfermedad”. Esta puede presentarse en preadolescentes
y adolescentes entre los 10 y 15 años de edad
con frecuentes manifestaciones urinarias o
dermatitis ficticias.
b. El síndrome de Münchhausen por
representante, por poderes, o síndrome
de Münchhausen “by proxy”
Es un cuadro poco frecuente. El primer caso
fue comunicado por Meadow en 197726. Este
síndrome tiene varios nombres: “by proxy”,
por poderes, por apoderado, por representante,
sustitutivo y otros; a veces se lo llama síndrome
de Polle. Meadow y Lennert27 concluyeron que
el nombre síndrome de Polle no es correcto.
En el síndrome de Münchhausen por poderes el niño es víctima de la simulación de la
enfermedad por parte de los padres. En esta
forma el menor juega un papel pasivo y es,
generalmente, la madre quien manipula al
niño y a los servicios de salud. Se observa en
menores de 10 años.
En este caso los padres o tutores realizan
declaraciones falsas, o provocan síntomas de
alguna enfermedad en el niño, con la finalidad
de que el equipo de salud se haga cargo, y se
ponga en marcha un proceso de diagnóstico
y atención médica continuados.
El síndrome de Münchhausen por poderes
representa un tipo de maltrato infantil en
el cual los hijos ofician de intermediarios
de los problemas de los padres; de ahí el
nombre “por poderes”. Se considera que en
estos casos el adulto satisface la necesidad
de protagonizar el rol de enfermo en forma
indirecta. El adulto en cuestión puede tener
que responder penalmente por el maltrato
infantil ocasionado.
El 95% de las publicaciones que hacen
referencia a estos tipos de maltrato reportan que había sido la madre la autora de los
hechos. Estas madres generalmente padecen
ellas mismas el síndrome de Münchhausen,
tienen buen nivel intelectual y generalmente
poseen conocimientos en temas médicos. Feldman y cols.28 reportan el caso de una nurse
de 34 años que simulaba ella e inducía en su
hermana menor, una serie de dolencias. El
equipo de salud pudo acceder a información
que facilitó el diagnóstico y tratamiento de
ambas, con protección de la menor.
Puede sospecharse un síndrome de Münchhausen por poderes cuando hay:
• Madres con antecedentes de trastorno
facticio.
• Múltiples enfermedades recurrentes en
niños, que en ausencia de sus padres no muestran síntomas ni signos de enfermedad.
• Falta de preocupación manifiesta de la
Educación médica
continua
S. Bocchino|Revista de Psiquiatría del Uruguay|Volumen 69 Nº 1 Julio 2005|página 99
Educación médica
continua
madre por la “enfermedad” del hijo.
• Pruebas diagnósticas con resultados
incongruentes con los síntomas.
Griffith29 reporta el estudio de dos familias
con este síndrome. Concluye que las madres
presentan trastornos somatomorfos o trastornos
facticios, proceden de familias autoritarias y
con antecedentes de explotación de los niños.
Vio patrones similares de dominancia / sumisión en dichas familias.
El síndrome, que puede empezar con la
creación de signos y síntomas leves y esporádicos, puede conducir a un cuadro muy
grave; incluso puede llevar a la muerte del
niño, sobre todo cuando se configura como
una situación crónica y persistente y se utilizan sustancias o productos químicos para
la simulación. Se ha encontrado muerte del
niño en un 9% de los casos.
Clark y cols.30 resumen graves casos de
Münchhausen por poderes en niños que presentaron paro cardíaco, sepsis recurrentes o
hemorragias provocadas. Relatan el caso de un
niño que presentaba un síndrome de púrpura
espontáneo, provocado por una sensibilización
autoinmune. El mecanismo utilizado consistió en una inyección intradérmica de sangre
autóloga, que provocó una zona de púrpura
dolorosa. El autor afirma que la mayoría de
estos pacientes tiene trastornos psiquiátricos, y que los síntomas mejoraron sólo con
psicoterapia.
Las agresiones a que se ve sometido el
niño se incrementan por la probabilidad
de ser sometidos a innumerables pruebas y
exámenes médicos complementarios e invasivos, para llegar a un falso diagnóstico de una
enfermedad inexistente, con el consiguiente
perjuicio.
Estos niños tienen riesgo de presentar
trastornos facticios cuando crezcan.
Conclusiones
Los trastornos facticios son excepcionalmente diagnosticados en nuestro medio.
Algunos autores opinan que es muy difícil
estimar su prevalencia por el engaño que
subyace siempre en su presentación, y por
la peregrinación del paciente por diferentes
hospitales e incluso ciudades, y estiman que
es diagnosticado aproximadamente entre
un 1% de los pacientes atendidos en salud
mental. Con sintomatología física se reporta
un 2.2% de pacientes con fiebre de causa no
identificada, que correspondía en realidad a
trastornos facticios.
Si es posible esperar una prevalencia similar
para nuestro medio, estas cifras nos alertan
sobre la existencia de un subdiagnóstico en
nuestros servicios.
Son trastornos de difícil diagnóstico y más
difícil tratamiento. Consideramos que sólo una
conducta que incluya un trabajo interdisciplinario permanente, brindará una herramienta
segura para la detección de estos pacientes
y para implementar un abordaje terapéutico
adecuado.
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