Lectio Divina El Canto de María Lucas 1, 46-56 Dinámica motivadora: Teniendo en mano un cancionero, elegir un canto que exprese mi interioridad, mis anhelos más profundos, y compartir con el grupo, decir porqué elegí ese canto. Invocación al Espíritu santo Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu, y renovarás la faz de la tierra. Proclamación de la Palabra en voz alta. Lucas 1,46-56 Personalmente leer silenciosamente el texto Observar atentamente, que verbos, qué personajes encontramos en el texto. Para ayudarnos a la interpretación del texto. María, en su visita a Isabel, después de escuchar las palabras de Isabel, que la bendice y la llama feliz por su fe, en este clima de profunda intimidad y de confianza, Ella abre su corazón a la alabanza y la gratitud por todo lo que el Señor la ha bendecido, y obrado maravillas en su vida y en la de su pueblo. Es así que María, no puede contenerse, en su profunda alegría y canta el Magníficat. Este cántico o himno, es una explosión de alegría y de júbilo que se inspira en el cántico del Antiguo Testamento de Ana, la madre de Samuel, (leer 1 Samuel 2,1-10). Leerlo pausadamente y encontrar las coincidencias. En dicho cántico, María engrandece al Señor, porque en ella se realiza la antigua promesa de salvación, ya que en Jesús, que significa Dios salva, o Dios me salva, Dios se ha hecho Salvador de su pueblo. María, recorre el camino de discípula, pero a la vez se la puede considerar como el arca de la Nueva alianza, o el sagrario viviente, que custodia, dando forma al cuerpo humano del Hijo de Dios. En efecto, María es considerada el Arca de la Nueva Alianza: en su seno lleva el Santo, la revelación de Dios, la fuente de toda bendición y gracia, la causa primera de la alegría de la salvación, el centro del nuevo culto, de nuestro culto: Jesús. En este canto, María se considera parte de los “anawin” es decir de los pobres de Dios, de aquellos que tienen el santo temor de Dios, es decir de aquellos que se saben pequeños, sencillos y confiados ante los ojos de Dios. Aquellos que en el plano humano no tienen ningún derecho o prestigio, que ponen en Dios “su Salvador” todas sus esperanzas. La espiritualidad de los pobres de Dios viene expresada muy bien en el Salmo 86, 6: el orante dirigiéndose a Dios: “Da fuerza a tú siervo, acá la palabra siervo, tiene el mismo significado, que usa María en la anunciación, cuando responde a Dios: Soy la servidora del Señor”, como para expresar la total pertenencia a Dios, y su incondicional adhesión a El y sus promesas. Los pobres son aquellos que confían ilimitada mente e incondicionalmente en Dios. Por el contrario los orgullosos son los que ponen toda la confianza en sí mismo, se sienten poderosos, por creer tener todo en sus manos y bajo su control, en realidad es a estos a quién Dios derriba de sus tronos, para hacerles tomar conciencia de su ser creaturas dependientes de Dios. www.misioneras.org Otra imagen muy elocuente de quien es el pobre de Dios y el rico orgulloso es la de Lucas 18,9-14, la parábola del publicano, que ora suplicando el perdón de Dios y la del fariseo, que agradece por no ser como los demás, y como ese publicano arrepentido, complaciéndose de sus méritos como si todo dependiera de él, en realidad está encerrado este fariseo en un fuerte orgullo, que se autoexcluye de la salvación, no así con el publicano. Es importante saber reconocer todas las intervenciones de Dios en nuestra vida, reconociéndonos pobres pero profundamente amados por El, y por lo tanto alegres y agradecidos. El Magníficat es la expresión de un corazón todo centrado en Dios, su Salvador, y la segunda parte, con la mirada en su pueblo Israel, en quién Dios también obra portentos haciendo de su historia una historia salvífica. Algunas preguntas para ayudarnos en la meditación. Mi oración ¿es ante todo, un canto de gratitud por lo que Dios obra en mí y en mi familia, mi pueblo etc., o más bien pienso en pedir y creo que debo hacer méritos para ganar la salvación, como el fariseo de la parábola? María es la creyente por excelencia de la Palabra de Dios, toda su oración del Magníficat, está fundamentada en la riqueza y la hondura de la Palabra divina, ¿Cuánto tiempo dedico a la lectura y escucha atenta de la Palabra? ¿Tú oración se alimenta de la Biblia o es un devocionismo que produce oraciones vacías e insípidas. Esto no, para desvalorizar las oraciones sencillas del pueblo creyente, sino para que todas ellas estén fundadas en la Palabra, y no se reduzca a un repetir, y repetir fórmulas sin sentido. La boca habla de la abundancia del corazón, es decir, si lo aplicamos a la oración, más empapado esté nuestro corazón de la palabra, más brotará espontáneamente la oración bíblica, que transformará tu jornada. ¿Qué aspectos nuevos, ó cual es el camino orante que María nos enseña? Oración María, mujer que sabe gozar, que sabe alegrarse, que se deja invadir por la plena consolación del Espíritu Santo enséñanos a orar para que también nosotros encontremos en Él la fuente del gozo. En la casa de Isabel, tu prima, sintiéndote acogida, comprendida en tu íntimo secreto, cantaste el himno de alabanza del corazón, hablando de Dios, de tu vida en relación con El, y de la inaudita aventura de ser madre de Cristo y de todos nosotros, pueblo amado por Dios. Enséñanos a dar un ritmo de esperanza y gozo a nuestras plegarias. En la visita a Isabel, ambas se sintieron comprendidas y abrieron de par en par el corazón al Padre, que comprende y recibe en su seno a los pobres y humildes de corazón. Y de estos corazones pobres brotó una plegaria de acción de gracias y de alabanza al Padre, dador de bienes. Mujer del gozo profundo, cantaste el Magníficat, asombrada y maravillada por todo lo que Dios puede y obra en su humilde sierva. Magníficat, sea nuestro grito de júbilo, de gozo, que resuene en nosotros cada vez que nos visite Dios, que nos sintamos libres, acogidos y comprendidos. Amén. Contemplación: María es templo del Espíritu Santo, ha acogido con fe la Palabra de Dios se ha entregado completamente a su poder amoroso. Por esto es imagen de interioridad, o sea toda recogida bajo la mirada del Padre y abandonada en sus manos. María no habla de sí, para que todo en Ella pueda hablar de las misericordias y maravillas que Dios obra en su vida. Nos detenemos en aquella parte del Magníficat, que más le impactó a cada uno, contemplamos a María la bendecida por el Señor, su Dios y Salvador, y conversamos amigablemente con Ella. www.misioneras.org Acción Hacemos memoria de algún beneficio que hemos recibido de Dios, también para cada uno, nuestro Señor y Salvador y le agradecemos, y le agradecemos por la acción de Dios en algún miembro de nuestra familia. Tratamos como María de ver lo positivo en nosotros y alrededor nuestro, y cultivar la virtud de la alegría y gratitud. www.misioneras.org