LA TRASPOSICIÓN SEMÁNTICA METAFÓRICA EN ALGUNOS

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LA TRASPOSICIÓN SEMÁNTICA METAFÓRICA
EN ALGUNOS VERBOS
Alexandra Spalek
Universitat Pompeu Fabra
1. Introducción
Sabemos bien que el verbo acariciar sirve para describir una acción en la cual tocando o
rozando suavemente algo o a alguien se le hace caricias, como por ejemplo acariciar un gato o
la cabeza. Observamos, pues, que las palabras se combinan ciertamente siguiendo pautas
sintácticas, como en el caso mencionado, donde un verbo transitivo elige aparentemente
cualquier sintagma nominal como complemento directo. De modo que vemos que las
combinaciones de palabras se restringen sintácticamente según sus funciones. Generalizando
podemos decir que gracias a la sintaxis, que nos proporciona complejas redes de esquemas
estructurales recurrentes, somos capaces de identificar múltiples combinaciones sintácticas del
verbo acariciar, perfectamente gramaticales en español. No obstante, no nos resulta nada
extraño decir asimismo que acariciamos un proyecto, una idea o incluso un gol, cuando
esperamos o deseamos conseguir algo o llevar algo a cabo. Vemos, pues, que la estructura
formal restringe sin duda las posibilidades de la libre combinatoria, pero no es el único
mecanismo que regula la libertad expresiva del hablante. Combinaciones como acariciar un
gol, donde gol no es un argumento del verbo acariciar que se pueda obtener a través de un
ejercicio de lógica o mediante una descripción espontánea de la realidad, nos muestran que la
descripción de posibles esquemas sintácticos no es suficiente para explicar la diferencia entre
los usos rectos y figurados. Cabe así una reflexión acerca de las restricciones combinatorias que
tienen los verbos para combinarse con determinados argumentos y las consecuencias que ello
tiene en cuanto al valor semántico de dichos verbos.
Cualquiera que en alguna ocasión haya tenido la oportunidad de observar la producción
escrita real centrándose en el léxico habrá comprobado la enorme frecuencia con la que los
hablantes utilizan metáforas lexicalizadas de este tipo sin siquiera fijarse en su carácter
particular. Para nosotros, sin embargo, desde el punto de vista de la lexicografía y,
particularmente, desde el punto de vista del estudiante extranjero, dichas combinaciones
figuradas resultan ser cuanto menos opacas y poco predecibles, pues, como ya observó Fillmore
(1971), las diferentes lenguas encuentran caminos distintos para lexicalizar información acerca
de dominios metafóricos. Y es de estos, los paradigmas que dan lugar a significados figurados,
raramente explicitados en los diccionarios y aparentemente carentes de lógica, pero que los
hablantes nativos dominan y utilizan con toda naturalidad, de los que nos hemos ocupado a lo
largo del presente estudio.
1
2. Observaciones iniciales y objeto del estudio
Supongamos, a modo de ejemplo, que un extranjero conoce perfectamente los equivalentes en
su idioma de las palabras castellanas acariciar, gato y proyecto. No cabe duda de que será capaz
de entender y componer por sus propias fuerzas la combinación acariciar un gato. Es posible
asimismo que intuya lo que pretendemos comunicarle cuando decimos que acariciamos un
proyecto, aunque seguramente lo haga con ayuda de un contexto amplio y no necesariamente lo
interpretará correctamente. Sin embargo, difícilmente llegará a construir por iniciativa propia
esta última combinación idiomática, pues, aunque habitual para los hablantes nativos, no es un
argumento del verbo acariciar que se pueda obtener a través de una descripción espontánea de
paradigmas extralingüísticos.
Observamos pues, que el verbo es capaz de seleccionar argumentos muy distintos que a
primera vista carecen de relación alguna, a saber: argumentos físicos y argumentos abstractos.
(1)1 a. La criatura acariciaba la nuca de Teodoro.
b. …acaricia ahora la posibilidad de retomar un viejo proyecto muy querido
(2) a. Nos retiramos del lugar bordeando el lago.
b. ...bordeo los malditos treinta años
(3) a. Hacía un viento de mil diablos y el cielo se había nublado.
b. Poco a poco, su vista fue nublándose.
Generalizando podemos decir que los predicados seleccionan tipos de argumentos muy
diferentes, desde objetos físicos, lugares o eventos hasta conceptos abstractos, y que en relación
con dichas combinaciones aparentemente varía el valor semántico mismo del verbo. Cabe
destacar que las representaciones lexicográficas de dichos tipos de verbos dan buena cuenta de
este tipo de transposición semántica al subdividir las entradas en varias acepciones. No obstante,
como constatamos en un estudio anterior (A. Spalek 2009), las representaciones lexicográficas
de los verbos polisémicos con extensiones figuradas no establecen relación semántica alguna
entre las acepciones literales y los usos figurados y contribuyen así a atomizar el significado del
verbo. Obsérvese para ello un ejemplo de nuestro estudio anterior extraído del Diccionario de la
Real Academia Española (DRAE):
(4) acariciar
1. tr. Hacer caricias.
2. tr. Tratar a alguien con amor y ternura.
3. tr. Dicho de una cosa: Tocar, rozar suavemente a otra.
4. tr. Complacerse en pensar algo con deseo o esperanza de conseguirlo o
llevarlo a cabo.
Según el DRAE el verbo acariciar posee cuatro acepciones, de las cuales sólo las primeras
tres guardan una relación semántica directa basada en el tacto físico. No es éste el caso de la
cuarta acepción. No obstante, se trata de cuatro acepciones de un solo verbo y no se podría decir
que nos hayamos topado con dos verbos homónimos distintos, que por distintos criterios
lexicográficos se hayan mantenido juntos bajo una sola entrada lexicográfica. Así asumimos que
la opacidad que lleva a una aparente falta de relación semántica directa radica en el hecho de
que combinaciones de tipo acariciar una idea no son puramente composicionales.
Dichas observaciones nos llevaron a plantearnos las siguientes preguntas de investigación
estrechamente relacionadas entre ellas:
P1) ¿Qué alternancia sufre el significado de un verbo en relación con los
argumentos que escoge?
2
P2) ¿Pueden observarse regularidades en cuanto a dicha transposición
semántica?
Desde una concepción restrictiva de la combinatoria léxica y guiados por estas preguntas de
investigación, nuestro estudio ha tratado de proporcionar un análisis limitado a apenas una
decena de unidades léxicas; a saber: abordar, acariciar, acarrear, bordear, destapar, embarcar,
empañar, hilvanar, nublarse y planear. A través de dicho grupo de verbos se ha intentado
encontrar paradigmas representativos y recurrentes que se esconden detrás de las metáforas
lexicalizadas observadas y que afectan a la selección argumental de los verbos.
3. Primera aproximación teórica
Teniendo en cuenta que las extensiones metafóricas representan un mecanismo de creación de
nuevos significados muy habitual y forman intrínsecamente parte del proceso de aprendizaje de
una lengua extranjera, el marco teórico más sugerente para este estudio preliminar de la
transposición semántica verbal ha sido el marco cognitivo y particularmente la teoría de la
metáfora conceptual o la teoría de la metáfora cognitiva. Según dicha teoría la metáfora no es
meramente una figura estilístico-retórica, sino más bien un mecanismo de naturaleza cognitivoconceptual que sirve para procesar información abstracta relacionándola con conceptos
concretos que forman parte de nuestra experiencia física cotidiana. Según G. Lakoff y M.
Johnson (1986), nuestro cuerpo es el principal canal a través del cual experimentamos
fenómenos de carácter fundamentalmente físico. Dichas experiencias representan la base de
consecutivos procesos de metaforización aplicados a fenómenos principalmente no materiales.
Se puede decir que la metáfora viene a representar, a modo de abreviatura conceptual, un
conjunto de experiencias compartidas por los hablantes consideradas prototípicas o
predominantes para ciertos conceptos. Dicho conjunto de características constituye un puente en
términos de semejanza de procesos o estructuras entre dos conceptos que carecen de semejanza
intrínseca real. Y es precisamente en términos de proyección conceptual que se establece gracias
a las experiencias compartidas, como codificamos y descodificamos extensiones semánticas con
fundamento metafórico. Generalmente, se comprende algo abstracto en términos de algo
concreto. De ahí que la metáfora nos sirva de vehículo puente entre las bases empíricas y las
realidades abstractas, y nos ayuda a comprender la combinatoria metafórica de los verbos
siempre poniendo en relación la acción expresada por el verbo que afecta a objetos físicos con la
acción que recae sobre objetos inmateriales. Así, por ejemplo, el simple hecho de comprender
conceptos abstractos desagradables o inconvenientes como una carga de peso los convierte en
palpables, mejor delimitados y, en consecuencia, más fácilmente descriptibles. Es gracias a la
característica de proximidad e inmediatez, propia de los acontecimientos físicos, que nos
acercamos a los dominios abstractos y los concebimos como más fácilmente conceptualizables:
(5) a. …un armazón de madera, que los mineros usaron para acarrear bloques
de sal hasta la boca de la mina.
b. …el crecimiento del turismo a escala internacional ha acarreado problemas.
De modo que nuestro conocimiento de los fenómenos exteriores parece condicionar nuestro
conocimiento de los fenómenos mentales o abstractos. Se podría hablar de una tendencia a
interiorizar el significado de una situación externa, que luego puede ser utilizado para establecer
nuevas relaciones en el pensamiento abstracto entendido como constructo mental, pero
relacionado con el mundo de las entidades físicas. Se puede decir que una parte del significado
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semántico se fundamenta en la comprensión del mundo de los hablantes. Como subraya García
Jurado (2003), las relaciones semánticas basadas en la metáfora traspasan ampliamente las
fronteras de las relaciones basadas en conjuntos cerrados de propiedades semánticas
diferenciadoras y forman así categorías difusas de elementos prototípicos. De este modo las
metáforas conceptuales representan conexiones entre dos dominios de distinta índole. Se trata,
por tanto, de una adscripción de características basadas en proyecciones conceptuales (mapping)
de un dominio a otro. Gracias a dicha proyección los conceptos abstractos nos resultan mucho
más próximos y fácilmente manipulables. Consecuentemente, la metáfora es uno los
mecanismos más básicos que poseemos para comprender nuestras experiencias no físicas. Así,
una vez identificada la atribución entre un concepto abstracto y la experiencia física
DISCURSO/ TEXTO ES TEJIDO,2 somos capaces de procesar esta correspondencia de
múltiples maneras:
(6) a …hilvanarle los forros de seda
b …recorrí la casa de Ana Frank tratando de hilvanar los recuerdos del diario
leído…
La metáfora conceptual nos ofrece así una posibilidad de organización de experiencias
importantes acerca de un concepto abstracto y traza un puente entre los distintos usos verbales:
el más literal o recto y el uso figurado o metafórico.
Conviene subrayar que la conceptualización basada en la experiencia no representa en
absoluto una correspondencia unívoca, pues pueden coexistir distintas proyecciones metafóricas
que pongan de relieve correlaciones conceptuales distintas del mismo concepto, como ocurre en
el caso de las metáforas acerca del discurso DISCURSO ES TEJIDO o DISCURSO ES
CONSTRUCCIÓN.
(7) …hilvanaba sus quejas
(8) Su argumento desmontó toda la justificación.
A lo largo de nuestro estudio, por lo tanto, se ha hecho uso de una aproximación cognitiva a
la transposición semántica tratando de comprobar en qué medida nos puede ayudar a analizar y
explicar la transposición semántica de los verbos por los que nos hemos interesado. Con ello se
ha aspirado a mejorar nuestro modo de entender la transposición semántica en la combinatoria
de tipo verbo-argumento.
4. Resultado del análisis
En consonancia con las observaciones teóricas hechas más arriba, se han observado las
concordancias de los verbos en relación con sus argumentos (físicos frente a abstractos)
discriminando así entre dos tipos de usos: literal en oposición a figurado. Los criterios utilizados
para llevar a cabo la diferenciación entre los distintos usos, y determinar así si existe una
verdadera transposición de significado entre ellos, se basan parcialmente en el método MIP
(Metaphor Identification Procedure) descrito por el grupo Pragglejaz Group (2007). Según este
grupo, se consideran como «literales» o «más básicos» los usos que denoten:
a)
b)
c)
d)
lo concreto (lo que evoca lo más fácilmente imaginable o palpable)
lo relacionado con una acción corporal
lo preciso y mejor delimitado
lo históricamente anterior
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De acuerdo con estos principios la metáfora a su vez podría ser definida como sigue (A.
Deignan 2005: 36):
A methaphor is a word or expression that is used to talk about an entry or quality other than that
referred to by its core, or most basic meaning. This non-core use expresses a percieived relation
with the core meaning of the word, and in many cases between semantic fields.
A modo de orientación, los usos así considerados abstractos se han contrastado con las
entradas lexicográficas correspondientes del Diccionario de la Real Academia Española en su
edición del año 19923 y del diccionario combinatorio REDES. A continuación, se ha llevado a
cabo una clasificación global de las metáforas encontradas sirviéndonos de la categorización de
G. Lakoff y M. Johnson (1986). Como es sabido, los teóricos distinguen tres tipos de metáforas
(metáforas ontológicas, estructurales y orientacionales) de las cuales encontramos entre nuestros
datos las ontológicas (9) y las estructurales (10):
(9) …gracias a eso acaricia ahora la posibilidad de retomar un viejo proyecto
muy querido…
(10) …recorrí la casa de Ana Frank tratando de hilvanar los recuerdos del
diario leído…
Las metáforas ontológicas representan materializaciones de conceptos abstractos que son
concebidos como entidades físicas, mientras las metáforas estructurales parten de la
materialización para imponer al concepto una estructura determinada. Dentro del primer grupo
se pudo distinguir dos subgrupos: las metáforas de entidad y las metáforas de recipiente. Para el
grupo de las metáforas de entidad se observa como distintas características propias del mundo
físico, como la firmeza (11), el peso (12), la claridad o la luminosidad (13) pasan a formar parte
de conceptos abstractos:
(11) …un deseo que había acariciado desde mucho tiempo atrás
(12) …alimentar a animales con productos transgénicos, como maíz, puede
acarrear riesgos,
(13) …el éxito de la operación, que no causó ninguna baja entre los atacantes,
se vio empañado
Un paso más allá de las puras metáforas de entidad se encuentran las metáforas de
recipiente, en las cuales se observa que los conceptos abstractos adquieren una propiedad de
territorialidad:
(14) Con una probabilidad que bordea la seguridad, la muerte de Mozart
ocurrió por lo que hoy se cataloga como…
(15) La entrevista fue extraordinariamente cordial y relajada y abordamos
muchos temas.
La metáfora estructural, a su vez, impone una estructura a un concepto abstracto:
(16) …me puso por primera vez la pluma en la mano para hilvanar en forma
de discurso mis ideas…
La metáfora DISCURSO ES TEJIDO o TEXTO ES TEJIDO es propia del sistema
conceptual de nuestra cultura y no somos capaces de concebir discurso o texto de otra forma. Es
especialmente significativo, en este caso, considerar la etimología de la palabra texto, que
procede del latín textus y no significa otra cosa que tejido. Se trata de una metáfora de larga
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historia cultural y ampliamente extendida en distintas lenguas europeas, y por ello hoy ya muy
difícilmente es sentida como tal. Resumiendo podemos decir que nuestros datos obedecen
principalmente a materializaciones de entidades incorpóreas, así como a usos más complejos
que parten de dichas materializaciones.
Cabe mencionar que los verbos observados son todos verbos denominales. Dicha
característica morfológica implica que se trate de verbos de pleno valor semántico, muy precisos
en cuanto a los procesos que describen y, consecuentemente, concretos en sus usos materiales.
Son verbos de movimiento o verbos que describen procesos propiamente físicos, y permiten
usos paradigmática y semánticamente muy diferentes.
Los datos observados nos permiten destacar como generalización la coaparición de verbos
de movimiento o descriptores de procesos físicos junto a argumentos abstractos. Dicha
coaparición parece dar sistemáticamente lugar a extensiones verbales metafóricas que tienden a
adquirir un valor semántico psicológico y, en consecuencia, aparecen con frecuencia en
contextos que describen tomas de posición, valoraciones, opiniones y descripciones de estados
emocionales. El patrón que parece repetirse puede formularse, por lo tanto, de la siguiente
manera:
verboproceso_físico + objetoabstracto > verbopsicológico
Se trata de un patrón propicio a ofrecer una lectura metafórica que, por el contrario, no se
da en ausencia de dichos argumentos abstractos. Es decir, una frase como Lo acaricia tiene una
lectura fundamentalmente literal cuando no hay una referencia clara a un argumento abstracto.
5. Evaluación del análisis cognitivo
El análisis llevado a cabo permite tres consideraciones distintas. En primer lugar, la
transposición semántica en los verbos de movimiento o descriptores de procesos físicos ocurre
en todos los casos en presencia de argumentos abstractos, que son materializados y así
convertidos en entidades. Gracias a estas materializaciones se interpretan como objetos o se
estructuran por analogía con otros conceptos físicos. La transposición semántica observable en
los verbos, por lo tanto, no ocurre en una unidad léxica individual, el verbo aislado, sino que se
da solamente en presencia explícita de argumentos abstractos. Según nuestro parecer, esto
ocurre porque los verbos estudiados, caracterizados como verbos denominales, han lexicalizado
semánticamente un componente físico que coincide con el nombre del que derivan: destapar
implica tapa, acariciar implica caricia o más generalmente tacto, acarrear implica carga, etc.
Por ello, siendo verbos que describen procesos físicos, exigen argumentos propiamente físicos.
En ausencia de dichos argumentos, como ocurre en las combinaciones con argumentos
abstractos, el verbo sufre una abstracción y, consecuentemente, una transposición semántica. En
algunos casos dicho proceso viene de la mano de un cambio en la estructura argumental. Pueden
darse asimismo otros bloqueos gramaticales como, por ejemplo, la imposibilidad de formación
de una estructura pasiva, como hemos observado en algunos casos. Más generalmente hay que
concluir que los usos metafóricos muestran mayores restricciones gramaticales, como también
ha sido observado por Deignan: «Metaphorical uses seem subject to much more restricted
gramatical choice than literal uses». (A. Deignan 2005: 162)
En segundo lugar destaca, entre nuestras observaciones principales, que las conexiones
semánticas entre las distintas acepciones de un verbo no se basan en propiedades inherentes al
concepto, sino que la trasposición del significado del dominio físico al dominio abstracto se
debe a estructuras conceptuales basadas en la metáfora. La relación conceptual entre el dominio
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socio-físico y el dominio epistémico repercute en el fenómeno de la polisemia. El significado
interiorizado a través de experiencias exteriores es elaborado gracias a mecanismos cognitivos
como la metáfora, que representa un elemento estructurador de la transposición semántica en los
verbos estudiados.
En tercer lugar, hay que concluir que la transposición semántica que da lugar a la polisemia
muestra cierta regularidad. Hemos observado en nuestro estudio que la coaparición de verbos de
movimiento o descriptores de procesos físicos junto a argumentos abstractos parece sistemática.
Consideramos que hay una relación de tipo conceptual entre las distintas acepciones de dichos
verbos que depende del tipo de argumentos con los que se combinan. Se trata de procesos
semántico-cognitivos que van acompañados de una transposición semántica que parece regular.
Pensamos que las metáforas identificadas explican con mayor claridad el proceso conceptual
que subyace a las combinaciones aquí estudiadas y coincidimos con Sweetser (1991: 20) en que
sólo a través del estudio detallado de las proyecciones metafóricas implícitas en nuestro
tratamiento cognitivo y lingüístico de conceptos mentales podemos entender la razón por la cual
ciertos verbos que describen procesos físicos son fuente sistemática para nuevo vocabulario
particularmente perteneciente al área psicológico. El patrón que parece repetirse es: «la moción
se transforma en emoción» siendo la metáfora el eslabón intermedio por el que pasa dicho
proceso semántico.
Las asociaciones metafóricas entre lo concreto y lo abstracto se podrían expresar quizás
también con la bella metonimia acuñada por diversos filósofos en distintas épocas «el problema
mente cuerpo» o «el dualismo mente-cerebro». Parece pues que nos resulta sumamente difícil
hacer referencia a rasgos de estados mentales y nociones propiamente humanas como las
creencias, los deseos, las esperanzas, los temores, los conocimientos, el amor, el odio, la
lascivia, la aversión, la vergüenza, el orgullo, la irritación, etc., y describirlos con claridad sin
tener que acomodarlos en la realidad de los fenómenos físicos.
Bibliografía
DEIGNAN, A. 2005. Metaphor and Corpus Linguistics. Amsterdam: John Benjamins Publishing
Company.
FILLMORE . 1971. «Verbs of judging: an exercice in semántica description» en C.J. Fillmore y
D.T. Langendoen (eds.) Studies in Linguistic Semantics. New York: Holt Rinehart y
Winston.
GARCÍA JURADO, F. 2003. La Semántica Cognitiva: Imaginación y Significado. Madrid:
Universidad Complutense de Madrid.
LAKOFF, G.; JOHNSON, M. 1986. Metáforas de la vida cotidiana (7ª ed.). Madrid: Cátedra.
PPRAGGLEJAZ GROUP. 2007. «MIP: a method for identifying metaphorically used words in
discourse», Metaphor and Symbol, 1-39.
SPALEK, A. 2009. «Los diccionarios de aprendizaje y la representación lexicográfica de la
transposición semántica en algunos verbos», 117-27. Verba Hispánica.
SWEETSER, E. 1991. From etymology to pragmatics. Metaphorical and cultural aspects of
semantica structure. Cambridge: Cambridge University Press.
Fuentes lexicográficas
EDICIONES SM, REDES. 2004. Diccionario combinatorio del español contemporáneo.
Madrid:Ediciones SM.
7
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del
español actual, <http://www.rae.es> [15.07.2008].
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. 1992. Diccionario de la Lengua Española (DREA), 21. Madrid:
Espasa-Calpe.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la Lengua Española (DREA) [en
línea].<http://www.rae.es/rae.html> [15.07.2008]
1
Todos los ejemplos provienen del Corpus de la Real Academia Española (CREA).
En la bibliografía acerca de la metáfora cognitiva las mayúsculas en fuente reducida se utilizan para denotar
una metáfora conceptual.
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3
Se ha hecho uso del DRAE en su versión del año 1992 puesto que se trata de la última versión del
diccionario en la que se incorporaba la marca sentido figurado. Dicha marca fue eliminada en la edición
posterior por distintas razones.
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